FIORELLO BOTTI
EL CARICATURISTA
Por ANÍBAL FADLALA
Habiendo realizado su primera exposición de dibujos en 1937, viajó a la ciudad de Buenos Aires en 1942 con el fin de colaborar en una agencia publicitaria. Volvió a su país natal en 1945. Fue en esa época que lo conocí a Fiorello Botti (Chingolo), durante nuestra primera juventud, pues vivíamos en el mismo barrio. Su familia se había establecido en la casa de la calle Manduvirá esquina Hernandarias de Asunción. Por algunos años colaboró con el matutino LA TRIBUNA haciendo ilustraciones en páginas culturales. Fue gerente de LA ZINCOGRAFICA desde 1945 hasta 1955, instruyendo a los colaboradores en el arte del fotograbado. Luego lo contrató la imprenta EL ARTE de Carlos Vázquez, a la sazón la empresa gráfica más importante del país, habiendo permanecido allí de 1955 hasta 1963.
La revista ÑANDE nació en colaboración con Isaac Kostianovsky, siendo el editor Miguel Giralt. En esa misma época se editó LUNE-RÓ, un quincenario político que duró solamente unos meses, como sucedió también con LA MAÑANA de Manuel Bernardes y EL DIA de Hugo Chávez, que duró aún menos, habiendo participado en cada edición. En estos medios había colaborado Botti con su habitual chispa. Citamos una de ellas: cuando en Ñandé se condujo una campaña comentando un sonado suceso policiaco relacionado con el asesinato de un conocido locutor de radio, suceso en el cual estaban involucrados gente del gremio, por cuya consecuencia la policía había detenido a 108 personas, Botti ilustró toda una página, con caricaturas que tituló “108 y un Quemado”. Desde entonces se popularizó el mote de 108.
En 1973, Chingolo Botti, con un grupo de periodistas que encabezaba el inolvidable Isaac Kostianovsky, prácticamente fundaron el diario ULTIMA HORA, cuyo propietario era el Cnel. Pablo Rojas, quien también fuera el presidente del popular club de football Cerro Porteño. Botti ilustró las páginas de Ultima Hora durante dos décadas, habiendo dado el mejor período de su vida a este, hoy, difundido y famoso medio de comunicación masiva. Cumplida su misión en este diario, NOTICIAS lo contrató en 1992, y desde 1996 pertenece al plantel del diario LA NACIÓN.
No temo equivocarme al decir que, para mí, Fiorello Botti es el padre de los caricaturistas de este nuestro querido Paraguay. Pero su prestigio no se limita a sus fronteras, sino las trasciende generosamente, habiendo sido reclamado en varios países, no solamente como invitado de algunos de ellos, sino solicitando su colaboración en difundidas revistas y publicaciones del exterior. Me permito citar algunas de ellas: Álbum de caricaturas titulado “Tal como nos ven desde el Sur”, editado por el centro cultural de la ciudad de Turku, Finlandia, en 1991, en el cual figuran los trabajos de solamente ocho caricaturistas seleccionados de todo el hemisferio sur. Publicaron tres caricaturas de Botti de excelente expresión. El catálogo Trasgressione de Febrero de 1997, en el cual Botti figura como único representante del Paraguay, editada en Italia. En el catálogo Exhibición Internacional de caricaturas realizado en Estambul, Turquía, en 1997, se publica un trabajo de Botti, como así también en la página 44 de la publicación realizada por la ciudad de Torino, Italia; y de la misma ciudad la edición titulada “Europa Unida, Moneda Única”, Botti nos muestra a un pordiosero con raída y emparchada vestimenta, extendiendo su rotoso sombrero, y un letrero al lado suyo que dice: “Solamente Euro”.
Las exposiciones a nivel nacional se realizaron en 1937, 39, 56, 67, 80, 81, 91 y 96. Se han editado dos libros de sus caricaturas, el primero titulado BOTTI FOREVER de Noviembre de 1991, lleva la presentación de Guillermo Ares, del cual me permito extraer un párrafo: “Ahora, ese Botti al que conozco y presiento hace mil años, nos sale con la historia de que habrá de editar su primer libro – que es éste – y no me sorprende en absoluto que sea éste su primer libro, que no entiendo bien para qué lo edita, si él, Fiorello Botti, es en sí mismo una enciclopedia de anécdotas e historias, de conceptos, de criterios, de periodismo, de técnica y, hasta, de tangos y guaranias, de polkas y de himnos a la vida que ayudan a vivir y tomarlo como ejemplo”. Palabras que manifiestan la naturaleza de un ser excepcional. Y Antonio Carmona en su escrito para la misma edición nos dice: “Botti es, dentro de este panorama, un caso bastante particular: primero por su continuidad, su terca adhesión al juego cotidiano de la percepción y la rápida producción; segundo, por su particular, también terca, fidelidad al periodismo. Periodista, y artesano gráfico, pero fundamentalmente adorador del ingenio; su humor por todos conocido, se mueve en el difícil trampolín del chispazo: la noticia de último momento, el juego de palabras, el trabalenguas, pero siempre incisivo. Casi nada importa sino el instante y la complicidad del lector, ganada de antemano por el interés de la noticia a la que Botti sabe imprimirle el carácter más inesperado, la vuelta de tuerca desapercibida, la sátira sutil, a veces ingenua, otras corrosiva, de cada día”.
El segundo libro CHAKE BOTTI, fue publicado en Noviembre de 1994. Las palabras preliminares también fueron escritas por Guillermo Ares. Extraigo el siguiente párrafo: “Botti es el gran memorioso y de allí posiblemente la gracia de su humor punzante como la vacuna contra la rabia, que duele un poquito al principio, hay que soportarle durante cuarenta días y por fin disipa la fobia”. El Prólogo es de Helio Vera, y dice: “Fiorello Botti es, sin duda, el humorista más popular del Paraguay. Pero también es el que ha logrado mantener ese carácter durante más años que ningún otro. No es poca hazaña derrotar al tiempo. Ni habiendo logrado siendo fiel a sí mismo y a su propia e intransferible manera de ver las cosas. Sin inclinarse servilmente ante el poderoso ni disfrazarse con la túnica colorida de los profetas. No siendo nadie más que él mismo”.
Sus caricaturas, sean mudas o dialogadas, son aleccionadoras de la vida cotidiana, con profundo conocimiento de la naturaleza humana que denota una cultura superior. Como aquella que publicó un fin de semana a página completa de la revista del diario Noticias y se aprecia en el dibujo a un conocido político, que con elementos de limpieza repasa el piso, y un interlocutor le dice al otro: “Qué hace el CENADOR?, contestándole el otro: está repasando porque va tener que besar el piso”. Un enardecido lector, defensor del idioma de Cervantes, recortó la página y se la envió a Botti con estas observaciones: donde decía Cenador, hizo un circulo sobre la C y consignó S, trazando una flecha hacia el nombre de Botti y ahí escribió BURRO, y al pié indicó:
CENADOR, adjetivo, que Cena; y luego, SENADOR, m. Individuo perteneciente al Senado. Botti no perdió tiempo. Al día siguiente, en su espacio habitual, se autorretrata y le dice a su interlocutor: una persona me trató de HASNO, por escribir Cenador con C....y aquel le contesta: ¡Qué VURRO!
Sean sus caricaturas de carácter político o social, siempre son portadoras de un mensaje aleccionador contundente. Recuerdo de una caricatura que en pleno desierto arábigo, un saudí, rodeado de cientos de pozos petrolíferos, insiste una y otra vez con repetidos clicks, encender su encendedor deseando fumar, pero éste le falla una y otra vez; o aquella en que se pide cómo ven los del Sur al primer mundo, un paraguayito con sobrero pirí, descalzo y pañuelo al cuello, suda copiosamente antes de comenzar su ascenso por la interminable escalera que apunta a la ciudad de Roma, mostrando al mapa de Italia sobre un globo terráqueo en segundo plano. O todavía aquella de carácter nacional publicada en plena dictadura, muestra a un trío musical compuesto por un arpa y dos guitarras: los tres intérpretes dibujados con el rostro de Stroessner, y el presentador que anuncia: Y ahora el conjunto “Stroessner” interpretará la polka Stroessner, para los oyentes del barrio Presidente Stroessner y de Puerto Pte. Stroessner”. Y aún aquella caricatura en la cual Stroessner le pasa una hoja de papel a su secretaria diciéndole: No, no voy a dictar, cópielo Ud., no vayan a creer que soy un dictador. Cuentan que Stroessner solía preguntar: ¿qué dice Botti hoy?
Botti es una persona dotada de una sensibilidad y de una honestidad rayana a la inocencia. Una memoria por lo demás envidiable, guardando datos tan fidedignos, que a menudo desmiente acontecimientos, lugares, personajes, fechas, que los escribientes de los medios y las radios, repiten por años como ciertos. Su honestidad y transparencia lo ha llevado muchas veces a penurias económicas que las ha soportado con estoicismo, priorizando a pesar de todo, la atención de su querida familia cuando se siente desahogado monetariamente. Ayuda a pobres a través de la Fundación Fiorello Botti, siendo ésta la expresión de su amor al prójimo.
Una vez que yo viajaba a Buenos Aires, fue su deseo participar de ese viaje. ¿El motivo?, visitar el barrio y los lugares adonde le tocó vivir aquellos cuatro años de la década del 40. Yo tenía ocupación, de manera que no lo acompañé en su recorrido. Cuando volvió, fue con lágrimas en los ojos. Los recuerdos lo sobrepasaron. Botti recuerda nombres, lugares, acontecimientos, con espantosa claridad y exactitud. Cuenta por ejemplo, que cuando Fulgencio R. Moreno se desempeñaba como Embajador del Paraguay en la Argentina, vivía en una residencia que estaba ubicada cerca de la estación del Ferrocarril Oeste. Su hijo, Juan Carlos Moreno González, un jovencito de unos 13 o 14 años de edad, había participado en un concurso de composición de tangos, habiendo ganado el primer premio con MARGARITAS, con letra de Coria Peñalosa, quien también había escrito la letra del tango Caminito. Entonces, un día, alguien llamó a la puerta de la residencia para comunicarle a Moreno González que él había ganado el premio. Este le preguntó al visitante su nombre, habiéndole contestado: soy Carlos Gardel.
En Setiembre de 1991 fue invitado por los gobiernos del Japón y de Taiwán, y en Octubre de ese mismo año, por los gobiernos de Gran Bretaña y Francia. Participó en un Festival de la Caricatura en Saint Esteves, en la provincia de Perpignan, Sur de Francia, habiéndose encontrado con los caricaturistas más destacados del mundo, entre ellos el famoso caricaturista del diario Le Monde de París, Jean Plantureux (Plantu), quien recientemente visitara nuestro país, y quien antes de llegar, le solicitó a su Embajador en Asunción Sr. Jean Pierre Lafosse, buscara a Botti para un reencuentro. En Salto, Uruguay, participó de un encuentro de humoristas del MERCOSUR en 1999, invitado por el Ministerio de Educación y Cultura para representar al Paraguay.
Botti se popularizó por sus caricaturas a través de una trayectoria leal a su profesión de sesenta años. Ciudadanos comunes lo recuerdan guardando sus caricaturas, como aquella señora que en Santa Fe, Argentina, bajando de un colectivo lo reconoce y le dice que ella lleva en su cartera uno de sus “chistes”. O locales que tienen exhibidos sus trabajos. Muchos lo incluyen en sus publicaciones o libros, como es el caso del Dr. Nicolás Leoz, Presidente de la Confederación Sudamericana de Football, en su autobiografía “Pido la Palabra”, un hermoso testimonio de vida y trayectoria en el más popular de los deportes.
Las caricaturas de Botti en las dos ediciones de sus libros, están clasificadas por grupos de temas, tan dispares como: política, contrabando, parlamentarios, torturas, municipales, policía, zoquetes, economía, ministerios, militares, etc. etc., denotando una amplia cultura sobre el devenir de los acontecimientos nacionales y mundiales. La edición de BOTTI FOREVER, en sus primeras páginas, están consignados retratos de personajes conocidos de nuestro mundo social en general. Botti no solamente los exhibe en sus exposiciones, sino que también los acompaña con hermosísimos trabajos sobre motivos nacionales que son verdaderas obras de arte y que tendrán gran valor cuando algún coleccionista los descubra. Generalmente estos descubrimientos ven la luz cuando el artista ya no está entre nosotros, algo parecido a las profusas publicaciones de los medios de comunicación, alabando su vida, su obra, su trayectoria, su excelencia; y la ingratitud es aún mayor cuando llegan los homenajes, los pergaminos y las medallas y condecoraciones póstumas. Producto de la mezquindad, o de la envidia. Sin embargo, la mediocridad es prontamente avalada. Nos falta una gran dosis de amor, de generosa dación.
Botti se casó con María Esperanza Giralt en 1947. De esa unión son los hijos Ana María, ya fallecida, Alberto, Gustavo y Sergio. Tiene diez nietos y tres bisnietos. Su esposa falleció en 1992. Botti cumplirá 80 años de edad el 17 de Diciembre del presente año 2001, y quiere festejar su cumpleaños ofreciendo la presentación de su tercer libro conteniendo una extraordinaria colección de caricaturas, en los primeros días de Diciembre. No dudamos del éxito que tendrá esta nueva exposición, dada la transparencia y frescura de sus obras. Botti figura en la galería de intelectuales de este país, habiendo abarcado seis décadas de ininterrumpida labor. Una vez, un joven le preguntó: “y… Señor Botti, ¿cómo fue en su época”? Botti reaccionó contestándole: “Mirá, aquella fue mi época, ésta es mi época, y la que viene, es mi época”.
Asunción, 26 de Octubre del 2001
Documento facilitado por el autor.
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