Y AHORA LA PALABRA , PAISAJE y
REFLEXIONES DE UNA MUCHACHA OBRERA DESPUÉS DE LAS BODAS REALES
Poesías de MONCHO AZUAGA
Y AHORA LA PALABRA
Habla
sin miedo, amigo
que sin miedo la palabra
es cuchillo rasgando el tiempo
cometa que en la noche
besa con fuego al silencio.
Habla
quiero conocerte
saber qué vestidos lleva tu presencia
entender el sonido de tus pasos
en la tierra y en el cielo
y en todo lugar.
Escuchar tu figura
tu hambre
tu amor
tu dolor
tu alegría
tu simpleza y tu milagro.
Habla, amigo
y sin miedo la palabra
aún cuando duela cancerosa la lengua
oxidando el filo de las bayonetas
aún cuando ofrezcan por la negra mudez:
el paraíso.
Habla
que tu boca sea el fresco ykua
donde trinen las aves
en las siestas del pueblo.
Que sea tu boca el pan y la sal
el vino y la miel
de los que hambrean sin canto por la tierra.
Aun cuando encerrado el cuerpo
muertas las pupilas
sangrantes las manos
te tiemblen las rodillas
habla, amigo
y sin miedo la palabra
sea tu grito
lucero de una mañana de voces
sea tu voz leño encendido
que caliente el alma y mate el silencio.
Habla, amigo
quiero conocerme
saber mi presencia vestida de sonidos
saber en la tierra el cielo del canto
mi mudez
mi sonrisa mi llanto.
Habla, amigo
y sea ahora sin miedo la palabra...
En: "Y ahora la Palabra".
Edit. Taller Ortiz Guerrero. Asunción. 1979.
PAISAJE
En las oscuras vértebras del silencio,
encuentro tu soledad morena,
tu viento quieto,
tu polvo rojo.
la tristeza desnuda de la siesta.
Y arden en mis ojos tu rebeldía,
el cansancio de tus pájaros,
tu clara inocencia de trópicos.
Antiguas leyendas
se agitan en las aguas del miedo
y duendes de sol y fuego
me dicen historias de viejos tiempos.
Miran las culebras el verde de tus sueños
y huellas descalzas habitan tu silencio.
Es tu corazón casi un rancho desierto.
Y de tanta quietud.
Y de tanto silencio,
confundo en tus horas mudas
las altas sombras de tus muertos.
En: Jirón de espera. Colección Rocío, 1981
REFLEXIONES DE UNA MUCHACHA OBRERA DESPUÉS DE LAS BODAS REALES
Azul el cielo, hermoso,
tu aire claro,
tu viento fresco
para ellos, Señor
que tienen tus islas
tus fértiles tierras,
tus altas palmeras
para ellos, Señor
que ven el monumento de tu obr
y se parecen a ti en sus aviones,
gozando de tus frutos allá arriba
mas por qué has quitado
de nuestros ojos tu belleza?
aquí tu amor es un mito,
una palabra en algún libro,
un sermón dominical.
Señor, a tu lejana presencia
nuestra hambre no le llega
ni nuestra sangre enferma
ni nuestros ruegos y poemas
y a ellos Señor, la nieve
como el alma de los niños
les acaricia la piel,
el beso.
Y rompiéndonos los huesos
el invierno y su boca de hiel
(agrio sudor y peste, la primavera)
para ellos, Señor, tus luminarias,
tu agua, tu arena,
tus milagros fotografían
el sol, la tierra entera.
Mas, por qué nos hablas tan sólo
en postales de tu inmensa grandeza,
de tu poder infinito,
de tu gracia?
para ellos, Señor, tus trigos
amarillos y fecundos,
tu bendición derramada en sus casas,
el vino purísimo y la comida abundante.
Tú les has dado, Señor, tu omnipotencia.
Mas, qué hicimos nosotros
para no ser llamados a tu mesa?
Qué faltas proclamas
para olvidar así nuestra decencia?
La piel se nos quiebra en el frío,
el fuego no alcanza,
es dura la tierra,
paja débil, la esperanza.
Y ellos compran tus bosques
y son dueños de tus ríos
y tú les regalas la noche
más profunda y bella
y prendes en el seno de sus mujeres
la extraña flor que hiciste pocas veces.
Ellos como tú
disponen de nuestra suerte.
A veces nos hacen, raramente, felices
y a veces decretan, rápido, nuestra muerte.
Pero, qué hicimos, Señor
que nos muestras de ellos
el paraíso, nunca nuestro,
que nos mientes que se ha perdido
y que vemos desde lejos?
Ellos, Señor,
de toda alma y nombre son dueños,
propietarios del viento y del fuego.
Completan tu obra con transatlánticos,
automóviles y rascacielos
y hablan contigo
en parábolas, acciones y teléfonos.
Y poderosos en tu gracia, eternos,
aplastan nuestras cabezas, soberbios.
De ellos,
por los siglos de los siglos es tu reino.
Señor, Señor,
En verdad, eres Tú de los nuestros?
En: Ciudad Sitiada. Karanda'y. Asunción. 1989.
Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY – ANTOLOGÍA DESDE SUS ORÍGENES. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL, Dirección de la obra: OSCAR DEL CARMEN QUEVEDO. Recopiladores y autores: RAÚL AMARAL, MARÍA BARRETO DE RAMÍREZ, AÍDA ORTÍZ DE CORONEL, ELA RAMONA SALAZAR S., RUDI TORGA/ Tel. (595-21) 373.594/ arami@rieder.net.py – Asunción/ Paraguay. 2005. 781 pp.).
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