En 1994, el GRUPO GENERACIÓN, de Villarrica, estaba por grabar su primer disco de música paraguaya. GUSTAVO SERVÍN, del sello Guairá, pidió a los músicos que incluyeran una obra dedicada a la madre.
"Queríamos algo original, no convencional", recuerda Servín.
Con ese criterio fue que le pidieron al Dr. CARLOS FEDERICO ABENTE escribiese un poema.
"Él escribió en Buenos Aires un borrador. Lo tituló ÑANDE SY. Me mostró y me gustó inmediatamente", continúa rememorando Gustavo, agregando que, ya pasada en limpio la poesía, la trajo a Asunción y le entregó a ALEJO BENÍTEZ, director del GRUPO GENERACIÓN, para que la musicalizara.
El Dr. CARLOS FEDERICO ABENTE dice que el punto de partida de su creación -que habla de lo inmenso que es el amor de una madre y lo imposible que es olvidarla-, fue su mamá, la aregüeña JUANA DEOLINDA BOGADO ARCE.
Cuando la nombra, nombra un recuerdo amado, cariño, entrega y fortaleza. Sus ojos y sus gestos hablan del amor hacia esa mujer que le dio la vida y, a los tres añitos, le llevó a la lejana Puerto Pinasco. "Tengo una gran admiración por ella", afirma y cuenta la historia de su progenitora.
"Ocurre que mi padre, ISIDRO ABENTE, quería que fuera a quedarme con mi abuela, en Asunción, para que se encargara de mi educación. Nosotros vivíamos en Isla Valle, Areguá. Ella no quiso entregarme y tuvimos que marcharnos al obraje del norte, donde ella trabajó, muy poco tiempo, como maestra, en el kilómetro 28. Conoció a un santafesino, FLORENTINO CIREZ, quien sería mi padrastro. Al año siguiente, cuando yo tenía cuatro años, nos mudamos a Formosa, Argentina", cuenta el Dr. Abente.
Ya en aquella ciudad argentina, doña JUANA DEOLINDA trabaja como obstetra -había aprendido los rudimentos de ese oficio por correo y, sobre todo, por la práctica- y ayuda a su marido en los almacenes que tenían tanto en Formosa como en Alberdi. Transcurrido algún tiempo, el matrimonio se muda al interior de la provincia y Carlos Federico se queda en casas de amigos y parientes. En esos años, su madre tuvo un hijo y una hija.
"Me quedé en Formosa, donde iba a la escuela. Era el mejor en aplicación, pero el peor en conducta. Me tentaban y me decían tahyi tarova porque era impulsivo y retobado. Peleaba a puñetazos todos los días. Ya grandecito, estudiando siempre, me empleó LILÓN BIBOLINI, argentino, pero pariente de los que llevan su mismo apellido en Paraguay. Yo era el Che pibe, el cadetito que hacía los mandados por todas partes. Completé la primaria allí", rememora.
La otra etapa de la vida del autor de la letra de ÑEMITY -con música de JOSÉ ASUNCIÓN FLORES-, transcurre en Concepción del Uruguay. En esa ciudad argentina de la Provincia de Entre Ríos, vive como interno en La Fraternidad -allí sólo ingresaban los tenían excelentes calificaciones- y estudia en el Histórico Colegio Nacional Justo José de Urquiza.
Por su personalidad y su responsabilidad, Carlos pronto gana prestigio ante sus profesores y ante sus compañeros. Desde el segundo mes de su estadía en el internado ya lo becan. Como celador del internado pronto gana 48 pesos mensuales y como celador de La fraternidad otros 25. "En vacaciones trabajaba en la cosecha de trigo y lino. Lo que ganaba era para estudiar alguna vez Medicina en Buenos Aires. Ése era mi sueño", recuerda el poeta.
Terminó la secundaria, estudió Medicina y se recibió de médico, se convirtió en uno de los mejores cirujanos de la Argentina, se hizo amigo de los artistas paraguayos y un buen día llevó a toda la familia de su madre -ellos vivían entonces en Resistencia-, a Buenos Aires.
"Ella era trigueña, de labio fino, de mucho carácter, muy generosa, paraguayaite", la define, acotando que murió cerca de él y que sus restos reposan en el panteón familiar de la capital argentina. "Ella es la que me inspiró esos versos, que dediqué a los muchachos del Grupo Generación. Es un poema también dedicado a todas las madres", acota. Por eso el título está en plural: ÑANDE SY.
ALEJO BENÍTEZ -director del Grupo Generación- quien le puso la música al poema escrito por el Dr. Abente, cuenta que cuando recibió de GUSTAVO SERVÍN la letra estaba muy sensibilizado con respecto al tema de la madre. "La nuestra había fallecido en el '90. Se llamaba ANA PANIAGUA. Me gustó la letra, era original. Me salió una música sencilla que, creo, le va muy bien al contenido", explica.
Fuentes: Gustavo Servín, Carlos Federico Abente
y Alejo Benítez.
ÑANDE SY
(Al Grupo Generación: Alejo, Pedro y Enrique Benítez