PYRAGUE CON RANGO DIPLOMÁTICO

POR MARIO RUBÉN ÁLVAREZ

alva@uhora.com.py

El Gobierno del presidente Horacio Cartes no aprendió la  Lección Goli.  Al postularle al nieto del sanguinario dictador Alfredo Stroessner, el Poder Ejecutivo para ser nada menos que embajador ante las Naciones Unidas, la ciudadanía ya le había dado el  mensaje de que el Paraguay no podía tener a un Stroessner como representante diplomático.

Como este es el país de los ñemboamnésicos –porque en realidad no olvidan–, ahora volvió a la carga. Esta vez para postular a embajador en el Perú a alguien que ejercía el pyragüereato con rango diplomático.

Los pyrague eran los que jaguareaban por sus compatriotas opositores, para decir en buen paraguayo. Los que dependían del Ministerio del Interior e informaban a la Policía de la Capital se llamaban institucionalmente agentes confidenciales. Popularmente eran los jagua'i, los delatores, los miserables que actuaban de ojos, oídos, pies y quién sabé qué órganos más del régimen.

Los menos peligrosos eran los "recorte cadete" que iban a los actos públicos de los estudiantes universitarios. Se los identificaba a la legua... Los más peligrosos eran aquellos que exteriormente no mostraban nada que pudiera delatar a esos delatores que se mimetizaban en el equipo de fútbol, la reunión de los viernes, la comisión pro templo, el plantel de profesores, el partido político, el taller literario y los sindicatos.

Su comunión dominical, sentido de solidaridad, vida familiar ejemplar y dedicación al trabajo les volvía insospechables. Nadie podía creer que al salir del templo, ayudar al necesitado, besar a su esposa e hijos y trabajar hasta horas extras iban a dar –verbalmente y por escrito– detallados informes acerca de lo que decía su querido compadre contra el Tirano, las amistades sospechosas de su íntimo amigo, la lectura de autores comunistas de su hermano o la patraña urdida sobre su vecino para quedar bien con Pastor Coronel o el comisario Alberto Cantero.

El martes pasado nuestro diario publicó algunas de las notas remitidas por Luis González Arias a los cancilleres Nogués y Saldívar. El estilo es pulcro y fino. Sin embargo, el espíritu de los textos era el mismo de todos los informantes: los opositores a Stroessner eran todos "elementos subversivos". No agrega "apátridas, rojos, legionarios, vendepatrias, comeniños y putrefactos remedos de humanos" probablemente porque ese lenguaje era feudo exclusivo de La voz del coloradismo .

La renuncia del candidato le allana el camino al Gobierno y le evita el bochorno de contar –si es que pasaba el impredecible filtro del Senado– en el Perú con un embajador que antes que representante del Paraguay hubiera sido un genuino emisario del viejo y detestable rumbo autoritario.

Fuente:  ULTIMAHORA.COM (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Vienres, 05 de septiembre de 2014

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