PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
CATALO BOGADO BORDÓN
  EL LIBRO Y LA ESCRITURA - Por CATALO BOGADO - Domingo, 03 de Enero de 2021


EL LIBRO Y LA ESCRITURA - Por CATALO BOGADO - Domingo, 03 de Enero de 2021

EL LIBRO Y LA ESCRITURA


Por CATALO BOGADO

 

catalobogado@gmail.com

Con un ameno recorrido a través de su historia milenaria, y acercándose el Día de Reyes de este nuevo año, el escritor Catalo Bogado nos recuerda que «el libro es el único regalo que se puede abrir muchas veces sin que deje de sorprender».

Muchas veces se ha anunciado la muerte del libro, su fin, pero sigue gozando de buena salud. Ha vencido a los siglos, a períodos atroces de persecuciones y, pese al oscurantismo impuesto por los poderosos de diferentes épocas, ha enriquecido la sutileza de las lenguas de los pueblos permitiendo elaborar y formular complejos pensamientos.

Miles de años atrás, aunque no se puede llamar libros, sino epigrafías, a las inscripciones en los antiguos monumentos de piedra, estas ya eran un intento de perpetuar un mensaje a través de la escritura, mensaje que preexiste a toda civilización.

La escritura es la expresión gráfica de una serie de sonidos que los seres humanos emitimos al hablar, sonidos que antes se llevaba el viento y desaparecían irremisiblemente y que en la actualidad procuramos conservar en cintas magnetofónicas, en discos, en casetes, en pendrives o en la «nube». Pero todos estos siguen siendo materiales poco perdurables si los comparamos con los libros.

Desde los tiempos primitivos, el hombre dibujó sus pensamientos para comunicarse con los demás. Pintaba figuras esquemáticas de seres humanos y animales, buscando una manera simbólica de expresarse. Estas figuras jeroglíficas dieron paso a unos signos similares, pero más simples, y así fue inventada la escritura.

Más tarde, los hombres descubrieron en la arcilla un material adecuado para escribir. Así, con un utensilio puntiagudo, dibujaban los signos sobre tabletas hechas de este material, mientras todavía estaba blando, y, a continuación, las cocinaban en el horno o las secaban al sol. En Mesopotamia se ha encontrado abundante material de estas tabletas, así como restos de bibliotecas y archivos, remanentes de una importante civilización que, como tantas otras, sintió la necesidad de expresarse por escrito y lo hizo inventando la escritura cuneiforme, y utilizando para este fin la materia que tenía al alcance de la mano.

De la arcilla al papiro

Aunque tampoco podemos hablar propiamente de libros en este caso, los chinos escribieron desde el tercer milenio en cuantos materiales tenían a mano y podían ser utilizados para ese fin: madera, bambú y seda. No solamente escribieron en abundancia, sino que ya entonces surgió un fenómeno que se repetirá a lo largo de la historia; la quema de textos, decretada por algún emperador a quien no le complacía que se criticara su política. A este hecho le sucede, por reacción lógica, un crecimiento del interés por la literatura, que se desarrolla activamente. Quizá creció también el interés por criticar al emperador y su política, deseo probablemente frustrado en muchos por temor a terminar colgados de un árbol de la plaza, en la pira, o crucificados.

Egipto, otra importante civilización, contribuyó a la historia del libro con el papiro. El papiro, planta de terrenos pantanosos y húmedos, crecía en abundancia en el delta del Nilo. Su médula, cortada en finas tiras, era humedecida y golpeada hasta formar una materia compacta, que luego se secaba al sol y se pulía. Con las hojas de esta materia se hacían libros, en forma de rollos, que eran escritos por una sola cara. Debía resultar muy incómoda su lectura, utilizando una mano para sujetarlo y teniendo que desenrollarlo y volverlo a enrollar a continuación con la otra.

Si los comparamos con los libros de la actualidad, que se transportan con facilidad en una mano y que por su peso y formato permiten su lectura en cualquier ómnibus, la diferencia es grande. En aquéllos debió resultar muy complicado buscar un determinado párrafo o una parte de la obra de particular interés. Por lo tanto, nada de lo anterior es identificable con la imagen que se forma hoy en nuestra mente al oír la palabra «libro».

Durante muchos siglos, los textos han sido objetos al alcance solo de una minoría. ¿Quién entendía en el antiguo Egipto la escritura jeroglífica que se utilizaba generalmente? Solo los escribanos y los sacerdotes. Por eso las bibliotecas se encontraban en los templos o en los palacios de los faraones. También se usaban los rollos de papiro en Grecia y en Roma.

Del papiro al papel (y a la imprenta, y al libro…)

La existencia del libro, tal y como lo conocemos, se remonta a las épocas griega y romana, y sus orígenes se encuentran en las tablillas de cera. Estas, de forma rectangular, con borde de madera, se rellenaban de cera, material sobre el cual se escribía con un estilete. En su parte izquierda tenían unos orificios por donde se unían, formando un primitivo libro.

El primer material que se empleó para hacer libros, tal y como los conocemos en la actualidad, fue el pergamino. Este material tenía la ventaja de que se podía escribir en él por los dos lados, y además se doblaba y cosía con facilidad. Se comenzó a utilizar en una ciudad de Asia Menor, Pérgamo, y de ella le viene el nombre de pergamino. Su uso estuvo forzado por Tolomeo V, rey de Egipto, quien prohibió la exportación de papiros a aquella ciudad a consecuencia de rivalidades entre bibliotecas. Los escribientes de Pérgamo, para suplir la falta de papiro, recurrieron a las pieles de animales –cabras, corderos o terneras–, a las que, una vez quitado el pelo, secadas y pulimentadas, daban forma de rollos, imitando el papiro.

Y, por fin, apareció el papel. Lo descubren y lo fabrican los chinos unos cien años antes de nuestra era. De ellos aprendieron los árabes su fabricación varios siglos más tarde, y la llevaron a España, desde donde se dio a conocer al resto de Europa.

Siglos después, alrededor de 1440, Johannes Gensfleisch, universalmente conocido como Johannes Gutenberg, ya que adoptó este apellido, nacido en Maguncia, donde vivió, trabajó y sufrió –y cuya historia se merece otras páginas de este mismo Suplemento Cultural–, inventó el instrumento para fundir tipos, y, como consecuencia, la imprenta moderna de tipos móviles. Desde entonces, el papel se ha convertido en el material preferido para el libro, y a él, por lo tanto, le debemos el poder leer hoy un ejemplar sentados en la Plaza Uruguaya o en cualquier otro lugar. A él y a mucha más gente, que desde la Antigüedad ha escrito, editado y vendido libros. Por todo esto, en estos tiempos de fiestas y de Reyes –fecha para la cual solo faltan tres días–, debemos recordar que el libro es el único regalo que se puede abrir muchas veces sin que deje de sorprender.


Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR

Domingo, 03 de Enero de 2021

Página 3

www.abc.com.py

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

 





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
Suplemento
Suplemento Cultural ABC






Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA