Portal Guaraní - VIVIMOS EN UN CALDO - Por MILIA GAYOSO-MANZUR

Las veces que necesito ir manejando hasta el centro de Asunción, me felicito por vivir y trabajar en "la campaña", especialmente en el verano. Al caos vehicular que se genera en los últimos tiempos –especialmente para el ingreso y salida hacia la capital–, debemos sumarle el ambiente apocalíptico que genera el calor en la ciudadanía.

No es para menos, vivimos en un caldo gigante y nos cocemos a fuego alto la mayor parte del año. No hace falta ser sicólogo para notar el cambio que producen las altas temperaturas en el carácter y comportamiento de la gente. Especialmente en la calle, uno tiene la posibilidad de ver gente irritada, enfurecida con la vida, arremetiendo contra todo lo que se interpone en su camino. ¿Le han bocinado hasta romperle los tímpanos por no moverse un par de pasos? ¿Le gritaron las palabras más irreproducibles por ser mujer y "atreverse" a manejar un auto y no volar bajito?

No sé si existe algún trabajo científico que avale mi punto de vista, pero hago mi propia investigación cada verano-primavera-otoño y veo cómo se deteriora la calidad de vida de la gente debido al calor extremo que soportamos, y de qué manera se descomponen las relaciones humanas en un país donde la cordialidad era un sello.

Me incluyo entre los afectados por la ola caliente, aunque me bañe cinco veces por día, sudo a mares, mi Cabotine se acaba en un mes, compro talcos por docena, el asma se me acelera y no puedo respirar, tengo malos pensamientos contra mi hermano mecánico cuando el aire de mi autito no cumple como debiera, también le bocino como loca a los que me bocinan y les grito una cuantas verdades si me provocan. Ser mujer en un país machista no es joda.

¿Por qué cree usted que son más felices los países fríos? Porque no se sienten atosigados, cercados, desesperados por la temperatura asfixiante. Aunque algunos extranjeros digan que esto es el paraíso de sol y plantas maravillosas.

Sí, es un paraíso, pero demasiado cercano al sol. En estos días circulaba una imagen de Paraguay rotando más cerca del sol que la propia Luna. Acertadísimo, algo así supongo que ocurre.

¿Usted no se siente maravillosamente bien cuando viaja a Buenos Aires? Allá las estaciones se comportan como corresponde, y solo hace calor en verano, entonces la mayor parte del tiempo se disfruta de una temperatura agradable y es un placer vestirse, caminar, ir a los cafés, comprar libros, y ropa, claro.

Volviendo al comportamiento de la gente. Alguien que conozco afirma que el paraguayo toma demasiada cerveza porque necesita aplacar el calor, y yo le digo: no, toma tereré para eso. Y cerveza, insiste.

¿Qué hacía antes la gente cuando no existían los aparatos de aire acondicionado? Apelaban a la pantalla de karanda'y y abanicos con encaje en la punta. Para hacer la siesta, sé de mujeres que se acostaban en el piso fresco o se hamacaban sin parar para que les sople un poco de brisa. ¿Por la noche? Los abuelos recordarán las camas con mosquiteros en los patios y jardines para dormir tranquilos fuera del sofoco de las habitaciones. Pero si usted hace eso ahora, los ladrones lo llevan completito, para vender hasta la última funda.

Cuarenta y tantos años atrás, no todos tenían heladeras en las casas, entonces se apelaba a diversos métodos para enfriar las bebidas. Tenía buen resultado hacer depósitos de cemento y llenarlo de aserrín y hielo en barra, para poner allí las botellas o conservar la leche.

Como nosotros vivíamos en Villa Hayes, en la costa del río Paraguay, mi abuelo tenía una ingeniosa manera de enfriar su cervecita y el Agua Salus de mi abuela: ataba cada botella con un piolín, la introducía al agua y la aseguraba a la playa con una estaca donde sostenía su preciosa carga. Utilizaba el mismo método para atajar sus canoas. Era un capo.

En cuanto al tráfico, antes no existían tantos vehículos vía Chile, ni tantísimas playas de venta de autos, ni las motos se retiraban con semejante facilidad como ahora, lo que provoca un congestionamiento espantoso que se agrava en horas determinadas, y se vuelve insoportable en los meses de diciembre y enero.

Cada año hace más calor, y según los científicos, esto empeorará debido al maltrato del hombre hacia la naturaleza, léase deforestación, contaminación ambiental, etc. O sea, tenemos lo que nos merecemos. Si aún hay tiempo de revertir esto, es mejor que hagamos cada uno nuestras tareas.

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