PALABRAS GRISES
Por DELFINA ACOSTA
El material poético Luces y Sombras, publicado por la Editorial El Lector, reúne poesías de Carlos Antonio Jara Lezcano, un poeta que ha pasado casi desapercibido en el Paraguay.
Su obra está impregnada de tristeza, de desencanto, casi de sentimientos lúgubres, acaso porque las vicisitudes de la vida calaron profundamente en su ánimo. Ánimo agobiado el suyo, por cierto.
Escribió, como conocía el bilingüismo, obras en castellano y en guaraní. Don Carlos Roque Centurión, en su texto Historia de la Cultura Paraguaya, traza su perfil y lo inserta en la generación intelectual de los primeros decenios del siglo XX, junto a Leopoldo Ramos Jiménez, Natalicio Talavera, Manuel Ortiz Guerrero, Fernando Rivarola.
Puede decirse que él era un permanente e infatigable examinador del misterio de la existencia.
Su lectura preferida eran las obras de Amado Nervo, que ejerció una notable influencia en su estilo y en pensamiento. Debe tenerse en cuenta que Jara Lezcano nació en Asunción, en 1897.
Las tribulaciones, el dolor humano, la desazón fluían por sus versos, escritos en un tono sombrío e impregnados de cierta amargura.
Era un poeta hasta los tuétanos, si bien también ejerció la docencia con gran solvencia.
La melancolía subía por las raíces, por las ramas y por las hojas de su producción poética como si la esperanza o la fortuna estuvieran distantes del destino que le tocó en suerte.
Toda ilusión le parecía improbable, imposible, remota.
Cultor no solamente del fondo, sino además de la forma, versificaba en endecasílabos y heptasílabos.
Con sencillez escribió, y ha de saberse que un poema sencillo tiene mucho valor y llega con fuerza emotiva a los lectores.
Sus composiciones de amor y enamoramiento muestran motivación e inspiración que seducen desde la primera línea. En ese aspecto, su protagonismo dentro de la literatura alcanza un excelente nivel.
Carlos Antonio Jara Lezcano cursó los estudios primarios y secundarios en el Colegio San José y Colegio Nacional de la Capital. Dio inicio a los estudios del magisterio en la Escuela Nacional de Profesores. Huérfano de padre y madre, quedó a cargo del abogado Gaspar Villamayor, natural de Ybytymí.
III
Desde entonces te hallaron a mi lado
las luces de la tarde y la mañana
y, en tus ojos mirándome, extasiado
te amé mejor que a mi mejor hermana.
Más tarde el alma entera agradecida,
como el magno, tributo de cariño;
te di con los ensueños de mi vida;
te di también mi corazón de niño.
Y, cuando toda mi ansiedad supiste,
ya nunca tuve ni un minuto triste,
toda pena pasada se borró.
Porque siempre, feliz cándidamente,
me besabas los labios y la frente
¡Como solo mi madre me besó!
CARLOS ANTONIO JARA LEZCANO
Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR
Domingo, 14 de Octubre de 2012
www.abc.com.py
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