POR SI LAS MOSCAS

 Por DELFINA ACOSTA

Uno ama, quiere a su barrio. Forman parte de nuestra cotidianidad el ambiente y esa manera de ser que de él se desprenden.   

Cuando puedo voy a caminar para respirar aire fresco; camino hasta llegar a la iglesia del sitio, que se encuentra en nuestro pequeño y casi escondido barrio sajoniense. Y es para sentirse bien observar el sobrio enrejado que ocupa una manzana entera; el césped en su punto exacto; el templo mismo, modelo de arquitectura y refinamiento; la entrada principal, recién construida, que resuma decoro y una marcada insinuación de perfección en los detalles, aún los más nimios.   

Cuando el barrio está limpio, libre de basuras, despejado de la suciedad que asoma su forma espantosa entre los yuyales, uno se siente a tono con él.   

¿Qué puede ser más fastidioso, más castigador para el olfato, que ese olor nauseabundo que se desprende de las basuras expuestas durante mucho tiempo al calor?   
Ayer sentí el "olor" a desatención municipal; los vecinos ya habíamos colocado –como corresponde– las basuras en los sitios destinados para ellas, pero he aquí que el camión no venía a recogerlas y la hora era ya pasada. De hecho, no vino. Ah..., tiempos descarados.   

El lector sabrá entender mejor que nadie. Mucho calor. Mucho sudor. Calor húmedo. Y las basuras, que hay que sacarlas de la casa casi con urgencia, pues existen bastantes enfermedades relacionadas con los alimentos en descomposición.   

Y el recolector de basuras que no viene. Que deja plantado a medio mundo, porque medio mundo es el barrio. Eso se sabe.   

Entonces el barrio ya no es el barrio que queremos, sino que el que nos toma por asalto con su mal olor y sus grandes moscas zumbantes.   

La higiene del barrio pasa inevitablemente por la pronta y puntual recolección de las basuras.   

Hay un estado de fermentación frente a mi casa.   

El calor nos saca, a veces, de nuestro grado de tolerancia.   

¿Cómo tolerar el desinterés por cumplir con un servicio que está directamente relacionado con la salud y la higiene?

Ah... Yo me quejo, yo reclamo como muchas otras personas que se ven afectadas por las malas funciones, que la recolección se haga con un sentido de compromiso oficial con la comuna.   

Parecería que este tema tan tocado, ciertamente, por los periodistas, es un tema más.   

Pero no; es el tema base. ¿No supera acaso a la realidad el acoso de los perros que rondan entre las bolsas de plástico buscando algo que comer?   

Bienvenidas las flores y el viento aromado de los árboles que prestan su sombra generosa y hacen del sitio donde vivimos un lugar donde uno se siente bien. Simplemente eso.   

Malvenidas las basuras que no se recogen en el día y dejan su "estela" de putrefacción.   

Uno, pobre y puntual, paga los impuestos y espera una devolución inmediata en materia de trabajo de parte de quienes tienen el compromiso de asear las calles.   

En fin. Solo se espera eso: que lleven la basura.   

Es básico el mensaje de la gente.   

Es elemental la implementación eficaz de un servicio que las personas pagamos.

Fuente: ABC Color

Sección: OPINIÓN

www.abc.com.py

Lunes, 17 de Enero de 2011

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