PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
MARÍA GLORIA BÁEZ RECALDE
  LA CORAL O DEL EVANGELIO DE LA HUMANIDAD - Por MARÍA GLORIA BÁEZ - Sábado, 30 de Marzo de 2024


LA CORAL O DEL EVANGELIO DE LA HUMANIDAD - Por MARÍA GLORIA BÁEZ - Sábado, 30 de Marzo de 2024

LA CORAL O DEL EVANGELIO DE LA HUMANIDAD

Por MARÍA GLORIA BÁEZ


Escritora

En febrero de 1786, Schiller publicó en su revista literaria Thalia, el poema An die Freude (Oda a la alegría). Esta, de todas las obras de Schiller aunque él mismo la criticara, se convertiría en la más conocida a lo largo de los tiempos y en todo el mundo, precisamente porque un genio creativo, llamado Beethoven, decidió coronar su 9ª Sinfonía con una sección del poema. El propio Schiller escribió sobre la idea poética detrás del poema: “Seamos conscientes de una unidad ideal superior y por medio de la hermandad alcanzaremos este estado... La alegría es hermosa porque proporciona armonía, ‘desciende de Dios’ porque toda armonía se deriva del Maestro de los Mundos y fluye de regreso a él”... Comenzando con las inmortales palabras “Freude, schöner Götterfunken” (“Alegría, hermosa chispa divina”), Schiller comienza el poema expresándose metafóricamente con el nombre de la hija del dios Elíseo, Alegría, quien aparece como hermoso relámpago divino (el cual Prometeo robó para dar conocimiento a la humanidad). Nos embriagamos con el fuego de la Alegría al entrar en su reino. Es ella, o la búsqueda de la felicidad, la que suplanta el sistema de clases tradicional con la hermandad, uniendo a toda la humanidad en la alegría de la libertad. Pero Alegría es también la fuerza motriz del universo físico; provoca la procesión de los cielos. Entrelazada con el amor, sonríe al buscador de la verdad desde el propio espejo ardiente de esta. Poco después de su publicación, el gran Beethoven contempló la idea de componer música para el poema. Beethoven, cuya admiración por Schiller y Goethe superaba a la que sentía por cualquier otro escritor, expresó en una ocasión: “Resulta sumamente complicado poner música a los poemas de Schiller. El compositor debe ser capaz de elevarse considerablemente por encima del poeta; ¿quién puede lograr eso en el caso de Schiller? En este sentido, Goethe resulta mucho más accesible”. Desde la década de 1790 mientras estudiaba con Joseph Haydn, Beethoven había soñado con instrumentar la “Oda a la alegría”. A finales de 1792, poco antes de partir hacia Viena, el compositor se hizo amigo de un profesor de Derecho, llamado Ludwig Fischenich, amigo personal del poeta Schiller, a quien obsequia un poema al que había puesto música (poema “Feuerfarbe” de S. Mereau). Fischenich expresó su admiración a la esposa de Schiller en una carta en la que anunciaba como una profecía el futuro himno a la alegría: “Le envío una composición del Feuerfarbe. Es de un joven de aquí, cuyo talento musical será mundialmente famoso... También quiere musicalizar la Oda a la alegría e incluso todas las estrofas. Espero algo perfecto; porque, que yo sepa, está enteramente inclinado a lo grande y a lo sublime”. Los primeros esbozos para la Novena no surgieron sino hasta 1815. La sinfonía surgió como una síntesis de dos obras que originalmente fueron concebidas por el autor por separado: la sinfonía en sí con final coral y una obra completamente instrumental en clave de re menor. Beethoven trabajó en fragmentos de ambos durante más de diez años. La música de la introducción a la segunda sinfonía ya se acerca con la entonación al tema principal. Solo en 1822, estos planes se combinaron en la idea de una obra común. La decisión de incluir en el final la Oda a la alegría lo tomó en 1823, pero incluso después del estreno, el compositor consideró la posibilidad de hacer la cuarta parte completamente instrumental, abandonando el componente vocal. El encargo de la sinfonía provino de la Sociedad Filarmónica de Londres durante un periodo difícil en la vida de Bee-thoven, asociado tanto con la falta de fondos como con la decepción hacia su sobrino Karl, en quien anteriormente había puesto grandes esperanzas. En la década de 1820, el maestro se encontraba al borde de la pérdida total de la audición, obligándolo a renunciar a la ejecución del piano, una actividad que amaba profundamente. Esta situación afectó negativamente sus finanzas, su calidad de vida, sus relaciones familiares y su reputación. La creación de la sinfonía comenzó en 1822, 10 años después de que completara su trabajo sobre las sinfonías anteriores, completando en 1824. Después de más de tres décadas, Bee-thoven, finalmente, lograría componer una obra magistral en la que las ideas de Schiller y su música se fusionaron para alcanzar una cohesión excepcional. La sinfonía fue dedicada al rey Federico Guillermo III de Prusia “con la mayor reverencia”. Aunque la mayoría de sus obras habían sido estrenadas en Viena, Beethoven anhelaba que su última composición fuera interpretada en Berlín tan pronto como la terminara. Esto se debía a su percepción de que el gusto musical en la ciudad había quedado eclipsado por compositores italianos, como Rossini. Cuando sus amigos y benefactores se enteraron de este deseo, lo alentaron a estrenar la sinfonía y formalizaron mediante una petición firmada por destacados mecenas e intérpretes de la música. Beethoven se sintió halagado por este gesto, aceptando realizar el estreno de su obra en el mes de mayo. Este concierto, en el que Beethoven ya estaba completamente sordo, iba a ser también el último. La Novena Sinfonía op. 125, en re menor, fue estrenada el 7 de mayo de 1824, en el Teatro am Kärntnertor de Viena. La velada se inició con la obertura La consagración de la casa op. 124, seguida de tres partes de la Missa solemnis op. 123. (Kyrie, Credo y Agnus Dei). Probablemente, tras una pausa, se presentó la Novena Sinfonía op. 125. La sala estaba repleta de un público entusiasta y curioso, así como de varios músicos y figuras de Viena, entre ellos F. Schubert, C. Czerny y el canciller austriaco K. von Metternich. Los solistas fueron H. Sontag (soprano), C. Unger (alto), A. Haizinger (tenor) y J. Seipelt (barítono). Involucró a la orquesta más grande jamás reunida por Beethoven y requirió los esfuerzos combinados de la orquesta de la casa Kärntnertor, la Sociedad de Música de Viena (Gesellschaft der Musikfreunde) y un grupo selecto de aficionados capaces. Si bien no existe una lista completa de los artistas principales, se sabe que participaron muchos de los artistas más selectos de Viena. En total trabajaron tres directores: M. Umlauf tuvo la dirección general, asistido por el violinista I. Schuppanzigh, quien marcó el tempo de la orquesta estando de pie. Pero también participó el propio Beethoven. Al inicio de cada sección, el compositor, ubicado cerca del escenario, marcaba el ritmo, pasaba las páginas de su partitura y dirigía una orquesta que no podía escuchar. El teatro albergaba un multitudinario público, el cual se encontraba para presenciar el primer concierto público del compositor en ocho años. A pesar de la sordera de Beethoven, quien permaneció de espaldas al público, este veía las palabras de los cantantes siguiendo sus labios. Tras la actuación, estallaron aplausos frenéticos; la ovación duró tanto que tuvo que ser detenida por la policía, muchos presentes lloraron. El compositor, debido a su sordera, no escuchó los aplausos. C. Unger se acercó a él y lo hizo girar para recibir vítores y aplausos del público, el cual expresó su entusiasmo haciendo repetir cinco bises; había pañuelos en el aire, sombreros, manos levantadas, para que Beethoven, que no podía oír estos aplausos, al menos pudiera ver los gestos de ovación. La Novena Sinfonía, bautizada con el nombre de La Coral, es una de las mayores sinfonías jamás compuestas: la cumbre de sus logros, una magistral celebración musical de la especie humana y una obra formidable, que hace emocionar a quien la escuche. Y, sin embargo, el propio Beethoven nunca la escuchó. El hombre, quien como nadie antes que él había revolucionado la música, se había convertido en alguien para quien los sonidos ya no podían existir; la amarga ironía de esta situación no pasó desapercibida para él. A pesar del deterioro de su audición, perseveró en escribir esta monumental obra. Era consciente de que su misión era nada menos que mejorar y ennoblecer las almas de la humanidad y esta obra, regalo de su espíritu creativo al mundo, haría precisamente eso. ¿Qué habría dicho Schiller de haber escuchado la Novena Sinfonía? La Coral no solo se distingue por su larga duración, sino también por su complejidad técnica, inusual para aquella época. Fue la sinfonía que amplió los límites de la música sinfónica como género. En tiempos en que la música se creaba principalmente para la iglesia o la aristocracia, esta era una pieza musical que se refería sobre la hermandad universal, la divinidad más allá de las estrellas, un Dios para todas las creencias colectivas, la alegría de encontrar el amor verdadero, la búsqueda idealista de la paz mundial y la unidad de la humanidad como valores eternos. Considerada como una de las mayores obras maestras de la música y una de las composiciones más famosas de todos los tiempos, consolidó el legado de Beethoven como uno de los más grandes compositores que jamás haya existido. La singular inventiva del genio y su mensaje triunfante del perdurable espíritu humano, queda resonando en la inmortalidad, trascendiendo los tiempos, distancias y credos como herencia para la humanidad, celebrando la alegría y la conexión divina entre los seres humanos.

Pocas veces en la historia de la humanidad ha habido un diálogo y una síntesis entre dos grandes mentes al nivel de Friedrich Schiller, poeta, dramaturgo, filósofo, historiador y editor alemán (1759-1805), y Ludwig van Beethoven (1770-1827), aunque nunca se conocieron, el resultado fue la Novena Sinfonía.

Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección CORREO SEMANAL

Sábado, 30 de Marzo de 2024

 www.ultimahora.com

 


 

 

GALERÍA DE MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY

(Hacer click sobre la imagen)

 



ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 



ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
CORREO
CORREO SEMANAL (ÚLTIMA HORA)






Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA