VÍCTOR M. OXLEY

FLORES DE ASUNCIÓN - ÑANDE VYʼARÂ - Por VÍCTOR MANUEL OXLEY INSFRÁN

FLORES DE ASUNCIÓN - ÑANDE VYʼARÂ - Por VÍCTOR MANUEL OXLEY INSFRÁN

FLORES DE ASUNCIÓN - ÑANDE VYʼARÂ

Por VÍCTOR MANUEL OXLEY INSFRÁN

Lic. en Filosofía.


Vy’arâ y Flores de Asunción (títulos de los CD distribuidos por el diario ABC; el primero, con Luz María Bobadilla y Dani Cortaza como protagonistas, y el segundo, a Berta Rojas y Juan Cancio Barreto como intérpretes) son materializaciones de dos objetos culturales que encierran en sí la esencia de un fenómeno sociocultural: el efecto de una complejización estructural en la matriz de la música paraguaya de proyección folklórica.


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JOSÉ ASUNCIÓN FLORES en PORTALGUARANI.COM


La música es desarrollada y practicada en una comunidad artística bajo condicionamientos específicos; estos supuestos se agrupan bajo un núcleo de prejuicios estéticos y técnicas adquiridas, heredadas de la tradición: el “paradigma” o matriz en términos de Thomas Kuhn.

A expensas de que Hans Blumenberg haya señalado que el proceso de conocimiento (en dominios musicales, claro) se calcula sobre pérdidas, y tomando una idea de Rene Leibowitz -que la historia de la música es acumulativa y que para medir el grado de su progreso es necesario conocer en qué medida todos los elementos que configuran su estructura adquieren niveles de complejidad-, podemos hablar de un auténtico proceso evolutivo que es continuo y acumulativo sólo dentro de una tradición que tiene su modelo paradigmático. Esta afirmación podemos apuntalarla en el hecho de que la música tiene una naturaleza autorreferencial, su(s) objeto(s) vuelve(n) sobre sí mismos, de aquí que todas las obras deben más tributo a otras obras –tomando en analogía una idea de Heinrich Wolfflin sobre la historia de la pintura- en un altísimo grado insospechable la mayoría de las veces, más que a la singularidad de un único acto creativo directo e inmediato de un sujeto intuitivo e imaginativo (cuando esto se da nos encontraremos en una verdadera revolución que como subproducto genera un nuevo modelo alternativo a otro existente que rompe la tradición).

El primero que comprendió que la música folklórica paraguaya estaba enmarcada dentro de unos estrechos y limitados recursos fue Herminio Giménez, los modelos que Barrios construye en sus creaciones fueron su punto de partida para la reestructuración de nuevas formas en la polca paraguaya (Agustín Barrios fue una figura a destiempo en la cultura nacional, su lenguaje musical en el aspecto folklórico estuvo muy evolucionado y era vanguardista para la comprensión de los músicos compatriotas que fueron sus testigos). Giménez decidió incluir una sección intermedia contrastante con la primera, a veces con modulaciones a otras regiones armónicas. Antes de esta concreta innovación, la canción paraguaya contaba con una sola parte, que era repetida con la modificación del texto varias veces. Paralelamente a Giménez, Flores se embarcaba en la creación de un nuevo género folklórico, “la guarania”; su impulso imperante y su temperamento inquieto lo llevan a la creación de un nuevo orden en el folklore nacional.

A principios de los años 70 surge en el horizonte musical nacional una propuesta atrevida en su condición, un híbrido cual nuevo ente de connubio entre el jazz y nuestro folklore, hábil e inteligentemente fraguado por Carlos Schvartzman. Algunos comprendieron la propuesta, pero fue muy tímida la asunción de sus presupuestos. En el año de 1995 se editó “Juego de niños” de Jorge “Lobito” Martínez, y con esto se plasmó un nuevo estadio del paradigma vigente, desarrollando hasta las últimas consecuencias los axiomas de aquel experimento de Schvartzman. Lobito Martínez exploró y desarrolló a sus anchas la nueva sintaxis musical que construyó, producto de un sincretismo equilibrado entre dos formas musicales que conocía en profundidad, el jazz y el folklore; el uso mesurado e inteligente de enlaces armónicos propios del jazz y su absoluto dominio en la técnica de la improvisación hicieron que ambos términos de la ecuación alcanzaran una solución óptima.

Tomando la idea de Ernst Gombrich –basada en la visión de Karl Popper-, podemos sostener que el nuevo modelo ampliado del paradigma es el anillo más externo del dominio matricial de éste, pues que el arte tenga una historia –comenta Federico Monjeau- quiere decir que las obras no son expresiones sin relaciones entre sí, sino anillos de una tradición. Por ello podemos afirmar que, inmersos en la tradición folklórica, Agustín Barrios, Herminio Giménez, José Asunción Flores, Carlos Schvartzman y Lobito Martínez, cada uno en su momento expandió los anillos de la matriz paradigmática genérica.

Esta complejización en el modelo que se construye configura una nueva matriz; ésta asume nuevos axiomas normativos que la gobiernan. La nueva sintaxis del lenguaje (no es un idiolecto, pues al citar los dos CD como concreciones nuevas de esta tendencia que se puede ir filiando hacia otras raíces y ramas como antecedentes, demuestran que es un dialecto aceptado y vigente en uso) tiene sus exigencias a nivel de formación técnica que no precisamente estaban disponibles epidérmicamente dentro del sistema sociocultural paraguayo para cualquier lego o músico de “oído”; pues su adquisición amerita cierta formación academicista y un lugar donde adquirirlas.

El paradigma ampliado -mirándolo desde una arista, con respecto al anterior estadio- es “continuo” (no rompe drásticamente los moldes de la música heredada de Herminio Giménez y José Asunción Flores como los creadores y constructores más sobresalientes entre otros del paradigma clásico de la música con proyección folklórica en el Paraguay como un lenguaje consolidado que generó una tradición con sus métodos y usos) e “inclusivo” (todas las composiciones que existen pueden reinterpretarse en esta nueva sintaxis sin violar la esencia semántica del paradigma anterior, y fue Lobito Martínez quien demostró la potencia de la nueva semántica de su lenguaje reinterpretando viejas composiciones estándares de nuestra tradición en la nueva matriz y, a la vez, creando nuevos temas. La senda recorrida por Cortaza y Bobadilla en el CD citado es también demostrar la potencia creadora-constructiva del nuevo paradigma interpretando en ella nuevas composiciones, de autores no desconocidos en nuestro medio como son Kuky Rey y el propio Cortaza), aunque en algunos aspectos radicaliza cierta convención del anterior en una forma exclusiva y discontinua; esto lo podemos explicar, diciendo que la tendencia estatizante de una forma estabilizada (hoy ya fosilizada; y haciendo un paralelismo con la historia del jazz tomando como ejemplar la relación de lo que fue el bebop como una reacción ante el estilizado swing) es sacudida por el uso dinamizante de nuevas formas de concebir la armonía en ella dentro de un juego sutil de métricas rítmicas, además de un elemento nuevo que intenta fijarse como nuevo canon convencional: la improvisación (por lo menos hace su incursión de forma abierta y redescubierta de nuevo desde las interpretaciones de Dani Cortaza, demostrando una vez más su calidad de buen músico de jazz, aunque debemos recordar que Lobito Martínez ya lo había instituido a conciencia como práctica en sus grabaciones y actuaciones).

Este tipo de fenómenos no es desconocido en el sur del continente, la bossa nova, con Tom Jovim; el new tango, de Astor Piazzolla; el chamamé o la chacarera en manos de Juan Falú o Luis Salinas; la zamba en la guitarra de Francisco Rivero, solo por citar a algunos, y ahora entre nosotros a los citados entre otros más, es la resultante de fuerzas configuradoras que impulsan hacia un rumbo de complejización de los antiguos paradigmas de la música de proyección folklórica de nuestros pueblos.

Las nuevas generaciones de músicos ven la música popular paraguaya, la aceptada como folklórica, como un objeto estético que merece enriquecerse y revalorizarse (que debe ganar nuevos niveles de estructuración y riqueza relacional, una mayor complejidad como ya lo habíamos dicho). Esta afirmación encuentra su soporte en el hecho de que las nuevas conformaciones de añejos y noveles combos con miembros de la nueva generación de músicos ponen en práctica reinterpretar la música paraguaya cada vez que la incluyen en el repertorio para un público, e inclusive cuando la incorporan en alguna grabación (El CD de Rojas y Barreto es ejemplo de ello; Berta hace una adaptación de los arreglos originales tanto de temas grabados por Lobito Martínez como de Oscar Cardozo Ocampo). La inclusión de programas de estudio del jazz a nivel oficial en los programas de conservatorio, que así rompe de alguna manera su hermeticidad conservadora, hace propicio el estímulo de ganar nuevos enfoques con miras a la ejecución de música y, desde este hecho, crear comunidades de músicos con una perspectiva mancomunada en una visión compartida: fusionar los dialectos lingüísticos de lo folklórico con lo jazzístico y confluir ambos en una nueva síntesis de vocabulario estilístico.

Los maestros como Barrios, Giménez, Flores, Schvartzman, Martínez, etc., caen bajo un aglutinante común: la forma de entender el lenguaje musical común a ellos, su voluntad de desarrollarlo, modificarlo, en una palabra: “construirlo”. Si algo comparten estos ilustres hombres es su dedicada, segura y sólida formación musical, aparejados estos elementos con el compromiso serio de una jerarquización y enriquecimiento cultural como aporte y ejemplo a emular.

Se podrá discutir cuanto se quiera sobre si la nueva síntesis, el nuevo paradigma, sigue siendo polca o guarania, mas la fuerza evolutiva de un devenir se hará hegemónica en cuanto la nueva generación de intérpretes (compositores y arregladores incluidos) ocupe a sus anchas el nicho “cultural” que dejaran los ya no tan jóvenes, que aún en cierta medida la ocupan y la manejan como grupo cultural hegemónico, acaparando recursos e imponiendo sus intereses; además se ve que no tienen herederos. El proceso es irreversible (eso, si no cambian ciertas políticas culturales que obstruyan y sofoquen la tendencia), por ello las Flores de Asunción (o las schvartzmanianas o lobiteadas del Paraguay, como se prefiera) llegaron y se consolidarán para el nuevo goce estético del vy’arâ paraguayo.


Publicado en el diario ABC COLOR

En fecha: Domingo, 8 de Marzo del 2009

Fuente en Internet: www.abc.com.py



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