MANDU'A

Revista de la Construcción

Año XXXVI

N° 430

Febrero 2019

Editorial

La incapacidad de autoridades municipales de la Gran Asunción tortura a ciudadanos

El abandono en el que se encuentran las ciudades del entorno de Asunción –llámese Gran Asunción o Área Metropolitana de Asunción-, es lamentable y revelan la incapacidad de sus respectivas municipalidades.

Las calles llenas de baches, la falta de ordenamiento del tránsito, los pésimos servicios de transporte público, la recolección de basura deficiente, la casi nula cobertura de desagües pluviales y cloacales, la inseguridad, el olvido de la cultura, la casi inexistencia de espacios libres –plazas y parques- para el recreo de los ciudadanos así como las medias calles, calles y  plazas robadas, y otras notorias falencias son los indicadores de la inutilidad de los que han sido elegidos para administrar los municipios.

Tanto los intendentes como los concejales -que cobran cuantiosos salarios y elevadísimas dietas que no condicen con sus niveles de rendimiento -ni de vida- a favor de las comunidades- son los responsables de la penosa situación en la que se encuentran los que viven en sus municipios. O pasan por ellos, circunstancialmente.

Cuando se habla de calles con baches que parecen cráteres lunares, circulación de vehículos congestionada a todas horas, estacionamiento en doble fila, ausencia de policías de tránsito que ordenen el tráfico, presentes solo para cobrar coimas, transporte público deficiente, raudales que arrasan porque no hay desagües pluviales, aguas servidas que corren sobre el asfalto por la carencia del servicio de cloacas, recolección de basura ineficaz  y otros males parecidos, el blanco de las críticas habitual en la ciudad de Asunción.

Mientras tanto, se olvidan los grandes y graves problemas que aquejan a municipios aledaños a la Capital como Lambaré, Fernando de la Mora, San Lorenzo, Villa Elisa, Ñemby, Luque, Mariano Roque Alonso y Limpio. Sin diferencias notorias, lejos de ellos están la eficiencia, el buen servicio y el respeto al ciudadano que paga sus impuestos y tiene derecho a que se le devuelva lo que paga convertido en beneficios palpables.

Para exigir el pago de impuestos, enviar colacionados a los morosos, cobrar intereses por retrasos en el impuesto inmobiliario, percibir dinero por la emisión de carnés para conducir rodados y habilitaciones de vehículos, reclamar asignaciones por royalties de Itaipú y fondos del Fonacide al Ministerio de Hacienda, son muy rápidos. Sin embargo, en lo que atañe al servicio a los que viven dentro de su territorio, son sencillamente calamitosos.

No hace falta exponer un listado particular de males por municipio para respaldar lo que se afirma aquí. Cualquiera que circule por cada uno de ellos, se da cuenta de que sus autoridades son ineptas para responder a las necesidades ciudadanas, aunque muy “eficientes” para la corrupción expresada desde diversas aristas.

Para muestra, sin embargo, tomemos de algunos municipios del Departamento Central próximo a Asunción un solo aspecto –acaso el más dramático y sintomático de todos-, el de las calles y la circulación de autos, motos, camionetas, camiones y otros rodados. Las calles de Lambaré compiten –y probablemente ganen- en agujeros, calzadas que apenas tienen una fina capa de asfalto que al poco tiempo se pelan y dejan al desnudo el empedrado que les sirve de base. Cuando sus semáforos se descomponen, pasan meses para ser reparados.

El caótico tránsito de San Lorenzo es un cáncer insufrible. Las calles y avenidas angostas que asfixian a conductores y ciudadanos de a pie, así como la falta de lugares para estacionar, son un drama diario. La supuesta avenida Avelino Martínez es una verdadera vergüenza. El mercado que está en pleno centro y hace rato debió ser trasladado a la periferia de esa ciudad, complica aún más el panorama.

En Fernando de la Mora, la situación no varía. Además del congestionamiento que se manifiesta principalmente en torno a la ruta Mariscal Estigarribia, transitar en su interior es un verdadero vía crucis. Sus calles son cortadas abruptamente por murallones que obligan a desviar constantemente sin que hasta ahora la municipalidad haya hecho algo significativo para abrir espacios que den continuidad a las arterias de circulación.

En las demás comunas, la situación no difiere sustancialmente en lo que a calles y congestionamiento vehicular se refiere.

Hay que mirar el 2020 para no repetir los errores y desalojar del poder a los incapaces y a sus cómplices.

Es hora de elegir a autoridades competentes y honestas.  

Fuente Digital: Mandua.com.py (Online)

Registro: Julio 2022