Oime oico pe yaíre
peteï guyra oñemíva
che ambo jhéra la cautiva
oicóre iñapytïmby
che py'áre oyatapy
acanundúicha iñaröva
mboracjhu ichupe arecóva
aréma iñongatupy.
2
Che rendúna la cautiva
Che renói tajha nde ypýpe
ani upe ca'aguýpe
chéco icatúnte avei
roipe'a mba'e mbyasýgui
jha ayorávo nde cupýgui
pe oicóva ne ñapytï.
3
Ne rendagua arecopáma
yaveve catu guyráicha
yajhupitýne oimejháicha
che recojha mombyry
anínteke rembyasy
nde rakycuerére opytáva
ndénteco che ánga yára
reicöva iñapytïmby.
4
Nderejhénte nderejhénte
ake jha apáyvo jha'éva
oiméne pico oicoveva
che corasö yarami
ndénte ne añagui rei
reico nde jaula ruguape
ne reseiri che rendápe
nde yáragui roñomi.
5
Jha cuña ipy'a jhatäva
mborayjhu oicuaase'ÿva
che corasöme oñotyva
kyseichagua mboracjhu
oicojhagua che cutu
manterei jhacjhupápe
ou rangue che rendape
ipepópe che peyu.
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EMILIANO R. FERNÁNDEZ conocía al dedillo vastos territorios del país. Los había recorrido una y otra vez con su guitarra compañera. Para él no había distancia, ni caminos intransitables ni lluvia. Donde la noche sorprendía a sus pasos de andariego, se quedaba. Nadie le negaba la posada, esa especie de obligación sagrada que había en el Paraguay -sobre todo en el área rural- hasta no hace muchos años.
Poco antes de la Guerra del Chaco (1932-1935) el poeta anduvo por el departamento de Concepción. Se movía entre Puerto Yvapovõ y Horqueta. De esa época pudo haber sido YVAPOVÕ POTY. Hay, sin embargo, otras obras que también se ubican en ese contexto geográfico. Una de ellas es LA CAUTIVA, que registra un tema que pocos poetas populares se atreven a abordar.
El que tiene referencias sobre esa inspiración de Emiliano es GENEROSO LARRAMENDIA, del conjunto de los HERMANOS LARRAMENDIA. Su hermano AGUSTÍN (RUBITO) fue el que le puso la música, de modo que su testimonio tiene relevancia sobre todo para ubicar la producción en la coordenada temporal.
Don Generoso le comentó a su amigo GREGORIO CÁCERES -depositario de su memoria- que lo que escuchó decir alguna vez es que Emiliano le dedicó la poesía a una mujer casada "que vivía entre Puerto Yvapovõ y Horqueta, en el departamento de Concepción". Obviamente su nombre se perdió en la siempre espesa aunque pegajosa polvareda del tiempo.
"Antes de la Guerra del Chaco, Emiliano le entregó la letra a Rubito. Tuvieron que haberse encontrado en el acantonamiento militar de Sajonia donde llegaban los que iban a ir a combatir, tal vez ya por el camino o en el Chaco mismo, antes de las primeras batallas. Lo cierto es que mi hermano -al que ROQUE CENTURIÓN MIRANDA, junto a otros, había seleccionado para formar parte de su elenco de teatro y música- me contó que esa letra recibió antes de los combates. Y tuvo que haberle puesto melodía en medio del ajetreo, tal vez ya en las trincheras chaqueñas. No hay que olvidar que Agustín formaba parte del conjunto musical del Chaco dirigido por HERMINIO GIMÉNEZ. Allí también estaba nuestro primo hermano SANTIAGO CORTESI", recordaba don Generoso.
Lo que el poema refleja es que Emiliano quedó enamorado de una mujer que -desde su perspectiva- vivía en cautiverio. Tomó como imagen un pájaro enjaulado en el monte. Y le ofreció volar juntos, liberándose ella de la atadura del hombre con el que vivía. De lo que el autor expresa se deduce que ella se negó a sus pretensiones. Ese es el punto de partida de la poesía.
Rubito se introdujo en la historia que tenía en las manos y compuso la polca que canta abiertamente a la mujer de otro, un tema tabú para la época. La cautiva tiene vida propia. Recorre los escenarios y hasta aparece en el repertorio del dúo brasileño de música popular ZEZE DI CAMARGO y LUCIANO. Con un guaraní que a los que hablan esta lengua les resulta más fácil adivinar, interpretan una versión fresca y vital, muy digna de Emiliano R. Fernández.