LUCÍA SHIOMITSU.-
Su nombre verdadero es Yuriko Kondo.
Llegó por primera vez al Paraguay procedente de la Prefectura de Fukuoca-Japón, a la edad de diez años, junto a sus familiares se establecieron en la Colonia Yguazú, Departamento del Alto Paraná, para dedicarse a la agricultura, desafiando a grandes bosques vírgenes o junglas, como jamás se había imaginado, lejos de las bellas ilusiones acariciadas hasta su emigración dejando atrás su tierra natal.
Desde entonces la familia Shiomitsu tuvo que librar duras luchas propia de los colonos , en que también la pequeña Lucía debía ayudarle en la cocina, o sacar agua de un profundo pozo de 18 metros, aparte de otras labores del campo y todo sin olvidarse de las tareas y obligaciones escolares diarias.
Luego, transcurrido cierto tiempo, Lucía se despidió de su familia para irse a ingresar en un colegio de Asunción , trabajando en una verdulería para costearse sus estudios.
Tal valerosa cualidad sumada al innato buen genio le valió una contagiante simpatía de parte de todos quienes conocieron a nuestra protagonista oriunda del Japón, que no tardaron en llamarla cariñosamente LUCIA, como queriendo ver en ella la personificación de la luminosidad y la alegría.
No obtante, al transcurrir algo más de cuatro años y medio de permanencia en el Paraguay, la familia Shiomitsu tuvo que regresar al Japón, debido a la grave enfermedad que adquirió el padre de Lucía por sus severos trabajos soportados en el campo.
El encuentro de Lucía con el Arpa Paraguaya, de debió en definitiva a la cautivante ejecución del ahora ya desaparecido arpista CRISTINO BAEZ MONGES, quien le hizo escuchar una hermosa pieza folklórica con el arpa adquirida en su negocio por el padre de Lucía, amante de la música, para regalo de su hija y como recuerdo del Paraguay con motivo de su retorno al Japón.
Aún después de su regreso al Japón, Lucía no pudo olvidarse nunca de las bellas melodías del arpa paraguaya, tanto que después de su graduación del colegio en Japón, volvió de nuevo al Paraguay para dedicarse al aprendizaje del arpa paraguaya bajo la dirección del gran maestro Cristino Báez Monges.
Por otra parte, durante dicho aprendizaje del arte del arpa paraguaya, Lucía llegó a descubrir de nuevo la particularidad del valioso tesoro que encierra la música folklórica de este país, hecho que hizo decidir a Lucía para dedicarse de por vida al arpa paraguaya.
Sin embargo, lamentablemente al cabo de un año Lucía debió regresar por razones de Salud al Japón, donde tuvo que soportar por más de dos años una penosa lucha contra la enfermedad.
Pero esta adversidad no fue motivo de desanimo en ningún momento para Lucía que a partir más o menos del año 1975, comenzó a ser reconocida como una singular ejecutante del arpa entre los entusiastas de la música folklórica.
En el año 1985 fue invitada por primera vez a actuar en el famoso Festival Musical de Cosquín, República Argentina, por su 25° aniversario.
Por otro lado, fue merecedora de la Placa de Honor al Mérito por su contribución a la difusión de la música paraguaya y fortalecimiento del intercambio cultural en Paraguay y Japón, instituida por el Ministerio de Educación y Culto, en setiembre del año 1995.
En la actualidad, Lucía está realizando periódicamente recitales del arpa paraguaya en todo el Japón, además de representar activa y constantemente las ejecuciones de la hermosa música paraguaya para su amplia difusión en todos los ámbitos posibles del mundo.
La llamada arpa paraguaya de Lucía podría valorarse hoy día como una preciosa promesa para los entusiastas de la música de profundo ensueño y del folklore.
Fuente: musicaparaguaya.org.py