¿QUÉ NOS PASA?

   Por DELFINA ACOSTA

Vengo leyendo el libro "Infortunios del Paraguay". Es un verdadero clásico. Su autor es Teodosio González, fallecido en el año 1931. Nació en 1871, de manera que tuvo una visión –bastante– amplia de los grandes acontecimientos que sacudieron al Paraguay. González fue un intelectual que supo calcular en su total dimensión económica el gran déficit que siempre acompañó a los gobiernos que tuvimos.

No eran gobiernos; eran la plaga propiamente dicha.

Al finalizar la guerra grande, que dejó en estado de desastre a nuestro país, cuenta el autor de "Infortunios del Paraguay", que aún había una importante cantidad de dinero en las arcas del Estado. Más los billetes fueron dilapidados, en manos de quienes ejercían la función pública, al enviarse al extranjero. 

Cuenta el autor que la salud del pueblo ha sido siempre una causa abandonada por los gobernantes. Los niños del interior del país sufrían de parasitosis, estaban mal alimentados, y muchas mujeres perdían la vida en el parto.

Decía él que en el Paraguay las horas de trabajo, en invierno como en verano, eran las mismas: de 6 a 11 de la mañana y de 2 a 5 de la tarde.

La exposición al sol, entre las dos y las tres de la tarde, en un día de verano del Paraguay, no hay salud humana que la pueda resistir.

Y hablaba, por otra parte, de las cárceles públicas, donde, en un recinto atestado de infelices, convivían los hombres que habían sido hallados culpables de un robo de gallina con asesinos feroces.

Y hablaba también de la desastrosa situación de la capital sin cloacas, y de cuánto y cómo comían el dinero del Estado los gobernantes, burlándose literalmente de la opinión pública.

En otras palabras, el hábito de manejar de mal en peor el país tiene larga data. La pillería, el incumplimiento de lealtad y honradez que juraron los gobernantes al pueblo paraguayo, el ladronazgo sin límites, han sido siempre una constante. Y eso lo demostró, dando nombres, a través de su libro, el intelectual e investigador citado.

Se hace hábito que los gobernantes no cumplan con sus papeles dentro del contexto económico, social y político (ya agobiante) en el cual vivimos.

Los políticos son meros charlatanes.

El grado de inseguridad (el EPP amenaza con una escalada de secuestros ) nos tiene a todos en un grado extremo de indefensión.

¿No es posible que podamos avanzar hacia una meta como país, y levantarnos, y sacudir el polvo de la miseria que tan mal aspecto nos da?

¿Cuándo daremos con la fórmula del país progresista que pretendemos ser, al menos en Sudamérica?

¿Entiende realmente la ciudadanía que las exigencias de mejores condiciones de vida al Gobierno están hechas solo de la delgada voluntad de una minoría que no se rinde?

Y así no se puede. Hay que tener coraje y conciencia social.

¿Qué hacemos los ciudadanos, que no encontramos nuestro lugar en la sociedad, y vemos postergados nuestro derecho a una existencia decorosa, mientras pagamos fuertes sumas de dinero en calidad de impuestos?

Somos los hijos de un país perdido.

Pero debemos levantarnos como sociedad.

No sea que se haga tarde.

No sea que el infortunio del Paraguay no tenga fin.

Fuente: ABC.com.py

Sección OPINIÓN

Lunes, 09 de Noviembre de 2009

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