ARMADURA FLUVIAL
Poemario de LUIS MARÍA MARTÍNEZ
Texto de AUGUSTO CASOLA
Con Armadura Fluvial, las opiniones relacionadas al trabajo incipiente del autor ya van tomando cuerpo, se vuelven más concretas, su nombre es tomado en consideración, no sólo en nuestro país sino allende sus fronteras. Son varios los comentaristas que expresan su beneplácito con relación a la obra y para conocer los inicios del poeta, nada mejor que transcribir algunas de las opiniones:
Armadura fluvial es un hermoso libro, vigoroso y delicado al mismo tiempo, transparente, musical y sostenido por una cálida palpitación humana (Córdova Iturburu).
Armadura fluvial. La fortaleza de Luis María Martínez reside en la inspiración -es que este término no traiciona el concepto- prestada por el gran río Paraguay. A través de dicho río como tema, el poeta puede proyectarse en forma subjetiva y objetiva, las cosas y los recuerdos viajan aquí sobre una misma dimensión de viento y agua.
En conjunto, el poemario pasa por tres etapas: la concerniente al río Paraguay, una lírica o amorosa en el más amplio sentido y una tercera referida al combate, al grito civil, a la liberación de lo fundamental en la patria. (Cuaderno de Bellas Artes, diciembre de 1963, pág. 110, México).
El canto de Luis María Martínez -en Armadura fluvial- es naturalmente un canto fraternal, el de la fraternidad que se conjuga en el río que da su nombre y su ser diferenciado al Paraguay: la fraternidad del marinero, el estibador, el jangadero, el pescador, el naranjalero con el poeta que experimenta en su alma "la angustia que se hace coágulo" y en su carne "las gotas de sudor como llamas", "de junio el frío" y "las siestas de naranjas". Todos esos seres comulgan en los poemas de Martínez, pero de ellos también extraen la rebeldía y la esperanza, porque una inmensa fe en el hombre sostiene a este poeta que canta como el río "en azul desorden" para decir a sus hermanos con las palabras de sus humildes trabajos que la fabulación de los mismos, creará día por día, la mitología de nuestro tiempo" (Susana Guiqueaux, El Crisol literario, 30-V-1964, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Rca. Argentina).
Armadura fluvial. Una gran libertad de expresión y de sensibilidad hacen que se reencuentren las inquietudes humanas y la de la naturaleza que en un mismo soplo se unen en bellos poemas (Fernand Verhesen, Centro Internacional de Estudios Poéticos, Bruselas (Bélgica) 22-VII-1963).
El río Paraguay es motivo de inspiración de la primera parte y da nombre al volumen. A la segunda, el autor llama Rúbricas de la espada y la última titula Otros poemas.
La gente que puebla Armadura fluvial y mora a la vera del río, es dueña de una humanidad sombría, como el Pedro de Los estibadores quien, ...a pesar de todo/ él es un capitán de sus distritos,/ conversa con las manos de los guinches,/ sabe que este mes sopla tal viento,/ qué sirena de barco está sonando,/ cuáles son los mejores marineros/ que arriban a su puerto, a su bahía.
También están presentes el naranjero y su mujer, cuando medio dormido él con sólo un ojo,/ su compañera en tanto acuna al hijo/ con un lento ‘arrorró’ de su memoria/ y pensando tal vez que este pequeño/ será un naranjero-marinero.
Luis María Martínez alcanza un lirismo sorprendente en sus poemas cuando, movido por la inspiración del momento, ya no hace hincapié en una sociedad sumida en la angustia asfixiante de la dictadura impuesta o, tal vez por cansancio de ella, deja que sus pulmones se llenen del oxígeno purificador del compromiso. Tal es el caso de Vigía (32):
Mi amigo, Pedro, era
vigía por el prado
que es agua y marinera
Cincuenta y dos estrellas
del hombro hasta la mano.
Doce brújulas eran
badianes, ventorreros,
por cielo y barlovento.
Pedro sólo vigía,
por céfiro y borrasca.
- Dónde la mano mía?,
preguntaba a los barcos.
- Tu mano en ciclamor
anda libre y navega
por drizas, velerías
Flanquean a Vigía cuatro sonetos: San Antonio: Torrero por la tarde repetía/flor mínima en el agua y apurado/ barco sin luz, rosal en compañía/ de naranjo en rojez, recolectado [...]; Inundación: Oh, fuerza, corazón sin disciplina,/ creciendo así en galopes de caballo,/ en niebla de la tierra y peregrina [...]; Marinero sin barco: [...] granada funeral que en esta muda/ nostalgia del presente causa y nombra/ residencia de pólvora y llamada; Varadero: Muerta luna en su piel y muerta espuma,/arando en pleno tierra insubmarina,/ donde el timón trajina hacia la bruma [...].
En cada uno de los sonetos, el poeta hace alarde de un manejo sutil y elegante del idioma, posible con el recurso de la instrumentación sabia que da el conocimiento adecuado del lenguaje y las normas preceptivas que rigen a la poesía. Recurre, en algunos casos, cuando lo considera necesario, a neologismos estrictamente necesarios que transmiten la fuerza necesaria para expresar con claridad sus emociones.
Vaya Inundación (11), como ejemplo:
INUNDACIÓN
Aliento poderoso y manotazo
que con ciclópeo afán buscó evadirse,
evadirse y huir, clavar un cuchillazo,
trocando en ala el pie y escabullirse.
Subirse, sí, en un cíclico y violento
busto de vendaval y acantilado,
donde en edades ciegas, el virulento
rumor tórnase en fuego marinado.
Oh, fuerza, corazón sin disciplina,
creciendo así en galopes de caballo,
en niebla de la tierra y peregrina.
y siendo imagen de un océano,
terriblemente cálcico y vasallo
de tristísimo arranque diluviano!
No quiero dejar pasar el tema de los neologismos, de los que está de moda abusar en un intento por ocultarlo que es simple ignorancia del rico vocabulario que se dispone en el idioma castellano. Me permito esta digresión por considerarla oportuna, dado que se hace más acuciante pensar en la dolencia que afecta a los escritores más o menos jóvenes, más o menos activos, que pululan últimamente en el universo de las letras nacionales e internacionales: su propensión a utilizar más que neologismos, idiotismos, debido en gran parte a lo raquítico del vocabulario que poseen y les obliga a inventar palabras para substituir las que, pese a existir en la lengua castellana, desconocen.
Se suelen excusar con la historia de que el idioma es un organismo vivo, que está sujeto a variaciones y cambios exigidos por el avance de la tecnología y la necesidad de esto, de lo otro, etcétera, etcétera. Lo que olvidan es que la diacronía marca el punto de enriquecimiento o decadencia de un idioma. La situación actual no es la más brillante, dado que existe una propensión a escribir mal, a inventar palabras, a leer cada vez menos. Pareciera que hoy, alardear de ignorancia es sinónimo de originalidad, cuando en realidad ella muestra la miseria en que se debate el escritor.
Pero una cosa es que alguna vez a García Márquez se le haya ocurrido la peregrina idea de considerar la posibilidad de dejar de lado la ortografía, ajustando la escritura a la fonética, disparate mayúsculo muy bien recibido por los escritorzuelos que desconocen las reglas de la gramática en general y de la ortografía, en particular, quienes no dudaron en ponerse al nivel del gran escritor -que sí las conoce y muy bien-, eligiéndolo como paradigma con que justificar su ignorancia. Es lo mismo que pretender que, por escribir Los Monólogos, José-Luis Appleyard sea partidario de que se escriba con la fonética y vicios con que hablan sus personajes.
Fuente: LUIS MARÍA MARTÍNEZ - OBRERO DE LA PALABRA. Por AUGUSTO CASOLA. Editorial ARANDURÃ, Asunción – Paraguay. Agosto del 2012 (244 páginas)
OTRO COMENTARIO DEL POEMARIO "ARMADURA FLUVIAL"
La fortaleza de Luis María Martínez, reside en la inspiración -si es que este término no traiciona el concepto- prestada por el gran río Paraguay.
A través de dicho río como tema, el poeta puede proyectarse en forma subjetiva u objetiva; las cosas y los recuerdos viajan aquí sobre una misma dimensión de viento y agua.
Pero en verdad, lo que es propiamente «Armadura fluvial», corresponde a sólo una tercera parte de las 76 páginas del libro, porque las otras dos se subtitulan: «Rúbricas de la espada» y «Otros poemas».
En conjunto, el poemario pasa por tres etapas: la concerniente al río Paraguay, una lírica o amorosa en el más amplio sentido y una tercera referida al combate, al grito civil, a la liberación de lo fundamental en la patria.
En Rúbricas de la espada, hay un poema corto que resume las dos últimas etapas, combina -se podría decir- el canto a la mujer amada con la invitación a la lucha; veamos:
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-Eh, María, vida mía,
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te llamo para que digas
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si mañana o cualquier día
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con las espadas quemantes,
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iremos a la armería
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del alba que nos espera.
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-Dime que sí, vida mía,
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que nos iremos cantando
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al sol de la nueva vida...
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Cuadernos de Bellas Artes, diciembre de 1963, pág. 110, Méjico D. F.)
FUENTE: EL TRINO SOTERRADO. PARAGUAY : APROXIMACIÓN AL ITINERARIO DE SU POESÍA SOCIAL. TOMO II AUTOR: LUIS MARÍA MARTÍNEZ EDICIÓN DIGITAL: ALICANTE : BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES, 2002 N. SOBRE EDICIÓN ORIGINAL: EDICIÓN DIGITAL BASADA EN LA DE ASUNCIÓN (PARAGUAY), EDICIONES INTENTO, [1986].