170° ANIVERSARIO DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS FRANCIA - PARAGUAY (I)

Por MARIA VICTORIA BENÍTEZ MARTÍNEZ

PhD Historia y Civilizaciones

Université de Paris - France

Bajo el gobierno de Carlos A. López, países sudamericanos como Brasil (1844), Chile, Bolivia, Uruguay y Venezuela reconocieron la independencia, mientras que Argentina lo hizo tardíamente, en 1852.

Los primeros países europeos en reconocer la independencia de Paraguay fueron Austria, (10 de julio de 1847), seguida de Inglaterra y Francia en 1853. Luego Italia, Portugal, Alemania (1860).

El presidente Carlos A. López intervino ante el emperador Napoleón III, ya que Francia aún no reconocía la independencia, en una carta enviada el 25 de diciembre de 1850, recordando a Francia la soberanía de Paraguay. La nota dice: “La República del Paraguay, después de haber aclamado su independencia en un congreso nacional de mil diputados en octubre de 1813 y de haber vivido como la nación soberana que es hasta el congreso general extraordinario de noviembre de 1842, ha juzgado llegado el momento de cultivar relaciones con los gobiernos de América y Europa. Solicita el reconocimiento, según los principios del derecho público, modificando en este sentido su anterior sistema de aislamiento”.

El presidente López mencionó también su deseo de estrechar relaciones con Francia y enviar un representante del país a la Corte Imperial, pero no recibió ninguna respuesta del emperador al respecto: “La República del Paraguay, con el objeto de cultivar las relaciones con el gobierno de Francia, tuvo el honor de comunicar en nota del 28 de agosto de 1843, adjuntando en copia legalizada el acta fundamental de su Independencia, así como la bandera y sellos nacionales y solicitando el reconocimiento de su Independencia y soberanía nacional. El Gobierno paraguayo ni siquiera recibió un simple acuse de recibo de esta nota”.

El presidente López expresó al gobierno francés la necesidad de reconocer a la nación independiente de Paraguay en los siguientes términos: “El gobierno francés no ha hecho justicia, no ha considerado que el comercio francés podría traer importantes beneficios a esta república”. El Gobierno paraguayo destacó aquí que, además de ser un acto de justicia, el reconocimiento de su independencia y el acercamiento de los dos países podrían traer beneficios en términos de comercio entre ambos países.

Carlos A. López recordó que Paraguay fue una de las primeras naciones sudamericanas en independizarse, y la primera en seguir el ejemplo de los Estados Unidos de América. Gracias a las negociaciones del ministro plenipotenciario en misión extraordinaria en Paraguay, el chevalier Léonce de Saint-Georges, se mostró optimista sobre la nueva política de apertura adoptada durante su visita a Paraguay.

Los productos naturales y manufacturados iban a encontrar un lugar ventajoso en Paraguay, a juzgar por el hecho de que en 1842 se recibió un cargamento de vino francés. A cambio, Paraguay daría yerba mate, cuyo precio competitivo le permitiría sustituir al té. Paraguay también poseía variedades de madera tan ricas en color como las del Brasil, que tenían la ventaja de ser fácilmente explotadas y transportadas hasta las puertas del Río de la Plata, así como tabaco y cueros.

Además de las ventajas que Paraguay ofrecería con los productos colocados en el mercado europeo, la apertura de las principales vías fluviales sería un criterio importante, ya que también facilitaría el comercio con el continente sudamericano. El proyecto de hidrovía se basaba en las principales disposiciones de los acuerdos firmados con otros países sudamericanos y europeos.

El representante del emperador Napoleón III, chevalier Léonce de Saint-Georges, formalizó el reconocimiento de Francia de la independencia y soberanía de Paraguay el 28 de febrero de 1853. El reconocimiento de la independencia fue motivo de celebración en Asunción. Y esto llevó a imprimir trescientos ejemplares anunciando el solemne acontecimiento. Todas las calles de Asunción se iluminaron durante dos días.

El 4 de marzo de 1853, el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, firmado entre Francia y Paraguay, sentó las bases de las relaciones permanentes y formales entre ambos países. El tratado se firmó en Asunción entre el chevalier de Saint-Georges y Francisco Solano López y ratificada en París en 1854, durante la visita de Francisco S. López.

Concedió beneficios a favor de salvaguardar la libre circulación de los nacionales franceses en territorio paraguayo y viceversa para los nacionales paraguayos en territorio francés.

También se acordó establecer un diplomático francés en Asunción para garantizar la ejecución del tratado y defender los intereses franceses. M. Guillemot, comerciante francés residente en Paraguay, fue autorizado provisionalmente a hacerlo por el representante del emperador en Buenos Aires y el Gobierno paraguayo.

Esta decisión diplomática fue aprobada con la creación de un consulado en Asunción. Tras el decreto del 29 de marzo de 1854, el emperador Napoleón III estableció una oficina consular en Asunción y nombró al conde Lucien de Brayer (hijo del vizconde Alfred de Brayer) (decreto del 27 de marzo de 1853), con el título de cónsul de segunda clase con una asignación anual de 18.000 francos.

El primer cónsul francés llegó a Asunción el 20 de noviembre de 1854, el Gobierno paraguayo le concedió el exequátur el 24 de noviembre. La Legación francesa invitó a los ciudadanos franceses a presentarse en la legación con documentos que acreditaran su nacionalidad francesa. Se registraron entre 25 y 30 ciudadanos franceses, casi todos hombres de negocios.

En 1855, Henri A. Laplace es nombrado por Carlos A. López cónsul de Paraguay en Francia. El conde Lucien de Brayer fue sustituido por el conde Alfred de Brossard en 1856. En 1860, se creó la Legación de Paraguay en París, Carlos Calvo fue nombrado encargado de negocios y representante de los intereses de Paraguay en Gran Bretaña.

Esta política de apertura claramente declarada también influyó en la presencia de inmigrantes europeos en el país. Esto condujo a la primera colonización de inmigrantes franceses. En 1855, el gobierno organizó la inmigración extranjera con la llegada de 419 colonos franceses que se instalaron en el Chaco, en la colonia Nueva Burdeos (Nouvelle Bordeaux). Posteriormente, se realizaron otros intentos de colonización: la colonia González en Caazapá (Yegros), y la colonia Nueva Picardía (Nouvelle Picardie) hacia la región de Pedro Juan Caballero. Así como inmigrantes individuales que han marcado la historia del Paraguay: Aimé Bonpland, Benjamin Balansa, Henri Pitaud, o Casabianca, entre otros más recientes. El Tratado de 1853 fue ratificado en París por el ministro de Asuntos Exteriores, Édouard Drouyn de Lhuys, y el ministro plenipotenciario, Francisco Solano López, el 30 de enero de 1854 (durante el viaje de este último a Europa). El viaje a Europa se publicó en el Semanario de avisos y conocimientos útiles, nº 81, Asunción, Imprenta de la República, 27 enero 1855, pp. 1-2.

El tratado de 1853 entre Francia y Paraguay se renovó diez años después, el 16 de marzo de 1863. Y ratificado por el decreto imperial el 6 de junio de 1863. Firmado por M. Charles Lefebvre de Bécourt, oficial de la Orden Imperial de la Legión de Honor y comendador de la Orden de Danebrog, ministro plenipotenciario de su majestad, el emperador de los franceses en Buenos Aires, y Francisco Sánchez, ministro de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay.

Referencias:

Benítez-Martínez, María Victoria: Les débuts des Relations diplomatiques entre la France et le Paraguay, XIXe-XXe siècles, Mémoire de Masters 2, sous la direction de Bernard Lavallé, Université Paris Sorbonne, 2006.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección CORREO SEMANAL

Sábado, 25 de Febrero de 2023

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