LA EDUCACIÓN PARAGUAYA SOMETIDA A EXAMEN

Por DELFINA ACOSTA

Cuando la cabeza de una institución educativa es mediocre, es inevitable que la "enseñanza impartida" no dé sino frutos malos en tal institución. Se desea, se busca, se anhela, que las promociones estén conformadas por estudiantes que tengan el hábito de la lectura, que estén capacitados para el experimento, y que aporten al medio social un conocimiento plural, sólido y generador de su propio destino.

La educación en el Paraguay ha sido siempre un tema no resuelto. Y muy mal encarado, para colmo.

Millares de alumnos han entrado a las aulas de un colegio, con su información desinformada, su conocimiento muy débil de las letras, el arte en general, las ciencias y las matemáticas.

Han egresado con una formación escuálida y enferma.

No hubo oportunidad de corrección y alumbramiento para aquellos jóvenes.

Este es el país de las oportunidades perdidas.

El medio ambiente, en general, ahoga y arrastra a los estudiantes que merecen un estudio y una formación académica que los prepare para encarar con éxito, o al menos con resolución, los peldaños superiores.

Grande fue mi satisfacción cuando leí en la página de "Locales", el jueves 7 de enero del año en curso, en el diario ABC, que el ministro de Educación y Cultura, Luis Alberto Riart, "anunció que en marzo de este año se realizarán las pruebas a los supervisores que ocupan sus puestos como encargados de despacho".

Eso significa que los que están ahora, metafóricamente acomodados en sillones de autoridad educativa, pueden ser removidos (serán removidos) si no consiguen pasar el proceso de selección. Calcule, amigo lector, que actualmente hay 426 supervisores, de los cuales solamente 52 han ganado el concurso para ocupar el cargo.

¡Qué vergüenza! Tal situación es propia de una ignorancia espantosa.

Con supervisores ignorantes, de calamitosa preparación didáctica, cuántas promociones inhábiles para insertarse en una sociedad competitiva, aparecerán y no serán reconocidas por un mundo cada vez más exigente.

Yo espero que el proceso de selección deje fuera de sus puestos a aquellos que han deformado la mentalidad de los alumnos y que, debido a la carencia de recursos mentales, han hecho de la improvisación un sistema corriente en los colegios.

Necesitamos, usted ya lo sabe, levantar el país.

Tenemos un presidente que, seguramente, ha de coincidir con los progresistas en la idea de potenciar lo mejor entre lo mejor.

Examinar puntillosamente a los educadores para ver si están o no capacitados para llevar adelante una institución educativa es una evaluación en la que están insertados el Estado, el Ministerio de Educación y Cultura y el pueblo.

Solo una buena educación levantará la credibilidad de este Gobierno.

Que se aplacen y vayan a parar en el Mercado Cuatro, como vendedores de frutas, verduras y menudencias, aquellos que no aprueban los exámenes.

Ojalá no sea un disparate este tema del examen.

Deben tomarse todas las precauciones que sean necesarias para que  las pruebas no sean burladas.

Tengo miedo de lo que este 80% de educadores mediocres puedan hacer para sortear con trampas la seguridad de un examen que debe sorprender a los educadores en su ignorancia o su saber.

Fuente: Suplemento Cultural de ABC Color

Lunes, 18 de Enero de 2010

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