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MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI (+)

  HUELLAS DEL SER, 2006 - Obra de MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI


HUELLAS DEL SER, 2006 - Obra de MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI

HUELLAS DEL SER

MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI

CRITERIOS EDICIONES

Teléfs.: 496 991- 449738 –Fax: (595-21) 448 721

Diagramación : Gilberto Riveros Arce

Corrección : Arnaldo Núñez

Hecho el depósito que marca la Ley Nº 1328/98

ISBN: 99925-72-X

Asunción, Paraguay - 2006

 

 

Este libro lo podrá leer íntegramente en su versión digital,

en la BIBLIOTECA VIRTUAL “AUGUSTO ROA BASTOS”

del CENTRO CULTURAL DE LA REPÚBLICA “EL CABILDO”

 

 

 

PRÓLOGO

COMO UNA RAÍZ GIRANDO EN SU PROPIO EJE

Con esta imagen de gran plasticidad y dinamismo, la autora sugiere el tipo de exploración en la intimidad de la conciencia tras las HUELLAS DEL SER que emprende en este libro. En él su autora recapitula en la memoria y el sueño “las instancias, enrrancias, querencias,” de una vida humana que bien puede ser la suya o la de una imagen que guarda con ella una relación de analogía.

A través de sucesivos cuadros, similares a un discurso cinematográfico, con hiatos, fundidos, panorámicas, la voz del narrador que habla desde el texto va organizando un relato que explora los tiempos incorporados a los momentos o segmentos de la vida y los proyecta a la pantalla del presente para darles sentido y significación.

A partir de la experiencia omnisciente de la vida intrauterina, se despliega en el texto las intermitentes Huellas del ser, que la voz del narrador va disponiendo:

“Como quien avanza en un templo derrumbado entre demolidas y descascaradas paredes con pasos de espectros de extrañas vestimentas de generaciones que soñaron otros sueños”.

Impulsados por la afectividad del recuerdo, las burbujas de la memoria van aprisionando los fragmentos vividos rescatados de la corriente del olvido, siguiendo una temporalidad cuya lógica no es lineal sino recurrente en la que la protagonista del relato pueda confesarse soy yo misma lejana y ausente a cada instante y toda circunstancia.

Ante este texto de Margot Ayala de Michelagnoli, tan distinto a sus anteriores relatos, bien puede decirse que la escritura autobiográfica adquiere una configuración lírica, poética, casi alucinatoria. No conozco otra similar en nuestra literatura expresada en los términos en que ésta se manifiesta, a medio camino entre poema en prosa y la narración abierta, alternando evocación descriptiva y reflexión.

Sin duda, como ocurre con los textos surrealistas, Huellas del ser no es de lectura fácil. No sólo su sistema constructivo (saltos, disrupciones, planos múltiples, etc.) dificulta su compresión, sino el vaciado lingüístico que alterna referencias objetivas con resonancias semánticas propias de la subjetividad, hacen algo trabajosa su recepción por parte del lector.

Sin embargo, una vez salvada esta pequeña valla, el lector puede libremente entrar a participar de una experiencia estética muy valiosa y singular.

FRANCISCO PÉREZ MARICEVICH

 

 

HUELLAS DEL SER

MARGOT AYALA DE MICHELAGNOLI

 

Ermejo de páramos y selvas sepultadas en el corazón del cosmos donde se originó la primigenia célula de vida. La impaciencia me desborda, transito con los ojos cerrados atenta al palpitar del universo, donde se mezclan mis sangres mestizas entre luces y tinieblas de la herencia, en complejos mensajes desbastados por los siglos.

Me atrapa el delirio de lejanía hacia abstractas distancia, con fiebre de esparcirme sobre la cubierta de un barco, soñar con un mar vacío y dejar que mis pensamientos surjan en mi océano interior. Aves pasan en el estelar paisaje y se yergue muy dentro mío una voz que me llama al otro lado del espacio. Mis ansias crecen y se dilatan en noches que estallan en espumas, como si quisieran cumplir con un destino. Siento en mi rostro la sal de los mares que besaron las arrugas del viento. Me iré cualquier tarde en su demorada agonía, junto al añejo tronco donde grabamos nuestros nombres en tardes del ayer.


***


Nostalgias de aquella que fui en ese otro paisaje donde está todo lo que amé. En busca de no sé qué voy por atajos al ocaso seguro, mientras en mi frente encanecen aquellos jóvenes cabellos que agitaron tantas brisas y llega el invierno quedamente. Los recuerdos se detienen en aquellas épocas cuajadas de infinitas mañanas, de habernos amado tanto. Desandando hacia el pasado de esa lejana edad donde alguna vez nos hemos encontrado, te llamo sin nombrarte, sin conocerte, tal vez porque el tiempo transcurre de otra manera a mi manera. Tengo en la mente imágenes dispersas de brillantes colores que brotan y salen a mi encuentro, sus presencias dejan al descubierto rincones ignotos. Visiones que se extinguen en los días, ecos y voces de seres que alguna vez transitaron en nuestros caminos.


***


La infancia, el farol de una esquina, el inmóvil reposo de una siesta, el despoblado rancho escoltado por árboles de algarrobos donde nacieron tantos amaneceres, el yvyra pytâ (*) cargando el peso de hacinados nidos de cotorras, las criadas descalzas, su dulce vasallaje y lenguaje elemental.

Techo de paja, paredes de tacuarilla y barro donde anidan alimañas, humores de extensas planicies, tupidos palmares y altos pajonales que en épocas de lluvia se convierten en infranqueables ciénagas semejantes a un mar muerto, donde reverbera el sol en ilusión óptica sobre los montes que se agachan; surgen escuálidos espinillos, visión inquietante de remotos, y azules horizontes. Es mi tierra, mi riesgo, mi aventura inagotable, siento el pulsar de siglos y un ronroneo de voces ancestrales. En un abrazo abarcar el universo, escribir un poema, dibujar bajo la lluvia y en otras noches, cuando las estrellas brillan como lámparas suspendidas del firmamento.

(*) Árbol rojo


***


Oteo en mi entorno sin encontrarme, busco la hilacha perdida, soy un libro abierto a la ignorancia: si es verdad que amé todo lo que amé y lo ignoro:¿Quién soy? Saber de dónde vengo y adónde voy, una burbuja transparente me envuelve. ¿Soy acaso una burbuja? ¿Es esta burbuja una interrogante en este largo camino?

Estoy acompañada de una sombra y es mi sombra, navego en aguas revueltas sin que intenten salvarme, hace mucho que nos desamparamos.

Todo lo que quise lo tuve y me faltó todo, viví mitad soñando y mitad despierta, reveo en fragmentos los poemas del mundo agazapados en mi inconsciente y lúcidos en mi conciencia.


***


Con desmesurado afán me hablas de tus sueños, nostalgias, hastíos y anhelos, bajo la luna de metal de aglomeradas vigilias, donde ausente estoy. El olvido me acecha y atrapa entre sus garras, que lejos te siento ya dentro mío, tú que engendraste luces en mi existencias.

Contemplando las paredes sin fondo de mi habitación siento la vacuidad del mundo y ese fugitivo blanco fantasma recorriendo otros días que transitaron mi ayer y ya no están, mi madre y la tarde que la vi partir al mundo que soñaba, donde la verdad no era fantasía. Vuelvo hacia aquellas mañanas, cuando la savia corría por nuestras venas con urgencias y caminábamos hacia las horas con los párpados bajos, encandilados por infinidad de pensamientos que oscilaban en remolinos reflejados en oblicuos espejos donde nos movíamos en círculo, sin modo alguno de esquivar el caleidoscopio que nos enroscaba a la tierra como raíz girando en su propio eje.


***


En un atardecer perfecto fue cuando vi alejarse y la brisa penetraba como una extraña con su aliento de fugacidad. De mutuo acuerdo y tomados de la mano iniciamos el recorrido del futuro hasta que una noche en el umbral de la puerta hallamos un mundo que ya no era el nuestro. Borrados los espacios donde nada nos queda por vivir, rostros apenas perfilados en extraña noche.

Estoy desnuda, me tortura la estupidez y náuseas de este vivir muriendo a cada instante, harta de transitar calles con el mismo soñar y la fatiga de siempre.


***


Fue en esa edad de la adolescencia cuando creíamos que alargando las manos la vida nos pertenecía y el mundo era nuestro y fácil, pedazo de eternidad que quisiéramos retener y hamacarnos en su vaivén, cuando la palabra desintegrada fue arrastrada en la corriente de desconocidos mundos e ignotas ciudades, insistentes pesadillas de mis noches.

Sembramos en campos áridos, y aquello que tuvo reflejos se hunde en la jungla de la desmemoria.

Sumida en la vorágine de mis primaveras, reminiscencias se ensanchan bajo la cúpula de un cuento, es como si el paisaje se hubiera marchitado como las flores del lapacho con las primeras lluvias de octubre, cual fugitiva visión sin dejar lluvias de octubre, cual fugitiva visión sin dejar huellas.

 

***

 

 


 

 

Huellas Del Ser, De Margot Ayala de Michelagnoli by portalguarani

Biblioteca Virtual del PORTALGUARANI.COM

 

 

 

 

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LIBRERÍA INTERCONTINENTAL, EDITORA E IMPRESORA S.A.,

Caballero 270 (Asunción - Paraguay).

Teléfonos: (595-21) 449 738  -  496 991
Fax: (595-21) 448 721

E-mail:  agatti@libreriaintercontinental.com.py

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