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JUAN ANTONIO POZZO MORENO
  LA PROPUESTA DE UNA HEGEMONÍA SUAVE (1) - Por JUAN ANTONIO POZZO MORENO - Domingo, 27 de Mayo de 2012


LA PROPUESTA DE UNA HEGEMONÍA SUAVE (1) - Por JUAN ANTONIO POZZO MORENO - Domingo, 27 de Mayo de 2012

LA PROPUESTA DE UNA HEGEMONÍA SUAVE (1)


Por JUAN ANTONIO POZZO MORENO

General (R)

El Brasil es el quinto país de mayor superficie territorial en el mundo. Solamente Rusia, Canadá, China y Estados Unidos lo superan. Inicialmente con menos de 2.000.000 km2, con su política expansionista logró una superficie de 8.511.965 km2, ocupando en la actualidad el 47,3% de la superficie de América del Sur.

- En una publicación del Centro de Estudios Internacionales, “El Brasil y la recomposición de la geopolítica latinoamericana en los primeros años del Siglo XXI”, el doctor Carlos Federico Domínguez Ávila dice que el Brasil encara un proyecto sudamericano que implica una afirmación de la idea de América del Sur como región específica y prioritaria en la formulación e implementación de su política hemisférica y global. No obstante, Domínguez Ávila resalta que “… la emergencia hemisférica y global del Brasil no deberá lograrse a costa o en contra de los intereses y las necesidades de otros países latinoamericanos y caribeños”. El proyecto sudamericano brasileño, señala, implica una reconfiguración geopolítica latinoamericana aunque existen otros proyectos como la Alternativa Bolivariana para las Américas, la Asociación de los Estados del Gran Caribe, el Plan Puebla-Panamá, etc.

El plan brasileño, según el doctor Domínguez Ávila, es “… de una iniciativa audaz, osada creíble y de largo plazo” que se destaca por su pragmatismo, que puede privilegiar proyectos conjuntos de infraestructura económica, sin ser amenazador ni violento.

“Consecuentemente se trataría de una propuesta de hegemonía suave, aunque normalmente no es presentada como tal por las autoridades brasileñas. Falta, entre tanto, terminar de convencer a la mayoría hasta ahora poco interesados vecinos sobre sus bondades. Brasil necesitaría ser mucho más generoso y luchar contra no pocas suspicacias y desafíos. Todo ello sin olvidar que la emergencia del Brasil como gran potencia mundial del siglo XXI no podrá ser alcanzada a costas o en desmedro de sus vecinos más inmediatos o más distantes”.

Es evidente –indica- que en su proyecto estratégico Brasil da por sentado su magnitud geográfica y su liderazgo en Sudamérica y “... es cada vez más frecuente observar el entusiasmo de la élite diplomática brasileña por su dimensión geográfica y las consecuencias de ello derivadas en lo concerniente a su inserción internacional y geopolítica. Tal vez la más reciente iniciativa en esta línea haya sido la creación en septiembre de 2004 de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CASA), después de intensas actividades de diplomáticos brasileños y de otros países”. Es importante señalar, que la Comunidad Sudamericana de Naciones fue renombrada en el año 2007 como Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

“Acontece -señala- que en el subsistema específicamente sudamericano, Brasil sería la potencia dominante. Este sería el escenario donde resaltarían más visiblemente las perspectivas y capacidades económicas político-militares y, en menor medida, simbólico-culturales brasileñas”.

Con respecto a la presunción de liderazgo, Domínguez Ávila comenta que aparte de los problemas domésticos en el ámbito regional persiste la impresión de que se trata de una región que debe mantenerse libre de hegemonías. La mayoría de los países de América del Sur no son reconocidos únicamente por su circunstancia geográfica. México, los centroamericanos y los antillanos objetan el carácter desagregador del proyecto sudamericano brasileño, pudiendo ser México un competidor extrarregional del proyecto brasileño.

- Durante el Gobierno militar (1964-1985)

1) La marcha hacia el este

Con el golpe del 1 de abril de 1964 y la institucionalización del régimen castrense, los proyectos expansionistas de la Escuela Superior de Guerra, especialmente la tesis de Golbery do Couto e Silva, se transformaron en la estrategia oficial de Itamaratí.

La consolidación de la frontera del este y el establecimiento de la frontera atlántica se constituyeron en una constante en los pronunciamientos diplomáticos y militares brasileños. Gibson Barboza, ministro de Relaciones Exteriores del general Emilio Garrastazú Médici, afirmaba que después de las fronteras ideológicas, ya aplicadas plenamente en la vecindad, ahora correspondía “vivificar las fronteras del este, nuestras relaciones con los vecinos de oriente, de los cuales estamos separados por los fáciles caminos naturales del océano Atlántico...”.

En 1952, el general Golbery do Couto e Silva, siendo docente en la Escuela Superior de Guerra, proponía la tesis del “destino manifiesto” del Brasil sobre el Atlántico Sur “...porque este no choca en el Caribe con el de nuestros hermanos mayores del Norte...”.

Con el fin de descartar a la Argentina en el control del Atlántico Sur enfatizaba “... mientras entre nuestros vecinos hispanoamericanos recrudece no disfrazada una oposición a los EE.UU. que se enmascara en la ‘Tercera posición’... Brasil está en condiciones superiores, por su economía no competitiva, por su larga y comprobada tradición de amistad con los EE.UU...”.

En apoyo a su tesis, el geopolítico brasileño proponía una alianza entre Brasil y EE.UU.”... que reconozca la estatura de Brasil en esta parte del océano Atlántico, poniendo fin a la política bifrontal y acomodaticia en relación a nuestro país y la Argentina...”.

La gran preocupación de Couto e Silva se centraba en la posibilidad de que el enemigo, el imperialismo comunista, pudiese instalarse en el litoral africano frente a Brasil. La fórmula encontrada, a partir de 1971, fue la construcción de la Comunidad Afro-Luso-Brasileña, con lo que Brasil integraría a Portugal a su economía y por su intermedio, ingresar al Mercado Común Europeo. De paso, heredaría las colonias lusitanas en África: Guinea-Bissau, Angola y Mozambique. Con este giro cambiaba drásticamente la política brasileña, que desde 1964 se manifestaba anticolonialista y antirracista.

Con la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 y el radicalismo de los militares lusitanos en el poder, se descartaba prácticamente la puesta en ejecución de los proyectos brasileños, en especial el de la Comunidad Luso-Afro-Brasileña.

Las esperanzas del régimen militar brasileño resultaron vanas frente a los protagonistas principales del proceso de independencia de Portugal: los revolucionarios africanos y quedó patente que el proyecto de comunidad era una utopía promovida por el régimen que gobernaba Brasil.

2) La marcha hacia el oeste

Raúl Zibechi nos narra, en “el difícil camino hacia el multilateralismo”, que la marcha hacia el oeste del Brasil comenzó apenas pusieron pie en tierra los primeros portugueses, que rápidamente desbordaron los 600 kilómetros, desde la costa Atlántica hacia el oeste, que fijaba el Tratado de Tordesillas (1494) entre España y Portugal. La impresionante expansión, que alcanzó las faldas de la cordillera andina y la cuenca del río de la Plata, fue encabezada por los colonos de San Pablo, organizados en bandeiras, en busca de esclavos indios, oro y piedra preciosa. De la mano de los bandeirantes fueron cobrando forma las fronteras que a partir de 1822 pertenecieron al Brasil independiente.

Añade Zibechi que a la Amazonia -un inmenso desierto verde, lejano y de difícil acceso- lo definía Couto e Silva como el Brasil marginal, aún a mediados del siglo XX, que habría que incorporar a la nación. Entre 1850 y 1950 la superficie del Amazonas se duplicó a costa de sus vecinos: Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela. Cita como ejemplo, que solo en la guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil, Uruguay en contra de Paraguay) en 1865, Brasil se quedó con 90.000 kilómetros cuadrados de Paraguay.

Zibechi observa que “la expansión siguió creciendo, en lo fundamental, un proceso poroso e irregular para el cual fue necesaria más que la fuerza militar el poblamiento de regiones solitarias y la desobediencia sistemática de la legislación internacional”.

Otro ejemplo es la incorporación al Brasil del territorio del Acre boliviano en 1904. También indica que fue durante la dictadura militar, nacida del golpe de Estado de 1964, cuando la ocupación de la Amazonia, combinada con la revitalización de las fronteras, se convierte en una política de Estado de la mano Couto e Silva. Desde Getulio Vargas, en 1930, la política de expansión y el desarrollismo se concretó con la fundación de Brasilia en 1960. En 1966, se declara a Manaos como zona franca y en 1970, se concibe la construcción de dos grandes carreteras junto a un vasto plan de colonización.

47,3%. Con su política expansionista logró una superficie de 8.511.965 km2, el 47,3% de la superficie de América del Sur.

1-IV-64. El golpe del 1 de abril de 1964. Los planes expansionistas de la Escuela Superior de Guerra se convirtieron en la estrategia de Itamaratí.

Unasur. La Comunidad Sudamericana de Naciones fue renombrada en 2007 Unión de Naciones Suramericanas.

Anexión. Solo en la Guerra de la Triple Alianza ... en contra de Paraguay en 1865, Brasil se quedó con 90.000 kilómetros cuadrados de Paraguay.


Fuente:  ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección ECONÓMICO

Domingo, 27 de Mayo de 2012





 





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