PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
MANUEL AUGUSTO MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ

  ATENEO PARAGUAYO - LA ETAPA INICIAL - Por MANUEL MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ


ATENEO PARAGUAYO - LA ETAPA INICIAL - Por MANUEL MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ

ATENEO PARAGUAYO - LA ETAPA INICIAL

Por MANUEL MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ

 

El surgimiento del Ateneo Paraguayo hay que entenderlo y contextualizarlo dentro de las circunstancias económicas, sociales, políticas y culturales que el Paraguay y el resto del mundo, y muy especialmente Latinoamérica, vivían hacia el último cuarto del siglo XIX.

En este sentido, el Paraguay, que tuvo siempre el estigma de “país atrasado”, se encontraba al orden del día, en igualdad de condiciones que las demás naciones del continente, en circunstancias comunes de aquel tiempo que le hacía producir efectos similares a los de los demás países como consecuencia de situaciones parecidas.

Las causas que hacen posible el advenimiento de ateneos en Hispanoamérica son muchas veces contradictorias entre sí, razón por la cual el principio de multicausalidad hay que entenderlo no como un conjunto de fuerzas que se suman o se oponen anulándose, sino como un “blend” donde en mayor o menor medida va prevaleciendo una sobre otra.

En líneas generales, y en mayor o menor medida en cada ateneo local (España, Francia y Latinoamérica), estas causas son: en España, la comunión con el liberalismo en oposición a la restauración del absolutismo que supone la vuelta de Fernando VII,  que da origen al Ateneo Cintífico y Literario de Madrid, en Hispanoamérica, que mira el modelo español, el pensamiento liberal decimonónico en auge; el poder de una burguesía culta y poderosa tanto económica como políticamente, que abandera el ideal de “cultura” de ese tiempo; la reacción nacionalista ante el vigor de las culturas francesa e inglesa imperantes en las clases dominantes locales; la necesidad de presencia de un círculo artístico, literario, científico o simplemente de dispersión que tuviera un carácter autóctono ante los círculos culturales fundados por los inmigrantes europeos en Latinoamérica, por ejemplo, los “centros españoles”, “circoli italiani” y similares; la influencia del Ateneo Artístico, Científico y Literario de Madrid, a través de españoles radicados en América que desempeñaron importante papel en la cultura de las sociedades  en las que se insertaron.

La palabra ateneo proviene de la forma latinizada del griego, “athenaeum”[1], nombre que recibían los templos dedicados a la diosa griega Palas Atenea, deidad protectora de la razón, la inteligencia, las artes, y los ejercicios físicos.

De ahí que este nombre fuera escogido por quienes veían en este apelativo el correcto para designar a estos espacios de cultura y formación, tanto física como intelectual.

De igual origen griego, y con las mismas connotaciones modernas, son las palabras “gymnasium” y “akademia”



EL ATENEO ARTÍSTICO, CIENTÍFICO Y LITERARIO DE MADRID.

 

La influencia del Ateneo Artístico, Científico y Literario de Madrid en el Paraguayo no se reduce sólo al nombre. Al analizar la frase “Ateneo Paraguayo, Instituto Superior de Artes, Ciencias y Letras” vemos claramente su influjo.

Con toda seguridad es Ramón Zubizarreta y Zuloeta, español nacido en Burgos en 1840, quien sugiere el nombre de Ateneo a la entidad fundada en la casa de José Segundo Decoud.

El regionalismo español, tan fuerte y característico, hace de este Ateneo sólo de Madrid, lo que permitió la posterior existencia de muchos ateneos en toda España, fenómeno que, no ocurrió en Paraguay, al ser los ateneos de Concepción, Villarrica, Encarnación, Pilar y Ciudad del Este extensiones del único Ateneo Paraguayo.

El Ateneo de Madrid, fundado en 1835, constituyó una institución notable en la vida intelectual de España y Europa.

Según los Estatutos de 1836, el Ateneo era una Sociedad exclusivamente científica, literaria y artística. Los periódicos y los libros de aquella época la consideraban indistintamente como academia, instituto de enseñanza y círculo literario.

Es entonces el Ateneo de Madrid una asociación civil declarada de utilidad pública que se propone difundir las ciencias, las letras y las artes para favorecer el desarrollo de quienes se propongan cultivarlas, actividad no  sólo desplegada entre sus asociados, sino también para quien quisiera participar de ellas.

Es la primera institución científica y literaria de España. Una real orden del 16 de noviembre de 1835 decía que “el Ateneo era uno de los primeros y más útiles establecimientos científicos de la capital, y podía servir de modelo a los que a imitación suya hubieran de formarse”.

El Ateneo estableció cátedras públicas y gratuitas, tan luego como dispuso de local propio y adecuado a ese efecto. En 1881 se instala en su actual Palacio de la calle del Prado, número 21, construido exprofeso por los ateneístas, a no poca distancia del sitio en que se verificó la primera reunión da los fundadores del Ateneo, el 26 de Noviembre de 1835.

Menéndez Pelayo, en uno de sus trabajos afirma “el krausismo que tuvo amplias raíces en España, a partir del Instituto Libre de Enseñanza y el Ateneo de Madrid, con repercusiones directas en el movimiento novecentista paraguayo y del Rio de la Plata”. 

Hoy día, en sus salas y cátedras todos los oradores tienen acceso y celebra con frecuencia actos abiertos al público de la más diversa índole: conferencias, debates, mesas redondas, presentaciones de libros, exposiciones, conciertos de música clásica, proyecciones de cine, etc.  La actividad del Ateneo no se interrumpe ni siquiera los fines de semana, los sábados y domingos el protagonismo lo tienen los conciertos de música clásica.

         Las actividades pueden ser propuestas por las diferentes Secciones [2] del Ateneo (compuestas por los socios) o por solicitantes externos. Las Secciones en funcionamiento cubren los sectores más variados: arte, literatura, ciencia, teatro, historia, educación, etc.


 

EL CONTEXTO SITUACIONAL PARAGUAYO DE LA POSGUERRA

 

Juan Francisco Pérez Acosta, en su obra “Núcleos Culturales del Paraguay Contemporáneo”, empieza el capítulo dedicado al Ateneo Paraguayo diciendo que:

“El movimiento genuinamente cultural se inició en le Paraguay en circunstancias realmente extraordinarias que connotaban un verdadero renacimiento”[3].

 Las “circunstancias extraordinarias” y el “renacimiento” a los que alude Pérez Acosta solo puede entenderse en el marco de desolación en la que quedó sumido el Paraguay luego de la guerra contra Argentina, Brasil y Uruguay, la llamada Guerra Grande, que fue quizá el primer caso de “guerra total” que se registraba en la historia contemporánea [4].

El 1 de enero de 1869, las fuerzas aliadas hicieron su entrada en la capital paraguaya, la que se encontraba totalmente despoblada e indefensa. El día 5 ingresó el marqués de Caxias [5] con el resto de su ejército y la ciudad vacía quedó a merced de los invasores, que no escatimaron en saquearla. El general argentino Emilio Mitre, indignado por el proceder de las milicias brasileñas, se retiró a las afueras de Asunción. Esta actitud por parte de los argentinos inició serias divergencias entre los aliados con relación a la liquidación jurídica de la guerra [6].

Caxias se aloja durante la ocupación en el llamado Palacio Barrios, la otrora casa que el presidente Carlos Antonio López edificara para su hija Inocencia, casada con el General Barrios [7], en la parte trasera de la residencia presidencial.

El Palacio Barrios quedaba en la esquina que forman las calles Independencia Nacional  y la “Calle del Sol”[8], actual Presidente Franco, y fue posteriormente sede del Ateneo Paraguayo desde 1934 hasta 1964.

Asunción fue presa del pillaje y despojo. Los efectos, menajes, mobiliario, utensilios, y demás pertenencias de las familias asuncenas eran llevados al puerto para ser embarcados con destino a Río de Janeiro y Buenos Aires, donde fueron subastados. Las legaciones extranjeras, el Club Nacional y las residencias particulares fueron expoliados.

El 16 de enero de 1869 aparece en "La Tribuna" de Buenos Aires un artículo de su corresponsal en Asunción. Citado por Héctor E. Decoud, en el escrito puede leerse lo siguiente:

 "En Asunción no hemos encontrado a nadie. La ciudad es importante, tiene majestuosos edificios, el palacio de López no tiene rival en estas repúblicas. La estación del ferrocarril es espléndida (...) Hoy se encuentran la mayor parte de las casas abiertas, mesas, espejos partidos, y el contenido de las cómodas y armarios, por los suelos de las casas. Dos días después de la ocupación de la Asunción por los ejércitos aliados, primeramente los vapores, luego los buques a vela y finalmente las chatas comenzaron a salir aguas abajo, cargados de frutos, maquinarias, muebles y objetos de valor"[9].

En este punto podemos mencionar el romántico recuerdo de las dos cosas que no llevaron los aliados: el ferrocarril y uno de los espejos del Club Nacional, que posteriormente fuera donado al Ateneo Paraguayo, que lo poseyó hasta cuando fue vendido a su presidente, el Ing. Baltazar Ballario[10].

El Estado, en muchos y significativos aspectos, floreciente que había sido el Paraguay en el periodo de gobierno de los López, quedó reducido a un país en ruinas con unos pocos sobrevivientes. Extintas la riqueza pública y privada, desaparecidos los organismos jurídicos, educativos y culturales y disminuida sobremanera la población, todo había que “hacer nacer de nuevo”. El pueblo paraguayo, o lo que quedó de él, inició la llamada reconstrucción nacional bajo el peso de la deuda de guerra impuesta por los vencedores. [11]

El proceso de recuperación y desarrollo de la nación paraguaya es conocido por algunos historiadores como la PATRIA NUEVA, denominación otorgada al periodo posterior a 1870, año de culminación de la guerra, correspondiéndole la designación de PATRIA VIEJA[12] a todo lo acontecido desde la Independencia Nacional hasta ese año.

En la posguerra, la ocupación primordial del sector masculino de las ciudades, sobre todo en Asunción, fue la política, tarea que absorbió gran parte de sus acciones.

La línea de pensamiento político imperante en el Paraguay de entonces, y en consonancia con el resto del mundo, era el liberalismo, que justamente hace que sus cultores se aboquen a la restauración de la economía y a la atención del sector educativo.

De ahí que el prototipo del ateneísta paraguayo decimonónico sea el próspero comerciante o intelectual (o ambos) pero sobre todo político, y en este aspecto, de ideas liberales.

Este paradigma de “homo politicus", cultivado y sensible a las manifestaciones artísticas y a las necesidades de sus conciudadanos, se mantiene por mucho tiempo, y es una de las causales de la hegemonía del Ateneo por muchas décadas, al nuclear en sus filas a los principales exponentes de la política paraguaya, quienes facilitaron la labor cultural de la institución y favoreciéndola con notables decretos, concesiones y especiales privilegios.

Pese al despojo al que fue sometida la capital y a los desacuerdos surgidos entre los vencedores, Asunción fue repoblándose paulatinamente por personas de diverso origen y procedencia. Paraguayos y extranjeros de distintas nacionalidades, además de comerciantes y especuladores que acompañaron a las fuerzas invasoras, que, atraídos por la curiosidad o el afán de lucro, llegaron al Paraguay en ruinas.

Varios paraguayos calificados regresaban del exterior: ex becarios,  diplomáticos del gobierno de Solano López, ausentes durante el conflicto bélico, así como los exilados políticos durante el régimen de Don Carlos o los hijos de aquellos. Otros fueron los prisioneros liberados o los fugitivos del ejército paraguayo y también los jefes y oficiales de la Legión Paraguaya, pero todos en pos de un objetivo: reorganizar la nación como estado soberano y tratar de solucionar las cuestiones de límites con los representantes de la tripe alianza.[13]

Este es el contexto situacional en el que surge el Ateneo Paraguayo,  epicentro de las ideas liberales de la posguerra, siendo la institución que aglutinó a los vencedores y vencidos.

Al analizar la membrecía de esta primera época, observaremos la diversidad de su composición, donde están incluidos los representantes de la triple alianza que se radicaban formando familia en el Paraguay, intelectuales contratados por el gobierno o los diplomáticos con quienes se discutían las cuestiones referentes a los tratados de paz, amistad y límites.



FUNDACIÓN DEL ATENEO: UNA HISTORIA QUE COMIENZA EL 28 DE JULIO DE 1883

 

La historiografía paraguaya menciona la fundación del Ateneo como una de las obras de gobierno de Bernardino Caballero[14]. Si bien la institución no debe su origen a estrategia estatal alguna[15], es muy probable que Caballero (o en su defecto, quienes le asesoraban en materia de política educativa y cultural) tuviera cierta injerencia a través de José Segundo Decoud, su puntal intelectual, y Adolfo Decoud, en la fundación.

La conexión entre Caballero, los Decoud y demás fundadores del Ateneo,  en todo caso, debemos buscarla más bien en la logia masónica que los nucleaba[16], cuyos ideales, como veremos más tarde, son los mismos de los de la augusta institución, que se verán plasmados en los diferentes estatutos que a lo largo de la historia rigieron la actividad ateneísta, especialmente la del Instituyo Paraguayo y el Gimnasio Paraguayo, como se verá más adelante.

Dice Pérez Acosta: “(…) es digno de notarse el espíritu de confraternidad que presidió dicha fundación, como bien lo comprueba el hecho de que hubiesen respondido a la plausible iniciativa no solo los hijos del país (…)” [17] A lo largo de su obra, las palabras “confraternidad” y “solidaridad”, sobre todo en el contexto estatutario institucional, adquiere la significación y relevancia que la masonería da a estos términos [18].

Así, antes que una calculada política estatal, el surgimiento del Ateneo es fruto de la iniciativa y el esfuerzo de la sociedad civil, y sin temor a equivocarnos, iluminados por los  supremos ideales de la novel masonería paraguaya del XIX, en aquella época, auspiciada por la masonería del Brasil y el Uruguay.

El Acta de Fundación del Ateneo Paraguayo, reproducida en la obra de Pérez Acosta, textualmente reza:

 “En la ciudad de Asunción, a los veinte y ocho días del mes de julio de mil ochocientos ochenta y tres, reunidos los señores abajo suscritos en la casa habitación del Señor Adolfo Decoud, acordaron lo siguiente: fundar una sociedad cuyo objeto sea fomentar el espíritu de la asociación mediante el cambio de ideas, que se manifestarán en disertaciones escritas según lo que se prevenga en el reglamento, que una comisión al efecto confeccionará. En seguida se nombró un secretario, cuyo cargo recayó en la persona de Don Cecilio Báez. Procedióse después al nombramiento de una comisión que debe redactar al reglamento por el que debe regirse la sociedad, siendo nombrados para componerla los señores don Adolfo P. Carranza, don Adolfo Decoud y don Antonio Codas”. Ramón Zubizarreta – Guillermo Stewart – Benjamín Aceval – Antonio Codas – Adolfo P. Carranza – J. Nicolás González – Alejandro Audibert – Braulio Artecona – S. Cardozo –Abdón Álvarez – Juan Martín Yañis – Gerónimo Pereira Cazal – Cecilio Báez – Adolfo Decoud -Leopoldo Gómez de Terán – José Billordo – Alfredo de Rocha Farías.

A este respecto, el autor aclara poseerlo cuando dice “Su Acta de Fundación, de puño y letra de su secretario, el después Dr. Cecilio Báez, cuyo libro original obra en nuestro poder y se da una reproducción facsimilar” [19]

Cuando dice “obra en nuestro poder” hoy creemos que no se refería a una tenencia personal, ni el “nuestro” utilizado aquí estilísticamente como plural de modestia, sino hablaba como miembro del Instituto Paraguayo, que para cuando el autor escribe, nuevamente se denomina Ateneo Paraguayo.

De hecho, toda la documentación del Ateneo del periodo 1883-1889, entre la que se encontraba su acta de fundación, pasó a formar parte del Instituto Paraguayo, institución que fue su  reapertura luego del receso de 6 años.

El libro que contiene el acta de fundación del Ateneo se encuentra perdido en la actualidad, sustraído entre los años 1981 y 1992. La última referencia que de él se hace es la que encontramos en un acta de sesión de la Comisión Directiva, el 2 de diciembre de 1981, cuando el Secretario, Dr. Amadeo Báez Allende a solicitud del presidente Barreiro Maffiodo, “hace entrega de fotocopias del acta de fundación del Ateneo Paraguayo de 1883, así como de los dos institutos arriba mencionados” [20]

Los dos institutos “arriba mencionados” son el Gimnasio y el Instituto Paraguayo. Báez Allende estaba en posesión de la documentación de estas entidades, ya que se encontraba escribiendo la Historia del Ateneo Paraguayo para publicarla en su centenario, en 1983. Según el maestro Narciso R. Colmán (h)[21], la obra fue concluida, ya que tuvo oportunidad de ver el manuscrito en los talleres de la “Imprenta El Arte”. La obra de Báez Allende no fue publicada y no se sabe dónde se encuentra en la actualidad [22].

En sus inicios, el Ateneo Paraguayo fue un centro eminentemente literario, lo demuestran las publicaciones de las conferencias y escritos de esta época, publicados, según Pérez Acosta [23] y Raúl Amaral, [24] en tres ocasiones. En Biblioteca del Ateneo subsisten sólo dos de estos opúsculos[25]:

Las Composiciones literarias leídas en la velada celebrada en Conmemoración del 2º aniversario de su fundación, publicada en Buenos Aires en 1888.[26]


Las composiciones literarias leídas en la velada celebrada el 22 de octubre de 1887, 3er. Aniversario de su fundación. Publicada en Buenos Aires en 1888.[27]

Evidentemente, estas publicaciones se realizaron con mucho atraso al acontecimiento que celebraban. Según ellas, en el año II de la fundación del Ateneo, ejercía su presidencia el Dr. Benjamín Aceval, y para 1887 la ejercía José Z. Caminos.

Celebraba sus reuniones y veladas literarias en el Club del Progreso de Asunción[28].

Tras 6 años de labor, esta primera etapa de la vida del Ateneo concluye en fecha imprecisa de 1889, entrando en un receso de 5 años, hasta su resurgimiento bajo el nombre de Instituto Paraguayo, en 1895.

Mucho se ha especulado acerca de las razones que llevaron a la disolución de la entidad,  siendo la más probable las desavenencias de tinte político que empezaban a surgir entre sus miembros[29].

Recordemos que la fundación de los partidos políticos del Paraguay, que tienen un nacimiento tardío con relación a los países limítrofes, data de esta época, entre 1886 y 1887.

Pérez Acosta recuerda el final de esta etapa diciendo “Aun cuando este primer ensayo no perduró, tuvo, sin duda, un importante papel en las precarias y excepcionales circunstancias en que advino y fue una verdadera revelación y exponente del rápido resurgimiento que se iniciaba en el ambiente cultural”[30], y continúa expresando “Fue a modo de una semilla que dio promisores frutos y que pronto iba a reverdecer en permanentes floraciones que recogieron de inmediato su simbólica tea, y reeditaron luego su nombre”[31], y en lo referente al Instituto, como reapertura del Ateneo dice:“El instituto Paraguayo completó, en realidad, la cadena cultural que se estableció en 1883 y que se extiende ininterrumpidamente hasta nuestros días”[32].

En 1973 la Comisión Directiva del Ateneo Paraguayo, para celebrar el nonagésimo aniversario de fundación, encarga al Prof. Raúl Amaral un trabajo de investigación sobre los orígenes de “nuestro Ateneo” (sic), el cual se publica en la revista de la institución[33].

Amaral se refiere básicamente al contenido de las tres publicaciones y titula a su investigación “El Primer Ateneo Paraguayo en la cultura nacional”, haciendo tácita alocución a un “segundo Ateneo”, por ende el actual, de cuya directiva recibe el encargo.

La editorial de la revista, no obstante, dice: “tomando como base esa reunión inicial, en julio de 1973, se cumplirán noventa años de los inicios de las actividades del Ateneo”, y más adelante: “El Ateneo sufrió un eclipse, parece que a partir de 1889, y surgió el Instituto Paraguayo.” Luego de nombrar brevemente al Instituto y al Gimnasio, la misma editorial concluye: “Tal es en síntesis la historia de nuestro Ateneo, la institución de cultura más antigua del Paraguay, iniciadora y continuadora de todas las que convergieron a su cauce definitivo”[34].

Más allá de estas disquisiciones, está el testimonio de ilustres ateneístas como José Esculies, Pastor Urbieta Rojas, Guido Chase Sardi, Juan Boggino, Cipriano Codas, Laureano Pelayo García, Adriano Irala Burgos y otros que, en 1965, al estar al frente de la institución en uno de sus picos más altos, declaran ser el “Ateneo Paraguayo, fundado en 1883, cuyo primer presidente fue Don Benjamín Aceval, con filiales en Concepción y Encarnación”[35].

También, en la Revista del Ateneo, Volumen 3 No. 4, pág. 35 se lee“Ateneo Paraguayo/ la más antigua Institución de Cultura de la República/ Fundada el 28 de julio de 1888”[36].  La revista tenía entonces como director a Juan Boggino, y un consejo de redacción conformado por personalidades como  Laureano Pelayo García, Pastor Urbieta Rojas y Odilón Ortíz Mayans.

Para el año 1889, el Ateneo dio a luz a la primera entidad hija: la Universidad Nacional de Asunción.


MEMBRECÍA DEL ATENEO PARAGUAYO DESDE 1883 HASTA 1889

 

Abel Pinilla. Diplomático boliviano. Miembro Honorario [37].

Abente, Victoriano. Poeta español.

Aceval, Benjamín. Primer Presidente del Ateneo Paraguayo

Aceval, Emilio.

Almendoz, Doroteo. Español.

Alvarez, Abdón.

Andrade (h), Olegario. Argentino

Angulo, Nicolás. Español.

Aponte, Juan Asencio.

Aquino, Indalecio.

Arlas, María. Maestra y poeta uruguaya. [38]

Arlas, Rafael R. Uruguayo.

Artecona, Braulio. Uruguayo.

Audivert, Alejandro.

Avila, Manuel.

Ayala, José de la Cruz. Alón.

Báez, Cecilio. Luego presidente de la República.

Báez, Otoniel.

Bajac, Miguel W. Uruguayo.

Balzan, Luiggi. Italiano, profesor de historia natural [39]

Barrena, Benigno. Español.

Bazán, José S.

Bello, Enrique. Italiano

Bibolini, Francisco. Italiano

Brugada, Ricardo. Español.

Caballero, Pedro P.

Caminos, José Zacarías.

Cardoso, Saúl.

Carranza, Adolfo P. Argentino.

Carvallo, Héctor Andrés. Luego presidente de la República.

Casartelli, Pedro B.

Castillo, José. Español.

Centurión, Juan Crisóstomo. Ilustre hombre público, ex combatiente de la guerra grande, padre de Fernando Centurión y Zayas.

Claudio Pinilla. Diplomático boliviano. Miembro Honorario [40].

Codas, Antonio.

Collar, Mateo.

Coulaud, Carlos. Francés

Coulaud, Luis. Francés

Curuchet, Manuel. Periodista argentino, redactor de “El Heraldo” y autor del “Almanaque Nacional”, editado en Buenos Aires en 1896.[41]

Dávalos, Juan Bernardo.

De Cominges, Juan. Miembro correspondiente del Ateneo. [42]

De los Ríos, Guillermo.

De Rocha Farías, Alfredo. Brasileño.

De Vargas, Pacífico. Brasileño.

Decoud, Adolfo Héctor.

Decoud, Francisco.

Decoud, José Segundo.

Del Molino Torres, Julián. Argentino.

Domínguez, Manuel.

Fernández, Francisco Felipe. Poeta entrerriano, a raíz de la muerte de Urquiza se refugió con otros compatriotas en el Paraguay, donde compuso un himno patriótico. [43]

Fretes, José María.

Gaona, Juan Bautista. Luego presidente de la República. Bajo su mandato, en 1905, el Estado Paraguayo dona al Instituto Paraguayo parte del predio donde se estuviera la residencia presidencial de Carlos Antonio López.

Godel, A. Vivió en Montevideo después de haber instalado en Asunción un taller de litografía que luego pasó a ser propiedad de don Guillermo Frescura.[44]

Gómez de Terán, Leopoldo, Junto con el colombiano Próspero Pereira Gamba escribió el primer compendio de historia del Paraguay que sirvió como texto escolar.[45]

González, José Nicolás.Cónsul chileno, padre de la pianista Rosario González Filisbert, por tanto, abuelo materno del compositor Juan Carlos Moreno González.

Guerrero, Cantalicio. Mecenas de la época, en su residencia particular funciona actualmente la Comandancia de la Policía Nacional, en la manzana delimitada por las calles El Paraguayo Independiente, Ntra. Sra. de la Asunción, Presidente Franco y Chile.

Guillermo Stewart. Británico

Herrero, Salvador.

Heisecke, Christian G. Austro húngaro.

Ibarra, Ignacio.

Isaac Tamayo. Diplomático boliviano. Miembro Honorario[46].

José Ismael Billordo. Argentino.

Legal, Aurelio.

Leopoldo Díaz. Argentino

Livieres, Lorenzo. Argentino.

López Moreira, Jorge. Brasileño.

Maíz, Fidel. Presbítero.

Martín, Benito. Español.

Mazó, Remigio.

Mernes, José. Argentino.

Michelena, Pedro. Español.

Núñez, Pablo.

Pereira Casal, Gerónimo.

Quell Juan. Alemán.

Ramírez, Gil.

Riquelme Saguier, Fernando.

Romero, Cleto.

Saguier, Pedro.

Solalinde, Cirilo.

Soler, Enrique.

Soler, Víctor M.

Sosa, José Tomás.

Tiscornia, Victorio. Italiano

Torres, Ricardo. Español.

Vallory, Juan. Español.

Vía, Pascual.

Weyer, Ernesto. Alemán, bibliotecario del Ateneo. [47]

Zelada, Patrocinio.

Zubizarreta, Ramón. Español.







[1] Así mismo, “serapeum” sería la designación de un templo dedicado a Serapis, o “museum” uno dedicado a las musas.

[2] Todavía en el de Madrid prevalece el apelativo de “Secciones”. El paraguayo utiliza desde hace algunas décadas el de “Departamento”.

[3] Pérez Acosta, pág. 21 El autor, imbuido de las ideas acerca del “mito del eterno retorno” hace referencia a su tiempo como un “revival” de aquel Paraguay idílico de anteguerra, edad de oro a la que habría de retornar, aunque esa Arcadia sudamericana era el tipo de nación gobernada por autócratas a los que los intelectuales de pensamiento liberal de la generación de Pérez se oponían.

[4] Monte de López Moreira, pág. 237

[5] Mariscal Luís Alves de Lima e Silva, Marqués y Duque de Caxias.

[6] Monte de López Moreira, pág. 238

[7] General Vicente Barrios y Díaz de Bedoya, cuñado del Mariscal Francisco Solano López, Ministro de Guerra y Marina, fusilado en Potrero Mármol durante la Guerra.

[8] KALLSEN, Osvaldo. Asunción y sus calles. Edición de la Junta Municipal de Asunción. 2ª Ed. 1998. Asunción. p. 173

[9]VIOLA, Alfredo. La ocupación militar del Paraguay de la posguerra. ABC Color Fascículo No. 20. Capítulo 12. Asunción. 2012

[10] En años recientes, era ofrecido por una anticuaria de plaza “el espejo del Ateneo”, aunque no precisaba su origen. En fotografías obrantes en el archivo de la institución puede verse la luna sin marco alguno, y el ofrecido por la anticuaria poseía un marco a todas luces posterior  y de escaso gusto, por lo que puede tratarse verdaderamente del “espejo del  Ateneo”.

[11] Monte de López Moreira, pág. 237

[12] Recordemos que también se denomina Patria Vieja a la etapa de la historia de Chile comprendida entre la Primera Junta Nacional de Gobierno (18 de septiembre de 1810) y el llamado Desastre de Rancagua (1 y 2 de octubre de 1814). De aquí pudo provenir la denominación utilizado por historiadores paraguayos. “La Patria Nueva y la Patria Vieja”, es una obra del historiador, catedrático y periodista Hermógnes Rojas Silva, presentada en la Academia Paraguaya de la Historia en 1978.

[13] Monte de López Moreira, pág. 238

[14] Zaputovich, pág. 52; también Monte de López Moreira, pág. 252

[15] El Ateneo, salvo algún que otro hecho aislado, siempre ha gozado de autonomía en lo que a sus relaciones con el estado, sus secretarías, la política partidaria y el prebendarismo caciquista del Paraguay se refiere, es decir, siempre fue una entidad meritocrática donde el gobierno nunca tuvo injerencias.

[16] Presumiblemente la Logia Fe, que trabajaba bajo los auspicios del Gran Oriente del Brasil de la Orden de los Benedictinos, a la que se afilió Bernardino Caballero, como maestro masón, a su llegada de Río de Janeiro en diciembre de 1870. Zaputovich, pág. 39

[17] Pérez Acosta, pág. 22

[18] Vemos como Pérez Acosta, apostilla con la frase “Confraternidad y Cultura” al título de su libro “Núcleos Culturales del Paraguay Contemporáneo”, y lo hace en homenaje al Instituto Paraguayo en su cincuentenario (10 de Julio de 1945). Publica esta obra en Buenos Aires en 1959.

[19] Pérez Acosta, pág. 24

[20] Libro de Actas del Ateneo Paraguayo. Sesión del 2 de diciembre de 1981

[21] Entrevista con el Maestro Colmán.

[22] Hemos hablado del  tema con la nieta de Báez Allende, Leticia Báez, quien sin éxito buscó el material entre los libros y papeles de su abuelo.

[23] Pérez Acosta, pág. 23

[24] Amaral, Raúl. El Primer Ateneo Paraguayo en la cultura nacional. Revista del Ateneo Paraguayo, Volumen 3 No. 5 de Junio de 1973,

[25] Esto habla del expolio al que fue sometida la Biblioteca, en más de una ocasión.

[26] Imprenta de M. Biedma, sita en Belgrano 535

[27] Imprenta de M. Biedma, sita en Bolívar 535. Nótese como errata el cambio de dirección de la casa editora de estos opúsculos: Belgrano a Bolívar.

[28] El Club del Progreso de Asunción, fue una imitación, hasta en el nombre, del Club del Progreso de Buenos Aires, el más antiguo de Sudamérica. Fundado en 1852 a la usanza europea, su principal objetivo fue limar las  asperezas que en materia política dividía a la sociedad porteña de entonces. Esta exclusiva y tradicional entidad logró su finalidad a través de diversas actos sociales, principalmente bailes, tertulias, conciertos, donde se daban cita las más importantes personalidades del momento. El billar, el ajedrezy los juegos de cartas fueron complementos de sus actividades.

[29] Conferencia de la Arq. Marta Meyer Canillas de Landó, dictada en el marco de los miércoles culturales del Club Centenario.  La misma fue repetida el 16 de setiembre de 2004 en el Ateneo.

[30] El Orden, Asunción, No. 1457, del 20.09.28

[31] Indudablemente se refiere a su reapertura como Instituto Paraguayo, o a éste como sucesor inmediato, que luego al fusionarse con el Gimnasio Paraguayo, retoma el nombre de Ateneo.

[32] Pérez Acosta, pág. 53

[33] Editorial de la Revista del Ateneo Paraguayo. Vol. 3 No. 5 junio de 1973.

[34] Ibídem

[35] Revista del Ateneo Paraguayo. Vol. 2 Nos. 1-2. Setiembre de 1965

[36] Evidentemente un error de imprenta, ya que el consabido año de fundación es 1883. Fácil de confundir un tres con un ocho.

[37] Pérez Acosta, pág. 22

[38] Ibídem, pág. 22

[39] Ibídem, pág. 23

[40] Ibídem, pág. 22

[41] Ibídem

[42] Ibídem, pág. 23

[43] Ibídem

[44] Ibídem

[45] Ibídem

[46] Ibídem, pág. 22

[47] Ibídem, pág. 23

 

 

Portalguarani.com agradece la autorización del autor,

Para incluir el material en este espacio.

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DEL DOCUMENTO FUENTE


(Hacer click sobre la imagen)



 

HACIA UNA HISTORIA DEL ATENEO PARAGUAYO. Por MANUEL MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ

INTERCONTINENTAL EDITORA

Diagramación: Gilberto Riveros Arce

Asunción - Paraguay. 2014 (226 páginas)

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA


(Hacer click sobre la imagen)






Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
ATENEO
ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI
LIBROS,
LIBROS, ENSAYOS y ANTOLOGÍAS DE LITERATURA PA
LIBROS
LIBROS Y ENSAYOS SOBRE LAS ARTES VISUALES EN ...
REPÚBLICA
REPÚBLICA DEL PARAGUAY



Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA