Víctor Riveros canta la tragedia de los indígenas expulsados de sus montes, que se ven obligados a sobrevivir en despiadadas zonas urbanas.
A mi me preocupa la situación de los indígenas que van quedando sin sus montes y buscan zonas urbanas para intentar sobrevivir, dice Víctor Riveros -cantante y compositor nacido en Paraguarí, el 17 de octubre de 1965- al referirse a lo que le motivó la creación de Avarete, una de sus obras incluidas en su disco Esencial apyte, que acaba de poner en circulación.
Riveros indica que alrededor del 2010, usando la matriz del ritmo de 6 x 8, tomó como punto de partida el jaguarete (jaguar) y lo transfirió a la realidad de los ava (persona, en guaraní) originarios.
"Lo que tome, para el nombre de la composición, es la idea del jaguarete que, al verse sin bosques, se ve obligado a salir y a enfrentar nuevas situaciones fuera de su hábitat habitual. Pasa hambre y sed sin contar ya con la riqueza de los árboles y el curso de los arroyos a mano, por lo que se dirige a otros lugares y pierde su identidad. Lo que le sucede al jaguareté, desde mi punto de vista, le sucede también al ava, al indígena que ha sido despojado de sus antiguas riquezas y se ve empujado a acercarse a las ciudades, fuera de lo que es suyo, lejos de todo lo que le resultaba familiar y propio", explica quien proviene de una familia de músicos -su padre Fabio Riveros tenía una orquesta; su tío es Aníbal Riveros, músico y productor discográfico, y es primo del maestro Emi Aiub- y a los 14 años emigró de su tierra natal a Asunción.
"Viendo la realidad del que -sigue diciendo- se encuentra en una situación del todo diferente, hablo de que en esa situación él añora lo que fue suyo, solo quiere ver el monte -expreso en la canción-, anhela volver a sus raíces. Es cierto -como manifestaba el padre Bartomeu Meliá- que el indígena vino a la ciudad para quedarse pero yo le conservo el sueño del regreso".
EL IDENTIFICABLE 6 X 8
Indica luego que en Avarete se sintetizan dos situaciones: una es la corporal, la del cuerpo, el ava rete; otra es la espiritual, el ava agâ, su alma. "Lo que veo es que el ava lleva consigo tan solo su cuerpo -por eso mi título de Avarete- y que ha perdido su alma. Intento profundizar el tema", acota.
Un 6 x 8 -no siempre fácil de identificar- a ratos permea sus obras y las de los poetas cuyas letras musicaliza. "Sin que necesariamente sean una polca, voy usando un ritmo que es muy nuestro, que forma parte de nuestra identidad. Es como una sutil polca-canción la que le da soporte a mis creaciones musicales en este disco. Uso acordes más modernos y pretendo que nos reconozcamos en otros sonidos que nos reflejen a los paraguayos sin caer en el folclorismo, como a veces sucede", agrega.
Esencial apyte, el disco que contiene Avarete, además de las obras de Víctor Riveros en letra y música, reúne también poemas de Jacobo Rauskin, Elvio Romero, Delfina Acosta, Susy Delgado, Lourdes Espínola, Miguel Ángel Meza e Ida Talavera musicalizadas por él.