LA VOZ MEDITERRANEA
MUESTRA DE POESIA DEL PARAGUAY
SELECCIÓN Y PRÓLOGO: SUSY DELGADO
Primera edición
8.000 ejemplares
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C. L.
Corrientes 1543 (C 1042AAB)
Buenos Aires. Argentina
www.imfc.coop
Director Editorial: Mario losé Grabivker
Diseño: Sergio Bercunchelli
Ilustración de tapa: Carlos Nine
Armado: Clara Batista Corrección: Carlos Agosti
Impresión: GS Gráfica
Charlone 958 - Avellaneda, Buenos Aires
Octubre 2008
©, 2008 - Desde la Gente - Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C. L.
©, 2008 - De los autores
©, 2008 - Por poesía de Josefina Plá, autorización de la Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción".
©, 2008 - Por los textos de Augusto Roa Bastos, sus derechohabientes.
La voz Mediterránea: muestra de poesía del Paraguay/compilado por Susy Delgado; con prólogo de Susy Delgado. - 1a ed. - Buenos Aires: Desde la Gente, 2008.
128 p.; 20x14 cm. - (Desde la Gente/ Mario José Grabivker) ISBN 978-950-860-215-2
1. Poética Paraguaya. I. Delgado, Susy, comp. II. Delgado, Susy, prólog. CDD Pa861
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Queda hecho el depósito Ley 11.723 Libro de edición Argentina
LA VOZ MEDITERRÁNEA
PROLOGO - SUSY DELGADO
Cuando se habla del Paraguay, desde los tiempos antiguos hasta nuestros días, es común escuchar que se alude a "el gran desconocido" o "el país del misterio". Cuando quienes hablan pertenecen a la comunidad cultural, es infalible recordar la frase "isla rodeada de tierra", atribuida a Augusto Roa Bastos, como metáfora del país. Sería superfluo explicar este concepto, derivado de la clara situación de mediterraneidad que ha pesado sobre el Paraguay durante toda su historia, pero no podemos olvidar que esta condición ha afectado profundamente su desarrollo y su relacionamiento con el mundo en todos los campos, y, por supuesto, en el cultural.
Este gran desconocido ha dado a la literatura -el terreno que aquí nos importa- algunos nombres que fueron capaces, sin embargo, de trascender el muro de aislamiento que pesaba y pesa sobre el país, como el recién mencionado. Circunstancias histórico-sociales adversas, incluyendo el exilio, con su innegable costo de extrañamiento doloroso, paradójicamente abrieron caminos de reconocimiento a algunos autores que empezaron a acceder a auspiciosos espacios de diálogo con sus pares del mundo. Pero sin temor a equivocarnos, y pese a la paulatina apertura de otros espacios que ha traído el gran desarrollo de las comunicaciones, podemos afirmar que en su gran mayoría, los escritores paraguayos y su obra continúan sin poder superar el aislamiento.
La poesía constituye el gran territorio de ese gran desconocido, valga la expresión, porque es el género más cultivado desde los tiempos en que el rico acervo oral de la antigua nación guaraní empezó a fijarse en la escritura, género que ha dado no solo figuras individuales, sino épocas y promociones enteras de especial brillo.
En este libro ofrecemos a los lectores un acercamiento a este rico universo, rescatando algunos capítulos y figuras ineludibles, así como los tonos diferentes que ofrece su perfil cultural bifronte, definido por su bilingüismo. Hay que señalar en este punto que el desarrollo de la literatura guaraní se ha dado en forma más lenta que la expresada en castellano, por la larga postergación que ha pesado sobre el idioma, proceso que ha empezado a revertirse a partir del reconocimiento del mismo como Lengua Oficial en igualdad de condiciones con el castellano, en la Constitución de 1992. Esta situación ha condicionado la existencia de un caudal cuantitativamente menor al que proviene del castellano, pero cuyo nivel estético ha llamado la atención de los estudiosos, empezando por los cantos míticos indígenas, el venero antiguo de donde fluye la poesía guaraní. Por ello hemos considerado ineludible ofrecer algunos ejemplos de este capítulo especial, incluyendo un fragmento de los cantos míticos considerados como "la Biblia" de los guaraní: los reunidos bajo el título de Ayvu Rapyta (El fundamento de la palabra) por su compilador, León Cadogan. De las 19 partes que tiene el extenso canto, escogimos el fragmento que da título al conjunto, donde se relata cómo el Padre Ñamandú creó el lenguaje, esa condición que otorga el ser y cimenta la virtud más alta del ser humano, de acuerdo con la concepción guaraní. Este fragmento nos muestra igualmente cómo la creación de la palabra en medio de las tinieblas primigenias, se engarza con la del amor, que se abrirá posteriormente en la creación de la Primera Tierra y sus Siete Paraísos, y todo el complejo génesis guaraní. El Ayvu Rapyta, ejemplo emblemático de la palabra guaraní que llega a los shamanes en el sueño, palabra-oración y palabra-alma, señala la raíz y el sentido de una poesía que ha latido vigorosa, ya sea en el terreno de la oralidad como en el de la escritura.
Complementan este capítulo algunas canciones infantiles indígenas, una canción popular guerrera que data de los años oscuros de la Triple Alianza, un poema representativo de la gran época alcanzada por la poesía guaraní en alianza con la canción popular en la primera mitad del siglo XX, y algunos ejemplos de la poesía guaraní actual correspondientes a Miguel Ángel Meza y a quien escribe estas líneas.
El capítulo dedicado a la poesía en castellano comienza con dos autores fundamentales, considerados los fundadores de la poesía paraguaya moderna en los difíciles años que vivió el país a partir de 1940: Josefina Plá, española de nacimiento y paraguaya indudable por su extensa y admirable obra que abarcó todos los géneros, y Hérib Campos Cervera, el poeta que sufrió y murió en el exilio y ejerció una fuerte influencia en las generaciones posteriores con sus hondas resonancias libertarias. Les sigue esa figura que ha llevado la literatura paraguaya a sus más altas cimas: Augusto Roa Bastos, más conocido como narrador, que cultivó sin embargo una poesía defina elaboración, integrando la generación del 40. Y completa este grupo uno de los autores que ha alcanzado mayor trascendencia dentro del terreno de la poesía paraguaya: Elvio Romero, poeta que enfrentó asimismo el dolor del extrañamiento, pero en contrapartida alcanzó el reconocimiento que siempre resultó esquivo para muchos de sus pares.
A continuación incluimos algunos poetas que se destacaron con luces singulares en la promoción del 50, una promoción que asumió la influencia de la generación del 27 de España, verdadero venero dentro de la historia de la poesía paraguaya: José Luis Appleyard, Rubén Bareiro Saguier, José María Gómez Sanjurjo, Carlos Villagra Marsal y Elsa Wiezell. Esta última, si bien no integró el grupo conformado por los anteriores en torno a la Academia Literaria del Colegio San José, se inscribe con su obra en la misma época. Los autores que siguen son figuras que se han destacado nítidamente en los lustros posteriores, algunos de los cuales denotan un nuevo giro poético, que opta por la austeridad verbal y metafórica, en tanto otros se inscriben en una línea emparentada con la poesía precedente. Raquel Chaves, Jacobo Rauskin, Gladys Carmagnola, Víctor Casartelli, Renée Ferrer y Mario Casartelli componen este abanico, que termina con dos figuras representativas de lo más nuevo que ha aparecido en la poesía paraguaya, que reflejan claramente la sensibilidad actual: Mónica Laneri y Shirley Villalba. En este panorama correspondiente a las últimas décadas, hemos querido reflejar la paulatina afirmación de la poesía de mujeres, que en nuestros días ya supera cuantitativamente a la de los varones y cuyo nivel ha alcanzado reconocimientos importantes.
La poesía aquí reunida, dentro de la variedad temática y estilística que abarca, es la poesía de un aislamiento antiguo reafirmado especialmente en la segunda mitad del siglo XX, época marcada por el autoritarismo y las exclusiones, cuyas profundas secuelas se extienden hasta nuestros días, cuando se desarrolla un dificultoso proceso democrático. Es la poesía de la insularidad paraguaya que ha traspasado épocas, temas y estilos, reflejándola siempre, de uno u otro modo. El puñado de textos que ofrecemos en estas páginas es solo un acercamiento, decíamos, pero es también una valiosa ventana de ese universo cultural que late y asoma sus señales desde su antigua mediterraneidad cultural, hacia los lectores que están más allá de las fronteras del país.
POESÍA GUARANÍ
AYVU RAPYTA
(EL FUNDAMENTO DE LA PALABRA)
1
Ñamandu Ru Ete tenondegua
oyvára peteĩgui,
oyvárapy mba’ekuaágui,
okuaararávyma
tataendy, tatachina ogueromoñemoña.
2
Oãmyvyma,
oyvárapy mba’ekuaágui,
okuaararávymŷa
ayvu rapytarã i oikuaa ojeupe.
Oyvárapy mba’ekuaágui,
okuaararávyma,
ayvu rapyta oguerojera,
ogueroyvára Ñande Ru.
Yvy oiko’eire,
pytû yma mbytére,
mba’e jekuaa’eire
mba’e a’ã petei oguerojera ojeupe.
3
Ayvu rapytarã i oikuaámavy ojeupe,
oyvárapy mba’ekuaágui,
okuaararávyma
mborayu rapytarã oikuaa ojeupe.
Yvy oiko’eŷre,
pytû yma mbytére,
mba’e jekuaa’eŷre,
okuaararávyma
mborayu rapytarã i oikuaa ojeupe.
1
El verdadero Padre Ñamandú, el primero,
de una pequeña porción de su propia divinidad,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora
hizo que se engendrasen llamas y tenue neblina.
2
Habiéndose erguido,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora,
concibió el origen del lenguaje humano.
De la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora,
creó nuestro Padre el fundamento del lenguaje humano
e hizo que formara parte de su propia divinidad.
Antes de existir la tierra,
en medio de las tinieblas primigenias,
antes de tenerse conocimiento de las cosas,
creó aquello que sería el fundamento del lenguaje humano
e hizo el verdadero Primer Padre Ñamandú
que formara parte de su propia divinidad.
3
Habiendo concebido el origen del futuro lenguaje humano,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora,
concibió el fundamento del amor.
Antes de existir la tierra,
en medio de las tinieblas primigenias,
antes de tenerse conocimiento de las cosas,
y en virtud de su sabiduría creadora,
el origen del amor lo concibió.
(Ayvu Rapyta, textos míticos de los mbyá-guaraní del Guairá,
compilación de León Cadogan, 1992)
León Cadogan: Antropólogo paraguayo, de ascendencia inglesa, irlandesa y polaca, nacido en 1899. Recopiló y publicó el más importante conjunto de cantos de los mbyá-guaraní del Guairá, como los reunidos en el Ayvu Rapyta, elaborado sobre testimonios de los indígenas Pablo Vera, Kachirito, Che’iro, Francisco (Chico'i), Tomás, Cirilo, Higinio, Mario Higinio y otros. Falleció en 1973.
DOS CANCIONES INFANTILES
Kyringue Mborai Apu’a’i Oñevanga’a
I
- Mamo, Maria i, reo...
- Aa ko che memby reka wy...
- Oime je kuruchu apytépy...
- Mañónte ndawy’ai che chýre.
- Ainupã, nupã, tamora’e,
omemby réra rupi.
II
Tove, tove ju.
roríto yma...
Parana rakãre
nde ygua.
Ñu apy rupi
ajaja ro’u roikóvy.
Breves canciones con que los niños acompañan sus juegos
I
- Adónde, María, vas...
- Voy en busca de mi hijo.
- Está, en verdad, en medio de la cruz...
- No me hallo más sin mi madre.
- Golpearía, golpearía el tambor
en nombre de su hijo.
II
Overo, overo, amarillo,
el lorito primigenio...
En los afluentes del Paraná
tiene su bebedero.
En la orilla de la pradera
andamos comiendo cigüeñas.
(El Canto Resplandeciente. Plegarias de los mbyá-guaraní de Misiones, compilación y traducción de Carlos Martínez Gamba, sobre testimonios de Lorenzo Ramos, Benito Ramos y Antonio Martínez, 1991)
Carlos Martínez Gamba: Poeta e investigador nacido en Villarrica, Paraguay, en 1939. Ha realizado y publicado diversos estudios de las expresiones poéticas de los mbyá- guaraní. Tiene también una importante trayectoria como poeta y ha obtenido el Premio Nacional de Literatura en el año 2003.
UNA CANCIÓN POPULAR GUERRERA
KARAJA, JAGUA HA BURRO
Mbobapy aña rymba
ojehu en este mundo
ojojoguaetéva ifigúra
karaja, jagua ha burro.
Pedro II el karaja,
el jagua Bartolo Mitre,
Venancio flores el burro,
los de la alianza triple.
Mbobapyve oñomoirû
ko'ä animal vai vai
ha ojapo peteĩ contrato
oipyjhy haguã Paraguái
Oguerú ikamba kuéra
ombohasa Paraná,
ohupyty Estero Bellaco
ha upépente ojahoga.
Ogueru los ygarata
aipo mentado coraza,
oguahẽ Curupaytýpe
oje'oi yguýpe itáicha
Pero ñande Presidente
oseñala umi tenda,
ha he'i a los macacos:
"Agui ndapehasái vaʼerã"
Notĩri ko añá kuéra,
ipituva ko nación,
ha he'i rae ohua'ĩvo,
"Jaje'ói a la Asunción".
Ni añándive ojapórõ váka
pende Karaya tuja Peru,
la Asunción ndapehechái chéne,
kambá ky'a tajasu.
EL MONO, EL PERRO Y EL BURRO
Tres animales del diablo
se encontraron en el mundo
cuyas figuras se parecen
al mono, al perro y al burro.
Pedro Segundo el mono,
Bartolo Mitre el perro,
Venancio Flores el burro,
los de la Triple Alianza.
Los tres se habían unido,
animales mal que mal,
y firmaron un contrato
para tomar el Paraguay.
Trajeron a sus negros,
cruzaron el Paraná,
alcanzaron Estero Bellaco
y allí mismo se ahogaron.
Trajeron sus barcos,
los mentados acorazados
llegaron a Curupayty
y fueron bajo el agua como piedras.
Pero nuestro Presidente
señaló esos lugares
y les dijo a los macacos:
"¡De aquí, no pasarán!"
Sin vergüenza estos diablos,
esta nación tan inútil,
dicen que dijo al correr:
"Vayamos a la Asunción"
Ni tratando con el diablo
ese viejo mono Pedro,
Asunción no habrán de ver,
negros sucios y cochinos.
(Texto atribuido al poeta Natalicio Talavera, publicado en la imprenta del Cabichuí en Paso Pucú, Paraguay, en 1867. Traducción de Susy Delgado)
MIGUEL ANGEL MEZA
 AYVU
(Pehengue)
Ahendu opẽ
ipu
opuka
yvy pire ari
mokõi ko'ẽngue.
Oja ojuehe, opyrũ vevýi,
ombogua,
oity ohypýi
mborayhu paha.
Yvytu ndaipóri;
ñemi ichugui
oñombojaru.
CHe akã kaʼaguy
Oñe’ẽ ñemi.
SONIDOS DEL PENSAMIENTO
(Fragmento)
Escucho que se rompen,
suenan,
ríen
sobre la piel terrestre
dos amaneceres.
Se juntan, leve el paso,
cuelan
y riegan
los amores plenos.
No está el viento:
disfrutando de su ausencia
juegan los amaneceres.
La selva de mis sesos
secretea.
(Ita ha’eñoso- Ya no está sola la piedra, traducción de Carlos Villagra Marsal,
Jacobo A. Rauskin y Miguel Ángel Meza, 1985)
Miguel Ángel Meza: Poeta e investigador cultural nacido en Caacupé, Paraguay, en 1955. Integró el Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero y ha publicado los poemarios Ita ha'eñoso (Ya no está sola la piedra) y Purahéi (Canto), además de compilaciones de relatos populares.
SUSY DELGADO
ÑEʼẼ HAʼEÑO
Pynandi,
Ao vaimi revé,
Jukysy opopo ipy'ápe,
Okára nandípe,
Oñe’ê ha’eño,
Ñe'ê año.
PALABRA SOLA
Descalza,
Con ropita raída,
El caldito saltándole en la panza,
En el descampado,
Habla sola,
Palabra sola.
(Ñe'ê jovái, 2005)
ARAKA'ÉPA
¿Ha araka’épa ko’ẽne
jevy ko'ẽ
ñande róga,
ñande réra,
ñane ñe’ẽ,
ñande py'a oiháme,
pe yvy marae’ŷme?
Y CUÁNDO
¿Y cuándo habrá de amanecer
el día del regreso
a dónde están
nuestra casa,
nuestro nombre,
nuestra lengua,
nuestra alma,
esa tierra sin males?
(Jevy ko'ẽ (Día del regreso), 2007)
Susy Delgado: Poeta bilingüe y periodista, nacida en San Lorenzo, Paraguay, en 1949. Publicó varios poemarios bilingües (guaraní-castellano) como Tataypýpe (Junto al Fuego), Ayvy membyre (Hijo de aquel verbo), Ñe'ẽ jovêi (Palabra en dúo) y Jevy ko’ê (Día del regreso), algunos de sus poemarios en castellano son Sobre el beso del viento, La rebelión de papel y Las últimas hogueras y ha publicado también cuentos y libros para niños. Ha recibido diversas distinciones nacionales e internacionales.
POESÍA EN CASTELLANO
JOSEFINA PLÁ
PIEDAD POR LAS PALABRAS
Piedad por las palabras penitentes
que mueren contra la almohada
las palabras caídas como piedras
en el montón que cuenta los pecados
las palabras ahogadas como recién nacido
del cual la madre se avergüenza
las palabras mendigas que jamás han tenido
un vestido decente
para salir al domingo de la vida.
Y aún por la palabra amordazada
que un traje de cemento hundió en aguas oscuras
la palabra final sin sílabas y sin destinatario.
(Invención de la muerte, 1965)
HÉRIB CAMPOS CERVERA
UN PUÑADO DE TIERRA
I
Un puñado de tierra
de tu profunda latitud;
de tu nivel de soledad perenne;
de tu frente de greda
cargada de sollozos germinales.
Un puñado de tierra,
con el cariño simple de sus sales
y su desamparada dulzura de raíces.
Un puñado de tierra que lleve entre sus labios
la sonrisa y la sangre de tus muertos.
Un puñado de tierra
para arrimar a su encendido número
todo el frío que viene del tiempo de morir.
Y algún resto de sombra de tu lenta arboleda
para que me custodie los párpados de sueño.
Quise de Ti tu noche de azahares;
quise tu meridiano caliente y forestal;
quise los alimentos minerales que pueblan
los duros litorales de tu cuerpo enterrado,
y quise la madera de tu pecho.
Eso quise de Ti
(-Patria de mi alegría y de mi duelo-)
eso quise de Ti.
II
Ahora estoy de nuevo desnudo.
Desnudo y desolado
sobre un acantilado de recuerdos;
perdido entre recodos de tinieblas.
Desnudo y desolado;
lejos del firme símbolo de tu sangre.
Lejos.
No tengo ya el remoto jazmín de tus estrellas,
ni el asedio nocturno de tus selvas.
Nada: ni tus días de guitarra y cuchillos,
ni la desmemoriada claridad de tu cielo.
Solo como una piedra o como un grito
te nombro y, cuando busco
volver a la estatura de tu nombre,
sé que la Piedra es piedra y que el Agua del río
huye de tu abrumada cintura y que los pájaros
usan el alto amparo del árbol humillado
como un derrumbadero de su canto y sus alas.
III
Pero así, caminando, bajo nubes distintas;
sobre los fabricados perfiles de otros pueblos,
de golpe, te recobro.
Por entre soledades invencibles,
o por ciegos caminos de música y trigales,
descubro que te extiendes largamente a mi lado,
con tu martirizada corona y con tu limpio
recuerdo de guaranias y naranjos.
Estás en mí: caminas con mis pasos,
hablas por mi garganta; te yergues en mi cal
y mueres, cuando muero, cada noche.
Estás en mí con todas tus banderas;
con tus honestas manos labradoras
y tu pequeña luna irremediable.
Inevitablemente
-Con la puntual constancia de las constelaciones-,
vienen a mí, presentes y telúricas:
tu cabellera torrencial de lluvias;
tu nostalgia marítima y tu inmensa
pesadumbre de llanuras sedientas.
Me habitas y te habito:
sumergido en tus llagas,
yo vigilo tu frente que muriendo, amanece.
Estoy en paz contigo;
ni los cuervos ni el odio
me pueden cercenar de tu cintura:
yo sé que estoy llevando tu Raíz y tu Suma
sobre la cordillera de mis hombros.
Un puñado de tierra:
Eso quise de Ti
y eso tengo de Ti
(Ceniza redimida, 1950)
JOSÉ LUIS APPLEYARD
MUJERES QUE HACEN CÁNTAROS
Si se pensara en la redonda curva de los cántaros,
en ese rojo beso que da el fuego al barro y a la arcilla
para ser continente del espasmo benéfico del agua.
Si se pensara en las manos redondas y precisas
que dieron forma al ánfora,
en el arroyo que ofreció su calma
a la avidez del belfo de la arena
y laminó la materia genérica del cántaro.
Si se pensara.
Mujeres de mirada indígena y lejana,
con trenzas como hamacas,
corno columpios negros de entereza,
con pómulos salientes
rompiendo casi el frágil pergamino del rostro,
con labios apretados desde siempre,
desde entonces,
desde la negativa del pezón materno
a prolongar el ósculo de leche.
Mujeres que hacen cántaros,
pies rudos, bastos, tensos,
acero enarenado en una geografía de venas y tendones,
pies deformes, llenando con hartura
la vocación de ser para la tierra,
la vocación de ser sostén y báculo,
la recia y simple vocación de pies.
Carne seca y morena, lustrosa y barnizada de sol y mediodía
y unas manos oscuras, agrietadas, marrones,
en constante vigilia de un ensueño de cántaros.
Agua, mujer y tierra.
Si se pensara.
(Tomado de la mano, 1981)
JOSÉ MARÍA GÓMEZ SANJURJO
Tú sabes cuánto alcanza a doler sobre la vida
el sueño de llevar los ojos siempre abiertos.
Tú sabes cuánto duele
un corazón bajo el girar del tiempo
un corazón, un ancla,
y la memoria del viento.
Una luz en la sangre
urgente y actual como el deseo,
y la penumbra a veces, esa sombra
sobre el alma cuando un pájaro se ha muerto.
Tú lo sabes.
Más allá de ti todo se ha vuelto
de olvido, un olvido que nace
cuando pronuncias la palabra lejos.
Y mira: esto es todo
cuanto quería decirte. Está lloviendo.
Parece que estuvieras
aquí, fumando y en silencio.
El humo deja
deshilvanados algodones soñolientos.
Son las siete de la tarde. Tienes
el nombre del agua, en el invierno.
(Poemas, 1978)
RUBÉN BAREIRO SAGUIER
LA ORACIÓN
Cadáver por nacer
con su sabor a lumbre
su más baja estatura
la palabra cavada
la penumbra siempre recién parida
la gota de silencio entre los dedos
el clavo de la sed
y la presencia interminable
en el día junto a nos
en la noche junto a nos
en el cielo junto a nos
Él y nosotros solos
y nosotros solos
y junto a nos la llama del aceite
el musgo balbuciente
Extrañamos a todos
con todo el abandono musitado
y la palabra salva
pues no nos pertenece
como el paraíso desplomado a los pies
el ojo limpio
las manos inocentes
Porque la voz callada
ha roto su envoltura
y recibe y contempla
el amor
el silencio terrible
el imposible silencio absoluto
habitado de larvas
caracol tan herido
y pecho golpeado
frente a nos
frente al hueso caído
frente al ceño arrugado
estamos
tan sin nombres
tan pequeños
tan oscuros
Ahora y en la hora
de nuestra vida
Amén
(Biografía de ausente, 1964)
CARLOS VILLAGRA MARSAL
LUCHA POR EL TIEMPO Y SUEÑO
Desde un mangrullo al viento se procura
Hender al tiempo, ya jaguar herido,
Mientras el alma prende su latido,
Trozo de nada en lucha con la altura.
Rumbeando del monte al agua oscura,
Sigo a brazo, a silencio, a sol partido,
Quiero cobrarle al sueño su perdido,
Su preciso color, su orquídea pura.
Tensa liñada contra el pez salvaje
En un río de olvido. Mi arpa suena
última y dura en el final del parque.
De sueño a cerrazón va mi faena,
Se tuesta hasta mi sombra en el viaje,
Y de mi pecho sólo cae la arena.
(Antología mínima, 1977)
RAQUEL CHAVES
ÁRBOL DE AGOSTO
Floreces este mes porque floreces.
Nadie sabe por qué, por qué este tiempo,
vestido ya en tu gloria, te desviste
y viste de hermosura a quien te mira.
Yo te proclamo luz de mi paisaje.
En mi callada noche, un alba de oro,
con la oscura presencia de los ángeles.
(Todo es del viento; Siete viajes, 1984)
J. A. RAUSKIN
SUSANA
Yo sé que sus ángeles no fueron
la compasión absurda de unos días
divinamente grises y aburridos
a orillas
del mar muriendo de hermosura.
Pero sí los míos.
Y entonces, qué importa el resto.
(Naufragios, 1984)
GLADYS CARMAGNOLA
YO
Dentro de mí se anudan
Flores, insectos, mares
Y campanas y vientos
Y turbias tempestades.
Albergo en mi colmenas y cantares, y hay cien
Niños aquí, en mis entrañas.
¿No me crees?
¿No escuchas cómo bullen en mí las tempestades?
(Perro que ladra, al fin...)
¡No me amordaces!
Es cierto: me amedrentan los grillos humanos.
No insistas: no me hables.
A veces mis raíces se desprenden de mí y cantan
Por el campo
Y la tarde se arma de cuchillos para matarme.
Quizá estoy muerta ya
Y no guarde colmenas ni campanas.
Pero son cien los niños
Que aguardan todavía en mis entrañas.
(A la intemperie, 1984)
VÍCTOR CASARTELLI
POESÍA
Esta pasión secreta que nos mueve
a descifrar los símbolos, los sueños,
para cifrar con ellos la certeza,
¿es pasión en verdad o es la quimera
de urdir algunos versos con la trama
del amor, el dolor y la belleza?
Temblando ante la flor que se abre al mundo;
extático ante el beso o la mirada
que se prodigan los amantes núbiles
o sollozando sobre el pecho frágil
de los desamparados,
mi propia voz responde,
malabrando el verbo que se vuelve
-para mi corazón desguarnecido-
canción a la hermosura,
saeta del amor,
amparo en la tormenta.
(Todos los cielos, 1987)
RENÉE FERRER
GUERRAS
No importa que las guerras tengan nombre,
siempre serán un llanto
y un silencio,
un trágico desvelo
en los acantilados de la muerte.
Las aves agoreras beberán en los huesos
traspasados de viento
un sabor de abandono,
y partirá, aun doliente,
su vuelo fugitivo
hacia el tajo insaciable de la ausencia.
Se volverán los páramos albergue
de un pulso coagulado,
un alboroto en sombras,
y tendrán los crepúsculos
la calcárea tristeza del astro taciturno.
No importa que las guerras tengan nombre
y un lugar en el tiempo.
El soldado que esparce sus pedazos
en la antesala del silencio
es siempre el mismo.
(Desde el cañadón de la memoria, 1982)
MARIO CASARTELLI
SINO
I
Bastardo o rey,
malvado o santo, finalmente
será una sola tu misión:
la rosa cierta,
la del jardín seguro,
la rosa soberana,
te encontrará rendido a su fragancia
y, como a nadie deja sin amparo,
igual te llevará que a todos,
y te devolverá, cambiado en savia,
desnudo de linaje,
para beber la luz,
crecer al aire
y reparar la especie.
II
Y cuando te consumas como todo
y los vasos olviden la huella de tus dedos,
¿de qué servirán, di, los marzos y los jueves
con que eriges tus límpidos jardines?
¿De qué el olvido o la gloria de tus rosas?
No puedes contestar. Y sin embargo,
con qué paciencia apartas la cizaña de las flores
y pules, sin cesar, pétalo a pétalo.
(La rosa de tus días, 1982)
MÓNICA LANERI
DE ANTOLOGÍA
Somos como
las malas novelas
Fruto de permanentes
desencuentros.
Somos el gato
y el ratón
jugando
a que se odian.
Somos la pura verdad
de la mentira
el universo
del Minotauro.
Somos el pasado
que me atormenta
El presente
que me tortura
El futuro
que se abre
ante mis pies
como un abismo.
(Versos horizontales, 2001)
SHIRLEY VILLALBA
MISTERIO
Es la noche
un mar de entierros
donde todos los enredos
terminan por hablar.
Es la noche
un desierto
donde todos los secretos
comienzan a sangrar.
Es la noche
un misterio
donde todos los fantasmas
salen a pasear.
(Penumbra hembra, 2005)
INDICE
Prólogo. Susy Delgado
Poesía Guaraní
Ayvu Rapyta. (El fundamento de la palabra)
Dos canciones infantiles
Una canción popular guerrera
Teodoro S. Mongelós
Miguel Ángel Meza
Susy Delgado
Poesía en Castellano
Josefina Plá
Hérib Campos Cervera
Augusto Roa Bastos
Elvio Romero
Elsa Wiezell
José Luis Appleyard
José María Gómez Sanjurjo
Rubén Bareiro Saguier
Carlos Villagra Marsal
Raquel Chaves
J. A. Rauskin
Gladys Carmagnola
Víctor Casartelli
Renée Ferrer
Mario Casartelli
Mónica Laneri
Shirley Villalba
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