PROF. EMÉRITO DR. SILVIO BÁEZ, M.D.

Por ANÍBAL FADLALA

Silvio Báez había nacido en Guarambaré el 6 de Julio de 1915. Fue combatiente de la Guerra del Chaco (1932-1935), habiendo ascendido a Teniente 1º de Infantería. Fue herido y condecorado por su valor. Finalizada la guerra recibió su título de doctor en medicina y cirugía de la Universidad Nacional de Asunción. Por varios años fue integrante del equipo de futbol de la Facultad de Medicina, que en 1938 se proclamó campeón en el Torneo Universitario. Igualmente fue integrante del plantel de primera división del Club Cerro Porteño. Sin embargo, su afición al popular deporte, había comenzado en su nativa Guarambaré, pues en esa ciudad, su padre, el Señor Ricardo Báez, fue uno de los fundadores del Club Luis Alberto de Herrera el 17 de setiembre de 1914, que entusiasmó posteriormente a Silvio a integrarse al equipo. En 1942 nadie más que Silvio aceptó una beca del Gobierno de los Estados Unidos de América para la especialización el la Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cornell de la ciudad de Nueva York. En 1985 fue contratado por la Facultad de Medicina Albert Einstein como profesor titular de Anestesiología, Fisiología y Biofísica.

En esa ciudad le fue destinado un amplio espacio con sofisticado laboratorio para sus investigaciones científicas, financiadas por el Gobierno Federal de Washington, D.C. Bajo su dirección trabajaron 29 destacados científicos, y a cuyos esfuerzos se deben varios descubrimientos entre los que se cuentan un estudio sobre la microcirculación de la sangre. Fue reconocido mundialmente por sus trabajos científicos y sus enseñanzas. Dictó conferencias en innumerables países de los cinco continentes. En 1974 fue contratado oficialmente por el Gobierno del Japón durante seis meses para dictar clases sobre sus descubrimientos en la Universidad de Hiroshima habiendo recibido una mención honorífica.

En 1973 recibió igualmente la mención de honor “Eugene L. Landis” por sus extraordinarios descubrimientos en la investigación microvascular, a cuya disciplina dedicaría ya todo su esfuerzo. En 1985 recibió el reconocimiento de sus colegas científicos por sus muchos años como Director de Investigación en Anestesiología, nombrandosele Profesor Emérito. Silvio Báez era de una proverbial humildad y sencillez, sin embargo, yo he visto con mis propios ojos, cuando científicos profesores en el Albert Einstein se inclinaban reverentes  a saludarlo. Tuve el honor de conocerlo en la década del 50 y desde entonces mantuvimos una sólida y placentera amistad hasta su deceso, acaecido el 25 de Junio pasado en la ciudad de Barre, Estado de Vermont.

Vivía en Mount Kisco, Yorktown Heights, N.Y., en una apacible área rodeada de bosques, junto a su esposa la Prof. Patricia Carpenter, Directora de Musicología de la Universidad de Columbia. Esta extraordinaria dama, oriunda de San Bernardino, California, luego de jubilada, se dedicó a la investigación musical habiendo publicado un libro de capital importancia sobre la influencia del músico austriaco Arnold Scöemberg en la música moderna. Patricia falleció un año antes que Silvio. Que yo lo recuerde, una sola vez se publicó en el Paraguay un trabajo de investigación del Prof. Silvio Báez sobre “Gerontología de la Microcirculación o Microangiología Gerontológica”,  en la Revista Paraguaya de Gerontología y Geriatría, Tomo II, Nº 8 de setiembre de 1989, páginas 39 al 57.

Silvio Báez, el científico paraguayo desconocido en su país, fue elegido miembro vitalicio de la Asociación Norteamericana para la Promoción de las Ciencias. Igualmente nombrado miembro Vitalicio de la Academia de Ciencias de Nueva York, y miembro fundador de la Sociedad Científica sobre Microcirculación de los Estados Unidos, una disciplina impulsada por él, entre tantas otras distinciones. Figura en la guía “Quién es Quién” en el mundo de la ciencia, y en el “Quién es Quién” en el Este de los Estados Unidos, guías en las cuales figura también su esposa Patricia.

Fue el deseo de Silvio que sus restos descansaran en su amada y nunca olvidada Patria, y por lo visto también el de su esposa Patricia. Sus cenizas arribarán a Asunción el 8 de Agosto  próximo en manos de sus hijos Ricardo y esposa Dolores, y de su hijo Pedro. Ahora el espíritu de Silvio podrá recorrer cada rincón de su añorada Patria, a la cual tantas veces soñó con volver.

*Publicado en “Correo Semanal” del diario ULTIMA HORA,

en fecha 28 de Julio de 2001.