ROGELIA RAMONA ROMERO.
Rogelia Romero nació en Villeta un 31 de agosto de 1948. Hizo sus estudios de primaria y secundaria en Areguá y un profesorado en Educación Física en la ciudad de Ypacaraí.
Rogelia dedicó gran parte de su vida a la docencia y al cuidado de su familia. Se jubiló y recién en el 2010 comenzó a tomar talleres y cursos de cerámica:
Rogelia comenta sobre sus inicios en el oficio: “Cuando creí que no podía participar en una feria importante porque debía presentar trabajos hechos a mano, despertó en mí un deseo de comenzar a crear y fui mejorando con los cursos de capacitación”.
El taller de Rogelia está en su casa, donde trabajaba en conjunto con su marido, el renombrado alfarero e investigador don Gilberto Hermosilla (†). Actualmente trabajan con ella sus hijas Liza Mariela Hermosilla (terminación de las obras) y María Melisa Hermosilla (disposición y catalogación).
La materia prima que utiliza proviene de Pirayú, es arcilla elaborada y el caolín para preparar algunos colores de engobe natural. Para la terminación, Rogelia cuenta: “Elaboro mis herramientas de madera, metal y plástico. Utilizo cuchillos, agujas, piedras de cuarzo, gubias, paletas de plástico y esponjas”. Las piedras las consigue de Perú y de Puesto Irala (Paraguay).
Rogelia dio talleres cortos de cerámica en varias escuelas de Areguá: En las escuelas Walter E. Insfrán, Gabriel Casaccia (2010) y Domingo Martínez de Irala (2011). También a turistas que llegan hasta su taller.
Un alumno destacado es Fabio Villagra de Itauguá:“Empezó a tocar el barro hace 9 meses y sus obras son muy finas y las ha vendido a buen precio”.
Sobre sus ingresos Rogelia dice: “Si es poca la producción no se puede vivir de la cerámica, se debe mezclar con otra actividad porque las ventas no son continuas”. Hay que ampliar el mercado: “Se podría distribuir en otros locales los productos; de esta manera si aquí no se vende puede que se venda en otro”. Por otro lado, la inclemencia del tiempo es una gran dificultad para el trabajo del artesano. “Para no tener problemas se debe trabajar sin pausas para contar con mercadería siempre, pero, si las ventas bajan no se puede comprar las materias primas; el que trabaja a gran escala no tiene problemas”.
Participó en varias exposiciones:
Sus pesebres están presentes todos los fines de año en las Ferias Navideñas del CCDL donde en el 2012 fue invitada especial, y en sucursales del Banco Itaú. Sus piezas forman parte de la Colección Permanente del CCDL.
Las instituciones que más han apoyado a Rogelia son la Asociación de Artesanos de Areguá, el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) y nuestro #CentroCulturaldelLago. Ambos ayudan con capacitaciones, exposiciones y promoción de sus productos.
Sobre el futuro de la alfarería en Areguá opina: “Si al joven le gusta, si es creativo y hace algo diferente y gusta a la gente, va salir adelante como alfarero. Pero, de estos hay muy pocos; hace falta incentivarles y en las instituciones educativas aquí en Areguá, deberían introducir la alfarería como materia”. Para ella, en la venta del producto se puede ganar el triple y por eso los jóvenes no eligen ganarse la vida en la alfarería. “El oficio depende mucho de una buena administración de la ganancia cuando hay ventas; es lo que más cuesta hacer. Es difícil ahorrar. Se trabaja poco, sin disciplina; los lunes ¡casi nadie trabaja! No se tiene un horario a cumplir. Las personas que se destacan han hecho cursos de administración y trabajan mucho”.
Rogelia estima que en su barrio hay cerca de 32 alfarerías y que todas las familias viven de esta actividad. En Areguá unas 450 familias aproximadamente están relacionadas con esta actividad.
Realiza la venta de su producción decorativa en nuestro #CentroCulturaldelLago y los utensilios utilitarios esmaltados en la Asociación de Artesanos de Areguá (A.A.A).
Fuente: Recopilación del PortalGuarani.com