"ENTRE EL DUCE Y EL RUBIO:
UN NEOFASCISTA ITALIANO EN EL PARAGUAY"
Por MARIANO DAMIÁN MONTERO
Escritor e Investigador
Hace un poco más de tres años, exactamente el 6 de abril de 2019, se cumplieron 40 años de la fundación de la Asociación Paraguaya de Paracaidismo Deportivo. Ese mismo día, apareció en el sitio web de Aeronáutica Paraguay un texto en donde se afirmaba que “todo comenzó en la década de los 70, cuando Elio Massagrande, aficionado al paracaidismo y piloto civil, dejó su Italia natal para fijar residencia en Paraguay”. Las últimas nueve palabras remiten a la crónica de un soñador o algo parecido. Pero tenemos un problema, o varios: Massagrande no “dejó Italia”, sino que se fugó de su país de origen ante el llamado de la justicia italiana, y no llegó al Paraguay directo de aquel país, sino que antes estuvo escondido en España y en Grecia. Aclaremos un poco este olvido del articulista de Aeronáutica Paraguay…
Elio Massagrande, para cualquier entendido en Historia Reciente, es, antes que un paracaidista soñador, uno de los miembros más reconocidos de la organización terrorista neofascista italiana Ordine Nuovo, activa entre 1956 y 1973, año en que fue ilegalizada por el gobierno italiano bajo la acusación de intentar reconstruir el Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini.
Había nacido en 1941, en la zona rural de Isola Rizza, cerca de Verona. Dieciocho años después ya era piloto de aviación civil y aficionado al paracaidismo y las artes marciales. Atraído por las ideas neofascistas, durante los años sesenta se integró a Ordine Nuovo. De acuerdo a la investigación de la justicia italiana, Massagrande participó de varios atentados y actos terroristas, especialmente en el asesinato del juez Occorsio. En 1974 se fugó de Italia y encontró un lugar seguro en la Grecia de la “Dictadura de los Coroneles”, régimen de extrema derecha que gobernaba desde 1967. Pero a fines de 1974, el régimen cayó y, ya sin protección, fue extraditado a Italia, donde permaneció en prisión solo 10 meses, ya que fue liberado mediante un tecnicismo judicial. Massagrande no perdió el tiempo esperando otra citación y se refugió en uno de los últimos bastiones neofascistas en pie luego de la Revolución de los Claveles en Portugal: la España de Franco. La estadía aquí también duró poco. Una vez fallecido Franco en 1975, España dejó de ser un lugar seguro donde permanecer para Massagrande. En mayo de 1978, las autoridades judiciales españolas todavía lo estaban buscando en su territorio para extraditarlo a Italia (diario El País, 19 de mayo de 1978). Lo habían apresado en 1977, pero fue puesto en libertad bajo fianza, momento en que se fugó a Sudamérica y se refugió en el Paraguay de Stroessner junto a su esposa e hijos. Se sospecha que el embajador paraguayo en España en ese momento, Rodney Elpidio Acevedo, tuvo un rol clave en establecer los contactos para que Massagrande viaje al Paraguay.
Apenas puso un pie en el Paraguay, el 16 de agosto de 1977, fue “detenido” y le tomaron una declaración en Investigaciones que se conserva actualmente en el Archivo del Terror del Palacio de Justicia. A diferencia de infinidad de ciudadanos paraguayos que pasaron por allí, Massagrande fue liberado inmediatamente, aun con el pedido de captura vigente de Interpol. En esta tradición inaugurada por Stroessner de ofrecer asilo no formal a criminales de la derecha internacional, los neofascistas italianos fueron precedidos por los nazis Mengele y Roschmann, coincidieron en el tiempo con Anastasio Somoza (1979), genealogía que fue continuada por los apropiadores argentinos de hijos de desaparecidos (1985-89).
En el Paraguay, además de sus negocios ganaderos en el Chaco, Massagrande pudo desarrollar una de sus pasiones deportivas: el paracaidismo. Diversas fuentes y testimonios indican que fue a través de la práctica del paracaidismo que Massagrande tuvo contacto con el dictador paraguayo y logró su protección ante los pedidos de extradición. Stroessner le habría propuesto que organice una escuela de paracaidismo. Gracias a este contacto con la familia del dictador, Massagrande logró permisos para emprender proyectos de colonización y venta de tierras en el Chaco paraguayo, donde se radicó. La instalación de Massagrande en el Chaco fue la cabecera de playa para que luego otros neofascistas italianos también se establezcan allí, como el caso de Clemente Graziani, quien llegó en 1978, proceso estudiado por el académico Vito Ruggiero.
Gracias a estos contactos establecidos con Stroessner, Massagrande fundó la Asociación Paraguaya de Paracaidismo Deportivo en 1979, activa hasta el presente y de la cual fue su presidente entre 1979 y 1998.
Pese a que el pedido de captura de la justicia italiana continuaba vigente, mientras Massagrande permaneció en el Paraguay no tuvo de qué preocuparse. Para los pobladores del lugar, Don Elio solo era un inmigrante italiano soñador y amante del paracaidismo. Quizá, debido a esta ostensible protección de la dictadura, es que, como se relata en el libro Superdólares, de Luigi Carletti, en algún momento se intentó secuestrar “a lo Eichman” a Massagrande para llevarlo del Paraguay a Italia. Por su parte, el inmigrante italiano se movía libremente dentro del Paraguay e incluso participó en la Conferencia de la Liga Anticomunista Mundial, realizada en Asunción en 1979, mientras era uno de los más buscados por Interpol.
Luego del 3 de febrero de 1989, las alertas por su posible extradición a Italia volvieron a encenderse. Fue detenido en dos oportunidades por las autoridades del nuevo régimen democrático, pero sus contactos políticos y judiciales lograron evitar su entrega a las autoridades italianas.
Ese régimen colorado (el dictatorial y el democrático) que lo protegió entre 1977 y 1998 fue muy efectivo en refugiar a criminales de la derecha internacional, pero muy poco efectivo en el desarrollo de la salud pública, hasta el día de hoy. En 1999 Massagrande contrajo cáncer y el tratamiento recibido en el Paraguay no presentaba buenas perspectivas, por lo que puso por encima su salud antes que su libertad y decidió volver a Italia para tratarse allí por su condición de ciudadano. Apenas arribó a su país de origen, fue detenido y estuvo en prisión solamente unos doce días. Mientras estaba internado en Trento, falleció en agosto de 1999. De acuerdo a su última voluntad, sus cenizas fueron esparcidas sobre sus tierras del Chaco paraguayo.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
www.ultimahora.com
Sección CORREO SEMANAL
Sábado, 08 de Abril de 2023
