MEMORIA DE POLEN, 2008
Poemario de CRISPÍN ORTÍZ
BOTELLA AL MAR
Fundada por ARTURO CUADRADO y LUIS SEOANE.
Ilustraciones de tapa e interior: HORACIO POLITI.
Buenos Aires – República Argentina,
2008 (60 páginas)
MEMORIA DE POLEN
I
Bellísimo es tu silencio
cautivo del ritmo de las olas
fugitivas ondas en duelo
llaman sus lamentos sin cesar
y el mar acuna su orilla
de crepúsculo deseo
agitando su última mirada
atrapada de infinitas pausas.
Los pájaros rojizos beben
puras melodías en los picos del ocaso
reposan en las ramas su alivio
y vuelan como tibias notas pasajeras
de rosa abrazada sin quebranto.
La estelar gota de nítida congoja
herida de las lluvias acariciada cae
en la soledad del rayo.
Renace esta memoria de polen.
II
No sé si el viento repara
la aridez de este principio
pero esta llama, poseída de alas
recoge con su ola vegetal
retoma el camino de la acequia
y asume la savia de musgo azul
el color de horizonte
que da paso a tu llegada.
Las redes del recuerdo
se contentan con este copo de aroma
y despiertas extasiada en silencio
de la mano del sol
desgranada espiga en tentación.
III
Te pienso de nativas huellas
derramada en cuenco estar
y en silencio de nómade mirada
sigo el pulso de tu cielo
donde siento el pasado
dictar su pluma distante
de ronco olvido
medita el tiempo a tu regreso.
Las hojas se deshacen al verte pasar
jaspea la arena en brillo de sepia
acuerdo como de sentido acorde
el paso de tu veloz jinete
galope de rienda en mano
golpea las ancas nocturnas
empapada en joya de misterio
vacía en rostro deseoso
sin decir adiós
tuya es la morada de amar.
IV
Estas palabras se desdoblan hacia vos
cuando anuncian la coronación del aura
es el día en su comienzo la creación
retorno de presencia como crecida de las manos
reanuda la luz temblorosa hacia vos
donde expresa en mi ansiada estación
que habla con la lengua de la orquídea
la obra que enhebra con tu hechizo.
Cuna vegetal
no abandones tu origen
y deslíe esta madeja
envuelta en el jardín solar de tu aroma
las acequias íntimas
reponen el pasado con su légamo a cuestas
espumas carcomidas
como una danza entra con su prédica armonía
de murmullo habitan
la mañana que te nombra.
Dice lo que solloza
al tronco milagroso cuando avanza
trasciende el ritmo de la siembra
porque todo nace desde la semilla
ojos de primavera
con su ritual temporada descubre al gran pez
que navega como la hoja ciega del viento
pervierte con su cántico torbellino
del fluir entona la vertiente del río virtuoso
logra la gran marea de ningún rostro parecido
la huella obligada que al pasar te define
el gesto de la planicie desnuda
las flores en ciernes expanden la agreste
ceremonia de ojos infinitos tu llegada.
V
Evocación de la temprana luz
brotada de natural aliento
el palpitar de ensueño
deja huella
como el paso de la amada
gracia del mundo
demorado en su mágica creencia.
El colmenar despierta iluminado
con su etérea fragancia
transforma la música
del recuerdo
la armonía de bosque
el árbol aguarda
y la abeja con su prédica laboriosa
dora con la primera miel
el sol su bello panal.
El lapacho de ritual permanencia
comparte la hoja matinal
con su ánimo de reparo
la raíz distante de todo anhelo.
La rama de su vergel empieza
la piel del tallo
donde descansa la mansa espiga
la maduración de los frutos
que provee con su don
la tierra milagrosa
recobra los ojos de la abundancia
como la respiración de la noche
ahondada con su grávida voz
alivia la plenitud del día
la devoción que otorga el amanecer
enardece con el recuerdo
desangrado perfume su arribo
y la memoria recupera
su alta desolación.
MAR DE LAS PAMPAS
I
La ola sin fatiga mostraba
su rústica lomada de transparencia
casi cruel hería con la palabra no, su filo de oro
cortaba el aire de seno musical
la arena jaspeaba bajo tus pies
y las ondas bermejas
repetían en su tentáculo de abrigo.
Ahora casi en duelo recuerdo esa imagen
rumor que obliga
mi destino habitado de brava marea.
II
Esta noche vi la luna llena
en tus ojos
cabalgaba la orilla de tus labios
las altas copas
del árbol que temblaba de frío
la noche como nunca
callada hacía lo imposible.
Allí permanecieron las nubes
sin mudar las estrellas
bajaron a tu pecho a beber
colibríes en su remolino color de miel.
Mirada nocturna
la luna ardía en la quietud de la noche
ternura de luz
velada nacida de su llorar
como lágrima encendida permanece
al descubrir el acierto antiguo
candela que al promediar
este canto anima con su latido.
III
El mar y el aire golpean en la mañana
sonar de tiempo en retirada
soplo siempre inédito
la hoguera creciente anuncia la aurora
y reverbera su matinal grandeza
este abrazo de horizonte
la mano tendida de aireado rocío.
La luna ciega cerrada se enciende
así repara el paso de la distancia
tocada con la pluma secreta emocionada
cielo profundo
poblado en oro lejano la noche
delicada en su palpar mirada
la senda de elevada navegación
se encuentra en molusco palpitar
el ritmo abierto que habla el corazón.
El mar
latido de apretadas olas y perpetuo arrimar
la arena teje la arena
de reparto innumerable su permanencia
la rama seca se empapa en la orilla
escuchada en soledad de la espera
el camino recorrido a paso de viento
hace resaltar la resina de los pinos
que da aroma silvestre en el desierto
nacido en la orfandad
comparte su tempestuoso rostro
con el mar.
IV
Presencia de onírica creación
cargado en duradero sueño
pagoda su altar
trae la imagen del pasado
tiempo que aglutina su lento andar
devuelve con su paso cercano a la niñez
recurrencia que canta en silencio
su magia poblada de estación
vacía en cenicienta monarquía
el rezo de piedra su voz
trae recuerdo de nuestra oscura claridad
preferida de la noche
pozo negro, que me habita sin tu luz
las estrellas me cuentan
que siempre conocieron tus ojos
que dieron origen a esta visión
escarbada en la íntima soledad
como hubieron lejanías.
V
Sol poblado de primitivos pinos
anhelo de armoniosa nostalgia
reverdece al nombrarte aquí.
Mas el pulso de tu cielo
suscribe tu huella pasada
de nocturnas cuerdas
estremece tu origen.
Crecida en rompiente dicha
brama la arena de espumas
extiende las olas de sensual galope
y despierta el ritual perdido
que abriga sin maldad la espera.
Esta luz trigueña detesta el olvido
creo creerte todo es posible
poblado encanto de voz silenciosa
un lugar de encuentro.
Al verlo, vacía el alma
en ruanos de gaviotas blancas
con su vuelo oscurece el sol.
Aquí no termina el bosque encantado,
poseída raza de furiosos médanos
prosigue su murmullo de oro matinal
entrega y retumba el ocio de mar.
VI
Hoy vimos a la luna, eclipsaba con su hechizo.
Contemplamos la vertiente
ciega de rubíes.
Nos amamos abrazados,
sin orillas.
Suceso poseído del ocaso
vértigo que enciende la pupila pasional
abordamos en silencio el paisaje plateado de añil
y después azorados, el abismo,
la alegría del sueño compartido
en el tiempo de luna recobrada.
Instante silencioso fuera del tiempo
el cielo vasto renace con los astros
gira con nuestros cuerpos
reanuda el otro camino de alumbrar
que asoma con el crepitar sombrío
el conjuro que anuncia el inhóspito
paso de los sentimientos
que llega con su reclamo de ciego
cuando la luna arde en fría soledad.
LEYENDA DE AMOR
Flor de Provincia
No faltaba nada para cumplir
mis diecisiete años
no había pasado una estación cuando
vibró mi cuerpo
tendido al lado de un hombre
lo conocí como un relámpago partido
sin poder desterrar desde ese instante
el fuego divino que selló mi corazón.
Me entregué como un seto de rocío
el tiempo de la flor más fecunda que
surtidor de mediodía.
Mis padres, hijos de hijos de ingleses
mi madre, de la estirpe que luce
su cabellera hasta la cintura,
que bravea bajo el sol la lengua
nativa de sus labios.
Nací la más hermosa en todo
el paisaje de mi aldea
cual colmillo de jaguar que brilla
su fiereza
en el ardor de la luna llena
y crecí en el hogar para amar y ser
amada.
En mi pueblo me nombraron reina
de la yerba mate
lucía mi frente la flor de mburucuyá
un atuendo de sol morado
su encaje de cien colores
que pende del cuello hasta el final
de los pies
nacida para amar a los hombres en
la dicha sin fronteras.
Raíz frondosa, brillo de juventud brotó
como relámpago gemelo de la noche
estrella de la aurora
que me alumbró
su pasión de tierra prohibida
perfil doble de mis ancestros que taladra
mi conciencia.
Allí me perdí entre los maizales
de oro que desgrana la balanza
medida hecha por el hombre
para que vuelva la cosecha nueva en
manos de sus labriegos.
Dueña de mi dolor de enamorada subo
a los picos más altos de la planicie
rincón dorado de natura viva donde
se cuaja la savia de amor
las estrellas dictan su alegría
su manto luminoso amanece en
las alas de mi cuerpo tibio.
Corazón de la tierra inmemorial,
cargado del sueño que alimenta los días.
Cantera de tierra soy.
ÍNDICE
Memoria de Polen
Mar de las Pampas
Leyenda de amor