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VÍCTOR CASARTELLI
  ENSAYO DE BIOGRAFÍA - Poesía de VÍCTOR CASARTELLI


ENSAYO DE BIOGRAFÍA - Poesía de VÍCTOR CASARTELLI

ENSAYO DE BIOGRAFÍA

Poesía de VÍCTOR CASARTELLI

 

 

Nada recuerdo de aquel norte

donde empecé la vida entre paredes de palma y barro,

a cuatro pasos del río que mis padres remontaron tras un claro de luna siquiera

para la larga noche de sus manos vacías.

Recuerdo sí mi infancia en esta urbe,

mi memoria inaugurada con asombro inocente

entre las pavesas del vasto fratricidio:

en todas partes el humo, la pólvora, las cápsulas servidas,

las moscas acosando el cuerpo derrotado de un joven marinero

y, bajo el cielo encarnizadamente lóbrego,

los brazos en alto de mi padre

caminando hacia el arbitrio de anónimos verdugos

con la súplica infructuosa de mi madre entre las sienes

y el fusil de un imberbe alucinado midiéndole la nuca.


Pocos años después, con un tumulto en la sangre

vi trizarse el mágico espejo, aquél que reflejaba

la imagen de Vida fraguada con mi errante sueño de inmortalidad:

por vez primera oí el vocablo aciago,

su extraña resonancia adjetivando a un mes;

dijeron que la abuela agonizaba (Agosto se había vuelto contra ella);

sentí el secreto helor que me iniciaba al miedo

y, al abrirse las compuertas del llanto al dolor de los mayores,

definitivamente supe:

las lágrimas no sólo anegaban los ojos de los niños.


Pude entrever entonces el río al que nacemos,

a cuya opuesta orilla

la misma gesta irrevocablemente nos empuja.

Mas también pude entrever

que no siempre su curso un vado nos ofrece:

enfrentados a aguas turbulentas,

consumimos nuestro tiempo en la búsqueda afanosa

del Puente de la Dicha y el Sosiego.

De: La transparencia de los días: Ed. Loma Clavel. 1990.

.

VISITA A LA CASA DE LA INFANCIA

Sin un rumor, callada,

está la casa en sombras de la noche

y del espectro de la antigua casa.

Materia fuerte que se yergue altiva,

su rostro nuevo impone una victoria

material, pero opaca, pues no ciega

al ojo o la memoria que resiste

en el claro bastión de la nostalgia.


¿En dónde están los árboles ausentes,

 la morera abolida,

la cercenada parra?

¿Adónde se han llevado

el canto sosegado del follaje,

los duendes murmurantes que engendraban

en nupcias con el viento?

Sólo un aura silente cruza ahora

las nuevas galerías,

los cuartos remozados,

y muere de orfandad en un presidio

de múltiples paredes.


De su cielo menguado,

la lumbre de la luna

desciende sobre un ámbito estragado;

busca la térrea sencillez del patio,

su húmedo latido,

el sapo taciturno tras un cántaro,

los canteros de crotos lujuriantes.


Mas sólo encuentra un páramo de losas,

la árida mudez de la argamasa

y el creciente desierto del tejado.

Diluida la imagen del pasado,

un grillo solitario

con su trova inmanente a la tristeza

pulsa el clamor final de mi sollozo.

De: La transparencia de los días; Ed. Loma Clavel, 1990.


TRANSITO DEL ARRIERO

A dos horas ecuestres del collado

y de algunos presagios de tormenta,

detiene su caballo:

de pronto en la pradera

un plácido arroyuelo.

Remanso para el arduo recorrido,

a un relincho se ofrece

y a la mirada ausente del jinete.


Deja un temblor concéntrico en el agua

el milagro de cierta sed saciada.

pero siempre sediento

de inciertos horizontes,

las espuelas reinician el acoso

al pulso del galope;

camino a la leyenda de sí mismo,

su tránsito ya cifran

los truenos que se acercan retumbando

y el eco de unos cascos que se alejan.

De: La transparencia de los días; Ed. Loma Clavel. 1990.


PLENITUD DE LA SED

Estas colinas que miramos

a la sombra de los cedros

mecidos por el viento,

nos propagan el tacto de la estrella

que conmueve nuestros corazones

y los de aquellos hombres que se inclinan,

afanosos,

sobre la verdecida tierra

del valle monte abajo.

Y más nos estremece el vuelo de los pájaros

que llevan las fronteras nostálgicas de las alas

a esa altura cercana

que guarda la sombría oquedad de las duras,

abandonadas casamatas;

allí donde se esparcen

los pocos eucaliptos germinados

y mucho de la sangre derramada

por un espacio diminuto

aquí, en la Tierra,

por un ámbito de palomas pertinaces,

por un aire ya exento del trueno y del relámpago.

 

Alta Galilea (Israel), 5/1X/94.

En: Según pasan los días. (Inédito).

.

Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY – ANTOLOGÍA DESDE SUS ORÍGENES. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL, Dirección de la obra: OSCAR DEL CARMEN QUEVEDO. Recopiladores y autores: RAÚL AMARAL, MARÍA BARRETO DE RAMÍREZ, AÍDA ORTÍZ DE CORONEL, ELA RAMONA SALAZAR S., RUDI TORGA/ Tel. (595-21) 373.594/  arami@rieder.net.py  – Asunción/ Paraguay. 2005. 781 pp.).

 






Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
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