Edición digital basada en la de Madrid, [s.n.], 1884
(Manuel G. Hernández, impresor).
[Nota preliminar: En esta edición se ha procedido a la corrección y actualización de la acentuación, puntuación y ortografía (tomamos como referencia las normas ortográficas del año 1999 propuestas por la RAE) debido al escaso interés filológico que suscitan las peculiaridades lingüísticas de una época relativamente próxima a la nuestra. Con la actualización realizada, la interpretación del mensaje de las obras no se ve alterada y su lectura es más cómoda.
Los fenómenos corregidos con mayor frecuencia han sido la supresión de tilde en la preposición «a» y en los monosílabos («dió» pasa a «dio» o «fué» pasa a «fue»), excepto en aquéllos que la requieran, la regularización de la confusión de «g» y «j» para el fonema velar («muger» pasa a «mujer»), la reposición de la «d» intervocálica («cansao» pasa a «cansado»), la supresión de la «s» final en las formas verbales que no la requieren («distes» pasa a «diste»), los casos de leísmo y laísmo y los vulgarismos esporádicos e injustificados («usté» lo convertimos en «usted»).
No hemos llevado a cabo el proceso de corrección cuando las deformaciones lingüísticas son intencionadas (porque caracterizan el habla de algún personaje o grupo social) o tienen valor dentro de la estrofa (al final del verso forma parte de la rima estrófica y en el interior puede modificar el cómputo silábico). En todos esos casos, las expresiones aparecerán en cursiva.
La aparición de expresiones entre corchetes se debe a la ilegibilidad de las mismas en el manuscrito original. Sus equivalencias con las originales no son seguras. (N. del E.)]
PERSONAJES
ACTORES
SRA. MANUELA, tabernera, cincuenta años.
DOLORES PERLA.
PEPÍN, chulo, veinte años.
JOSÉ VALLÉS.
NIEVES, hija de Manuela, veintidós años.
LUISA RODRÍGUEZ.
EL GABACHO, mozo de temple, marido de Nieves, treinta años.
RAMÓN MARISCAL.
ANTÓN, viudo, carbonero, cuarenta y cinco años.
JOSÉ ALVERÁ.
MARTÍN, su hermano, tahonero, cuarenta años.
JOSÉ ROCHEL.
LA PACA, mujer de Martín, veinticinco años.
AURORA RODRÍGUEZ.
LA RITA, hija de Antón, veinte años.
SOLEDAD GONZÁLEZ.
ISABEL, pollita romántica, dieciocho años.
JUANA ESPEJO.
Don CASTO, su padre, sesentón.
LUIS CARCELLER.
DIEGO, gomoso, veintidós años.
SALVADOR LASTRA.
TORIBIO, aguador.
EDUARDO SÁNCHEZ.
EL GATO, chulo.
FRANCISCO POVEDANO.
SERENO.
VITORINO PERDIGUERO.
GUARDIA.
ENRIQUE PRIETO.
MÉDICO, de la casa de socorro.
ANDRÉS RUESGA.
NICOMEDES, chulo.
MANUEL MUÑOZ.
Un gaitero.
Chulos.
Chulas.
Gallegos.
Criadas.
Coro general.
Acto único
Sala en casa de don CASTO. Telón corto.
Escena I
CASTO e ISABEL.
CASTO
Niña, me voy a la calle.
Echa la llave a la puerta
y cuidado con abrir
a nadie hasta que yo vuelva.
ISABEL
Ve tranquilo, padre mío,
que antes sin vida cayera
sobre el frío pavimento
de la morada paterna,
que manchar el limpio honor
que toda joven honesta
debe conservar intacto
hasta el día de su entrega
ante el altar de Himeneo
a quien su cónyuge sea.
CASTO
Mira, hija, para decirme
que eres inocente y buena
y que no abrirás a nadie,
no hace falta esa monserga
de palabras.
ISABEL
Padre mío,
hablar con cultura es prenda
nada común.
CASTO
No es cultura
el hablar así, es simpleza.
Desde luego te prohíbo
que me llames padre.
ISABEL
¡Cesa!
CASTO
¡No ceso!
ISABEL
¿No eres mi padre?
CASTO
Sí, lo soy por línea recta,
pero no quiero que digas
padre, como en las tragedias.
Llámame papá.
ISABEL
¿Papá?
CASTO
Sí, señora, papá a secas;
y si ves que un día ciño
la espada de cazoleta,
llámame entonces gritando:
«¡Padre de mis entretelas!».
ISABEL
Bien, no te enfades por eso.
Yo torturaré mi lengua
cuando vaya a pronunciar
la palabra padre, y sea
tu voluntad.
CASTO
Eso es,
así me gusta, obediencia.
(Óyese dentro el ruido que hacen los convidados en la taberna. Voces, carcajadas, etc., etc.)
¡Pero qué jaleo hay
esta noche en la taberna
de abajo! Como es la boda
de la señora Manuela,
la tabernera...
ISABEL
¡Qué estragos
hace el jarabe de cepas!
CASTO
¡El vino, mujer, el vino!
¡Qué jarabe ni qué berzas!
ISABEL
Como quieras, padre mío.
CASTO
¡Dale! ¡¡Papá!!
ISABEL
¡Como quieras!
CASTO
Está visto que tú no
te corriges ni te enmiendas.
¿Qué noche hace?
ISABEL
Nebulosa,
quizá el aire se convierta
en barritas de cristal.
CASTO
¿Qué dices?
ISABEL
Que en mi conciencia
debes sacar el paraguas.
CASTO
¡Ah! Vamos, ¿temes que llueva?
¡El diablo cargue contigo
y con todo el que te entienda!
¿Hase visto una muchacha
tan ridícula como ésta?
¡Para decir que está el cielo
nublado, saca a la escena
las barritas de cristal!
(¡Cielos santos, qué sospecha!
¡Ay!, ¿si no será mi hija?...
¡Se ven en el mundo, de estas
cosas, tantas por desgracia!...
Bien lo dicen las comedias
que hoy vemos, ¡hay cada lío
en las familias modernas!...
Pero estoy disparatando,
desechemos esta idea.
¿Y el lunar que tiene toda
mi familia en la muñeca
derecha, desde mi abuelo
hasta mi hija? ¿Hay mayor prueba?
Tranquilízate, Castito,
tu mujer era muy buena
contigo; así tú, bribón,
lo hubieras sido con ella.)
ISABEL
(¡Qué pensará el padre mío!)
CASTO
(¡Me remuerde la conciencia!
La tabernera de abajo...
¡cómo se parece a aquella
lavandera que en el río,
una tarde de merienda,
hace más de treinta años
conquisté yo con mis tretas!
Me la llevé a la Moncloa
y, después de aquella fecha
memorable, no la he vuelto
a ver, ni viva, ni muerta.)
ISABEL
(¿En el crisol de su mente
qué pensamientos se engendran?)
CASTO
(¿Y qué habrá sido del fruto
de aquellos amores? ¡Era
una niña muy robusta!
¡También sacó en la muñeca
el lunar de la familia!)
ISABEL
Progenitor, ¿en qué piensas?
CASTO
(¡Qué calaverón he sido!
Ahora me acuerdo de aquella
mallorquina tan hermosa
con quien visité las cuevas
de Artá (Cuevas de origen cárstico, en la isla de Mallorca
(municipio de Capdepera) (DEL). (N. del E.)) una noche de agosto.
Tampoco he sabido de ella
más, ni del tierno capullo
que nació en aquellas cuevas.
¡Ah!, pero en mi testamento
consigno, de una manera
terminante, que he tenido,
siendo joven, descendencia
natural y que mis hijos
han sacado en la muñeca
derecha el lunar, lo mismo
los varones que las hembras.
En mi mesa de escritorio
guardo el documento en regla.
¡Bah, olvidemos lo pasado
y vivamos con la época!
Me choca no haber tenido
carta de la Micaela,
ni aviso de la Cristina,
ni recado de la Eufemia.
Voy a salir; tengo cita
con Laura a las ocho y media,
y no es cosa de faltar.)
ISABEL
¿Vaste?
CASTO
Me voy.
ISABEL
¿Te molesta
manifestarme a qué hora
volverás?
CASTO
A la que quiera.
ISABEL
Aguardaré tu regreso.
CASTO
No, no me aguardes. Te acuestas
y a dormir. Abur, y mucho
cuidadito con la puerta.
ISABEL
Cerrada herméticamente
y defendida por férrea
tranca y llaves y cerrojos
la encontrarás cuando vuelvas.
(Vase don CASTO por un lado y entra DIEGO por otro.)
Escena II
ISABEL y DIEGO.
ISABEL
Entra, bien mío, mi padre
se marchó por esa puerta
sin sospechar ni un momento
que tú ibas a entrar por ésta.
DIEGO
¡Bendita seas, bendita!
¡Bendita, bendita seas!
ISABEL
Por ti, Diego de mi alma,
he ganado a la doncella
para que te deje entrar
sin oponer resistencia,
y héteme aquí ya en tus brazos
dichosa, feliz, contenta.
DIEGO
¡Bendita seas, bendita!
¡Bendita, bendita seas!
ISABEL
¿Me amas?
DIEGO
¡Sí!
ISABEL
¿Me amarás siempre?
DIEGO
¡Sí!
ISABEL
Y si mi padre se niega,
¿irás, bien mío, al que fue
convento de las Salesas
y harás que un depositario
de la fe pública venga
acompañado de un juez
a arrancarme de esta estrecha
mansión donde gimo esclava?
DIEGO
¡Sí!
ISABEL
¡Soy feliz! Toma y besa.
(Le da la mano. DIEGO se la besa con entusiasmo.)
DIEGO
¡Bendita seas, bendita!
¡Bendita, bendita seas!
ISABEL
¡No salgas de ahí, amor mío,
que te pueden dar viruelas!
(Óyese dentro a la RITA y al GATO.)
¿Pero qué ruido es aqueste?
(Mirando hacia dentro.)
¿Qué estoy viendo? ¡Mi doncella
con un hombre!
DIEGO
¡Caracoles!
ISABEL
¡Rita! ¡Rita!
(Llamándola.)
¡Qué vergüenza!
Escena III
Dichos. La RITA y el GATO, por la primera derecha.
ISABEL
¿Quién es este hombre?
RITA
Mi novio.
(Con sequedad.)
ISABEL
¿Quién es usted?
(Al GATO.)
GATO
El novio de ésta.
(Ídem.)
ISABEL
¡Qué ausencia tan absoluta
de pudor y de decencia!
RITA
Pues no, que usted...
ISABEL
¡Calla!
GATO
¡Vamos,
que usted también...!
ISABEL
¡Ten la lengua!
GATO
Si la tengo dentro de
la boca, como cualquiera.
Pues cuando ésta y yo vivíamos
en la calle de la Fresa,
éramos tabique.
DIEGO
¿Cómo
tabique?
GATO
Que las viviendas
estaban desapartadas
por un tabique y...
ISABEL
(¡Mis venas
quieren romperse! ¡Oh, gran Dios,
y qué lección tan severa!
¡Del ejemplo de los amos
los criados se aprovechan!)
¡Idos!
(Señalando la puerta.)
RITA
¿Adónde, a la calle?
ISABEL
Idos donde yo no os vea.
(Extiende el brazo derecho en actitud imperativa y así permanece hasta que los otros se van.)
RITA
Gato, repara en el lunar,
que lo tiene en la muñeca
derecha.
GATO
¡Bien se le ve!
(Acercándose disimuladamente para verle el lunar.)
RITA
Vámonos a la taberna,
aquí llevo el documento
que le saqué de la mesa
de despacho a mi señor.
GATO
Dámelo.
RITA
Tómalo.
(Dándole un documento que él guarda.)
ISABEL
¡Fuera!
RITA
(¡Hoy me las paga aquel pillo!)
GATO
(¡Hoy mato a la tabernera!)
(Vanse por la derecha RITA y el GATO.)
ISABEL
¡Diego! ¿Qué dirás de mí?
DIEGO
¡Dame el medallón que llevas
al cuello!
ISABEL
¿Qué dices? ¡Nunca!
En él tu efigie se encierra
y es de oro.
DIEGO
¡Pues por eso!
(¡Hoy no tengo una peseta!)
¡Anda! ¡Dámelo!
ISABEL
¡Imposible
hasta que mi esposo seas!
DIEGO
¡Dámelo!
(Queriendo quitárselo.)
ISABEL
¡Déjame!
DIEGO
¡Dámelo!
ISABEL
¡Déjame!
DIEGO
¡Dámelo!
ISABEL
¡Muerta
soy! ¡El aliento me falta!
(Se deja quitar el medallón.)
DIEGO
¡Bendita, bendita seas!
ISABEL
¡Qué débil soy!
DIEGO
Yo prometo
ser tu esposo.
ISABEL
¿Esa promesa
la cumplirás?
DIEGO
Te lo juro.
ISABEL
Pues vete y vuelve a la media
noche. Mira a mi balcón,
si ves en él una vela
encendida, sube impávido
y hallarás franca la puerta.
DIEGO
No faltaré. (Bien valdrá este
medallón cuatro pesetas...)
¡Bendita seas, bendita!
ISABEL
¡Otra vez!
DIEGO
¡Hasta la vuelta!
(Vase.)
ISABEL
¿Volverá a la media noche?
¡Sí, sí, como si lo viera!
¡Volverá cual pajarillo
al nido que le sustenta
o cual soberbio león
a la escondida caverna!
(Transición.)
¡Volverá, sí, sí!... Lo raro
sería que no volviera.
(Vase.)
(Mutación.)
(El teatro aparece dividido. Un lado representa una taberna con todos sus accesorios. Dos puertas laterales; una da a la calle, otra al interior. El otro lado figura una calle que se prolonga hasta el foro. Al final de dicha calle, a la derecha, se ve el farol de la Casa de Socorro. Sobre la taberna y dando frente al público hay un balcón practicable que corresponde al cuarto principal de la casa. Otro balcón da a la calle. Es de noche. El chuzo y farol del SERENO están apoyados en el cerco de la puerta de la taberna.)
Escena IV
La señora MANUELA, detrás del mostrador despachando. El PEPÍN jugando a las cartas con el GABACHO, y el NICOMEDES en la primera mesa de la derecha. La NIEVES sirviendo a los concurrentes. TORIBIO. SERENO, chulos, chulas, gallegos, criadas, el gaitero. Al son de la gaita bailan algunas parejas. Otros beben vino, o juegan a la brisca. En la calle paseándose de vez en cuando el GUARDIA de Orden Público.
TORIBIO
(Jaleando a una pareja.)
¡Anda con ella! ¡Ahí la tienes!
¡Que se le caen las caderas
de gusto al son de la gaita!
¡Anda y viva la muñeira!
GABACHO
¡Caballeros, basta ya!
Calle la gaita gallega
y que nos cante la novia,
como sabe hacerlo ella,
una canción de su gusto
que tenga sal y pimienta.
TODOS
¡Que cante! ¡Que cante!
MANUELA
(Saliéndose del mostrador.)
Nieves,
despacha tú, tan y mientras
que doy gusto a la parroquia.
(NIEVES se pone a despachar.)
Esposo, ¿me das licencia?
(Al PEPÍN.)
PEPÍN
¡Canta!, pero mira bien
lo que cantas, que pudieran
estas doncellas tener
que taparse las orejas,
y en este establecimiento
lo primero es la decencia.
MANUELA
Saben éstas todo lo que hay
que saber.
PEPÍN
Pues comienza.
MANUELA
Cantaré un tango marcao
(A los Parroquianos.)
que me enseñó un licenciao.
TODOS
¿De Ceuta?
MANUELA
¡Qué humillación!
¡Era un artillero!
TODOS
¡¡¡Pum!!!
(Imitando un cañonazo.)
(Música.)
MANUELA
Voy a referir a ustedes,
aunque quiera o no el demonio
(es cuestión de dos minutos),
la canción del matrimonio.
¡Se me oprime el corazón
al pensar en la canción!
¡Pero basta de sollozos!
Atención y cuidadito,
y reír cuando haga falta,
y llorar cuando lo mismo.
¡Haced coro y escuchad,
porque voy a comenzar!
CORO
¡Qué bonito, qué bonito,
qué bonito es el tanguito!
¿Qué demonio, qué demonio
le pasó a ese matrimonio?
MANUELA
¡Ah!
CORO
¡Oh!
MANUELA
Dos esposos en Pinto...
CORO
¡En Pinto!
MANUELA
En Pinto.
CORO
¡¡Jesús, qué horror!!
MANUELA
Se querían cual nadie...
CORO
¡Cual nadie!
MANUELA
¡Cual nadie!
CORO
¡Vaya por Dios!
MANUELA
Pero no pasó un año...
CORO
¡Un año!
MANUELA
¡Un año, cabal!,
que la esposa, amorosa,
metiera la pata
como un animal.
CORO
¡Es natural!
MANUELA
Un jueves por la noche
venía el hombre de trabajar
y dijo que quería
un huevo frito para cenar.
Se puso a hacerlo al punto,
pero lo hizo tan rematao,
que en vez de saber a huevo
sabía a aceite de hígado de bacalao.
En aquel triste momento
se volvió el marido, que era un chacal,
le tiró el plato a la cara
y le hizo un chirlo descomunal.
Se pegaron, se zurraron,
y se dieron palos y bofetás,
y sacó él en la mejilla
dos o tres docenas de mortales puñalás.
CORO
¡De mortales puñalás!
¡De mortales puñalás!
¡Ah! ¡Qué cosas tan horribles
pasan en Pinto, qué atrocidad!
¡Y todo esto sucede
sin que intervenga la autoridad!
¡Por Dios, señá Manuela,
señáManuela, por compasión,
que acabe de otro modo
más alegrito la descripción!
MANUELA
¡Tenéis razón!
¡Pues vaya, señores,
para finalizar
allá va una copla
que os ha de gustar!
(El CORO acompaña a la música tocando las palmas.)
(La MANUELA se enjuga los ojos con un pañuelo de hierbas.)
¿Por qué lloras, chacha mía?
MANUELA
¡No lo sé!
NIEVES
Madre, no sea
que como ha partido usted
la cebolla para la cena
le haya saltado a los ojos.
MANUELA
No, que las lágrimas estas
son hijas de la nostalgia
que me corre por las venas.
Guripas habrá en el barrio
que enamoren a las hembras,
pero como tú ninguno.
¡Cuál siento la diferencia
de edades entre los dos!
¡Tú veinte años! ¡Yo cincuenta!
PEPÍN
El amor no mira edades.
Allí donde dan sus flechas,
allí se enciende el cariño.
A mí en la tetilla izquierda
me dio.
MANUELA
Lo mismo que a mí.
GABACHO
¡Qué alegre y qué satisfecha
vive una familia honrada
en medio de su taberna,
despachando peleón,
moscatel y cariñena,
y ostentando en el mugriento
escaparate, a la puerta,
ya las chuletas de perro,
ya los chorizos de yegua,
ya las ruedas de merluza
frita cuando estaba fresca,
ya el jamón con su trichina,
ya la salsa con almejas
colorada y reluciente
en platos de Talavera,
ya la ensalada con huevos
duros de gallina vieja,
ya las naranjas enjutas,
ya las pasadas camuesas!
Y en medio a tanto manjar,
que envidiaría una reina,
junto al caliente fogón
donde las ollas fermentan,
se acerca humilde el puchero
del pobre aguador, que encierra
caldo, garbanzos, judías,
patatas, tocino y berzas,
restos, sobras, desperdicios
de aristocráticas mesas
que, en vez de ser para el gato,
al triste aguador sustentan.
¡Mirad qué contraste! Demos
gracias a la Providencia.
¡Qué mundo! ¡Qué economías!
¡Pobre España! ¡Qué vergüenza!
PEPÍN
Tus palabras me han llegado
no sé dónde.
NIEVES
A la conciencia,
que la tienes cual la de éste,
limpia como una patena.
MANUELA
Lo creo, aunque no la he visto
aún.
NIEVES
Pues como si la viera
usted, porque mi padrastro...
PEPÍN
Nieves, no me llames de esa
manera. Llámame padre,
y si acaso un día llega
en que te hartes del padrastro,
córtame con las tijeras.
NIEVES
No haré yo tal.
PEPÍN
¡Quiera el cielo
que en este hogar sea eterna
la dicha y que no haya nunca
que llamar a la pareja!
LOS TRES
¿Por qué?
PEPÍN
¡Porque no vendría!
MANUELA
¿Qué pensamientos te asedian?
Nieves, vete a hacer las camas,
que desde ayer no están hechas,
y tú
(Al GABACHO.)
atiende a los amigos,
que hay personas de etiqueta.
(Vase NIEVES. El GABACHO se acerca a los convidados.)
¿Qué tienes tú, Pepín? ¿Qué pensamientos
acuden a tu mente en este día?
¿No eres feliz al lado de tu esposa?
¿No te gusta el calor de la familia?
PEPÍN
¡Porque me gusta ese calor, por eso,
temiendo estoy perderlo con la vida!
¡Manuela, tengo celos!
MANUELA
¿Celos?
PEPÍN
¡Celos!
MANUELA
¿De quién?
PEPÍN
¡Del Gato!
MANUELA
Calla, ¡no prosigas!
Celos del Gato tú, ¡de ese pillastre
tan práctico en subir a los tranvías
para darle garrote al reloj de oro
del primer infeliz que se descuida!
PEPÍN
¡Ese hombre te persigue!
MANUELA
¿Y qué te importa?
Déjale tú, mi bien, que me persiga.
Yo no he de hacerle caso: estoy casada,
me parece bastante garantía.
PEPÍN
¡Según!
MANUELA
¿Cómo según? ¿Dudas?
PEPÍN
¡No dudo!
Pero ese seductor, ese guripa
quería ser tu dueño, apoderarse
de la taberna y darse a la bebida.
MANUELA
Pues no probará el mosto de mis cubas
como antes no me dé la calderilla.
PEPÍN
Por eso me amenaza con vengarse.
Está en combinaciones con la Rita,
la hija de Antón, el sucio carbonero.
MANUELA
Pues también ésa a ti te perseguía.
PEPÍN
Pero yo estoy tan puro como el vino
que en esta casa pública se estila.
MANUELA
Y yo también.
PEPÍN
Te creo.
MANUELA
¿Eres mi esposo?
PEPÍN
Lo soy.
MANUELA
Pues que tu labio lo repita.
PEPÍN
¡Siempre que se te ponga entre las cejas!
MANUELA
¡Llámame esposa mía!
PEPÍN
¡Esposa mía!
(Abrazándola.)
MANUELA
¡Eso es!, ¡eso es! ¡Aunque arda España
desde el Cántabro mar en sus orillas
hasta el estrecho do sus aguas mezclan
los dos mares que abrazan la península
y desde Oporto donde el Duero acaba
hasta las tersas aguas mallorquinas,
yo tu esposa he de ser!
PEPÍN
¡Bendita seas!
¡No te juzgaba yo tan destruida!
MANUELA
¡En el lenguaje de hoy que usan las damas
ha de haber algo de fisolofía!
PEPÍN
¡Dame otro abrazo!
MANUELA
¡Basta! ¡Nos observan!
PEPÍN
¡Luego!
MANUELA
¡Después!
PEPÍN
A solas.
MANUELA
¡Calla! ¡Quita!
¡Señores, a beber y a divertirse!
NICOMEDES
¡Viva la tabernera!
TODOS
¡Viva! ¡Viva!
TORIBIO
¡Maldita sea el agua de Luzoya
y el que inventó la fuente en la cucina
para que el aguador nu tenga uficiu
y no pueda ganar dus perras chicas!
NICOMEDES
¡Váyase el aguador de la taberna!
¡El agua donde hay vino perjudica!
(Risas.)
TORIBIO
El aguador, burricus, es el cura
que se encarga del vinu y lo bautiza.
(Risas.)
¡Yo soy un hiju del señor Netuno,
que ha sido el protetor de la Jalicia!
(Risas y jaleo. Siguen bebiendo y jugando a las cartas.)
Escena V
Dichos. ANTÓN y MARTÍN, que vienen por la calle y se paran en la esquina frente a la taberna. ANTÓN, carbonero, sale todo negro; MARTÍN, tahonero, sale todo blanco, a fin de que hagan contraste las dos figuras. Luego sale ISABEL al balcón con una vela encendida.
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
Pues somos dos hermanos
que desprecian las cosas de esta vida,
desde aquí observaremos, yo a mi esposa
que me ha salido un poco coquetilla
y sé que va a venir a esta taberna
a buscar a un muchacho que tenía
relaciones con ella y se ha casado
sin querer dar satisfacción cumplida,
lo cual que no está bien, porque si es cierto
que mi esposa me ha puesto a mí en berlina,
él ha debido despedirse de ella
y hasta de mí por pura cortesía.
ANTÓN
Tienes razón, Martín. Yo al propio tiempo
desde este sitio observaré a mi hija,
que viene a esta taberna al mesmo asunto.
MARTÍN
¿A buscar al Pepín?
ANTÓN
Tía y sobrina
quieren al mismo.
MARTÍN
Pero, ¿saben ellas
que entre sí son rivales?
ANTÓN
Lo malician.
MARTÍN
¡Acabarán por arrancarse el moño!
¡Conozco a mi mujer!
ANTÓN
¡Y yo a mi hija!
¡Ay! ¡Si viviera el niño que yo tuve
y a quien no he vuelto a ver desde la víspera
del día que nació! ¡Veinte años hace!
Habíamos tomado una nodriza
soltera, honrada, leche de tres meses,
pero la pobre se volvió a Galicia,
y mi esposa, bramando como un toro,
no salió más de la carbonería.
Allí murió diciendo disparates
entre el carbón, el cisco y las astillas.
MARTÍN
Lo recuerdo muy bien, era inclusera.
ANTÓN
Nunca supo quién fuera su familia,
a pesar del lunar que en la muñeca
la daba a conocer por donde iba.
MARTÍN
¡Antón, qué cosas pasan en el mundo!
ANTÓN
¡Martín, qué cosas pasan en la vida!
MARTÍN
¡Dame un cigarro!
ANTÓN
Toma.
(Se lo da.)
MARTÍN
Dos estatuas
somos de carne y hueso.
ANTÓN
Y de ternilla.
(Fuman y se pasean observando. ISABEL aparece en el balcón frente al público.)
ISABEL
¡No regresa mi padre a la morada!
¡Tal vez pase la noche en compañía
de alguna vengadora! Horrendo vicio
que ha de acabar con su preciosa vida.
¡Coloco esta bujía de la Estrella
sobre la del balcón baranda fría!
Faro de amor que guiará a mi amante
a esta mansión seráfica y tranquila.
Voy a leer la historia de Fernando
y Dorotea, a mí tan parecida.
(Saca un libro y lee.)
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
En el balcón aqueste
se divisa una luz.
ANTÓN
Sí, se divisa.
MARTÍN
Y es en el cuarto principal.
ANTÓN
La casa
donde está de doncella mi hija Rita.
MARTÍN
¿Estará enfermo el amo?
ANTÓN
No me importa.
MARTÍN
Ni a mí.
ANTÓN
Pues que se muera.
MARTÍN
O que se viva.
(Siguen paseando. El GUARDIA no les hace caso y pasea también.)
Escena VI
Dichos. Vienen por la calle la RITA y el GATO con aire misterioso y se acercan a la taberna sin ver a ANTÓN ni a MARTÍN.
RITA
¿Llevas el documento?
GATO
En el bolsillo.
RITA
Pues entra y dale pronto la puntilla.
Yo me quedo a la puerta, porque si entro
y principio a morder, los hago trizas.
GATO
¡Cómo se va a quedar cuando lo lea!
¡Ah, ingrata tabernera! ¡Llegó el día!
(Habla con la RITA y luego entra en la taberna quedándose ella a la puerta.)
ANTÓN
Martín, aquélla es mi hija.
MARTÍN
Y con un chulo.
ANTÓN
Será otro lío.
MARTÍN
¡Cosas de la vida!
(Entra el GATO, se sienta en una mesa y llama con dos palmadas para que la sirvan. El PEPÍN lo ve, hace un movimiento de ira como queriendo ir hacia él, pero le detienen la MANUELA, la NIEVES y el GABACHO.)
PEPÍN
¡¡Oh!!
MANUELA
¡¡Pepín!!
(Deteniéndole.)
GATO
(¡Le ha hecho efecto mi presencia!)
(Vuelve a llamar y la NIEVES se acerca a su mesa con aire valiente y provocativo.)
Una copa del tinto.
NIEVES
Antes la guita,
luego la copa, que con los ladrones
la gente honrada vive prevenida.
GATO
¡No creas que me ofende el epíteto!
Ahí van dos perros. El cogote humilla,
agáchate a cogerlos y Dios quiera
que te muerdan los dos donde yo diga.
(Tira las monedas a los pies de la NIEVES. El GABACHO quiere ir hacia él y le detienen.)
GABACHO
¿Dónde?
(Furioso.)
MANUELA
¡Gabacho!
(Deteniéndole.)
PEPÍN
¡Déjale!
(Ídem.)
NIEVES
¡Prudencia!
La dignidad ante todo, y yo soy digna.
(Se baja y coge los cuartos del suelo. Luego trae la copa de vino para el GATO. Éste con aire de triunfo saca el documento y se pone a leerlo mientras bebe. Los demás forman diversos grupos y hablan entre sí.)
Escena VII
Dichos. DIEGO y luego CASTO, que vienen por la calle.
DIEGO
Si hay luz en el balcón subo volando.
(Se acerca con cuidado y mira al balcón.)
¡Luz hay y ella también! ¡Mujer divina!
El portal está abierto.
(Al salir don CASTO, la RITA se esconde en esquina contigua al portal.)
CASTO
(Saliendo.)
(Un pollo ronda
mi casa y al balcón atento mira.)
DIEGO
Isabel, Isabel.
ISABEL
¿Eres tú? Sube.
CASTO
¡Mi honra está por los suelos!
DIEGO
En seguida.
(Al ir a entrar en el portal le sorprende CASTO. ISABEL se mete dentro y cierra el balcón.)
CASTO
¡Detente, seductor!
DIEGO
¡San Caralampio,
su padre!
CASTO
¡Habla! ¡Confiesa! ¿Adónde ibas?
DIEGO
A su casa de usted.
(Temblando.)
CASTO
¿Y con qué objeto?
DIEGO
Con objeto de ver a Isabelita.
CASTO
¡Espera, infame, que te vea el rostro!
(Sin soltar a DIEGO del brazo, coge el chuzo y el farol del SERENO y se lo pone delante de la cara.)
¡Gran Dios! ¡Qué miro! ¡Esa fisonomía!
¿Cómo te llamas?
DIEGO
Diego.
CASTO
¿De dónde eres?
DIEGO
De Mallorca.
CASTO
¡Qué horror! ¿Y tu familia?
¿Y tu madre?
DIEGO
Mi madre era choeta.
CASTO
¿Y tu padre?
DIEGO
No sé...
CASTO
Vamos arriba.
Tengo que hablar contigo. ¡Hija del alma!
DIEGO
Mi amor es puro.
CASTO
Calla. No prosigas.
Dame un abrazo.
DIEGO
¡Cómo!
(Escamado.)
CASTO
Nada temas,
vamos arriba.
DIEGO
Pero...
CASTO
Pronto, arriba.
(Entran los dos en el portal, abrazado el uno al otro.)
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
Un hombre abraza a otro
y entran los dos en la mansión vecina.
¡Antón, qué cosas pasan en el mundo!
ANTÓN
¡Martín, qué cosas pasan en la vida!
(La RITA vuelve a la puerta de la taberna y sigue observando.
El GATO se levanta de su mesa y se acerca adonde está el PEPÍN.)
GATO
Pepín, palabra.
MANUELA
Esposo, no le oigas.
(Deteniéndole.)
PEPÍN
Es mi deber. Ya estoy aquí, principia.
GATO
¿Sabes leer?
(Movimiento de indignación en todos.)
PEPÍN
¡Qué ofensa tan horrible!
En la escuela aprendí de carretilla.
GATO
Pues lee este documento, que te importa.
Mira lo que eres y después medita.
(Le da el documento.)
GABACHO
¿Es acaso algún drama que has compuesto?
GATO
Ya lo veréis. Adiós, hasta la vista.
(Sale de la taberna. PEPÍN queda mudo con el documento en la mano. Los demás en actitud dramática y con la boca abierta.)
RITA
Bien. ¡Gato, te has portado!
GATO
¡Ya el veneno
he derramado en sus entrañas! Rita,
quédate aquí a observarle y cuando empiece
a hacer visajes, sin tardar me avisas.
(Vase precipitado.)
MANUELA
¿Qué dice ese papel?
GABACHO
¡Léelo pronto!
PEPÍN
Manuela, a mi despacho una bujía
lleva y recado de escribir.
(En tono imperativo.)
MANUELA
Al punto
tus órdenes serán obedecidas.
GABACHO
¡Suegro!
NIEVES
¡Padrastro!
PEPÍN
¡No me habléis! ¡Dejadme!
(¡Será alguna escritura ya vencida
que lleve ejecución aparejada
con albardón, albarda o albardilla!
¡No sé por qué presiento una catástrofe!
¡No sé por qué mi corazón se achica!)
(Vase por una puerta que da al interior de la taberna.)
RITA
¡Todo lo va a saber! ¡Justo castigo!
Escena VIII
Dichos y la PACA que viene por la calle con aire misterioso.
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
Mi esposa se aproxima.
ANTÓN
Ya la veo.
MARTÍN
Veremos lo que hace
cuando se encuentre aquí con su sobrina.
PACA
¡Rita!
(Sorprendida.)
RITA
¡Paca!
(Ídem.)
PACA
¿Tú aquí?
RITA
¡Tomando el fresco!
PACA
(¡Falso!)
RITA
¿Y tú?
PACA
¡Paseándome!
RITA
(¡Mentira!)
¡Tía del corazón!
(Fingiéndose cariñosa.)
PACA
¡Sobrina amada!
(Ídem.)
RITA
¡Dame un beso!
PACA
¡Y doscientos te daría!
(La PACA da un beso a la RITA mordiéndola al mismo tiempo en el carrillo.)
RITA
¡No seas animal, me has hecho daño!
(Limpiándose la cara con el pañuelo.)
PACA
¡Es verdad! ¡Te he hecho sangre en la mejilla!
RITA
¡Tía!
PACA
¡Sobrina!
RITA
¡Concluyamos pronto!
¿A qué vienes aquí?
PACA
¿No lo adivinas?
RITA
¿A buscar al Pepín?
PACA
¡A eso!
RITA
¡A lo mismo
he venido yo aquí!
PACA
¡Bribona!
(En jarras.)
RITA
¡Endina!
PACA
¿Eres mujer?
RITA
¿Lo dudas?
PACA
¡No lo dudo!
RITA
¡Pues ven conmigo!
PACA
¡Adonde quieras!
RITA
¡Lista!,
que voy a regalarte una docena
de azotes donde acaban las costillas.
(Vanse precipitadamente.)
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
¡Se azotan!
ANTÓN
¡De seguro!
MARTÍN
¡Cosas del mundo!
ANTÓN
¡Cosas de la vida!
PEPÍN
¡Socorro! ¡El Gato! ¡El Gato!
(Dentro.)
(Entran algunos y salen en seguida. TORIBIO al frente de ellos hablando a los que se asoman a la puerta.)
MANUELA
¿Qué sucede?
NIEVES
¡Ha dicho el Gato!
MANUELA
¡Sí!
GABACHO
¡Se atrevería!
TORIBIO
¡Señores, no asustarse! Es un jatazu
negro que de repente saltó encima
de la mesa, y el amu acubardose.
MANUELA
¡Un gato!
NIEVES
¡Y negro!
GABACHO
¡Mala profecía!
Escena IX
Dichos. El PEPÍN con el documento en la mano, pálido y descompuesto.
PEPÍN
¡Manuela, escucha!
MANUELA
¿Mi Pepín, qué tienes?
PEPÍN
Vas a decirme la verdad, sin filfas,
ni embustes, ni camelos, ni farándulas,
cual si estuvieras en presencia misma
del juez de guardia o del sereno.
MANUELA
¡Juro!
PEPÍN
Di, cuando eras muchacha...
MANUELA
¡Qué ignominia!
PEPÍN
¡Fuiste madre!
MANUELA
¡Lo fui!
PEPÍN
¿De quién?, ¿de un niño?
MANUELA
¡No!
PEPÍN
¿No? Ya lo adivino, ¡de una niña!
MANUELA
¡Sí!
PEPÍN
¡Me muero! ¿Y qué fue de la inocente?
MANUELA
¡En el torno la puse y en mi vida
la he vuelto a ver!
PEPÍN
¿Y el padre?
MANUELA
¡Un caballero!
PEPÍN
¡Valiente caballero!
MANUELA
En la Bombilla
le conocí una tarde y merendamos
siendo yo lavandera.
PEPÍN
Di, y la niña,
¿recuerdas si tenía en la muñeca
derecha...?
MANUELA
¡Sí, un lunar!
PEPÍN
¡Me muero! ¡Quita!
¡Déjame!
MANUELA
¿Dónde vas?
PEPÍN
Arriba, ¡al cuarto
principal de esta casa! ¡Es un enigma!
¡Luego te lo diré! ¡Me muero! ¡Espera!
¡Infeliz! ¡Infeliz! ¡Bajo en seguida!
(Sale a la calle precipitadamente.)
GABACHO
¿Qué le pasa al Pepín?
MANUELA
Lo ignoro.
NIEVES
¡Algo
le pasa que él oculta a su familia!
(La MANUELA se sienta desalentada y la rodean el GABACHO, la NIEVES y algunos convidados.)
Escena X
El PEPÍN va a entrar en el portal de don CASTO cuando éste sale, y se encuentran los dos.
PEPÍN
¡Aclárese este horrible misterio!
¿Es usted el vecino de aquí arriba?
CASTO
¿Es usted el tabernero de aquí abajo?
PEPÍN
Yo soy.
CASTO
Y yo también.
PEPÍN
Pues necesita
mi corazón abrirse en su presencia.
CASTO
¡También el mío!
PEPÍN
¡Horrenda simpatía!
Yo iba al cuarto de usted.
CASTO
¡Yo a la taberna!
PEPÍN
Y antes de entrar en la mansión querida
por la postrera vez quiero que hablemos.
CASTO
¡Sí, hablemos!
PEPÍN
¡Saque usted una cerilla!
CASTO
¡Ya sé para lo que es! ¡Ahí va!
(Saca una cerilla y la enciende.)
PEPÍN
¡La mano!
(CASTO le da la mano y el PEPÍN le ve el lunar. Luego viceversa.)
¡Dios mío!
CASTO
¡Santo Dios! ¡Señal maldita!
PEPÍN
¡Por este documento lo sé todo!
CASTO
Me lo han robado de mi mesa misma.
PEPÍN
El Gato me lo dio.
CASTO
¡Gato imprudente!
PEPÍN
¡Intenciones me dan de hacerlo trizas!
CASTO
¡Es inútil!
PEPÍN
¿Por qué?
CASTO
Porque éste es copia
y la matriz está en la escribanía.
¡Entremos! En mi casa arde un infierno.
Desolada quedó mi pobre hija.
PEPÍN
¡Quiero verla! ¡Es mi tía!
CASTO
¡Luego! Antes
hay que ver a tu esposa y prevenirla.
Mi hija está sola arriba con su hermano,
que era su amante y nadie lo sabía.
PEPÍN
¡Otro lío!
(Horrorizado.)
CASTO
¡En mis años juveniles
el torpe amor me envenenó la vida!
¡Vamos! ¡Dame un abrazo! ¡Es el primero!
PEPÍN
¡Y el último!
(Llorando.)
CASTO
¡No digas tonterías!
(Quedan abrazados un momento y sollozando. Luego entran en la taberna.)
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
¡También se abrazan éstos!
ANTÓN
¡Cosas del mundo!
MARTÍN
¡Cosas de la vida!
MANUELA
¡Pepín!
(Yendo hacia él.)
NIEVES
¡Padrastro!
(Ídem.)
GABACHO
¡Suegro!
(Ídem.)
PEPÍN
¿La recuerdas?
(A CASTO.)
CASTO
Un poco vieja está, pero es la misma.
PEPÍN
¿Conoces al señor?
(A MANUELA.)
MANUELA
¡Esas facciones...!
CASTO
Treinta años hace ya...
(Balbuceando.)
MANUELA
¡Virgen santísima!
CASTO
¡De la Bombilla...!
MANUELA
¡Oh, Dios!
CASTO
¡A la Moncloa!
MANUELA
¡Jesús!
CASTO
¡De la Moncloa a la Bombilla!
MANUELA
No siga usted.
(Tapándose la cara con las manos.)
CASTO
¡Manuela!
(Sollozando.)
PEPÍN
(Desfallecido.)
¡Es a mis fuerzas
superior este trance de familia!
(Cae con un síncope. Todos acuden a levantarlo y poco después vuelve en sí.)
MANUELA
¡Se muere mi Pepín! ¡Agua!
GABACHO
¡Aguardiente!
NIEVES
¡Peleón!
TORIBIO
¡Cariñena!
NICOMEDES
¡Manzanilla!
(Le sirven de toda clase de vinos y él prueba de todos uno tras otro.)
MANUELA
Enfrente está la Casa de Socorro;
¡que llamen al doctor!
TORIBIO
¡Voy en seguida!
(Sale, atraviesa la calle y entra en la Casa de Socorro. En este momento se oye la voz de ISABEL que habla con DIEGO en el cuarto principal.)
ISABEL
Diego, ¡el infierno entre los dos se cruza!
¡No puedo ser tu esposa!
DIEGO
¡Isabel mía!
ISABEL
¡Soy tu hermana!
DIEGO
¡Maldita sea mi suerte!
ISABEL
¡Húndase el firmamento! ¡La justicia
levantará mi cuerpo de las losas!
DIEGO
Isabel, ¿dónde vas?
ISABEL
¡Muero tranquila!
(Se arroja por el balcón que da a la calle, cayendo encima del SERENO que está dormido en la acera. El GUARDIA la ve caer, se acerca a ella y luego sigue paseándose.)
SERENO
Me caso con doscientos veinticinco,
que me ha roto dieciséis costillas.
GUARDIA
Aquella acera no es de mi distrito.
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
¡Que se rompió la crisma!
(DIEGO saliendo precipitadamente y mirando el cadáver
de ISABEL. El SERENO le detiene.)
DIEGO
¡Qué horror! ¡Huyamos!
SERENO
¡Preso!
DIEGO
¿Yo?
SERENO
¡A la cárcel!
¡Usted la ha suicidado!
DIEGO
¿Yo? ¡Mentira!
SERENO
¡Andando!
DIEGO
¡Padre!
(Gritando.)
SERENO
¡Que te ensarto!
DIEGO
¡¡Padre!!
SERENO
Que toco el pito.
DIEGO
¡¡Padre!!
SERENO
¡Chilla! ¡Chilla!
(Se lo lleva a empujones.)
Escena XI
Dichos. La RITA y la PACA, que vienen llenas de arañazos y desgreñadas.
Luego TORIBIO y el MÉDICO, después el GATO.
RITA
¡Ya nos hemos zurrado!
PACA
¡Y de lo lindo!
RITA
Vamos a ver quién es la preferida.
(Entran en la taberna y detrás de ellas ANTÓN y MARTÍN.)
RITA
¿Qué es esto?
(Acercándose al grupo que rodea a PEPÍN. MANUELA hace gestos de indignación al verlas.)
(Cae sobre el cadáver de ISABEL. Luego se levanta, saca una pistola y al ver que está allí el GUARDIA la esconde y se va paseándose por la calle. Después el GATO entra en la taberna.)
¡Casto, tus faltas purga en la otra vida!
(Vase.)
MÉDICO
Pero bien, ¿quién soy yo?
PEPÍN
¡Nuevo pariente!
¡No me abandone usted, Manuela mía!
¡No puedo ser tu esposo! Eres mi...
MANUELA
¡Calla!
PEPÍN
Doce horas hace que en la sacristía
de mi parroquia me casé contigo,
y al salir por el pórtico a hurtadillas
te di un beso de amor; ¡no fue el primero!
Eres mi...
MANUELA
¡Por favor, no lo repitas!
PEPÍN
¡¡Eres mi abuela!!
GATO
¡Horror!
MÉDICO
¿Usted?
NIEVES
¡Ay, madre!
MARTÍN
¡Antón!
ANTÓN
¡Martín!
MARTÍN
Los dos de la familia
somos también, puesto que hermanos somos.
ANTÓN
Y es justo dar satisfacción cumplida.
Señora, usted es mi suegra.
(A MANUELA.)
MANUELA
¿Yo?
TODOS
¿Qué dice?
ANTÓN
Mi esposa, que Dios haya, era su hija,
pues tenía el lunar en la muñeca
y era inclusera.
MANUELA
¡Es cierto! ¡Ay, hija mía!
ANTÓN
Y este nieto de usted es hijo mío,
a quien no he vuelto a ver desde la víspera
del día que nació.
PEPÍN
¿Tú eres mi padre?
MARTÍN
Y yo tu tío.
RITA
¡Y yo tu hermana Rita!
PACA
¡Y yo tu tía Paca!
NIEVES
¡Y tú eres nuestro
sobrino!
GATO
¡Y mi venganza está cumplida!
GABACHO
¡Bribón! ¡Vente conmigo si eres hombre!
GATO
¡Donde quieras!
GABACHO
Has muerto a mi familia
y o te he de echar las tripas por la boca
o hemos de ver quién tiene...
GATO
¡No prosigas!
(Salen los dos a la calle y desaparecen.)
MÉDICO
¿Pero cuál es mi origen, caballeros?
¡Yo tengo mi lunar que me acredita!
PEPÍN
¡Padre! ¡Tío! Acercaos.
ANTÓN y
MARTÍN
¿Qué se te ofrece?
PEPÍN
¡Si tuvierais la cara un poco limpia,
yo no tendría inconveniente en daros
el ósculo fatal de despedida!
¡Ya me faltan las fuerzas! ¡Ya no veo!
Amigos, acercaos...
(Todos le rodean.)
¡Dios os bendiga!
MANUELA
¡Que venga don Leandro! ¡Don Leandro!
NIEVES
¿Quién es ese señor?
MANUELA
¿No lo adivinas?
¡El juez inexorable! ¡El juez severo,
que borre de una vez tanta desdicha!
PEPÍN
¡Ya veo brujas, duendes y fantasmas!
¡Adiós, esposa! ¡Adiós, abuela mía!
(Cae muerto. Todos se arrodillan delante del cadáver, menos ANTÓN y MARTÍN. El GABACHO aparece en medio de la calle con la navaja ensangrentada de haber matado al GATO y limpiándola con un pañuelo. En este momento se oye un tiro que supone haber dado muerte a don CASTO.)
MARTÍN
¡Antón, qué cosas pasan en la escena!
ANTÓN
¡Martín, el cielo quiera que no sigan!
(Empiezan a tocar la gaita, la música de la orquesta y las campanas a fuego.)
(Telón rapidísimo.)
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