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EPIFANIO MÉNDEZ FLEITAS (+)

  REPORTAJE A EPIFANIO MENDEZ FLEITAS DESDE SU EXILIO INFINITO A TRAVÉS DE SU VIDA, IDEAS Y OBRAS - Año 2004


REPORTAJE A EPIFANIO MENDEZ FLEITAS DESDE SU EXILIO INFINITO A TRAVÉS DE SU VIDA, IDEAS Y OBRAS - Año 2004

REPORTAJE A EPIFANIO MENDEZ FLEITAS

DESDE SU EXILIO INFINITO

A TRAVÉS DE SU VIDA, IDEAS Y OBRAS

Grupo Editorial San Carlos

San Lorenzo – Paraguay

2004 (15 páginas)

 

         P: Don Epifanio, tras haber leído algunas obras suyas, escuchado algunas de sus composiciones musicales y hurgado, un poco, en su vida, se puede afirmar que su origen social ha sellado a fuego su conformación ideológica, determinando su praxis en su accionar político. Sabemos que su vinculación con la gente humilde de su país ha sido constante: desde los cargos públicos que ha ocupado poniendo sus funciones al servicio de los intereses de esa clase, prioritariamente, en las relaciones cotidianas de su vida sencilla y de amor paraguayo, hasta en los estudios científicos de las disciplinas filosóficas, religiosas, sociales, económicas y políticas con el único objeto de contribuir a la búsqueda de la felicidad de clase social postergada. Nadie desconoce esa comunión suya con su pueblo y su constancia y fidelidad en la tierra natal y en el exilio. Si, nos permitimos pedirle nos relate el proceso histórico de esa identificación y los avatares políticos que la sacudieron.

 

         E.M.F.: Mi vinculación con los trabajadores tiene mi misma edad. Mi padre era asalariado industrial y a la vez agricultor. Junto con un tío, hermano de mi madre, trabajaba en clasificar y formar haces de balancines que se exportaban al Uruguay; pero como esta tarea no le llevaba más que un par de días a la semana, los restantes los dedicaba a cultivar la tierra. Posiblemente fueron de los primeros movimientos de organización sindical, en el país, los que he visto concretarse en asambleas obreras bajo el techo paterno.

         Tenía 15 años cuando fui designado secretario del Sindicato de Empleados y Obreros de mi aldea natal, San Solano. Haciendo media jornada como guarda-hilos en horas de la tarde y media por la noche como telefonista (luego, desde las 8 de la noche a las 6 de la mañana, exclusivamente como telefonista en la entonces Compañía Internacional de Teléfonos), cursé mis estudios secundarios en rápida carrera, merced a exámenes extraordinarios para excombatientes, en el Colegio Nacional de Villarrica. Egresado en 1938 me trasladé a la capital, retirándome de la empresa para no volver a tomar contacto con mis compañeros trabajadores sino al cabo de 11 años, al entrar a desempeñar la Jefatura de Policía, ya en función partidaria y gubernativa. Ocupaba a la sazón el Ministerio de Justicia y Trabajo, el Dr. Guillermo Enciso, quien puso el mayor empeño por armonizar los intereses de los trabajadores con la política de pacificación del Gobierno y el Partido, por medio de contactos amistosos en prevención de medidas de violencia, siempre posibles, entre una y otra parte.

         Es innecesario destacar que ese reencuentro con los de mi clase - en circunstancias en que en algo podía servirles, siquiera sea con la prescindencia de intervenir en contra, en cuanto ello no fuera absolutamente inevitable -, ha sido una de las gratitudes, entre muchas, que adeudo a la política.

         Cuando tres años después pasé al Banco Central la afinidad de mi nuevo cometido con los problemas sociales, por su estrecha vinculación con el proceso económico, hizo que el camino de la comprensión para con sus intereses -hasta donde la índole técnica del cargo me lo permitía -, quedara aun más expedito. Debo encarecer, que a pesar de la naturaleza a menudo paradójica de la conducción económica, o sea, que las medidas de objetivos populares no siempre son las de más fácil asimilación, precisamente por quienes habrían de ser sus beneficiarios, nunca he sido mejor interpretado por ningún sector, del país ni del Partido, que por la clase trabajadora. Fue así que, cuando en 1956 el régimen de Stroessner me cerró la puerta del país, privándome de asistir a mi padre en sus últimos momentos, la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT) me cursó una emotiva nota en la que me expresaba su solidaridad y "la esperanza de que pronto podamos volver a trabajar unidos por la libertad y el engrandecimiento de nuestro pueblo".

 

 

         P: Esa posición extrema anti-Epifanio, de parte del Gral. Stroessner, no se explica totalmente para muchos, con el anti-Epifanismo ideológico, es decir, con la posición - anti-colorada social y populista- del stroessnismo. Hay quienes hurgan en causas psicológicas o personales para explicarla mejor. La teoría de que el Gral. Stroessner porfiadamente intentó eliminarlo a Ud. del escenario y consideración públicos, tratando de borrar parte fundamental de su pasado, llevado por el complejo de su origen político, se vería constatado por varios testimonios, de los que mencionamos el del Comandante Mario Ortega, amigo suyo y ex-amigo de Stroessner, quien afirma que el responsable de la reinserción de éste al ejército paraguayo y así a la política nacional, ha sido Ud. Sr. Méndez. ¿Certifica Ud. esta afirmación?, ¿Quiere hacernos un relato de los antecedentes de su relación con el Gral. Stroessner?.

 

         E.M.F.: Por primera vez lo traté, personalmente, a Stroessner durante la Revolución de 1947, en casa del entonces capitán Manuel Toranzos, después coronel, hoy fallecido. Eran amigos y se preparó el encuentro. Según Toranzos, Stroessner tendía hacia los demócratas. Sin embargo, a primera vista, se mostró más encarnizado contra Enrique Giménez que encariñado con nosotros. Tácticamente, él apuntaba bien, porque Giménez era ligeramente pro-guión. Fue lo único que suscitó en mí cierta reserva, porque yo estaba en antecedentes de que él le debía a Giménez su permanencia en el ejército. En todo lo demás, me cayó bien. Cuando más tarde se produjo el atraco a la convención partidaria, en noviembre de 1947, Stroessner se solidarizó (no públicamente, claro) con la Junta de Gobierno legítima, sustituida de facto por otra guionista. El Partido se vio, naturalmente, compelido a reaccionar. Esa contingencia, sumada a otros antecedentes, me convirtieron en nexo obligado del Partido con los militares "demócratas" a lo largo del proceso de violencias, generado por el guión-natalicismo.

         Las respuestas se sucedieron sin solución de continuidad: los intentos (frustrados) del 12 de marzo, 20 de abril, 25 de octubre (1948); el primero, fallido por delación; el segundo, reprimido con fusilamientos y cárceles; y el tercero, que por un pelo no lo llevó al cadalso al Gral. Carlos Montanaro, a la sazón coronel, pero sí le costó la cárcel junto con unos 100 oficiales y líderes políticos. Stroessner logró asilarse en la Embajada de Brasil.

         Inútil decirle que en esa época, yo no sólo tenía de Stroessner la mejor impresión sino lo consideraba digno de los más altos honores. Después del 25 de octubre de 1948, su reputación militar quedó muy mellada. No había quién no hiciera leña de su nombre; en los bares se pedía jocosamente "un bife Stroessner" (sin huevos), o "un bife Montanaro" (con tres huevos). Sobre el gracejo ridiculizador, se le imputaban títulos a cuales más zahirientes: "Traidor", "Vendido", "Cobarde". Pero yo, que lo vi deponer las armas cuando ya se había perdido la batalla (porque participé de su derrota), no toleraba (nunca toleré) que lo escarnecieran injustamente. Fue así como ocurrió que en el lapso más crítico de su vida (octubre de 1948-febrero de 1949), Stroessner no tuvo otro hombro amigo en el cual apoyarse, en todo el Partido Colorado -y quizá en todo el país- para lograr alzarse de nuevo del cieno del desprecio universal a la consideración pública. No se lo he reclamado nunca, no permita Dios se lo haga jamás; no se lo he recordado ni cuando necesitaba asistir en su agonía a mi mejor amigo, mi padre. Lo he reservado, exclusivamente, para la historia.

         Por lo demás, pienso que esa conducta mía era la única lógica y congruente para esa época. Esa fue la razón por la cual, escudado en algunos oficiales comprometidos -que también creían en él-, hice valer mi posición privilegiada en la trama de la conjura para FORZAR su participación en el movimiento del 26 de febrero de 1949. Ninguno de los otros líderes del golpe lo tragaban: ni el Dr. José Zacarías, ni el Dr. Molas López, ni los prisioneros del 25 de octubre de 1948. Lo cual, ciertamente, no es un timbre de honor para mí, ni motivo de envanecimiento; al contrario, es tal vez un episodio karmático, venido de mis pecados, o de los del Partido, o de los del propio grupo complotado. Pero el hecho fue que no me tomé descanso hasta prender de nuevo una luz en su camino en esa su noche triste. También cabe consignar que su falta de abnegación estuvo a punto de echar por tierra todo aquel esfuerzo salpicado de milagro en favor suyo. (El comandante Ortega dejó documentado cómo a instancias mías, logró dar con él, por teléfono, en Posadas -desde Corrientes- haciendo realidad la metáfora de "hallar una aguja en un pajar"). A último momento se empacó en Bouvier. Superada la resistencia inicial del Dr. Zacarías, éste fue al fin a buscarlo personalmente. Lo hizo a pedido mío, invocándole una gran razón. Fuése acompañado de su propia esposa, una mujer de oro, y lo hizo inútilmente. Regresó sin él. Nuevo enturbamiento. "Nunca he visto gente más cobarde! ", me dijo. Hice lo que pude para apaciguarlo y lograr su consentimiento para un segundo intento, esta vez acompañándole yo al Dr. Molas López, a quien lo tomé por mi cuenta y le vendí la historia de que "el Gral. Diaz de Vivar y el Cnel. Stroessner, que están en Bouvier, desearían un encuentro previo a la entrada al país, con el candidato a la Presidencia de la República". Molas López ni titubeó. "Cómo no!", repuso. Y otra vez remando hacia Bouvier (Argentina).

         Esta tentativa fructificó: Stroessner entró. Pero ¡maldita la inspiración de haberme aferrado a él!. Yo le hacía compañía en los refugios que, con terribles riesgos, nos prodigaban los amigos, entre ellos el Dr. José Zacarías. A la semana nomás de discurrir en la clandestinidad, le vino tal desesperación por volver a salir del país que parecía un niño malcriado: lloriqueaba porque sí y porque no. Naturalmente, no lo hacía con llanto, peor que peor: se plagueaba. Lidié con él hasta el cansancio, que a mi vez se lo hice notar. Hasta que, hacia el filo de la hora H, me emplazó tajantemente que, si dentro de ocho días no se producía el golpe, él tornaba a la Argentina. "Rolón tiene que estar enterado de que abandoné Posadas y no pensará otra cosa qué estoy por aquí", me repetía. ¡Qué julepe!. Afortunadamente para él, la revolución estalló esa semana: el 26 de febrero de 1949.

 

 

         P: Usted nos habló de este importante "episodio karmático". Pero para comprender mejor la trascendencia de ese calificativo, ¿puede aclararnos el contenido conceptual qué aplica Ud. a la palabra "karma" en sus análisis históricos y políticos?, ¿tiene acaso una acepción o composición religiosa?.

         E.M.F.: Tiene, precisamente, por finalidad la objetivación del principio de causalidad metafísica en su acepción laica, para afirmar la tesis implícita en la idea del "karma", a la cual están sujetas, gústenos o no, las relaciones humanas, públicas y privadas, colectivas e individuales... es asimilable a la acepción occidental del principio de acción y reacción en lo psicofísico y moral. Por el contrario, si lo empleara como sustitutivo del término "pecado", sí, aparte de su no equivalencia, tendría connotación religiosa. En consecuencia, despojado de su raíz mística o mitológica, el concepto "karma" deviene una mera herramienta de expresión, accesible a las mentes más simples, convirtiéndosele en la llave maestra para compenetrarse en las causas profundas de determinados hechos y fenómenos aparentemente misteriosos. Nada es producto del azar ni carente de sentido. El concepto "karma" abre un vasto horizonte para el cultivo de las almas.

 

 

         P: Volviendo al resurgimiento de Stroessner en el escenario público del Paraguay, al respecto: el golpe del 49 provocó al destino. Sabido es de que Uds. apelaron a la presencia de Stroessner en ese episodio militar para que comandara el levantamiento de la Artillería, en vista que, aparentemente, no contaban con el apoyo de otro oficial superior en esa área. Por su relato deducimos que fue ese el motivo de su insistencia en la participación de aquél en el golpe y no su condición de colorado, ¿verdad?. ¿Cuándo el Gral. Stroessner revela su tendencia colorada?.

         E.M.F: De que Stroessner siempre haya sido militar colorado, ni él lo dice. Perteneció al grupo llamado "Frente de Guerra", pro-nazi, que predominó en tiempos del Gral. Morínigo. Desplazado ese grupo por los acontecimientos del 9 de junio de 1946, Stroessner todavía no se inclinaba hacia el Coloradismo. Bajo el Gobierno de Coalición Colorado- Febrerista se frustró un golpe de salón en que los mandos militares pro-febreristas decidieron formar un nuevo gobierno en sustitución del de Coalición, para derivar el control total del poder hacia el Febrerismo.

         Esa determinación contaba aún con el voto de Stroessner. (Los votos eran cantados, y el Coloradismo sólo contó con los del Gral. Diaz de Vivar y del Cnel. Enrique Giménez). El Coloradismo de Stroessner puede computarse desde la Revolución de 1947.

 

 

         P: "Diagnosis Paraguaya" puede ser considerado el libro testimonial más importante que Ud. escribió, donde ensaya los fundamentos filosóficos y doctrinarios del origen occidental de la cultura paraguaya. Documenta en él, además, la actividad política y económica de la década del `50 al '60. ¿Podría definir tras la delimitación correspondiente los dos períodos de esa década que son analizados en "Diagnosis Paraguaya"?.

         E.M.F.: La década 1950-60 está hecha como de intento por el destino: los primeros cinco años corresponden a la política del Coloradismo y los siguientes, a la de la Tiranía. Llamo Política del Coloradismo a la época en que la Junta de Gobierno del Partido tenía intervención decisiva en los más graves asuntos de Estado: la última de esas intervenciones fue la de su auto inhabilitación decretada el 21 de diciembre de 1955, por obra de su entonces Presidente Arq. Tomás Romero Pereira. Llamo Política de la Tiranía a la que se inició con ese acto, dando lugar al discrecionalismo de Stroessner.

 

 

         P: ¿Quisiera referirse al Gobierno Colorado en que Ud. fue un importante protagonista?.

         E.M.F.: La primera época de la política del Coloradismo puede evocarse con la frase de don Federico Chaves que en su momento cobró feliz concreción: la pacificación espiritual del pueblo. Después de años de prepotencia armada esa sola frase equivalía a todo un programa de gobierno. Se restauró el orden jurídico, la independencia y dignidad del Poder Judicial, la seguridad de las personas respecto a los derechos; se mejoró la administración, se intensificó la enseñanza pública, se reimpatriaron 10.000 familias y se activó de reflejo la economía. Inclusive los trabajadores del espíritu fueron tomados por la euforia al cabo de décadas de indiferencia gubernativa hacia ellos: en 1951 se dictó la Ley de Propiedad Intelectual y Artística. En ese año se verificó todavía algún progreso, pero ya con notorio decaimiento del entusiasmo inicial del pueblo por la marcha del gobierno. Yo estaba al frente de la Policía y pulsaba de cerca la opinión pública.

         En el transcurso de 1952, si algún optimismo quedaba, acabó por esfumarse. El gobierno se empeñaba por complacer a todo el mundo -agricultores, asalariados, industriales, comerciantes, etc.-, pero no daba al traste con la crisis que se venía. Control de precios, amenazas, multas: inútil, a la bolsa negra comercial se añadió el "facturismo"; venta de documentación falsa para la legalización del contrabando y la especulación. Control de cambios, política de dinero barato, fomento agrícola e industrial: ilusión, el comercio exterior era dominado por el pillaje; las industrias amenazadas de paros por falta de repuestos y materias primas; la agricultura, la ganadería, el comercio en declive... Política de tolerancia, de respeto, de ayuda al correligionario: paradoja, todo el mundo descontento, sublevado, desconsiderado. El nuevo concepto de las garantías públicas, de respeto al hombre y de obsecuencia a la ley. Imperante en la policía, le inhibía a ésta de preservar el orden por la vía de hecho. La responsabilidad del cargo que ejercía en ese momento, me obligó a profundizar el análisis de la situación social de conjunto. Las conclusiones obtenidas se las expresé en varias oportunidades al Ministro del Interior don Rigoberto Caballero y al propio Presidente don Federico Chaves...En octubre de 1952, el Presidente Chaves reorganizó su gabinete trasladándolo al Dr. Enciso Velloso del Ministerio de Justicia al de Hacienda. A continuación se produjo mi nombramiento en el Banco Central, 2 de noviembre de 1952.

         El año 1953 se inició con la adopción por el gobierno del primer Plan de Estabilización y Fomento Económicos. Por la misma disposición se creaba la Comisión de Planeamiento Económico dependiente del Consejo Nacional de Coordinación Económica. En 1953 se preparó el sembradío y se echó la simiente (reactivación económica, política de créditos, mejora de salarios, ajuste de cambios, convenio con Argentina, etc.); en 1954 se ayudó al desarrollo de la siembra, se la preservó de incendios (crisis políticas y desbordes); en 1955 se vio la primicia del fruto sazonado.

 

 

         P: Es sabido que el Plan de Estabilización y Fomento Económicos fue fuertemente resistido por determinados intereses de determinadas clases sociales del país y no justamente de los de las más humildes. ¿Puede relatarnos algún episodio que haya delatado a los conspiradores contra el Plan Económico del Coloradismo?.

         E.M.F.: Dentro del Plan de Estabilización y Fomento Económicos ocupó lugar destacado, junto con la industria y la agricultura, la actividad ganadera. En brevísimo tiempo, fue objeto de especiales e innúmeras atenciones, tanto en materia de créditos como en otros órdenes. Indudablemente era lo que correspondía; se trataba de uno de los renglones más importante de nuestra producción. Pero ello tenía su límite; no se le podía conceder el monopolio del privilegio. En dos años se había elevado el precio de la hacienda vacuna de Gs. 0.40 a Gs. 0.80 el kilo vivo, llegando a Gs. 2.20 a mediados de 1953. En ese entonces el precio de la carne estaba sujeto a control oficial; cualquier alteración o modificación había que autorizar el gobierno. De ahí la gestión iniciada por la Asociación Rural, primero ante COPACAR y luego ante la Comisión de Planeamiento Económico, proponiendo la fijación de un nuevo precio para la hacienda vacuna a razón de Gs. 5.20 el kilo vivo, 1.200% de aumento en menos de 3 años. Ningún índice había apuntado tan alto; era una exageración.

         La Comisión de Planeamiento Económico, tras agotar el estudio de la petición y excederse en concesiones, acordó aconsejar al gobierno la fijación de Gs. 3.50 el kilo vivo. La Asociación Rural respondió convocando a Asamblea Extraordinaria a sus asociados, la cual tuvo lugar el 30 de agosto de 1953. Asistimos al acto especialmente invitados el Ministro de Agricultura, Dr. Florentín Peña, y yo.

         Del mismo modo que los confabulados sabían dónde iban, yo distinguía perfectamente el dilema que se planteaba. Mientras el eco de sus arengas resonaba en el salón, a mí se me revelaba nítidamente su móvil oculto. Reflexioné buen rato y decidí enfrentarles. Lo hice a conciencia del alboroto que iba a producir.

         No me he equivocado. Hasta ahora -tampoco se me escapa- todo ha sido en mi daño; tiempo más, tiempo menos, aunque sea después de mí, ello redundará en pródiga cosecha para el pueblo. Así que me levanté y les dije: " la política del gobierno por establecer el equilibrio económico en un gran esfuerzo patriótico, me colocó en cierta ocasión contra la pretensión de los obreros, y brusca y abiertamente les manifesté que tales pretensiones no eran correctas. ¿De qué les vale aumentar las cifras, les dije, cuando están destruyendo la moneda, la savia de la economía?. Y se les obligó, se les impuso a contener sus demandas al 30%, que representa la totalidad del poder adquisitivo de su trabajo, y el cual no les deja descansar sino unas horas para echarse en el lecho, agobiados por las fatigas del día. En cambio, la gente que constituye la clase dirigente del país, en este momento, se presenta a pedir aumento del 100%. .. "¿Qué va a hacer el Estado desenvolviéndose dentro de este círculo vicioso sin nombre, sin desarrollar nada en el aspecto social y económico mientras al obrero se le sigue constriñendo?. Yo sé que ustedes son hombres de larga experiencia, pero vale la pena que este hijo del campo les haya hablado así, como un ciudadano que tiene obligación como ustedes para tocar la campana de alarma. Y así como el Sr. Torreani Viera pide se publiquen en un folleto los discursos y actuaciones de esta Asamblea, yo no pido eso; les dejo este mensaje de acero, con sonoridad de tierra adentro, de gente que no tiene pelos en la lengua, para que, esta noche, sobre sus almohadas, cerca de sus esposas, sus hijos y alrededor de sus familias, piensen si es posible pedir tanto en este país donde hay todavía niños que mueren de frío en las carretas". A sólo 4 meses después, sobrevenía la crisis del 4 de enero de 1954. Yo me retiré al campo, pero una nueva crisis, la de mayo, me reintegró a la ciudad y, poco más tarde, al Banco.

 

 

         P: La acción del Coloradismo, evidentemente, desató una fuerte reacción por parte de la oligarquía tradicional paraguaya, que no cejó con su golpe del 4 de enero de 1954 y que fracasó en su segundo del 3 de mayo. Posteriormente se rearmó alrededor de Stroessner y descargó su certero "putsch" el 21 de diciembre de 1955 que desplazó, finalmente, a los protagonistas de la "era constructiva del Coloradismo" y que dejó herida de muerte al reencuentro del Partido, logrado recientemente en octubre de ese año. Es sabido, también, el papel decisivo de la clase maderera para el golpe del 55. ¿Podría recordarnos la batalla con ese conspicuo sector oligárquico: los madereros?.   E.M.F.: Desde la revolución de setiembre en Argentina, que desconoció unilateralmente las estipulaciones del Convenio de Unión Económica, la Asociación de Madereros del Paraguay entró en negociación directa con el Banco Central Argentino, por un lado, y por otro, con Stroessner. Este sugirió una reunión con la Asociación de Madereros, que se realizó en el Banco Central. Expliqué larga y detalladamente los inconvenientes de orden técnico para la satisfacción global de la demanda del gremio. (En esa época no teníamos secretos en el Banco, fuera de la estrategia directiva para la defensa de la economía en conjunto). El Dr. Carlos Velilla, que era la honestidad y mansedumbre en persona, adhirió públicamente a la posición del Banco; su recuerdo me quedó asociado a ese gesto.

         Una mañana tuve que suspender la elaboración de mi informe anual, que lo estaba preparando, para recibir a la Asociación de Madereros del Paraguay, unas quince personas. Habló en nombre de la entidad el Dr. Carlos Zuccolillo, excelente amigo, hoy desaparecido. Con refinado tacto e inteligencia, insistió en el planteamiento.

         Les hablé de nuevo dos horas seguidas, tal vez más, para tratar de disuadirles, o siquiera aplazar su pretensión. Fue inútil. La solución buscada ya la tenían entre manos: Stroessner se la había prometido. Con sincero y hondo interés por mi suerte retomó la palabra el Dr. Zuccolillo: "Nosotros somos sus amigos -me recalcó- y si venimos a verle en corporación, es por la estima": No lo dejé terminar. El pobre sabía, naturalmente, que la suerte estaba echada y quiso, tal vez, por algún modo, ponerme sobre aviso. Conservo de él un grato recuerdo. Pero aquella vez me levanté de mi asiento y le corté el discurso: "Les agradezco. No se me escapa la noble intención que, como dicen, les trajo junto a mí. Pero les confieso definitivamente que, si es a precio de romper el precario equilibrio económico del país, al que con tanto esfuerzo se ha llegado, prefiero no merecer la amistad de ustedes".

         Yo sabía tanto como ellos de lo que se trataba. Les abrí la puerta y los vi salir uno a uno, enmudecidos por mi exabrupto.

         No habrían pasado dos semanas cuando, al amanecer de la noche en que pasamos con Edgar Ynsfrán y otros haciendo música, me llamó el comandante Ortega y me informó que el capitán Cubas se había sublevado contra su jefe divisorio, mayor Candia, solidarizándose con él los mayores Duré Franco y Rodríguez. Stroessner y la Junta de Gobierno del Partido, contra todo principio legal e institucional, respaldaron la subversión, premiando a sus autores con la destitución del mayor Candia y el relevamiento en masa de los oficiales que acataron su autoridad.

         El primer día hábil concurrí al Banco y procedí exactamente igual que en enero de 1954. En cinco minutos me hallaba, nuevamente, desvinculado del cargo. Le llamé por teléfono al ministro, Dr. Velilla, y me despedí de él con expresiones de gratitud... "Mí renuncia le llegará por intermedio del Ing. Mayor, a quien se lo entregué". Su cordial despedida dejó en mí la misma afectuosa y cálida simpatía que le guardo al Dr. Enciso.

         El capitán Cubas era yerno de Manuel Cáceres Ruiz Diaz, maderero guaireño, muy activo en la gestión de su gremio antes referido. Su hija, esposa del capitán Cubas, actuó como enlace entre éste y Stroessner en la ejecución del "putsch".

         Increíblemente, este episodio tuvo luego crueles derivaciones. Miles de inocentes almas han sufrido inauditas privaciones a su consecuencia. Miles de hombres y mujeres de todas las condiciones, edades y sexos, padecieron terribles tormentos y vejámenes en las cámaras de tortura y en los campos de concentración del stroessnato. Cientos de vidas tronchadas con ferocidad vesánica. Torrentes de sangre de correligionarios derramada.

         El destino quiso que en el ciclo de oro del régimen colorado, 1952/55, me cupiera desempeñar algún papel en la conducción económica del país. La tiranía, la oligarquía y la apostasía no hallaron nada mejor para vengarse con refinada crueldad contra mí, por ese privilegio de la fortuna. Yo lo acepto complacido en memoria de mis padres, sangre y espíritu genuinos de la raza innominada de los agricultores.

 

 

         P: ¿Puede hacernos una definición de "régimen", una reseña de los regímenes en el Paraguay y calificar técnicamente al régimen stroessnista?.

         E.M.F.: Un régimen político no es solamente el aparato gubernamental (el presidente, los ministros, los altos funcionarios, los escalafones inferiores, los pinches y los mandaderos), sino la totalidad del complejo estructural del Estado: el gobierno, las fuerzas armadas, la policía, los partidos políticos, la prensa, la universidad, la magistratura judicial, el parlamento, los instrumentos literarios y científicos, las clases sociales, las fuerzas productivas, el comercio, el arte, la religión, etc. Las situaciones accidentales reciben calificativos meramente genéricos: régimen revolucionario, régimen de cambio, régimen de facto, etc., etc. Cualesquiera de éstos definen la índole de los respectivos estados. Como sea palmaria que una situación política ha logrado estabilizarse y proyectarse en el tiempo a través de métodos y esquemas conceptuales propios, es cuando se ha afirmado como régimen. En consecuencia, imprimirá su sello, diríase su "aire de familia" al comportamiento colectivo. A fuerza de imponer sus prescripciones, habrá terminado acondicionando en cierto modo el espíritu público. No en forma absoluta, naturalmente, pero siempre perceptible.

         Aplicada esta premisa a la historia nacional, tenemos a la vista 100 años de experiencia: régimen colorado, que técnica y espiritualmente comprende desde el triunfo de la revolución del año 1874 del Gral. Caballero hasta 1904, treinta años; régimen liberal, desde 1904 a 1936, treinta y dos años; régimen de transición, 1938-49, doce años; régimen colorado 1949-55, siete años y régimen stroessnista, de 1955 a la fecha. No es, pues, ninguna casualidad el que el régimen stroessnista se identificara desde el advenimiento con el liberalismo económico, el libre empresismo y el colonialismo; tareas que, ni el Partido Liberal hoy las tolera. El "liberalismo" del régimen stroessnista es el de Cirilo A. Rivarola, Salvador Jovellanos y Benigno Ferreira. Por eso le brindan su apoyo el mitrismo y el rosismo (los extremos se tocan), y le dan la espalda los sanmartinianos, los alberdíanos, los yrigoyenistas y los peronistas, omisión hecha de las concesiones gubernativas de éstos por estrategia internacional. El stroessnismo introdujo, además, algo nunca conocido en el Paraguay: el brasilerismo.

         Técnicamente, el régimen de Stroessner es una autocracia a la que los antiguos griegos llamaban tiranía; difiere de la dictadura -institución de origen romano- por acusar ésta una forma legal, por tanto sujeta a limitaciones. El régimen de Stroessner no reconoce reglas: es de poder absoluto, discrecional, personal. Teóricamente se ciñe a la clásica fórmula de división, independencia y equilibrio de poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, pero en la práctica no rige más que el Ejecutivo.

 

 

         P. Sr. Méndez Fleitas, ¿podría resaltar una característica de la personalidad del Gral. Stroessner, que a su criterio, haya influenciado en alguna forma especial para la conformación de su régimen?.

         E.M.F.: ...un detector nato de las debilidades humanas. Lo seguirá siendo, pero ya sin chance de que le sirva de algo. Del uso que le dio, nació su régimen. En los entreveros políticos y militares que precedieron a su advenimiento al poder, numerosas e importantes personalidades iban siendo eliminadas o auto marginadas de la política y del ejército - unas veces por motivos de rebeldía legítima, otras por consideraciones de orden personal, también legítimas pero menos trascendentes, y las más, por vulgaridades. El las siguió paso a paso, las individualizó y las fichó una por una - en TODOS los partidos- y cuando, finalmente, los acontecimientos que él mismo iba decantando lo pusieron frente al gobierno, comenzó a asignarle a cada cual el destino adecuado, como en función de un plan preestablecido: la cárcel, el destierro, el confinamiento y la persecución sin tregua a las primeras; algunas que otras posiciones secundarias, cargos sin relevancia y negocios de subsistencia a las segundas; y las funciones los privilegios cumbres a las últimas: liderazgos partidarios, ministerios, bancas parlamentarias, magistraturas judiciales y administrativas, canonjías, privilegios y oportunidades de enriquecimiento fabuloso, como nunca se viera en el país; contrabandos, industrias del aire, importaciones en tránsito, empresas de transporte aéreo, terrestre y fluvial, tráfico de estupefacientes, lenocinios, etc.

        

 

         P:. ¿Puede suponer cuál será el juicio histórico para el Gral. Stroessner?

         E.M.F.: ... su destino final no será sino el de un oportunista trágicamente karmático, que cabalgó en el poder durante más de un cuarto de siglo sin hacer otra cosa que industrializar y mercachiflear las excreciones políticas de quienes se dejan tentar o sobornar, cuando no dejarse sorprender en su buena fe.

         ...a Stroessner le sentenciarán en vida, poco más o menos en la forma que lo hiciera el personaje de Aristófanes, en los Quites, con Deán: "Este hombre no debe ser condenado a muerte ni a destierro. Tiene que volver a aquello para lo que nació. Hay que colocarle en las puertas de la ciudad, para que venda salchichas de carne de perro y de burro, de modo que pueda emborracharse y maldecir con las prostitutas que pululan por allí y beber el agua de los baños públicos. Para tal está hecho"

 

 

         P: Los voceros del stroessnato son constantes repetidores de acusaciones contra Ud. Se le imputa que Ud. Sr. Méndez, siendo presidente del Banco Central ha malversado y utilizado, en provecho propio, fondos públicos. ¿Cuál es su respuesta a esta acusación?.

         E.M.F.: Stroessner procura fabricar la fama de mi deshonestidad, ignorante de que sobre esto hace 25 siglos dijo Parménides la última palabra: "Jamás podrás conseguir que sea lo que no es". Ahí también está el porqué del énfasis con que le hablé al Ing. Storm en mi carta de 1956, cuyo reto lo reitero a quien quiera lo tome a pecho: "No es cuestión de decir que yo me llevé todo el dólar del Banco o que derroché sus reservas o que jugué a la política con los créditos". "Eso es vano decir contra un hombre que la gente los sabe HONRADO -así con mayúsculas- en su vida y en su corazón. Yo no he sacado del Banco, por ninguna forma, sino el dinero que lo gané con mi trabajo y no hay desgraciado en el mundo que pueda señalarme con el dedo, por actos en función del cargo que riñan con la más escrupulosa rectitud. Usted tiene el Banco en sus manos y el poder en su respaldo. ¡Háganse pues luz sus bárbaras acusaciones!". El cierre final se lo remaché con dos subtítulos: 1) DESAFIO. Para destruir las verdades de esta carta, será preciso destruya el Banco, rompa sus Actas, queme sus libros. 2) PROTESTA. En lo demás, los hechos hablarán por sí. No encontrarán en mis huellas una sombra que disminuya la dignidad de esta réplica. Así se trabaja por el país. Si Ud. hiciere lo propio también iría al destierro en término de su obra. Pero iría tranquilo, con una fuente inagotable de salud en el alma". El Ing. Storm no salió al destierro, pero conoció algo peor: perdió el favor del régimen ... Le rindo el respeto que se merecen los hombres honrados.

 

 

         P: Políticamente, ¿cómo denomina Ud. al régimen colorado interrumpido en 1955?.

         E.M.F.: De una sola cosa me jacto en todo este proceso y es la de no haber disimulado jamás el carácter revolucionario del régimen colorado. No en el sentido ditirámbico del concepto como lo usa el snobismo de izquierda, ni el del peyorativo a que también se presta, sino su acepción estrictamente sociológica de estado de excepción o poder de facto. Por eso nunca llamé gobierno constitucional, ni en su mejor momento, al de D. Federico Chaves. Era sí, un régimen legal, porque se ceñía a las leyes positivas preestablecidas...Entrañaba un sistema de paz jurídica, un orden civilizado, pero no un régimen constitucional y menos un poder legítimo.

 

 

         P: ¿Cómo cree Ud. puede encararse en Paraguay en el post-stroessnismo el proceso "nacionalista de emancipación" y de institucionalización democrática?. ¿Podría establecer lineamientos y pautas a seguir en esa etapa para el logro de esos propósitos?.

        E.M.F.- En materia de política económica, el problema puede resolverse relativamente más simple. Cualquiera sea el régimen o método gubernativo, la conducción económica no podrá apartarse de las condiciones objetivas del país. Será de rigor la consideración previa de: qué bienes, cómo y para quienes se va a producir, con qué elementos físicos y factores técnico-financieros se cuenta; cuál es el número, la densidad y la calidad de la población; cuáles las características del mercado interno e internacional.

         ... El período post-stroessnismo acusará, inevitablemente, carácter revolucionario, será un proceso de cambios políticos y sociales librado a impulso de los acontecimientos. Técnica y sociológicamente, la etapa más delicada para la conducción política, al par que la más decisiva para la afirmación institucional futura de la democracia paraguaya.

         Dado que el régimen se ha especializado en dividir a la familia paraguaya y dentro de la familia paraguaya al Coloradismo, nosotros pensamos que la táctica y estrategia nuestras deben basarse en la praxis antitética de promover la unidad del Coloradismo y de la sociedad paraguaya. En esa posición estamos; esa es nuestra labor. Esta consiste en tomar contacto con todas las fuerzas positivas, constructivas del Coloradismo, y de las otras fuerzas políticas democráticas, inclusive dentro del neo-coloradismo-stroessnista, porque en última instancia, nuestro objetivo se resuelve en la responsabilidad histórica de establecer un régimen que sin perjudicar a nadie, beneficie a todos, a todo el país, a todo el Coloradismo, a todas las fuerzas política paraguayas. Los términos del método gubernativo a establecerse en el período que nos ocupa, solo pueden ser definidos por el Partido que asuma el control del poder público.

         En la hipótesis de que esa responsabilidad corresponda al nuestro, una cosa muy importante, empero, se puede anticipar, y es que el método histórico del Coloradismo es el democrático, evolutivo y progresivo. Tal será desde luego la situación post-stroniana, cuyo acervo político-jurídico a heredar no configurará más que una tradición de ilegalidad, arbitrariedad y barbarie. Comprender la gravedad de la empresa a afrontar es, por consiguiente, la primera condición para el éxito.

 

 

         P: ¿Puede entenderse, por lo que dijo, que para Uds. los de la Junta de Gobierno del Exilio y la Resistencia, es un requisito necesario la unidad del Coloradismo para una transición pacífica del stroessnato a la democracia?.

         E.M.F.: La unidad global del Coloradismo, aparte de su significación moral y política constructiva internamente, constituye además una verdadera garantía para la convocatoria a la convivencia civilizada de todos los partidos políticos nacionales, en un régimen de libertades democráticas, de juego limpio, comenzando para sí mismo.

 

 

         P: Esa unidad, ¿comprendería a todos los sectores autodenominados colorados?.

         E.M.F.: El Coloradismo es uno y nosotros no podemos hacer distingos: para nosotros no hay colorados réprobos ni virtuosos, sino una masa partidaria infortunada que merece una oportunidad de salvación. No somos santos ni jueces; no somos quiénes para condenar ni perdonar. Pero tenemos los hombros encallecidos de arrastrar nuestras cruces en un cuarto de siglo de ostracismo, y tenemos derecho a reclamar de la historia lo que está sintetizado en nuestro último documento: un gobierno colorado para todos los paraguayos, sobreentendido que también con todos los paraguayos.

 

 

         P: Ustedes, ¿aceptarían entonces a los stroessnistas en la unidad global que proclaman?.

         E.M.F. : El Coloradismo es incompatible con el stroessnismo ideológico, pero hay que comprender que actualmente el Coloradismo abarca inclusive a la herejía stroessnista, como la Iglesia Católica ha tenido que admitir la participación en el cristianismo de las distintas sectas heréticas proveniente del mismo credo.

 

 

         P: ¿Cómo define Ud. al stroessnismo ideológico?

         E.M.F.: Yo he calificado ese fenómeno hace pucho tiempo como la herejía del Coloradismo. Es decir, el stroessnismo es un fenómeno herético, derivado del poder político, social y económico en que se apoyó Stroessner para tiranizar al Paraguay. Pero la definición que yo encontré más certera es la del Dr. Justo Pastor Benítez, la de "neo-Coloradismo-stroessnista". No es el Coloradismo, sino el Coloradismo inficionado del veneno cainista del stroessnismo. Pero ahora es una realidad estructurada, con toda la delincuencia organizada y "toda la tecnología mercenaria" pugnando a su favor para el logro de algo que todavía no se ha visto en la historia del mundo: la perpetuación del terror y el saqueo contra un pueblo.

         Es a esa realidad consumada, con infra y super-estructura sui generis, que el Dr. Benítez define como "neo-coloradismo-stroessnista" pero que en su proyección integral es un complejo infinitamente más vasto y poderoso que éste: "neo-colorado-verde-azul-amarillo-rojo stroessnista". Este aparato de poder de los NEOS -político, económico, financiero, etc.- remonta a tales alturas que cuantos bienes existen en el país son de su dominio o los comparte. La proyección de este poderío en las conciencias y sus efectos deshumanizantes, son patentes. La característica racial del grupo sanguíneo de la ideología stroessnista es su desprecio o indiferencia hacia los valores humanos o la supeditación de éstos a sus intereses crematísticos. En Paraguay, las excepciones a la influencia de los NEOS no abundan.

 

 

         P: Es de conocimiento público el documento suscrito por la ANRER con otro sector colorado en el cual se comprometen ambas agrupaciones, en propugnar la unidad del Coloradismo sin "promiscuidades". El concepto promiscuidad no es, sin embargo, interpretado con el mismo sentido por todos los colorados democráticos. Hay quienes no quisieran aceptar unirse con los stroessnistas. Ud. ha dicho que el stroessnismo es incompatible con el Coloradismo; pero sin embargo no así los stroessnistas, que serían aceptados en la unidad siempre y cuando hagan una revisión ideológica y se avengan a una convivencia democrática en el Partido, ¿no es así?.

         E.M.F.: Repito. El Coloradismo es uno, nosotros no podemos hacer distingos ... Hay que comprender que actualmente el Coloradismo abarca inclusive a la herejía stroessnista. Pensamos que la democracia futura, la democracia legítima que se quiere instaurar en el país, debe basarse en la participación de todos los sectores de opinión, incluida la del Coloradismo global, sin restas, como se logró el 27 de octubre de 1955.

         Reafirmamos que no existe la menor contradicción entre nuestra postulación de la unidad global del Coloradismo, sin perjuicio de prevenir a los correligionarios sobre la equívoca opción entre "militantes" y "tradicionalistas"; la cual queda de hecho develada al definir su verdadero substrato conceptual de "stroessnistas colorados" por un lado y "colorados stroessnistas" por otro, para quienes respectivamente la prelación es obvia. Los "stroessnistas colorados", más stroessnistas que colorados, no reconocen el mismo patrón histórico que los "colorados stroessnistas" esto es, más colorados que stroessnistas y, por tanto, identificados medularmente con el Coloradismo.

 

 

         P: Pero, ¿no son acaso éstos que Ud. ha nombrado los principales sostenedores y responsables del régimen stroessnista?.

         E.M.F.: En un régimen de estructura piramidal como el de Stroessner no hay excusas para liberar a éste, su caudillo y jefe totalitario, de las responsabilidades emergentes de cualquier falla, deterioro o fracaso de las instituciones bajo su comando centralizado: ya se trate de los desfalcos bancarios del Banco de los Trabajadores o del Banco Central, que según la prensa asuncena, también controlada, oscila nada menos en los 500 millones de dólares, motivo de sobra para el relevamiento gubernamental en cualquier país del mundo, pero también sin que dejen de importar los manejos turbios de APAL, Impuesto Inmobiliario, ANDE, etc., etc., etc.

         Ni dudar que los personeros infieles de Stroessner, que los administraban, deben ser juzgados como se merecen, pero que por ningún modo, por ninguna plata como suele decirse, puede excusársele a aquél, a Stroessner, de ser inculpado como el principal responsable. Si la naturaleza de este sistema le venía permitiendo vanagloriarse en las buenas, suponiendo que las hubo, ¿porqué regla de tres estaría a cubierto del resultado de sus fracasos y falencias?

 

 

         P: Es decir que según su opinión, el Partido Colorado, institucionalmente, ¿estaría liberado de culpa por los latrocinios cometidos por el régimen?.

         E.M.F.: El Partido debe encontrar la fórmula que le permita retomar el manejo del Estado. Si no lo hace así, no podrá asumir su responsabilidad como partido de gobierno. Hasta ahora no ha hecho otra cosa que prestar su nombre, su prestigio y su fuerza como presunto partido de gobierno pero en realidad sin ejercer el poder. El Coloradismo debe encontrar la fórmula para convertirse, realmente, en partido de gobierno. En tal sentido, debe profundizar por encima de todas las cosas su contralor económico y financiero sobre la administración del Estado, de lo contrario se expone a convertirse, a más largo o corto plazo, en lo que le imputan los adversarios: de ser el Partido responsable de todos los ilícitos cometidos en la era del stroessnismo. Los miembros tradicionalistas de la Junta de Gobierno, que evidentemente constituyen una mayoría ejecutiva, no deberían tener complejo ante propios y extraños, por defender este punto de vista. Nosotros en lo que nos concierne, sea desde la sombra o a la luz pública, no les restaremos ni nuestro apoyo ni nuestro aplauso.

 

 

         P: Creo, entonces, interpretar de los conceptos por Ud. vertidos, que las responsabilidades en el régimen stroessnista, por su carácter gangsteril y piramidal, no son institucionales, sino personales de quién detenta el poder real, es decir, el titular de la tiranía y de sus delegados ejecutores en las diversas áreas del estado paraguayo. Se podría considerar entonces que el alejamiento de Stroessner puede significar el dislocamiento del sistema y al producirse la desaparición del vértice, todos los elementos de la sociedad paraguaya pueden recomponerse pacífica y armónicamente en un sistema democrático, ¿verdad?.

         E.M.F.: Yo no quiero añadir acusaciones sobre el régimen de Stroessner, pero es obvio que la persona de este señor ha venido constituyendo, hasta ahora, una verdadera traba para el desarrollo espontáneo de la civilización paraguaya. Días pasados me dijo un amigo, entre bromas y veras: "la cuestión, en el Paraguay, no es cuestión de "tipos de cambio" sino de "el cambio del tipo". Yo comprendí la profundidad de su ironía. Sin embargo, puedo reiterar, una y mil veces; si pudiéramos encontrar algún procedimiento mediante el cual pueda contribuir el propio Stroessner a la solución definitiva y trascendental del problema político e histórico de nuestro país, yo no le opondría ninguna objeción.

 

 

         P: ¿Cree que el pueblo paraguayo ha alcanzado la suficiente madurez para acomodarse en un sistema democrático?.

         E.M.F: Sin la menor duda. Porque el respeto a todos los pensamientos, doctrinas e ideologías sólo puede tener vigencia en pueblos maduros. Y, pese a que el Paraguay no ha sido considerado ser tal en el continente, y acaso en el mundo, muy al revés de los que nos ha enseñado don Fulgencio Moreno en su interpretación de la independencia del Paraguay, en el sentido de que la emancipación nacional sobrevino después de haber adquirido plena madurez la nacionalidad paraguaya -que lógicamente, podía desembocar en la instauración de un estado político soberano-, nuestro país nada tiene que envidiar en esta materia a ningún otro pueblo.

 

 

         FUENTES DE LAS RESPUESTAS

 

1.      "Diagnosis Paraguaya", págs. 399/40

2.      "Carta a los Liberales", págs. 139/40

3.      "Carta a los Liberales", págs. 28/29

4.      "Carta a los Liberales", pág. 141

5.      "Diagnosis Paraguaya", pág. 304

6.      "Diagnosis Paraguaya", págs. 305/6/7/331

7.      "Diagnosis Paraguaya", "El Mensaje de Acero", págs. 319/21

8.      "Diagnosis Paraguaya", págs. 337/38

9.      "Carta a los Liberales", págs. 80/1; "El Desterrrado", abril de 1967

10.    "Carta a un Compañero", pág. 75  

11.    "Diagnosis Paraguaya", pág. 387; "Carta a los Liberales", pág. 80

12.    "Diagnosis Paraguaya", pág. 388

13.    "Diagnosis Paraguaya", pág. 334

14.    "El Desterrado", abril de 1967; "Ñe'engatú", No. 15

15.    Memorándum grabado para la Resistencia, 3/XI/85

16.    "Carta a un Compañero", pág. 59

17.    "Ñe'engatú", No. 15

18.    "Ñe'engatú", No. 15; "Carta a un Compañero", págs. 54/5

19.    "Ñe'engatú", No. 15; Memorándum del 3/XI/85

20.    Memorándum del 3/XI/85

21.    Memorándum del 3/XI/85

22.    Memorándum del 3/XI/85

23.    "Ñe'engatú", No. 15

 

 

 

 

 

 

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