VIEJO Y ENFERMO. Y ¿QUÉ?
Poema de MIGUEL ÁNGEL ORTIGOZA GARCÍA
VIEJO Y ENFERMO. Y ¿QUÉ?
Camino lerdo sobre el césped de la indiferencia resecada por el sol
que va al poniente.
Con frente altiva, con ojos limpios, ando pisando muertos y muertas
sin alma ni paz.
Me ofrecen sonrisas que se disipan al primer viento que da un
suspiro.
Cargan mis hombros árganas leves llenas de adioses y pañuelos
falsos.
La vida le enseña al hombre, y el hombre aplasta la vida con virtudes
peregrinas.
Mis harapos sin mancillas trepan árboles gigantes donde cuelgan mil
disfraces.
El mismo nombre que me dio mi madre es el estandarte que marca
mis huellas, dejando recuerdos de mis fantasías sin alojamientos, sin
dueños ni tiempos.
Transité parajes, púdicas doncellas, grandes santuarios, vírgenes
vendidas.
Acallé palabras con mis labios firmes, en besos inciertos de mentiras
viejas.
Colgaron mis sueños en pechos calientes, y mordí mejillas de lunas
hambrientas.
Ya sin la fortuna de la libido ausente, me visitan cuervos con picos de
espinas.
Entre ellos te he visto, amorcito mío, burlona mirada a un viejo y
enfermo.
Pero éste momento es mío, mi reina.
Déjame exhumar tu cadáver frío.
Fuente:
MIGUEL ÁNGEL ORTIGOZA GARCÍA
en
Poemas del Alma
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