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MILIA GAYOSO MANZUR
  CELEBRACIÓN DE LA ESPERANZA - Por MILIA GAYOSO-MANZUR - Diciembre 2020


CELEBRACIÓN DE LA ESPERANZA - Por MILIA GAYOSO-MANZUR - Diciembre 2020

CELEBRACIÓN DE LA ESPERANZA


Por MILIA GAYOSO-MANZUR


Me apena verla tan triste. Sonríe cuando la miro, pero sé que al darme vuelta,  baja los ojos y se pone sombría.

Mamá, juguemos a ser las heroínas de capa verde, le digo, porque solemos jugar con las sábanas de su cama,  y ella responde: espérame un rato, Jimena, voy a terminar esto que estoy haciendo. No es cierto que siempre esté haciendo algo, aunque en realidad se ocupa de cocinar, lavar nuestras ropas y coser unas blusas de telas floreadas que le vende a sus amigas. A veces, mira durante largos minutos por la ventana, mira sin ver nada, solo está allí, quieta y pensativa, mientras se pegotea el arroz en la cacerola y ella trata luego de arreglarlo echándole un chorro de leche. 

*Mi pequeña luciérnaga intuye que no estoy bien. Me desgarra el corazón verla preocupada. Es muy pequeña aún para compartir con ella mi angustia y mis problemas, entonces los digiero sola, aunque eso signifique una úlcera en poco tiempo. ¿Cómo decirle que estamos casi en la bancarrota, que ya no tengo ganas de jugar, que mis fuerzas se están debilitando, que no sé hasta cuándo podré seguir sosteniendo esta situación?

Desde hace varios meses, nuestro menú casi diario es arroz con huevos, ya sea frito, duro o en omelette. A la noche, nos vamos a dormir con la merienda. A veces tengo hambre, pero no se lo digo para que no se ponga más triste aún.

Estás aquí, pero te extraño, le digo, y ella levanta la vista y me mira, entre el asombro y la ternura.  Sos muy chica para razonar de esta manera, me dice, y trata de explicarme que no se siente bien como para que juguemos a ser heroínas o estrellas de cine.

Ella es joven, pero en estos últimos meses es como si hubiera envejecido varios años. Siempre fue muy alegre, se teñía el pelo en diversos colores cada cierto tiempo, usaba máscaras de pestañas en abundancia, se pintaba los labios en rojo llamativo y se compraba lentes de colores intensos, que resaltaban aún más sus ojos negros. Todo le quedaba bien y la gente se paraba  a mirarnos cuando nos íbamos cantando por la calle o ella repetía su parlamento mientras yo llevaba en las manos el papel con los diálogos de la obra, para tomarle la lección.

*Me pone triste darle una excusa cada vez que me pide hacer alguna actividad juntas, como esos juegos tontos que nos hacían felices. Es que me siento desganada, devastastada. Ni siquiera tengo ganas de asear la casa, ordenar la ropa, mucho menos pintarme las uñas, hacerme la planchita en el pelo y menos aún maquillarme.

A veces corríamos desde la parada del ómnibus hasta el teatro donde tenía que ensayar o actuar, e incluso, una vez corrimos como diez cuadras hasta el Parque Caballero donde tenía que filmar su parte en la película  “La amada del Mariscal”. Ella hizo de la empleada de la protagonista, y a mí me parecía que era más linda que la propia Madama. Se lo dije al director, y mamá se enojó conmigo. No entendí por qué, ella siempre dice que uno debe andar con la verdad como estandarte.  El director solo sonrió y me dio la razón.

Excepto cuando papá nos dejó, siempre la he visto feliz. Se ocupaba de mí durante todo el día y de noche, cambiaba de personalidad cuando asumía su papel en el teatro. Podía ser una jovencita risueña dentro de un uniforme de colegio, o una anciana gruñona, con los dientes pintados de negro para que pareciera que no los tenía. Creo que casi nací sobre un escenario. Me fascina cuando me cuenta que hacía de la novia de un villano, cuando sintió las contracciones. Tuvo que cambiar su parlamento, adelantarlo, para poder ir al hospital.  El elenco entero la acompañó, así como estaban vestidos. Tuve quince padrinos que celebraron mi nacimiento,  sana y llorona.

*Siempre traté de ser una persona feliz y positiva, eso me ayudó mucho en la vida. Creo que lo heredé de mi madre, una mujer de hierro y azúcar que me crió con amor, paciencia y mano dura pero que no se notaba por esa alegría innata que traducía en su voz. Ella, que perdió a papá a los tres años de casarse, se las ingenió para cuidarme y pagar mis estudios universitarios de Derecho, que a medio camino cambié por la Escuela de Arte, en Asunción.

Todo iba tan bien en nuestras vidas!!!, pero llegó este abril que trajo tantos cambios. Ya no pudimos viajar hasta Concepción a ver a mi abuelita, mamá se fue quedando sin trabajo y tuvo que aprender a manejar la máquina de coser que le prestó una amiga.

Además de su trabajo artístico, siempre vendió algunas cosas para meter un extra en casa, pero se quedó sin dinero  para comprar los zapatos y carteras que vendía, y ya no hubo contratos ni cobros.  Los que le daban trabajo también se quedaron sin nada, y cada vez que habla por teléfono, la escucho lamentarse con sus compañeros del elenco a causa de las cuentas que no esperan.

*Araño mis ahorros, me reinvento, hago algunas blusas que las chicas me compran seguramente para ayudarme, porque no son como los de Carolina Herrera! . Soy una diseñadora/modista incipiente. Creo que entro en un embudo de tristeza al cual no quiero ingresar, pero me arrastra la situación. Por mi hija trato de mantenerme lúcida, fuerte, positiva…

Pasaron los meses y las cosas en vez de mejorar, empeoraron. Ella continuó sin poder trabajar y le quedaron varias blusas sin vender. Algunos días, nuestro almuerzo fue solo arroz. Se habían acabado los huevos.   Las pocas veces que salimos a la calle, ya nadie se queda a observar nuestro paso, todos somos iguales debajo de estos molestos tapabocas.

Se habló de una esperanza. El gobierno prometió ayudar a los artistas, pero pasaron las semanas y  todo se diluyó como su alegría. Mamá cree que soy chica para hablar de las cosas de los grandes, pero yo estoy muy informada porque veo los noticieros y leo las novedades en internet.

Mamá, ¿y si buscamos a papá?, le dije mientras trataba de enviar mi tarea a la profe, por internet, pero mi madre se había quedado sin saldo.  No, Jimena, no lo vamos a buscar, fue todo lo que dijo y se llenaron los ojos de lágrimas. Me arrepentí de esa idea que desde hacía días me rondaba en la cabeza, papá se fue de la casa hace más de cinco años y nunca volvió ni siquiera a verme. La abracé por atrás y lloramos juntas. Era la primera vez que llorábamos juntas, siempre habíamos reído al unísono, en mis diez años de vida.


*A Jimena se le ocurrió hace unos días, que buscáramos a su papá. A Raúl!!, que nunca fue capaz de asumir su rol de jefe de familia, que prefería amanecer tomando cerveza y escuchando música con sus amigos, en la rotonda camino a Luque. Nuestro amor se desgastó por su falta de compromiso, por su falta de deseos de pelear codo a codo por nuestra hija y nuestra familia. ¿Buscarlo?, jamás. El lleva años sin preocuparse por la nena, y mucho menos por mí. Vamos a dejarlo donde está, está mejor lejos de nosotras,  y  nosotras muy lejos de él.

Mamá, ya es diciembre, le digo. Sí, vamos a buscar el arbolito que está sobre el techo del baño, y vamos a armar mañana, me dice sin emoción.

*Cierto! Ya es diciembre, y yo sigo anclada en no se qué mes de este 2020 que llegó con tantas esperanzas y se  descompuso por el camino. Ya es diciembre. Los Franco  tienen adornada su casita como si fuera la de Papá Noel, llena de luces y globos de colores colgando de su árbol de castaño. Hasta la casa de los Silva, que hasta hace poco tuvo a uno de sus miembros internado muy grave, con Covid, ya titila por las noches.  La nuestra sigue en la semioscuridad, con el único fluorescente que prendo en el frente para que la cuenta de luz no venga tan abultada.

¿Y si hacemos guirnaldas de colores con papel de barrilete?, y estrellas de botellas de plástico, y … Sí, Jimena, responde, vamos a hacer todo lo que quieras, dame un poco de tiempo, mi amor, me voy a sentir mejor y vamos a llenar de navidad la casita.

*De seis que son en total, cinco tuvieron el virus y el padre de familia estuvo gravísimo. Los vi tan felices el domingo de mañana, cuando los vecinos llegaban hasta el portón a dejarles algunos alimentos y a desearles buena suerte.  Salimos a la vereda con Jimena, porque me invitaron los Martínez, para darles ánimo y demostrarles que estamos felices con ellos. Jime infló varios globos y fue a colgarlos en su portón. Carina Silva le tiró un beso desde su puerta y mi hija volvió sonriendo hasta donde estaba yo.

Leí que hay ofertas de adornos navideños en el supermercado Ágata, mamá, ¿y si vamos a mirar qué podemos comprar?

*Cómo le digo que no tengo ya nada de reserva, que es  imposible pagar por media docena de adornitos o un juego de luces para poner por la puerta. Cómo decirle que no,una vez más?

-              Vamos a cortar la capa roja que usé para la obra  “ Caperucita” y haremos botas y gorras de Papá Noel, y vamos a decorar el árbol con los adornos viejos y cáscaras de huevo que pintaremos juntas, le digo, para que no se le borre la sonrisa  a mi niña tan dulce.

Salto de alegría con el proyecto. Sí!! Todo lo que quiero es que ella sonría, se ponga mejor y que adornemos nuestra casita para navidad. La abrazo feliz cuando suena el timbre. Mamá abre, la escucho hablar y reír, pega un pequeño grito y aparece con el tío Tomás, que llega irreconocible con una barba larga y tapaboca de color verde con una campanita dorada en un costado.

Hola mi flor! Grita y me alza en alto, me tira besos al aire, me hace girar como una calesita y me canta nuestra canción que llamamos de triunfo: Las cabritas blancas bajan desde el cerro, las siguen de cerca un niño y un perro… Creo que me la enseñó cuando aún mamaba  y él venía a casa a estudiar los guiones con mamá.

¿Qué celebramos tío Tomás? Le pregunto ansiosa porque cantamos Las cabritas cuando ocurre algo importante.

Hay trabajo para tu mamá y para mí, pequeña, dijo. Empezaremos una mini gira en enero, llevando una obra corta a hogares de ancianos, hospitales y comedores de varias poblaciones del interior. Es un contrato milagroso mi Jimena!!! No ves lo flaco que estoy, ya no estaba comiendo más!, dijo riendo a carcajadas, porque no es cierto. Se ve tan gordito como siempre, pero sí con la barba y el pelo muy desprolijos.

*Como un milagro de navidad, Tomás llegó con buenas noticias. Qué digo? Maravillosas noticias, montaremos una pequeña obra, desde el 2 de enero, y si Dios quiere por varios meses. Como si fuera poco, me trajo un adelanto de los productores. Mi amigo cree que no es mucho, pero no se imagina lo que significa para nosotras en este momento.

Jimena  disfruta su visita, y devora las medialunas y palmeritas de hojaldre que le trajo uno de sus padrinos favoritos.  Voy a preparar la merienda, les digo y voy a la cocina a llorar un poco, pero esta vez,  de alegría.



La Dirección General de Cultura y Turismo, presenta a CLOTILDE CABRAL y Margarita Irún.

En "Celebración de la esperanza" de MILIA GAYOSO-MANZUR.

Musicalización y realización de Sergio Cuquejo.

Video




Fuente: LA AUTORA

Registro: Enero 2021



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