En 1974, en París, Ramón Mendoza compone una obra en la que se reconstruye imaginariamente, en clave de añoranza, la ciudad que desde la distancia ama entrañablemente.
Aquel día en París –Francia-, la añoranza invadió el alma de ese artista que había abandonado su patria detrás de la música. Un vy´a´ÿ sin nombre acorralaba su espíritu de andariego impenitente. En el Port D´Yvry –donde tenía su departamento-, RAMÓN MENDOZA recordó con nostalgia su tierra y, lentamente, empezó a componer una canción.
Asunción, en ese instante –era el año 1974- inundaba su pensamiento. Había nacido en Ñu Rugua (compañía de Ajos, que luego pasaría a llamarse Coronel Oviedo) el 15 de abril de 1918, pero la capital de su país era un poderoso imán que lo acompañaba por todo el mundo, en sus actuaciones.
Imaginando sus calles aromadas, sus pasajes secretos y recordando las horas en que sus pasos transitaban por sus rincones, Ramón Mendoza reconstruyó mentalmente Asunción. La reelaboró a imagen y semejanza de su memoria, mientras fluían de su vena creadora los versos y la música de lo que luego titularía RUMORES DE ASUNCIÓN.
“Compuse la canción en ritmo de guarania, aunque muchos lo grabaron –erróneamente- como polca. Es el género que traducía la letra. Parecía que en la distancia se me presentaba Asunción, tome la guitarra y fui componiendo. Como la palma de mi mano conozco Asunción, de modo que en la memoria iba brotando de nuevo esa ciudad que yo amaba y extrañaba mucho. Chéngo ahayhueterei pe ñande Paragua´y (Yo amo entrañablemente nuestra Asunción)”, cuenta en su casa de Coronel Oviedo el músico y compositor.
“La nostalgia estuvo siempre conmigo en los lugares más alejados del planeta como Teherán, Ankara y otros lugares donde me tocó actuar como músico”, comenta después el hombre que se había iniciado en la música con el tío de HERMINIO GIMÉNEZ, don MANUEL GIMÉNEZ.
Su destino estaba marcado por la ausencia. Su primer Puerto fue el Brasil. Formó parte del Conjunto de JULIÁN REJALA y del TRÍO REYNAL-AYALA-MENDOZA. Finalmente él mismo dirigiría el TRÍO PAREHÁRA (mensajero).
Si bien vivió en varias partes del mundo, el lugar que mejor acogida le dio fue París. Allí, en distintos escenarios, ofreció recitales, grabó numerosos discos y actuó –como actor- en cortometrajes. Le llamaban el CHARLES BRONSON SUDAMERICANO.
En 1975, el año siguiente de componer RUMORES DE ASUNCIÓN, tras 20 años de ausencia, retornó a la capital paraguaya. Dos años después. En el ´77, volvería de nuevo. En aquel entonces RIGOBERTO ARÉVALO escuchó la canción y la grabó con su Trío de siempre. ”A él se deben la difusión y el éxito de esta obra en el Paraguay”, afirma el artista.