GOBIERNOS SICÓPATAS

Por BLAS BRÍTEZ

bbritez@uhora.com.py

Durante más de dos décadas, el establishment político liberal o, yendo al caso, líbero-fascista de América Latina (el reflejo, mediante la OEA y los acuerdos económicos entre sus élites, de los intereses de las agencias y las empresas norteamericanas, sobre todo), vociferó con vehemencia a los cuatro vientos, en palestras oficiales y medios de comunicación afines ideológicamente, que Chile, ejemplo de gestión política y económica, no es Venezuela; que Colombia, modelo de seguridad militar y tecnológica, tampoco es Venezuela. Ambos paradigmas a seguir con orgullo y odio también (hacia el enemigo interno: campesinos, jóvenes, mujeres, pobres en general), siempre que sea posible y siempre lo es para ellos.

Pero aquella rebelión chilena comenzó hace más de una década con estudiantes secundarios, es decir, con arrebatados, valientes pendejos pensando en el futuro, en este ahora que va rumbo a cambiar la primera Constitución neoliberal y neofascista de la Historia (afín, con sus particularidades étnicas, a las que profesan las racistas “Leyes básicas” israelíes, dicho sea de paso). Hoy esa juventud y las otras que vinieron, con violencia incluso, han demostrado que no hay formas previas de parir nuevas sociedades si no es forzando a las oligarquías latinoamericanas a que se miren el suntuoso ombligo, obligándolas a sentarse a escuchar y, más aún, a ceder; actos estos que las tradiciones, tanto militares como corporativas (mafiosas, además, en sus orígenes) de las élites chilenas, colombianas y latinoamericanas en general, no han querido realizar nunca por cuenta propia.

La rebelión colombiana tampoco viene de ahora nomás, como nada en el mundo y menos las sacudidas sociales. El Paro Agrario de 2013 demostró, luego de décadas, un malestar social intenso en las calles, surgido desde el campo, derramado en las ciudades. Pero ahora son estas, llenas de jóvenes desempleados pero briosos naturalmente, cuando no cooptados por los aparatos represivos o criminales, las que se levantan desde las barriadas para demostrar que en Colombia sí pasa algo y que eso que pasa no es la “guerrilla”, eterno cuco que el uribismo nunca quiso desarticular. Es el hartazgo de la saciedad material, simbólica, y de la violencia sistemática por parte de la dirigencia política y económica dominante en Colombia, apuntadas hacia poblaciones vulnerables en diversos sentidos.

Cúcuta, en estos momentos, es un caso interesante. Es una ciudad cuya economía, en gran parte, depende del contrabando con la horrorosa Venezuela, además de estar sitiada por hombres armados, típicos de un corredor fronterizo de mercancías, legales y no. Allí los jóvenes asumieron formas no violentas de manifestación, esencialmente con arte callejero. Como nunca se vio, lograron reunir “ríos de gente” contra las políticas estatales, la gestión sanitaria.

En el puente de una avenida que rodea la ciudad, en cuyas zonas rurales campean las bandas criminales y paramilitares, los jóvenes pintaron un enorme mural en el que escribieron: “Gobierno sicópata”. Tres veces lo borraron correligionarios de Álvaro Uribe. Tres veces lo volvieron a pintar. Allí sigue. En la tercera vez, los borradores fueron escoltados por un efectivo del Ministerio del Interior, quien advirtió a los pintores, según informa el periódico La Silla Vacía, que eso está hecho por “guerrilleros” y que “bala es lo que les vamos a dar”.

Pero donde mejor se ve la ostentosa miopía violenta de Iván Duque, presidente colombiano, es en el fútbol. Su mentira y soberbia sucumbieron a la verdad del malestar con la quita de la Copa América. Además, esta semana se dio una de esas justicieras ironías aplicadas a la casta neoliberal, paramilitar. Por la Copa Sudamericana, a causa de la crisis del capital en Colombia, el partido Deportes Tolima-Bragantino tuvo que ser reubicado. El lugar seguro que encontró la siempre-generosa-con-los-gobiernos-neoliberales-Conmebol, para que los futbolistas no se ahoguen en el gas lacrimógeno de la realidad colombiana, fue la bella San Cristóbal, en Venezuela.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Viernes, 28 de Mayo de 2021

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