EL CAMINANTE SOLITARIO
Cuento de OSVALDO GONZ脕LEZ REAL
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"Las piernas son nuestro segundo coraz贸n".
Dr. Barnard
"Vivimos una 茅poca de decadencia. Los j贸venes
no respetan a sus padres. Son rudos e impacientes".
Inscripci贸n en una tumba egipcia (6.000 a帽os a.d.C.)
鈥撀縉o te has decidido a煤n? 鈥揺xclam贸 la voz maternal, con un tono de reproche.
El joven movi贸 la cabeza negativamente y sigui贸 at谩ndose los cordones deshilachados de su "champi贸n" blanco. La madre 鈥搖na mujer de mediana edad, con un rictus permanente de ansiedad en el rostro鈥, haciendo un adem谩n que denotaba disgusto, dud贸 un momento y luego, suavizando la expresi贸n, agreg贸:
鈥揌ijo m铆o, los vecinos empiezan a murmurar; tienes que decidirte cuanto antes: ma帽ana puede ser demasiado tarde. Al menos piensa en nosotros y en la verg眉enza que tenemos que soportar a causa de tus ideas. Hazlo por m铆, 驴quieres? Tu padre no ha dormido anoche. Es probable que pierda su empleo.
El padre del muchacho se encargaba de las computadoras en la Central Hidroel茅ctrica. All铆, sus compa帽eros ya no le dirig铆an la palabra y lo evitaban en el comedor. Lo consideraban culpable de la conducta ins贸lita de su hijo, el de las "zapatillas blancas".
Guillermo levant贸 lentamente la cabeza y mirando a su madre directamente a los ojos, dijo con impaciencia:
鈥撀緾u谩ndo comprender谩n que no soy como los otros? 驴No ven que estoy perfectamente bien as铆, sin tener que depender de una m谩quina?
Una de las paredes de la habitaci贸n se ilumin贸 repentinamente, y se escuch贸 una voz que repet铆a, mon贸tonamente, una serie de mandamientos y reglas de conducta, recordando a los ciudadanos sus deberes para con el Estado. Una tanda de im谩genes subliminales reforzaban las palabras del an贸nimo legislador. El adolescente hizo como que se tapaba los o铆dos y continu贸:
聽鈥撀縈am谩, por qu茅 no me dejan en paz? Pap谩 s贸lo piensa en quedar bien con la empresa. Yo no existo para 茅l: me trata como a una de sus calculadoras.
La mujer suspir贸 profundamente, y luego, sin decidirse a responder, abandon贸 el comedor para dirigirse a la cocina, murmurando 鈥損or lo bajo鈥 contra las ideas absurdas de su hijo.
En la impecable cocina, la criada mec谩nica apilaba los platos, mientras tarareaba una antigua canci贸n interplanetaria: esas que se cantaban en la 茅poca de las sirvientas que emigraron a la Luna en busca de mejores salarios, dejando a las pobres amas de casa abandonadas a su suerte.
La madre de Guillermo desconect贸 el artefacto y lo condujo suavemente de la mano hasta la caja de metal, donde permanec铆a guardado 鈥揷omo una gigantesca marioneta鈥 despu茅s de terminar las tareas dom茅sticas.
La sirvienta no era un "robot" 鈥揹e all铆 el trato especial que recib铆a鈥, sino una combinaci贸n de lo que qued贸 de una vieja actriz (despu茅s de la Guerra de las Mujeres) con brazos y piernas artificiales, agregados posteriormente.
El hijo rebelde observ贸 a su madre con una mueca de disgusto, molesto por el cuidado que brindaba a ese extra帽o organismo 鈥搈itad humano, mitad m谩quina鈥, un ser h铆brido, como aquellos viejos dioses egipcios, que participaban de dos naturalezas distintas y contradictorias.
鈥撀縎er谩 que terminaremos reverenci谩ndolos?鈥 se pregunt贸 el muchacho, mientras se incorporaba del colch贸n de aire sobre el que estaba recostado. Mir贸 una vez al engendro electr贸nico, envidiando los cuidados que recib铆a y luego, cabizbajo, abri贸 la puerta del comedor y sali贸 a la calle.
Bajo las luces de sodio, sus "championes" parec铆an fosforescentes. Un brillo fantasmal part铆a de sus pies: como el de ese polvo estelar que tra铆an en sus zapatos los viajeros de la V铆a Lactea. Ese resplandor daba a sus largos pasos un toque misterioso y fant谩stico. Los autos el茅ctricos pasaban velozmente junto a 茅l, casi roz谩ndole 鈥揷omo si desafiaran al osado peat贸n. Guillermo los ve铆a surgir y desaparecer como fuegos, mientras intentaba reprimir la ira y el desprecio que le produc铆an las as茅pticas m谩quinas con olor a trueno. Todas llevaban pintadas el emblema de la "campa帽a de mecanizaci贸n total": un hombre, sin piernas, sobre dos ruedas de metal.
Aquello hab铆a comenzado con la hist贸rica resoluci贸n del Gobierno que exig铆a a todos los ciudadanos la completa mecanizaci贸n, y la prohibici贸n expl铆cita de andar a pie. El joven y sus "championes" eran un abierto desaf铆o a la ley. "Los que se atreviesen a caminar despu茅s de las fiestas patrias deb铆an atenerse a las consecuencias" 鈥揳s铆 repet铆a aquella voz impersonal en la pared transparente de todos los hogares. No se hab铆a revelado la naturaleza del castigo; pero se supon铆a que deb铆a ser ejemplar. La deportaci贸n a las canteras marcianas, tal vez, o el famoso reformatorio lunar...
El muchacho continu贸 su caminata a lo largo de las calles electrizadas 鈥搒us zapatillas de goma lo proteg铆an suficientemente鈥 pues era sumamente peligroso transitar, a pie, por las nuevas autopistas de acero.
Nuestro h茅roe observ贸, con el rabillo del ojo, c贸mo lo vigilaban las c谩maras de TV de circuito cerrado que cubr铆an la ciudad, siguiendo atentamente sus pasos. Se figuraba la mirada de desaprobaci贸n y esc谩ndalo que tendr铆an los encargados de los monitores, frente a las pantallas. Los 煤ltimos boletines estatales hab铆an informado sobre el 茅xito total de la campa帽a de motorizaci贸n masiva (exceptuando 鈥揹ec铆an鈥 la actitud ins贸lita de un individuo recalcitrante, que se hab铆a negado a gozar de las ventajas que le brindaba el progreso).
No s贸lo tras las lentes de las c谩maras de control lo ve铆an con disgusto; tambi茅n los vecinos del barrio por donde transitaba lo miraban pasar con suma desaprobaci贸n.
Guillermo se aprestaba a cruzar la calle, para dirigirse al centro de la ciudad, cuando not贸 que un coche patrullero se acercaba a 茅l, como un negro nubarr贸n que anunciaba tormenta. El solitario caminante se detuvo, disponi茅ndose a enfrentar a los inflexibles funcionarios.
El coche el茅ctrico 鈥揹e 煤ltimo modelo鈥 par贸, silenciosamente, junto a 茅l. Un hombre enjuto, vestido con una chaqueta de color gris, baj贸 parsimoniosamente de la m谩quina y mir谩ndolo fr铆amente, interpel贸 al muchacho en tono autoritario.
鈥揢d. debe ser el joven Walker, "el peat贸n"; el que se ha negado a participar de los beneficios que brinda la electrificaci贸n total. 驴No es cierto? 鈥搈ascull贸 entre dientes el representante del orden.
** As铆 es 鈥搑espondi贸 Guillermo, con actitud desafiante鈥. 驴En qu茅 puedo servirles? 鈥揳greg贸 con sorna鈥. No pueden impedir que use libremente mis piernas. Tendr谩n que esperar que se cumpla el plazo establecido para detenerme 鈥揷ontinu贸, con insolencia.
El funcionario mir贸 los "championes" del caminante, frunciendo el ce帽o, y 鈥揹espu茅s de musitar algo por lo bajo鈥 abri贸 la puerta transparente del veh铆culo y haciendo una se帽al al conductor, se alej贸 a gran velocidad.
En medio de la quietud nocturna, se escuchaba el zumbido lejano de los generadores el茅ctricos de la ciudad arrullando en la noche el sue帽o confiado de sus habitantes.
Guillermo Walker se detuvo, durante unos instantes, al escuchar el familiar susurro del colmenar el茅ctrico donde se destilaba el rayo de las tormentas, y con un extra帽o brillo en los ojos 鈥揹espu茅s de consultar su reloj de bater铆a solar鈥 decidi贸 volver sobre sus pasos.
Cuando lleg贸 a su casa, el silencio reinante le indic贸 que sus habitantes estaban profundamente dormidos. El joven se dirigi贸 a la cocina y sac贸 a la mu-chacha mec谩nica de su ata煤d nocturno; conect贸 la pila que estimulaba el cerebro y comenz贸 a hablar quedamente al "ciborg". El organismo cibern茅tico hizo una se帽al de asentimiento y se incorpor贸 lentamente鈥
Al otro d铆a, la ciudad entera era presa del p谩nico y la consternaci贸n. Una enorme rata (animal dom茅stico que se consideraba extinguido) hab铆a causado un cortocircuito en la Central Hidroel茅ctrica.
Los coches se hab铆an detenido鈥 las c谩maras de TV hab铆an dejado de funcionar鈥
聽LA CIUDAD ESTABA PARALIZADA鈥 LOS HABITANTES HABIAN DESCUBIERTO 鈥揈SPANTADOS鈥 隆QUE YA NO ERAN CAPACES DE CAMINAR!
S贸lo un atl茅tico adolescente recorr铆a con pasos el谩sticos las desiertas calles de la ciudad.
Sus "championes" blancos brillaban bajo la luz del amanecer鈥
(De: Anticipaci贸n y Reflexi贸n, 1980)
Fuente:
ANTOLOG脥A DE LA LITERATURA PARAGUAYA,
3ra. Edici贸npor TERESA M脡NDEZ-FAITH. 聽
Editorial y Librer铆a EL LECTOR,
Asunci贸n-Paraguay, 2004聽
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