“LA CALLE ES DE LA POLICÍA”

Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE

alcibiades@abc.com.py

Ayer, 1 de mayo, se cumplió el 35 aniversario de la garroteada feroz que la dictadura propinó a los manifestantes que recordaban la fecha en el templo de Cristo Rey. El acto, organizado por el Movimiento Intersindical de Trabajadores (MIT), se propuso una reunión en la plaza Italia, prohibida por el ministerio del Interior. Se decidió que después de la misa se intentara llegar a la plaza.

El oficio religioso, seguido por una multitud, estuvo a cargo de monseñor Melanio Medina, cuya homilía resaltó las dificultades que padecían los obreros por el bajísimo salario y los obstáculos para que se organizaran libremente.

La reunión obrera –de una parte de los obreros porque la otra, la oficialista, estaba cantando loas al dictador desde el Panteón de los Héroes– coincidió con una manifestación ciudadana que se venía gestando contra los atropellos a los derechos humanos.

Aquel año de 1986 –a tres de la caída de la dictadura– hubo un fastidio generalizado por el interminable sistema político basado en la fuerza, la corrupción, la arbitrariedad.

El clamor contra tal estado de cosas se inició en la mañana del 19 de abril de 1986 con la marcha de médicos, enfermeras, empleados administrativos del Hospital de Clínicas, que terminó frente al ministerio de Hacienda con el pedido de aumento salarial y más interés del gobierno por mejorar en algo la salud de la población.

La respuesta fue la única que tenía la dictadura: golpes despiadados de la policía contra los manifestantes en la creencia errónea de que la salvajada acabaría con las demandas ciudadanas. Se multiplicaron. El personal de clínicas recibió la espontánea adhesión de los demás sectores sociales democráticos. Este movimiento se dio en llamar el “Clinicazo” que, desde la óptica del oficialismo, fue el resultado de una manipulación política; la consecuencia, dijeron, del propósito desestabilizador, de los agentes del terrorismo internacional, etc. Una enfermera les respondió: “Los únicos agitadores son nuestro estómago, nuestra conciencia y nuestros hijos”.

En este contexto, se dio la reunión del MIT, también con sus justos requerimientos. Y también, con la consiguiente represión. Al término de la misa los organizadores invitaron a la multitud salir a la calle y dirigirse a la plaza Italia. La policía ya tenía sus planes: dejar salir a los manifestantes para encerrarlos luego sobre la calle Colón a partir de 25 de Diciembre y Carlos Antonio López. Agua servida y garrotazos sin misericordia fueron la respuesta de la “democracia sin comunismo” de Stroessner que ya la venía ejerciendo desde hacía tiempo con todos los intentos libertarios.

Los propietarios de una casa que da sobre Colón, frente a la iglesia, abrieron las puertas para socorrer a los perseguidos. Recuerdo que lo hicieron, entre otros, doña Coca de Lara Castro y Luis Alfonso Resck, después de que ya fueran muy golpeados.

Con motivo de los 35 años, habrá una jornada virtual de Memoria Histórica, el próximo martes 11, con la participación de algunos de los referentes de la marcha cuyo resultado no pudo ser mejor, pese a las golpizas: a través de los medios de comunicación se extendió por el mundo la verdad de un régimen que pretendía esconder sus barbaridades.

Esas marchas hicieron decir a un ministro de Educación que “la calle es de la policía” para justificar las garroteadas. En rigor, eran de la policía las calles, las plazas, los lugares de trabajo, los hogares, el país entero. Es también esta desgracia nacional la que se memoró ayer.

Fuente: ABC Color (Online)

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Sección: OPINIÓN

Domingo, 02 de Mayo de 2021

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