ALEJANDRO CUBILLA – BIOGRAFÍA
(EL SAXO DE LA LIBERTAD – LIBRE COMO EL VIENTO).
Colección Homenaje de SALEMMA a notables artistas del Paraguay,
Tomo Nº 5.
Por MARYCRUZ NAJLE.
Salemma Editorial.
Teléfonos: 595 21 505685
Email de contacto: info@salemma.com.py
Coordinadora de las biografías en vida: MARLENE SOSA LUGO
Asunción – Paraguay
2009 (174 páginas)
SALEMMA Y LA CULTURA
Hace 6 años, con la apertura del Salón Teatro Show, Salemma Super Center inicio un plan integral de apoyo a la cultura y en especial, a las manifestaciones de la música paraguaya que luego fueron ampliadas al teatro y a la difusión de las cosas nuestras.
Con el ciclo “HOMENAJE EN VIDA” se rindió tributo a legendarias figuras, verdaderos pilares de nuestra identidad, y el reconocimiento se extendió a los representantes de las nuevas generaciones continuadores de la tradición que identifica el folklore paraguayo.
Fue así que mas de 50 exponentes ya recibieron su merecido homenaje en Salemma. Hoy, ese reconocimiento se vuelca en biografías que se presentan en esta colección, con la convocatoria de prestigiosos escritores de nuestro medio, quienes tuvieron el privilegio de conocer a fondo a figuras prominentes de la música paraguaya que les permitieron contar su historia “en vida”.
Así nace “Biografías de Vida”, un proyecto cultural de largo alcance que recorrerá la partitura de vida de los músicos paraguayos así como la rica trayectoria de los teatreros, y la experiencia de los difusores culturales.
En esta entrega, rica en anécdotas y en vivencias populares, presentamos la biografía del maestro Alejandro Cubilla, como parte de esta orgullosa colección de libros sobre los grandes talentos del Paraguay.
INDICE
Con los ojos del alma
Nacido un 9 de julio
Homenaje a la madre
Niñez en la chacarita
Músico aprendiz
La banda de Jazz
La Marcellesa
La marcha de la JOB
El saxo de la liberación
Tiempo de crisis
El amor y la familia
El amor de su vida
Febrerismo y política
La banda Koygua
Con la Negra Sosa
La filarmonica y la Osca
1974 Un año de tragedias
El "Saxo Club"
Con Rudy y los Pa'i Tavytera
Los orígenes
Ritmos hermanos
Ensayos y fe
El músico y el padre
Algunas Obras
Memoria en imágenes
CON LOS OJOS DEL ALMA
Las rosas rojas florecen en el jardín de la casa de Lambaré. Una catarata de orquídeas blancas y rosadas, ciñen el tronco de un añoso árbol que da la bienvenida a los que entran a la casa en donde él nos está esperando.
Y allí lo encontramos. Sentado, con la espalda erguida y las piernas cruzadas. Nos sonríe mientras nos pide disculpas, "Porque la casa no es la misma de antes, cuando vivía mi señora y también cuando mi hija también vivía al lado de esta casa .... Las dos fallecieron y yo estoy solo ahora en la casa ... Tengo mis otros hijos que me vienen a visitar siempre y me cuidan, pero ellas no están..."
Un infaltable pañuelo blanco le ayuda a enjugar las lágrimas que ahora salen de sus ojos cerrados. "Hace un año y medio que estoy totalmente ciego- dice - "y estoy esperando que en cualquier momento me llamen para decirme que está todo listo para recibir el transplante de córneas". Y con un gesto de la mano que dibuja algo como un sol en el aire, dice que
pueden llamarlo en cualquier momento y que está "bien preparado" porque se cuida mucho para que nada postergue esa operación. Ese "reencuentro con la luz y los colores", como tan bien define la oportunidad de recuperar la vista... ..
Le digo que entonces que esta biografía fue una decisión muy oportuna porque seguramente, cuando se publique, será el primer libro que podrá leer, con sus "ojos nuevos" . Se ríe y me dice que seguramente será así y que por eso, le parece que es un muy buen augurio mi visita. "Voy a sentarme aquí en este mismo sillón, pero para leer las letras del libro y, de paso, mirar las flores que conozco de memoria ...Ojalá que sea pronto. Creo que sí. ¿No le parece?".
Me lo dice con tanta seguridad, que no me atrevo a decirle nada más. Hoy, cuando han pasado varios meses de aquel primer encuentro, las cosas han transcurrido de manera diferente.
La operación se realizó con éxito, pero la luz se ha hecho esperar.
Tal vez, como él mismo me lo ha dicho al reencontrarnos para terminar las entrevistas, sean "los ojos del alma" que brillan en él , los que lo guíen en el sendero de regresar a los escenarios y al estudio de grabación.
Cuando este libro esté impreso, estará en sus manos y alguien se lo leerá. Lo imagino sentado en el viejo sillón de su salita, mientras su perra caniche, que ahora me vigila con ojos desconfiados, lo acompañará como siempre . Lo imagino feliz porque ha podido, como en esta mañana fría de un julio que nos castiga con el viento del sur, tocar con su amado saxo, "Choli", sin pausas y entera, por primera vez en mucho tiempo, aún en contra de las recomendaciones del médico. .
"El no quiere que me esfuerce demasiado"- dice mientras su hijo Nimio lo mira asombrado- "pero ustedes escucharon bien ... puedo tocar toda "Choli" sin problemas"
Lejos de la depresión que muchos auguraron, como consecuencia de la pérdida total de la vista que tanto deseó recuperar, el hombre ahora sonríe y hasta ríe con ganas mientras nos guía de memoria por la sala en donde durante largo tiempo atendió a sus alumnos y ahora sueña nuevamente poblada de músicos enamorados del saxo.
Allí hay fotografías de momentos maravillosos. Hay premios ganados a fuerza de talento en Paraguay y en el extranjero. Allí están tan frescos como en su memoria.
Miramos entre todas, a la Orden Nacional al Mérito, la condecoración que el Estado Paraguayo le entregó hace meses, en diciembre del 2009, como agradecimiento y reconocimiento a su vida entera dedicada a engrandecer a la música popular.
"No te olvides de poner en tu libro que me siento muy orgulloso de eso, no por mí solamente, sino porque al recibir este reconocimiento, lo hago como el hijo de un chacariteño que fue lustrabotas".
Parado en medio de esa sala-estudio , don Alejandro me pide que anote lo que va a decirme ahora: "Creo que papá, que fue un hombre y un músico honesto de verdad, estará sonriendo ahora en el cielo porque no le defraudé nunca en la vida"
"En mi vida -dice levantando las manos y mostrándome las palmas abiertas- "con éstas manos nunca he robado, ni he matado. Sólo las ensucié lustrando zapatos, dignamente"
Y las manos siguen volando en el aire, ayudándole a su dueño a dibujar palabras que lanzan al aire: "Nunca pedí nada a nadie ni me vendí"
NACIDO UN 9 DE JULIO
Don Alejandro Cubilla, un hombre que está ligado a la música paraguaya, tan fuertemente como las orquídeas florecidas al árbol de su casa, hoy me mira sin verme, pero "adivina" con sus ojos cerrados, que vamos a emprender un viaje por el ancho mar de su memoria.
Vamos a recorrer su vida, tal vez sin el orden estricto de fechas y horarios, pero con la claridad que le susurran a su oído fino de músico, los recuerdos que guarda y que ahora vamos a conocer.
Comencemos por el principio- le digo- y él asiente con otra sonrisa:
¿Cuándo y dónde nació Alejandro Cubilla?
"Yo nací un 9 de julio, un día martes, en el año 1929, en el barrio de la Chacarita. En el corazón mismo de la Chacarita."
Y, al pasar, recuerda que su fecha de nacimiento coincide con el de la cantora Mercedes Sosa, que en ésos días, estaba ya muy enferma y cuyo fallecimiento ocurrió días después. "También nací el mismo día que Víctor Jara, el cantautor chileno que mataron en el Estadio Nacional, pobrecito..."
"Viví en ese barrio, en la esquina de Estados Unidos y Barranca Oliva. Fuimos cinco hermanos y cuatro hermanas. Ahora vivimos cuatro en total: dos hermanos y dos hermanas. Todos hijos de Rogelio Cubilla, que era músico. Fue primer flautista de la Orquesta Sinfónica, en aquél tiempo cuando Remberto Giménez intentaba formar una orquesta Sinfónica. No me recuerdo el año. Mi madre era ama de casa. Se llamaba Buenaventura Cano.
Y el recuerdo nos deja en aquella pequeña casa del emblemático barrio de La Chacarita. Don Alejandro nos aporta más datos sobre los orígenes de su familia. Cuenta que su padre, Rogelio el flautista, había nacido en Yaguarón y que su madre, doña Buenaventura, nació en Itá.
El encuentro de sus padres se produjo gracias a la música. Ambos eran de ese barrio que los había acogido cuando ambos vinieron a la Capital en busca de un destino mejor.
Rogelio Cubillas, ya era flautista de la Banda de la Artillería "porque le quedaba más cerca de Yaguarón esa zona"- nos explica el maestro- "pero luego que vino a Asunción, entró en la Banda de la Policía, como primer flautista en donde tocaban los músicos más prestigiosos de entonces..."
Los jóvenes de entonces, se conocieron en una plaza. "En ese tiempo relata don Alejandro- "cada martes, la Banda de Policía hacía una Retreta en la Plaza Italia y los jueves, en la Plaza Uruguaya. Los domingos, el encuentrontro era frente a la Policía Nacional. Entonces a cada unos de esos lugares,iba mucha gente a escuchar".
Y entre la gente que se acercaba a escuchar, había muchas bellas jovencitas, que trabajaban en las casas del centro, como niñeras. Ellas llevaban a los niños que tenían bajo su cuidado, para que se entretuvieran conla música...Y así ocurrió el encuentro entre el joven flautista y la que iba a ser su esposa y madre de sus hijos.
Y el recuerdo de don Alejandro se hace más preciso: "Las retretas eran muy concurridas. Por ejemplo, los domingos había entre el público muchos extranjeros, porque se tocaba mucha ópera..."
Y el romance entre los dos jóvenes, continuó en el tiempo. Hasta que decidieron que era el momento de formar una familia.
Y fue en el barrio de la Chacarita, donde vivieron y tuvieron sus hijos. En ese barrio en donde el propio don Alejandro dice que "vivimos casi toda la vida" y desde donde cada día, recibe el llamado de una de sus hermanas que aún reside allí. "Ella me llama todos los días y hablamos largo rato. Lástima que no pueda ya ir a visitarla porque me dice que no me conviene, así, porque ahora esa zona es muy peligrosa. ¡Es una pena que ahora sea así! Tan diferente era antes...
NIÑEZ EN LA CHACARITA
"LUSTRE" Y JUEGOS
Cuando le preguntamos cómo fue su infancia en ese barrio tan emblemático de Asunción, que en aquellos tiempos albergaba muchos artistas y gente que luego fue importante en el devenir histórico del país, don Alejandro no duda en decir que tuvo una "infancia linda, a pesar de las privaciones".
La familia vivió un tiempo en una casa de alquiler y más adelante, con mucho sacrificio, según cuenta don Alejandro, su padre pudo levantar una pequeña casa propia. "La hizo poco a poco" – relata "Porque el sueldo de músico de Banda era muy poco. Entonces para ayudarlo, los hijos empezamos a trabajar..."
El trabajo que los niños hacían era el que la mayoría de los niños de la zona realizaba: el de lustrabotas.
"Primero mi hermano mayor que se llamaba Víctor Ramón, se iba a lustrar zapatos a la Plaza Uruguaya y también a la Estación de Trenes. Después de Víctor, mi segundo hermano, Juan Pío, también continuó con el trabajo de lustrar en la misma zona".
Eso ayudaba un poco, porque las cosas en la casa no eran fáciles. La madre trabajaba todo el tiempo y atendía a las criaturas estirando como podía el exiguo sueldo de don Rogelio, que jamás dejaba de traer a la casa todo lo poco que ganaba.
"Luego de ésos dos hermanos mayores, yo también comencé a lustrar en la misma zona", cuenta Cubillas.
"Yo lustré también. Por mucho tiempo fui a la Plaza Uruguaya, la Estación, a San Roque, a toda la zona. Los mejores lugares, donde había siempre clientes eran la Plaza y la Estación de trenes, porque en ésos tiempos, había viajes internacionales de trenes que iban y venían de la Argentina. Había muchos que se hacían lustrar..."
Don Alejandro cuenta que él y sus hermanos se sentían muy bien, porque así ayudaban en la casa, aunque no fuera gran cosa el aporte, servía.
Además, relata que en ésos tiempos, los chicos que trabajaban en la zona del centro de la ciudad, especialmente los "lustrabotas", eran niños que tenían familia a la que ayudaban de esa manera. "Éramos muchos y todos conocidos de la Chacarita. "Trabajábamos para ayudar en la casa, pero no dejábamos de ir a la escuela. Además, teníamos una crianza muy buena en la casa, con nuestros padres. No había peligros ni vicios en las calles. No conocíamos cosas que ahora los chicos padecen en las calles. Todo era muy diferente. Simplemente nosotros, trabajábamos unas horas al día, lustrando zapatos y después nos íbamos a la casa, a comer, a la escuela a estudiar ... Nada de vicios ni de delincuencia. Eso no existía entonces..."
Alejandro, al igual que sus hermanos, iba a la Escuela regularmente. Y confiesa que fue un buen alumno, muy aplicado. "Todos estudiábamos y estábamos siempre bien limpios, bien arreglados y muy correctos. Mi madre en ese sentido era muy cuidadosa, muy exigente".
En la casa, la disciplina la marcaba su madre, doña Buenaventura. "Ella nos enseñó desde muy chicos a hacer un poco de todo. Ayudábamos en la limpieza, en la cocina, en todas las tareas de la casa. Mamá siempre decía que todos teníamos que aprender a manejarnos solos, aprender a hacer de todo, porque en la vida, decía ella, uno nunca sabe lo que le esperará y que había que saber hacer de todo".
La vida del niño Alejandro y sus hermanos y amigos de La Chacarita, estaba llena de privaciones: "Pero no nos faltaba el amor. Y tampoco la comida y la ropa limpia, gracias a que mi madre, se preocupaba por darnos el mejor trato".
Y en la calle, cuando llegaba la hora de lustrar, tampoco olvidaban que eran ante todo, niños. La sonrisa se le sube a la cara cuando se acuerda de aquellos tiempos:
"Andábamos todos juntos, de aquí para allá, como bandada de gorriones -recuerda el maestro- "con nuestros pantaloncitos cortos y el cajón de lustrar ... Pero nunca dejábamos de jugar. Teníamos nuestros juegos propios, además de los de todos los chicos de entonces. Porejemplo, me acuerdo que hacíamos apuestas para vera quién le iba a tocar atender al próximo cliente. Jugábamos a adivinar los números de las chapas de los autos que pasaban. Entonces, cada uno elegíamos un número de terminación o mayor o menor y así, el que acertaba la chapa siguiente, era el que iba a lustrar al próximo cliente.."
También recuerda otros juegos. "Cosas de chicos -dice el maestro -"Había un hombre que cada tarde, vendía bollos en la Plaza Uruguaya. Juntábamos monedas para comprar la mayor cantidad de bollos que pudiéramos y después, hacíamos un sorteo, haciendo papelitos con números. El que sacaba el número más grande, se llevaba todos los bollos. ¡Ganar los bollos era lo mejor! Cada uno que ganaba, los compartía con sus socios más cercanos!. La pasábamos muy bien, dentro de todo... Nos divertíamos a nuestra manera. Éramos inocentes"
De ese tiempo, don Alejandro recuerda especialmente sus habilidades para lustrar. "Todos nos esmerábamos mucho ¡Sacábamos brillo a los zapatos con todas nuestras fuerzas! Así teníamos clientes y la gente nos trataba bien y nos daba propinas"
Y no olvida decirme que muchos de sus amigos de toda la vida, con quienes se encontró siempre a través de los años e incluso compartieron sueños y desvelos juveniles, eran sus compañeros lustrabotas de entonces.
"Éramos como una hermandad", dice el maestro. "Con el tiempo, cuando ya éramos grandes, formamos el Grupo de Lustrabotas de Plaza Uruguaya y de la Estación". Solíamos encontrarnos y compartir.
Todos fuimos y somos amigos hasta ahora. Los que viven, seguimos hablando y recordando tiempos felices.."
"Yo nunca me avergoncé de haber sido lustrabotas. Al contrario, para mí fue y sigue siendo un orgullo. Siempre dije que mi nombre era Alejandro Cubilla, lustrabotas y músico, en ése orden. Toda la vida...
Y como para que no queden dudas, insiste en que su infancia fue "Muy feliz. Muy feliz con mi familia y mis amigos. Yo era también un buen alumno en la escuela. Hasta tercer grado, entré a la Escuela "Pedro Juan Caballero"; después Cuarto y Quinto, hice en la Escuela "Brasil". Entonces, yo ya integraba la Banda de Músicos de la Policía, como aprendiz. Hasta quinto no más era la primaria..."
Entonces la memoria de don Alejandro se traslada a lo que era su barrio natal de entonces: "Podías andar tranquilo, sin ningún problema. La Chacarita era un barrio humilde pero de gente honesta y trabajadora. No teníamos luz eléctrica, pero cualquiera podía andar por la calle, sin temor. Nadie te molestaba. Después tuvimos luz, y tampoco hubo problemas".
"Con los años - explica- "vinieron gente de otros lugares, del interior, traída para la época de las elecciones, a vivir a la zona del Barrio Chino, sin trabajo ninguno, como arreados por los políticos... eso arruinó la zona y nunca más fue lo mismo. Hoy es un drama".
Y recuerda que además de músicos importantes como el propio José Asunción Flores o Arturo Pereyra, salieron de ese barrio populoso, muchas personalidades de todos los ámbitos: "De La Chacarita salieron muchos abogados, médicos famosos, personas de bien que aportaron lo suyo ... Era muy diferente todo".
EL "SAXO DE LA LIBERACIÓN"
"ALEX CULL Y SUS CABALLEROS DEL JAZZ"
Recién comenzaba la década del 50. Alejandro Cubilla sigue tocando en la Banda de la Caballería, pero al mismo tiempo, ya es conocido por sus cualidades entre los directores de orquestas. Su paso de la "Continental" a la "Nobel", de la mano de Alfredo Riquelme, le acerca otras posibilidades, corno la de tener su propio instrumento...
"En ese tiempo, nos enteramos que en que en Villadesou, donde vendían instrumentos, tenían abandonado dos saxos. Entonces, Alfredo Riquelme me dice que vaya a verlos y que compre uno y que él lo iba a comprar para mí".
Los saxos estaban en estado lamentable- recuerda hoy el maestro-" envueltos en papel de diario". "Riquelme me dijo que eligiera uno y que lo mandara a arreglar, que él lo pagaba y que yo le fuera devolviendo el dinero poco a poco. Y así ocurrió. Yo elegí el mejor y lo mandé a arreglar".
Cubilla recuerda hoy que entonces comenzó otra etapa en su vi musical: "Con Alfredo Riquelme tocamos muchísimo; en los mejores lugares. Siempre teníamos trabajo. Teníamos un muy buen repertorio música de todo tipo: el jazz principalmente, los blues ... Era una muy buen orquesta.."
Y ahora, mientras le pide a su asistente que busque en la otra habitación de la casa, el saxo que va a mostrarme enseguida, lo escucho tararear cl tema que para él, fue el más lindo de ese tiempo: "Nuestros años felices".
El relato continúa en ese tiempo de actuaciones constantes, hasta que aparece otra crisis en la vida del entonces joven e impulsivo Alejandro Cubilla.
"Yo me enojé con Alfredo Riquelme y abandoné la orquesta. Eso también significó dejar el saxo que él había comprado para que yo lo tocara, aunque yo lo había mandado a arreglar, todavía era suyo y yo lo podía tocar mientras estuviera con él... .Entonces me fui una tarde a Villadesau en donde compré este saxo que ahora le muestro".
La caja negra se abre y en su interior brilla un saxo sobre el lecho de suave pana roja. Don Alejando lo acaricia con los dedos, recorriendo el cuerpo tan conocido y dócil. Lo toma y lo levanta hasta acercarlo a mis manos. Y dice:
"Este es el saxo que compré entonces. El que yo llamo "El saxo de la Liberación" porque gracias a él, pude salir de la orquesta de Riquelme y formar mi propia orquesta"
Entonces recuerda que fue "otra vez, Sixto Benítez Rojas" quien le presto el dinero para comprar ese primer saxo, que me muestra ahoracon tanto orgullo, a pesar de que es el más pequeño de los tres que tienesiempre al alcance de su mano, perfectamente guardados en sus estuches, siempre compartiendo su dormitorio.
"Mi primera orquesta estaba formada por aprendices músicos y yo tocaba con este saxo italiano. Este es un saxo alto -dice acariciando el largocuello del instrumento- , siempre lo toco, aunque le falten algunas cosas...pero siempre me gusta tocar con él ...Aveces tocaba con Torales al piano,algunos solos..."
La orquesta recién formada tenía que bautizarse. Y en esos tiempos, era casi un mandato, copiar lo que venía a través de las radios y el cine: Una orquesta de jazz que se preciara, debía tener nombre y apellido extranjero y mejor, en algo parecido al inglés. "Entonces, después de pensar qué podíamos hacer con el nombre, me decidí por ponerle mi nombre, pero transformado en parte al inglés", dice riendo.
Y así nace la orquesta "Alex Cull", una metamorfosis con perfume hollywoodense del criollísimo "Alejando Cubilla" , que se completa como "Orquesta Alex Cull y sus Caballeros del Jazz.
La flamante " Alex Cull", dirigida por el entonces joven de 21 años, Alejandro Cubilla, tocaba a la hora del "vermouth" (entre las 18.00 hasta las 20,30, más o menos) en la prestigiosa Confitería "Belvedere".
También tocaban en bailes y otros prestigiosos clubes y fiestas privadas. "Actuábamos mucho y bien", recuerda don Alejandro.
"Había que vestirse muy bien- cuenta- "para actuar en las orquestas. Íbamos todos de impecable traje de brin de hilo de color blanco y moñito. O también con pantalón negro, medias y zapatos negros muy bien lustrados y saco blanco y moño. A ese estilo, de smoking, se le decía "tipo mozo", entre los músicos. Al ser contratados, se preguntaba cómo había que ir vestido y entonces los directores de orquesta te decían: "tipo mozo". Entonces ya sabías que tenías que llevar el saco blanco con los pantalones negros..."
Recuerda el maestro que en ésos tiempos, hasta la gente más humilde iba a las fiestas y bailes bien vestida. "Hasta los más pobres, tenían un traje para las fiestas. A nadie se le ocurría ir mal vestido. Las mujeres iban muy lindas, con sus vestidos claros ... Eso después vino a degenerarse un poco ¿no le parece? Ahora cada cual va en zapatillas, si quiere".
Y, como para reafirmar esa costumbre, dice: "Mire lo que es la costumbre. El fin de semana pasado, vino mi hija a llevarme a un concierto de piano en el CCPA. Yo, por supuesto, me fui trajeado, aunque hiciera calor. Debo haber sido el único de traje en ese concierto..."
Paralelamente, el joven músico, seguía con sus estudios superiores. Los recuerdos lo llevan a los tiempos en que dejó el Ateneo para ir a la Escuela Normal de Música y ahí estudió con un maestro europeo que se llamaba Otakar Pratill, "Armonía elemental, método de Kosakoff. "Entonces luego vino a la Orquesta Sinfónica, que ya se había formado, un fagotista argentino Juan Martino, que estaba en la orquesta del Colón.
El vino a enseñar a los músicos paraguayos el fagot y yo fui su alumno. De ahí, a los dos años, vino otro argentino, Rodolfo Bagnatti, a dirigir la Orquesta Sinfónica y a enseñar el cello. Y con él completé "Kosakoff”, ya el método razonado, no el elemental. Con eso, ya hacía orquestaciones: ya podía hacer dirección, instrumentación". Luego vinieron otros maestros argentinos y seguí aprendiendo. Yo me incliné por orquesta de jazz y tuve queconseguir "Método de Williams, que era la manera de estudiar las disonancias que tiene el jazz.."
Como un verdadero enamorado del jazz, don Alejandro me cuenta que esa música tiene características muy especiales. "Fue inspirada por la fusión entre lo que se escuchaba en la década del 20 y la fuerte influencia de la música ancestral de los esclavos negros que llegaron de África a América, para trabajar en las plantaciones ... Esa música que ellos hacían, que cantaban y tocaban. Llevaba un gran dolor, una tristeza, como no lo hace otra música mejor que el blues (triste). ..También cantaron sus alegrías", me dice recordando a nombres como Duke Ellington y su Big Band; Louis Armstrong y su trompeta y esa voz que no se le parecía a nada".
Ese amor por el jazz, según cuenta Cubilla, nació cuando él tocaba en la Banda de la escuela Militar y debió aprender a escuchar y tocar temas del jazz. "Me enamoré del jazz porque me pareció un desafío; porque era más complicado y a los músicos les daba mayores oportunidades de improvisaciones, de expresar su creatividad. Pero no crea que no me gusta igual, la música paraguaya. En realidad, la música paraguaya también me encanta"
Por el camino de los recuerdos, el maestro tararea melodías. Relata que comenzó a tocar jazz melódico, el lamento africano que se convertía en una bella melodía triste.
Al pasar, recuerda que hasta hace poco, tocaba con su grupo de jazz en el Bar "San Miguel" de la calle España, en donde eran muy aplaudidos los temas como "Nuestros años felices" y "Según pasan los años..."Hay humo en tus ojos..." Tampoco olvidaban las melodías latinoamericanas, especialmente los boleros, que siempre da gusto tocar.
Se entusiasma con el tema. Me explica que la primera vez que se tocó el jazz fue en el sur de los Estados Unidos, en la zona de Nueva Orleáns. Luego, de la guerra civil, muchos esclavos huyeron en busca de trabajo y libertad hacia Chicago, en donde el jazz alcanzó un gran impulso y ofrece otros ritmos, como el "Bebop". También llegan a su memoria nombres como los de Charlie Parker; Ray Charles, Benny Goodman, Dizzi Gillespie y muchos otros...
Y con esa maravillosa memoria que le traen las melodía que él mismo tararea a medida en que hablamos , el maestro me cuenta que el saxo, como instrumento, tiene una rica y profunda historia que nace con su creador, Adolphe Sax, un belga nacido en 1814, que aprendió de su padre, los secretos para fabricar instrumentos musicales. Trabaja duro hasta lograr modificar el clarinete bajo hasta lograr el "saxofón", un nuevo instrumento que es presentado por primera vez en la Exhibición Industrial de Paris en 1844.
Desde entonces, el instrumento se fue adaptando y perfeccionando y se convierte en parte importante de las orquestas y bandas militares de todo el mundo y , años después, atraviesa el mar y se convierte en un “indispensable" para los amantes del jazz.
Volviendo a aquellos tiempos, cuando dirigía su propia orquesta a los veintiún años, ahora los recuerdos de don Alejandro llegan a otro sitio que fue muy importante para él en ese tiempo: "Por las noches, tocábamos en un Night Club que hubo en Asunción, que se llamaba "Intermezzo" y estaba en la calle España, a media cuadra de Brasil. Recuerdo que el dueño era un extranjero, un alemán. Su hija tocaba con nosotros el piano. Éramos cuatro; ella al piano, un baterista joven, un contrabajo y yo que tocaba el saxo..."
Y de ese lugar en penumbras en donde el saxo y la orquesta tocaban para que las parejas disfrutaran de un buen momento, nos dice que "Allí ganaba más en una semana, que en todo el mes en la Banda de la Caballería, en donde seguía trabajando".
Aunque el tiempo ha dejado muy atrás ese recuerdo, no se olvida que en aquel momento, se abrían los primeros "Nights Club's" de Paraguay. Toda una novedad para la tranquila y recatada ciudad. "No recuerdo ahora los nombres, pero nosotros tocamos también en otros dos Nights Club's ;uno de ellos estaba en Azara y Estados Unidos, en donde iba mucha gente, y el otro, en San Lorenzo ... Nosotros tocamos en su inauguración.."
Eran tiempos en los que el jazz le ayudaba al joven músico a vivir mejor, a trabajar mucho y ganar bien.
TIEMPO DE CRISIS
IDAS Y VUELTAS A LA CABALLERÍA
Pero no todas eran rosas en la vida de Cubilla.
En 1951, debe dejar la Banda de la Caballería porque en ese tiempo, según sus palabras "Ya se empezaba a pedir afiliación al partido colorado para poder estar en el Ejército. Entonces, tuve que irme ...aunque luego volví de otra manera, gracias al jazz..."
Y entonces, nos relata la anécdota en la que la afición por la música de jazz de dos importantes jefes militares, lograron que Cubilla regresara a la Caballería, como músico de una nueva orquesta que amenizaría las reuniones de los jefes y oficiales.
"Yo estuve nuevamente en la Caballería, gracias al gusto musical de unos jefes. Resulta que los que eran cadetes en mis primeros tiempos en la Caballería, cuando tocábamos con la Banda, siguieron la carrera militar llegando a ocupar cargos altos. Uno de ellos, Sixto Duré Franco, que tenía un hermano, Antonio que era febrerista" -acota Cubilla- " Sixto llegó a ocupar la Comandancia de la Caballería. Otro importante jefe era Julio César Palacios, que era también mi amigo, que era Comandante del Estado Mayor".
Ambos jefes militares eran verdaderos "fans", diríamos ahora, de la música de jazz que ejecutaba la orquesta de don Alejandro.
"Nosotros tocábamos en "Che Róga", un lugar muy conocido de la época que estaba en la calle Paraguarí y Teniente Fariña, tres veces por semana ...Y ellos, los dos, iban siempre a escuchar". "También iban a las actuaciones nuestras en los Night Club's que le conté antes ... Ellos siempre venían, con sus novias o solos, pero nos seguían a todas partes en donde actuábamos".
Una noche, cuando conversaban en el intermedio entre actuación y actuación, los militares le hicieron la propuesta: querían formar una orquesta de Jazz, que tocara habitualmente en la Caballería.
Alejandro, entonces, les recordó que eso era imposible, ya que se exigía la afiliación colorada y que él por no ser afiliado, había tenido que dejar ese trabajo antes. Pero, lejos de dejar atrás esa idea, los militares insistieron y lograron una solución para el problema: "Armemos la misma orquesta, casi, con la que actuábamos, pero no pertenecíamos a las Fuerzas Armadas, sino que fuimos contratados como personal administrativo, civil, sin rango alguno dentro del Ejército", explica.
La situación era conveniente para los músicos, pues además de un sueldo, podían retirar víveres, como cualquier empleado civil de los militares. "Teníamos seguro y varios beneficios. Además, solamente íbamos los sábados de siesta para tocar en el Casino de Oficiales... Y así estuvimos un tiempo, hasta que se le sacó a Sixto Duré Franco de la Comandancia, pues se dijo que su hermano, Antonio Duré Franco, venía conel grupo rebelde 14 de Mayo que pretendió ocupar la Armada. "Eso decía la gente, yo nunca supe de verdad qué pasó"- dice el maestro.
" Lo cierto es que un día fuimos como de costumbre a la Caballería Mira nuestra actuación y en la Guardia nos dijeron que esperáramos. Entonces, apareció el Capitán Sixto Benítez Roa. Él venía acomodándose cl cinto y los pantalones. Nos miró bien una vez y miró su reloj. Volvió a mirarnos y a mirar el reloj ... Entonces nos dijo: "Usted tiene cinco minutos para salir de acá y no volver más. ¡Fuera de acá!"
Ante la actitud del capitán, que los estaba echando desde la Guardia, la reacción de Alejandro Cubilla fue preguntarle las razones por las cuales él les estaba echando de esa manera. "La única cosa que me contestó fue que el estaba ahí cumpliendo una orden. Que en el Ejército no se discutían las órdenes, ni se preguntaban razones. Simplemente se cumplían...."
El maestro recuerda ahora que entonces, se quedaron atónitos y sin saber qué hacer, allí en la Guardia. En ésos momentos, había varios camiones que entraban y salían del lugar, transportando cargas de ladrillos para la construcción de las casas de la Caballería. Uno de los choferes de ésos camiones, les invitó a subir para alejarlos del lugar. "Y así salimos -
relata- "salimos en ese camión de carga. Recuerdo como si fuera hoy que a los siete minutos de salir de la Guardia, alcanzamos el lugar, el desvío en donde se podía tomar el micro de Luque. Era en el eucaliptal que estaba hacia la vieja Caballería. Allí nos quedamos esperando hasta que llegó el micro y volvimos a Asunción...."
Esta abrupta salida de la Caballería fue la última experiencia del joven músico con la institución. "Recuerdo que después, cuando fue como interventor el General Cabello, me hizo llamar para que fuera a tocar de nuevo a la Banda; pero yo ya estaba trabajando bien afuera; tenía muchas actuaciones. Igual, le consulté a mi mamá a quien siempre le preguntaba todas las cosas, y ella me dijo que dejara ya de pensar en eso, que ya estaba afuera del Ejército y que eso era mejor porque si volvía, podía meterme en problemas... "Dios nos va a ayudar, mi hijo", me contestó. Y entonces, yo seguí su consejo".
Entonces vuelve el recuerdo de su madre, a quien todos llamaban "Ña Buena", quien, según relata don Alejandro ahora, era una mujer muy especial para su época, ya que no seguía la costumbre de educar de diferente manera a los hijos varones de las mujeres, sino que ponía especial cuidado en que los muchachos aprendieran las tareas más diversas, que eran casi exclusividad de las mujeres, entonces.
"Mamá, o mamita, como la llamábamos, tuvo mucha influencia en nosotros, sus hijos. La respetábamos mucho y le obedecíamos. Era una mujer muy comprensiva, pero muy recta. Teníamos que ponerle "sea" y encuadrarnos....Además, como ya le conté antes, desde chicos nos enseñó a hacer muchas cosas para que fuéramos independientes. Nos enseñó a cecinar, a limpiar y a planchar nuestra ropa, porque ella pensaba que si estábamos por ejemplo, en el Ejército, teníamos que saber cómo andar siempre bien puestos. Recuerdo que tenía siempre en la casa, botones para reemplazar a los que se caían o rompían de las camisas y sacos, y nos enseñaba y obligaba a que supiéramos coserlos y arreglarnos bien la ropa."
Mientras tanto, el padre seguía en el Ejército, como músico. Y los Cubilla iban agrandando la casa familiar que, según nos dice ahora don Alejandro : "Estaba a una cuadra de lo que ahora es Pelopincho...un lugar muy distinto era entonces; tranquilo y con buenas familias.. ."
La familia trabajaba unida por un gran afecto y siempre se apoyaban en todo.. Recuerda que su hermano Inocencio estaba perfilándose entonces, como cantante.
FEBRERISMO Y POLITICA
PASIÓN Y DESENGAÑOS
Cuando le preguntamos cómo transcurrió su vida política, ligada desde los dieciséis años con el Partido Revolucionario Febrerista, don Alejandro Cubilla, manifiesta sentimientos contradictorios.
"Fui desde muy joven, activista y militante del Partido Revolucionario Febrerista. Durante veinticinco años fui Secretario General del PRF en la Chacarita. Llegué a ser tres veces Miembro Titular del Ejecutivo del partido, así también dos veces como Miembro Suplente del Comité Ejecutivo. Todo iba bien, hasta que en una oportunidad, me sacaron. Lo que pasó es que en una elección interna, fui a votar y no figuraba mi nombre en el padrón... Así que me sacaron".
En ese momento, dice Cubilla "No le pedí explicaciones al partido, sí a algunos amigos. Lo que habría pasado es que se sabía que yo apoyaba otra candidatura, no la del que salió electo presidente entonces del partido y para no tener problemas, directamente me borraron del padrón. Esperé dos años para que me dieran una respuesta nunca me la dieron...".
La memoria de aquel momento le trae recuerdos tristes. Como para que no queden dudas de su entrega al partido, desde que era apenas un adolescente, don Alejandro nos cuenta:
"En el predio del Partido Febrerista, adonde está ahora la Casi del Pueblo, yo compré un metro cuadrado entonces... Se compraba así para colaborar con el Partido, de forma colectiva.. Era un militante convencido, sin ninguna duda.."
Todavía hoy, por aquella situación, Cubilla tiene sentimiento; encontrados. "Años después de aquello, me llamaron y me entregaron un reconocimiento, una plaqueta como afiliado ilustre del PRF, pero nunca más figuré en el padrón"
"El que me sacó entonces fue Sánchez Villagra, que hizo un desastre con el partido, que entonces aspiraba a quedarse con la presidencia del Partido y para que no le votara en contra, hizo con sus amigos una cuestión para quitarme a mí y a muchos otros, del padrón. Sánchez Villagra hizo "desaparecer" a catorce mil febreristas del padrón. Hizo cosas horribles ese señor ... Recuerdo que hasta le entregó a Lino Oviedo la espada del glorioso coronel Franco ... Una barbaridad".
El maestro recuerda que muchos años después, unos amigos Febreristas, encabezados por Nills Candia, fueron a visitarlo a su casa para pedirle que vuelva... "Pero yo les dije que era un poco tarde, que ya estoy en otro partido (País Solidario) aunque en realidad tampoco muy metido ni militando en serio. ..Esa es otra historia. Les dije que mi corazón siempre es febrerista, aunque las cosas cambiaron tanto en el partido. Le hicieron tanto daño que ya no es lo mismo..."
De esa estrecha relación con el PRF, sigue hablándonos:
"Como te conté hace unos días, yo tocaba "La Marsellesa"porque el febrerismo no tenía marcha propia. Hasta que la tuvo. Entonces, recuerdo que yo hice los arreglos para Banda de la marcha del PRF y la Banda Koygua siempre la tocaba en los actos del partido. Toda la vida..."
Y entonces la memoria emprende otro viaje a un momento puntual, el funeral del Coronel Franco. Ante ese recuerdo, ahora don Alejandro se emociona hasta las lágrimas:
"Ese fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida" dice- "y creo que para mí, como febrerista y músico de corazón, fue una mezcla de emoción y satisfacción personal"
Antes de relatar la anécdota del funeral solemne, el maestro aclara: "El coronel Franco era amigo personal mío. Siempre nos encontrábamos en un Copetín que esta en Alberdi y Estrella. Y desde allí, yo le acompañaba a su casa. El vivía en Alberdi, cerca de Herrera. Vivía en la casa de una familia... Yo le acompañaba porque él tenía dificultades para caminar ... Conversábamos mucho y puedo decir que me apreciaba. Hablábamos de todo lo que pasaba en el país, de la política y de la vida. Era un hombre extraordinario ...Y para mí, que lo había admirado tanto desde que era un mita'i de cuatro o cinco años, era demasiado importante y grande, tener la amistad de esa gran persona"
Entonces, la historia da otro giro y llega el momento en que la voz de Cubilla se quiebra, al relatar ese momento especial:
"El recuerdo más emocionante que tengo sobre el Coronel Franco, está relacionado con el día de su fallecimiento. Se lo veló en la Casa del Pueblo y antes de salir el féretro para el camposanto, había mucha gente en la calle ... Nosotros, con la Banda Koygua, estábamos formados, bien uniformados con nuestro vestuario clásico. Al frente de nosotros, había un pelotón del Ejército de homenaje al militar que había luchado por la Patria. Ese pelotón estaba comandado por un subteniente ... Recuerdo que había muchísima gente, no todos febreristas. Había gente de todos los partidos que le habían conocido a Franco y lo respetaban y admiraban..."
En ese momento, recuerda Cubilla : "La emoción era mucha. Antes de que saliera el féretro, nosotros tocamos "Parapiti póra", que era una música que le habían dedicado a él (Franco). Después, al salir el féretro, nosotros tocamos la "Marcha de Febrero"
"Entonces-dice emocionándose hasta las lágrimas- "una multitud de pañuelos blancos comenzaron a agitarse en el aire ... la gente lloraba y agitaba sus pañuelos, despidiendo a Franco. Se escuchaba el grito de ¡Franco, Franco... !"
"En ese momento, recuerdo que miré al subteniente que comandaba el pelotón- dice el maestro ya reponiéndose de las lágrimas" el muchacho estaba firme, pero le temblaba el mentón y la mano con la que sostenía la espada, haciendo el homenaje ... Esa imagen me quedó grabada en la memoria para siempre y cada vez que lo recuerdo, me emociono mucho...".
Su historia de militancia política en el febrerismo, se corta en aquella elección interna en la que no apareció en los padrones. Desengañado y triste por lo que ocurría con el partido de sus amores, Alejandro Cubilla toma otra decisión: "Decidí buscar otro partido, otro espacio en el que militar. Entonces pensé cual era la persona, el líder de ese momento que sufría más represión, más persecución ...Ypensando y mirando lo que pasaba, encontré que la lucha de los del Hospital de Clínicas era muy importante entonces ... Carlos Filizzola era un joven muy activo entonces y me acerqué por simpatía a lo que en ese momento era el "Encuentro Nacional". Allí me fui... Hasta que después Filizzola forma "País Solidario" y entonces, me afilié a ese partido... Ahí estoy hasta ahora, aunque no trabajo en forma activa ni tampoco participo mucho ... me llaman a veces..."
Haciendo un balance sobre los momentos vividos en las distintas etapas de su vida, ligados a la política, don Alejandro no duda en decir que "Todo lo que soy lo conseguí con mi esfuerzo, por mis estudios y formación. Nunca me aproveché de la política para conseguir algo... incluso podría haber sacado partido de los colorados ya que incluso me dieron un reconocimiento por lo de la Revolución del 47. Si yo hubiera sido oportunista, podría haber aprovechado ésos momentos ... Pero no. Nunca lo hice, aunque eso me costó bastantes dolores de cabeza, muchas veces..."
Entonces, otro recuerdo relacionado a los partidos políticos, aparece en la conversación: "Para mí, el pensamiento siempre fue libre y todos deben tener derechos a expresarse ... Mire, le cuento que la "Banda Koygua" fue la única que tocaba la polca del Partido Liberal en sus mitines, durante la época de Stroessner. Me acuerdo de esos tiempos en los que no faltábamos a los encuentros que hacían ellos en el Club "Sol de América", cuando se les permitía realizar su acto de aniversario ... También tocábamos la "Polca 18" en las campañas, en todas partes. En ese momento, me acuerdo que estaba Levi Rufinelli en el liberalismo; eran bastante complacientes, porque ya sabemos que Stroessner, para poder decir que era democrático su gobierno, necesitaba que existiera una oposición. Y ellos estaban ahí. Los "geniolitos", les decían entonces..."
"La verdad es que yo siempre trabajé como músico, a pesar de mi militancia en la oposición o el sindicalismo. Incluso, trabajé mucho actuando hasta en el Palacio de López, en plena época de Stroessner.. . nunca tuve problemas para actuar".
CON "LA NEGRA" SOSA
Por ejemplo, recuerda que en 1972, actuó con su Banda en un gran festival en el que la figura principal invitada fue la recientemente desaparecida cantora argentina, Mercedes Sosa; todo un símbolo de lucha por la libertad. "Fue el primer festival de una serie de ocho, creo que se hicieron. Recuerdo que fue algo muy fuerte. Yo compartí el escenario con Mercedes Sosa y Eladio Martínez y otros muchachos jóvenes. El festival se hizo para pedir por la libertad de los presos políticos. Fue muy importante y todo un desafío para la dictadura de entonces.."
Más adelante, la Banda Koygua fue número infaltable de los Festivales a favor de los Derechos Humanos y de la libertad. "Muchas veces actuamos. Recuerdo que los de la Facultad de Ingeniería de la UNA organizaban festivales a favor de la libertad de los presos políticos que estaban entonces en Emboscada. Siempre estuvimos allí, tocando con la Banda... "
De ésos tiempos, recuerda que compartían el escenario con otros músicos en otros festivales siempre comprometidos con las reivindicaciones sociales, en el ex Seminario y también en su viejo escenario conocido: la Iglesia de San Roque.
"En el ex Seminario, la cantidad de gente que iba a ésos conciertos era impresionante ... Fue un tiempo especial. Recuerdo que el último concierto que hicimos fue gracias al monseñor Ismael Rolón. Fue una actuación muy especial, pues compartimos la música con una teatralización , con gente que trabajaba en teatro y otros más. Fue hermoso. En la Catedral de Asunción.
También viene a su memoria, una declaración hecha en aquel tiempo, a un medio de prensa alternativo, que , según él "No les gustó nada a las autoridades de entonces". En aquella ocasión, él dijo "Prefiero ser un perro de la calle, libre, que un perro perfumado y pero sujeto con una cuerda y collar a su amo ... sin libertad ".
De ese tiempo, Cubilla rescata el vívido recuerdo de los encuentros con otros músicos y artistas comprometidos con la realidad nacional. Un movimiento que se dio en llamar "Nuevo Cancionero" del que recuerda con cariño, cada actuación compartida en los escenarios.
Y otra vez la memoria lo hace sonreír cuando recuerda el nombre de Maneco Galeano "Ese joven tan talentoso, que siempre componía hermosas canciones y a quien nunca terminaré de agradecerle que haya compuesto para mí, "San sin Juan".
Una lástima que se haya ido tan temprano..."
Con la Banda Koygua , realizaron un total de ocho grabaciones. "Teníamos que volver a hacer otro, pero no pudimos todavía porque esto de la enfermedad ... Tengo que ponerme las pilas, como dicen los muchachos de ahora y tratar de seguir... Pronto estaré de vuelta con la Banda. Nos queda mucho por hacer."
LA FILARMONICA Y LA OSCA
AÑOS DE APLAUSOS Y UN TRISTE FINAL
Un detalle que no debemos olvidar cuando hablamos de la vida musical y de la personal de Alejandro Cubilla, es que durante largos años, desde la década del 40, continuó paralelamente sus estudios superiores de música y que trabajó intensamente en ese sentido, ligado a la formación de la Orquesta Filarmónica, primero y luego a la O.S.C.A.
"Con mucho sacrificio -cuenta don Alejandro- "se formó la Orquesta Filarmónica , con mucho esfuerzo. Luchamos mucho desde la Asociación de Músicos para que se formara una orquesta. Y Carlos Lara Bareiro, una gloria para la música paraguaya, con nosotros. Esa orquesta Filarmónica era dirigida por Remberto Giménez y Carlos Lara Bareiro"
Y, para dar mayores datos sobre la calidad de los músicos de entonces, el maestro dice: "Imagínese que Carlos Lara Bareiro se recibió de Doctor en Música en San Pablo, Brasil". Aunque no deja de recordar que, problemas políticos, Lara Bareiro partió tempranamente al exilio.
Entonces relata que para actuar en la recién formada orquesta, los músicos trabajaban y estudiaban muchísimo y que lo hacían realmente por amor, ya que percibían un viático que apenas les daba para pagarse el pasaje. "Pero tocábamos como si ganáramos millones ... con todo el amor del mundo".
En 1957 se integra la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, (OSCA) en donde permanece como fagotista hasta varias décadas después, cuando es expulsado otra vez por problemas de índole política.
Con orgullo, el maestro me muestra la copia de un Programa de un Concierto que se realizó en el Teatro Municipal Ignacio A.Pane, en honor al intendente de Asunción de entonces, el Ingeniero Nicolás de Bari Flecha Torres. Fue el 24 de Junio de 1957, a las 17.30 horas.
En ese tiempo, el presidente del directorio de la O.S.C.A era el doctor Juan Max Boettner y la comisión estaba formada por personalidades de la época como Amadeo Báez Allende; Honorio Campuzano; Nelson Rolón; Carlos Alberto Nogues y Luis Oscar Boettner.
El Director artístico de la O.S.C.A era el maestro Remberto Giménez. Los recuerdos sobre la calidad de las presentaciones de la orquesta sinfónica, son muchos y buenos para el maestro que me muestra con orgullo el libro editado con motivo del 50 aniversario de la fundación de la O.S.C.A, en cuyas páginas, entre los fundadores, aparece su nombre junto al de otros muchos buenos músicos nacionales y extranjeros que su desvivieron para que la música que se escuchaba en Asunción, tuviera siempre un nivel que nada le tenía que envidiar a otras ciudades del mundo. También muestra con alegría el Certificado que le fue otorgado con motivo delmencionado Aniversario, como fundador.
"Es que Paraguay fue un país de grandes músicos ... maravillosos creadores como el mismo José Asunción Flores o Herminio Giménez, entre otros. Maestros como Lara Bareiro, Remberto Giménez y muchos otros más.. Todos ellos de gran calidad artística. Gracias a Dios, siguen habiendo muchos talentos jóvenes. Hay gente muy buena hoy haciendo música de la buena. Esa tradición de buenos músicos no se va a perder, si siguen adelante los jóvenes..."
Pero no todo fueron aplausos recogidos en las actuaciones de la O.S.C.A para don Alejandro Cubilla.
La actuación de la Banda Coygua, acompañando a Mercedes Sosa primero y las constantes presentaciones en festivales de Música a favor de los Derechos Humanos y de la libertad de los presos políticos, comienzan a hacer crecer en las "sospechas" sobre la verdadera ideología de Alejandro Cubilla.
Por lo bajo, como era costumbre entonces, ya se lo tilda, en algunos círculos cercanos al poder del dictador Stroessner, de "comunista". "¡En ese tiempo cualquiera era acusado de comunista y con eso bastaba para que le ocurrieran las calamidades!", nos dice.
Y eso tampoco pasó desapercibido para quienes en esos años ejercían una fuerte vigilancia sobre la cultura y sus referentes. "Además cuenta el maestro- "había muchas envidias y celos de gente que parece no más que es por pura maldad que hace eso de acusar a otros colegas para perjudicarlos y salvarse ellos ... Yo no tengo la prueba fehaciente, pero sé bien que una persona, músico y director, que era un alto directivo del Conservatorio Nacional hasta hace poco, fue quien influyó sobre las autoridades municipales de entonces para que me echen de la O.S.C.A".
Lo cierto es que tenemos en nuestras manos, la copia de la Resolución Nº 430, fechada en Asunción, el 4 de octubre de 1974. La misma dice textualmente: "En virtud de lo dispuesto en el art. 97 inciso 5º de la Ley Nº 222 , Orgánica Municipal, en unos de sus atribuciones, el Intendente Municipal Resuelve: Art. 1°: Declarar cesante al Señor Alejandro Cubilla, integrante de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (O.S.C.A.), dependiente de la Dirección de Cultura y Arte, por razones de indisciplina en el desempeño de sus funciones."
Firman la mencionada Resolución, Efraín Chaparro Abente, entonces Secretario y el Intendente de la ciudad de Asunción de entonces, el Ingeniero Guido René Kunzle.
Según relata don Alejandro, la situación fue por demás irregular y dolorosa. "La resolución lleva fecha 4 de octubre y yo no la recibí hasta el 16, gracias a que me enteré el 12 de octubre porque un compañero de la Osca, Agustín Cuenca, me avisa que esa medida se había tomado. Yo seguía trabajando como si nada ... Ni siquiera me iban a pagar los dieciséis días que trabajé. Nada. Me echaban como a un perro, sin darme ningún derecho a la defensa.".
En la misma resolución que se le entrega, de puño y letra, Alejandro Cubilla, asienta una protesta formal. Dice: "Esta resolución no la recibo ni por la Dirección de Cultura ni por Secretaría de la OSCA. Recibí recién el 16-X-74. Rechazo categóricamente esta Resolución, por falsa y,calumniosa. Hago responsables a la Represión Cultural que integran Leónida Páez de Virgill; Mario Halley Mora; Florentín Giménez, Efraín Chaparro Abente y Jorge Báez Roa”.
En ese momento, nos dice el maestro, los nombrados arriba eran los miembros de la Dirección de Cultura y Arte, cuya presidenta, Leónida Páez de Virgill, era conocida popularmente con el mote de "Ña Cultura" y se erigía en vigilante del "buen comportamiento" de los artistas y trabajadores de la Cultura y una férrea censura a todo lo que fuera "peligroso" para las "buenas costumbres", de acuerdo a su propio criterio.
"Ella era una férrea defensora de los valores impuestos por la dictadura, una vulgar servidora y como se dice ahora, chupamedias de Stroessner que hacía cualquier cosa para quedar bien y encontrar culpables supuestos a quienes castigar, para hacer mérito. Tenía una hermana que era senadora, elegida también a dedo, para cantar loas al dictador desde el Congreso", dice ahora Cubilla. "Pero tampoco fueron menos responsables los artistas que componían esa Comisión. Como ven, ahí están los nombres de dos importantes referentes, especialmente de uno que era músico".
Entonces, el mundo se le vino abajo a quien ese año, ya había pasado por otras situación muy difícil, que lo tuvo por momentos, cerca de la muerte y también de perder la capacidad física para seguir haciendo música, que era la forma de mantener a su familia. ,
Años después, en el 2007, cuando se celebran los 50 años de existencia de la O:S:CA, don Alejandro tiene el reconocimiento que se merecía como uno de sus músicos. Es invitado a la conmemoración y se le entrega un Certificado que hoy luce orgulloso, así como me muestra el Libro que se editó especialmente para conmemorar el cincuentenario y figura allí su nombre, en letras de molde, como "primer fagotista".
"Mire- dice- "además figura mi padre, como primer flautista. Porque entes de que se formara la OSCA, ya desde 1928, está mi padre fue parte de la Orquesta que dirigía Remberto Giménez. Con Remberto, mi padre estrenó una obra en la que hacía un solo de flauta. La obra se llamaba "Rapsodia Paraguaya".
Y nos muestra la fotografía de un Programa, fechado en 1936, que dice : "A las 21.15 hs, Concierto del violinista Remberto Giménez, con acompañamiento de la Orquesta Sinfónica. Director de la Orquesta, Don Manuel Vildesau. Este Concierto lo auspicia el Ateneo Paraguayo y es en Honor a Su Excelencia, el Señor Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Don Juan Francisco Recalde y Señora, Doña María Sara Moreno de Recalde."
E inevitablemente vuelve a la memoria de don Alejandro, aquellos días de lucha por conseguir la mejor orquesta, soñada por la Asociación de Músicos del Paraguay, con Carlos Lara Bareiro a la cabeza y los demás músicos, que terminó abruptamente aquel 4 de Mayo de 1954, cuando apenas salvaron su vida, quedando atrapados junto con el público, en el ataque contra la Central de Policía, que quedaba al lado del Teatro Municipal en donde estaba tocando la Orquesta dirigida por Lara Bareiro.
En el libro editado para conmemorar los 50 años de la OSCA, se mencionan ésos datos como la historia previa a la creación de la misma, oficialmente. En 1957. Las luchas de los precursores de la Asociación de Músicos, la formación de la Filarmónica y los nombres ilustres, como los de Lara Bareiro y Remberto Giménez. , brillan entre los recuerdos y memorias de lo mejor de la música paraguaya.
Pero también se dice en la publicación que después de aquel fatídico de Mayo, ya nada iba a ser igual y que posteriormente el maestro Lara Bareiro tiene que exiliarse y los músicos de su Orquesta, son "perseguidos por subversivos".
Don Alejandro habla con gran admiración de Lara Bareiro, de quien nos cuenta que, como Flores, estuvo en la Banda de la Policía y luego va a Brasil a formarse como Músico para regresar como Doctor en Música. Y entonces, con su impulso, se forma la Orquesta Filarmónica y la Sinfónica, precursora de la OSCA. "Lara Bareiro es una gloria para el Paraguay dice-"una maravilla como músico y una persona cabal, inteligente y muy capaz ... Pero como a muchos otros grandes hombres, lo perdimos. Se fue en busca de lo que su propia patria le negaba: la libertad de crear, de trabajar..."
Nos quedamos en silencio, mientras don Alejandro acaricia el Libro de Aniversario de la O.S.C.A que hizo traer para mostrármelo. "Es un lindo trabajo ¿No es cierto? - dice- "Fue bueno que hicieran esto para recordar a tantos músicos ... Al fin y al cabo, a los artistas hay que recordarlos porque para ser artista hay que sacrificarse mucho y casi nunca se reconocer eso ... se olvida los nombres de los artistas.."
1974
UN AÑO DE TRAGEDIAS
La vida de don Alejandro Cubilla está llena de anécdotas muy intensas como la que nos contó de aquellos momentos en los que estuvo preso o fue injustamente perseguido. También nos habló de las penurias económicas por las que tuvo que atravesar en varias etapas de su vida, desde la niñez.
Pero , a pesar de todas las vicisitudes, siempre se mantuvo firme en sus ideales y trabajando paralelamente con la música. Pero llega 1974, un año particularmente duro para el país , cuando se recrudece la represión a los opositores y a cualquiera que tenga ideas propias que no sean del agrado del Régimen imperante.
"Ese fue un año horrible para mí", nos dice el maestro. "Pasé muy mal y mi familia, también".
Y, entre las diversas situaciones por las que tuvo que atravesar, la memoria del maestro nos lleva lejos, nuevamente, al Barrio de la Chacarita, en donde vivió durante casi toda su vida, para relatarnos lo que pasó una noche, cuando su vida estuvo en juego y se salvó por milagro:
"Eran momentos difíciles por la política. El enfrentamiento entre la gente, promovido por la dictadura estaba muy fuerte. Y, en la Chacarita, la seccional colorada estaba manejada como todos saben por Ramón Aquino; un hombre muy poderoso, muy cercano a Stroessner, que manejaba un grupo de gente bastante violenta. La historia lo recuerda tristemente en muchas ocasiones", nos dice esta mañana Alejandro Cubilla, mientras comienza el relato de la primera vez que tuvo problemas serios que derivaron en los problemas en los ojos.
"Fue por una golpiza tremenda que yo tuve el primer desprendimiento de retina", dice. "Eso se lo debo a un hombre, al segundo de Aquino, que se llamaba Jorge Hicks Cáceres y era hermano del jugador de fútbol, tan conocido. El comandó el grupo que esa noche me garroteó hasta dejarme muy mal"
Esa noche fatídica fue la del 30 de Enero de 1974. Y permanece intacta en su memoria.
"Él (Hicks Cáceres), era el vicepresidente de la seccional, un hombre que era entonces del grupo de choque de Aquino, que vivía como muchos, colgado de la política para sobrevivir... Era guardaespaldas de Díaz de Vivar en la Aduana "
Don Alejandro recuerda que dos días antes de esa noche, una señora, vecina de él en la Chacarita, le avisó : "No vayas a caer en alguna pelea ... No hagas caso si te dicen ofensas... Porque se resolvió que te van a garrotear mal..."
Según relata Cubilla, esa señora le había advertido que en cualquier momento, el grupo comandado por Hick Cáceres, por decisión de Aquino, iba a provocar una pelea para poder agredirlo a él.
"Hay gente que me dijo a mí, tiempo después, que en realidad alguien de muy arriba, una famosa "Orden Superior" les había llegado a ellos, los de la seccional de la Chacarita para que me garrotearan mal ... Nunca pude saberlo, pero como yo ya participaba entonces activamente también en los Festivales para pedir por la libertad de los presos políticos y además, seguía en la lucha gremial y política ... eso pudo ser cierto".
La noche en cuestión, Alejandro Cubilla regresaba a su casa desde el habitual ensayo con sus músicos, cuando unas personas le invitaron a tomar algo en un bar de la Chacarita que se llamaba "Bar San Miguel". Luego de un rato, un grupo que estaba en el mismo lugar, comienza a gritar improperios contra él, le dicen cosas ofensivas y se produce una discusión. "Yo estaba cansado esa noche.. al principio no reaccioné - dice "pero entonces sin más ni más, comenzaron a agredirme físicamente. Eran muchos y me garrotearon muy mal. Me pegaron mucho".
Herido y maltrecho, Alejandro alcanza a llegar a su casa en donde lo recibe su esposa y le dice que debería hacer la denuncia policial del hecho. "Me fui ahí al lado, adonde estaba un compadre mío y el me dijo que tenía que ir a Primeros Auxilios , para que me revisaran y me dieran un certificado médico que pudiera presentar como prueba ... Apenas salí de la casa, en un taxi que mi compadre me había traído, otra vez un grupo me siguió con un revólver, amenazándome. Entonces, el taxista me contó que había un grupo con revólver ... entonces me llevó a la Comisaría 6ta. para hacer la denuncia"
El comisario de la 6ta., hablo por teléfono con el Jefe de Orden General, un comisario llamado Ramón Benítez, que conocía a Cubilla desde hacía mucho tiempo. Este jefe, le pide al responsable de la Comisaría, que lo resguarde al músico porque estaba en peligro. Lo llevaron al Hospital Adventista, en donde siguió un tratamiento durante dos meses, pues, además de los golpes y encoriaciones, había sufrido un desprendimiento de retina. "Además del daño en los ojos, sufrí mucho porque me quedó la cara paralizada por los golpes. Medio cuerpo arrastraba y no podía casi moverme. Tuve que hacerme unos masajes de rehabilitación durante largo tiempo, ejercicios para recuperar la movilidad porque no podía ni hablar ni mover la cara. Recuerdo que eran dos profesionales alemanas las que me atendían para hacerme los ejercicios. Ellas me decían que debía hacer el esfuerzo de tocar el instrumento de viento que yo tocaba, para poder rehabilitarme mejor... Y así lo hice. El instrumento de viento me salvó la vida, porque gracias a ese ejercicio de soplar el saxo, pude ir recuperándome más rápido".
Cubilla cuenta que él presentó una querella judicial por agresión grave contra el mencionado Hicks Cáceres y el grupo. "Yo tenía un grupo de ahogados amigos que me ayudaron entonces con la demanda. Pero, como todo en esa época, las cosas eran a favor de los más fuertes. El agresor, con el apoyo del dueño del Bar, habían presentado ante la policía un informe que decía que lo que había pasado en realidad esa noche fue una pelea entre nosotros dos, Hicks Cáceres y yo ¡Y que yo la había comenzado!"
Basado en ese parte policial totalmente manipulado, el resultado fue el esperado: "Le condenaron a Hicks Cáceres a pagar cincuenta mil guaraníes de multa y nada más. ¡Ese fue el resultado!"
Y ahora don Alejandro me dice que en ese tiempo, no se podía lograr ningún tipo de justicia ni pretender torcer un fallo, aunque no tuviera razón: "Imagínese si podía decirse que eso había sido una pelea entre dos, cuando la garroteada feroz que me dieron, me la dieron entre por lo menos catorce. Los daños estaban a la vista. Ellos ni un rasguño y yo casi muerto ... Me acuerdo que participó con ellos un hermano espiritual mío, del barrio, que después se fue a vivir a otra parte, avergonzado por lo que hizo; porque mi hermana le dijo que nunca lo iba a perdonar por eso que él había hecho... "
Aunque la pasó muy mal y muchos en el barrio le decían que se cuidara porque en cualquier momento los agresores iban a "terminar el trabajo que habían empezado..." Alejandro pudo recuperarse y también seguir adelante con su vida de músico, gracias a la ayuda de los amigos y especialmente - recuerda- gracias a la protección que el Jefe policial , el comisario Benítez. "El mandaba unos agentes para que me protegieran en donde yo iba a actuar, para prevenir cualquier cosa ... se portó muy bien como todo un señor".
El año 1974, termina igualmente mal para el músico. En el mes de octubre de ese año, es despedido de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, O.S.C.A, como ya contamos en otro capítulo de este libro. ,
"La verdad es que quedé muy mal entonces - dice el maestro "Tasamos muchas necesidades con la familia porque era un sueldo menos y ya tenía tres hijos. Recuerdo que pasamos mal ... Hasta que tuvimos que ir a buscar ropa usada que nos dieron en Cáritas, ropa que entregaban y dije nosotros mandamos a arreglar para usarla. Yo también formé parte de eso.. Pero lo que más me dolió entonces, es, como ya le dije que habíamos hecho tanto sacrificio para que la O.S.C.A creciera. Yo quería mucho a esa Orquesta. Desde antes de que naciera, ya la soñamos. Cuando estábamos en la Asociación de Músicos del Paraguay y formamos la Sinfónica..."
Pero los infortunios a veces aparecen en momentos de la vida, como una cadena de sucesos desafortunados, que golpean a las personas buscando minar su voluntad y afectar todos los aspectos de su vida. "Entonces, como si todo fuera poco, en ese tiempo más o menos, me llegó la noticia de que me iban a echar del país. Me iban a mandar, como a muchos, al exilio". Desesperado por esa posibilidad, busca la manera de contactar con Graciela "Chelita" Stroessner, la hija del dictador, con quien desde los tiempos en que ella asistía al Colegio de La Providencia, tenían una relación no amistosa, pero sí de respeto. "Ella siempre me apreció mucho a mí,
no sé porqué, pero siempre me saludaba muy amablemente. Era la única que, me hablaba cuando actuábamos, entre sus hermanos. También yo era conocido y casi amigo de su marido de entonces, Humberto Domínguez Dibb.. ."
En esa situación, Alejandro se acerca a la residencia de la hija de Stroessner, sobre la Avenida Kubitchek . "Allí, justo estaba de guardia en su casa, un policía que me conocía desde hacía mucho, era de mi barrio... Entonces, yo le pedí que entrara y pidiera para mí, una audiencia con ella. El policía entró y al salir me dijo que la señora quería que volviera a tal hora, que me iba a recibir".
Graciela Stroessner recibió al músico en su casa. Y, según relata él, le preguntó "¿Qué querés maestro?" Entonces, él tomó coraje y le dijo directamente: "Me contaron que me van a echar del país ...Ella no decía nada. Me miraba y me escuchaba no más"
Cubilla sigue con el relato de aquella cita: "Entonces me animé y le seguí hablando. Le dije: Yo quiero quedarme en mi país, no quiero irme. Mire - le dije- "ahora es época de mangos y yo voy a comer mangos con mi familia, pero no quiero irme ... Igual voy a volver a la Plaza Uruguaya a lustrar zapatos si no me permiten seguir siendo músico, pero no quiero dejar mi país ... No importa cómo me quede, pero sólo ese favor le pido señora. No quiero irme.."
La respuesta se hizo esperar unos segundos que a Cubilla le parecieron horas en aquel instante. "Ella me miró a la cara y me dijo solamente una frase: "Andáte a tu casa tranquilo, maestro..." Eso fue lo único que me dijo. Y nunca me tocaron, no sé si habrá sido por eso, pero nunca me tocaron..."
Y otra vez, la rueda de la memoria gira hacia la Orquesta Sinfónica de la Ciudad.
" Yo la vi nacer a la OSCA. Fui primer fagotista durante muchos años. Trabajamos, como ya le conté, al principio sin cobrar un peso y luego, apenas por un viático ... la amaba con todas mis fuerzas. Y, de golpe, me tiran a la calle. Y además, yo sabía bien que era por una venganza, un castigo por mi trabajo con los músicos y artistas que reclamaban por los Derechos Humanos y las Libertades ... Eso me dolió muchísimo."
"El daño que me hicieron, recién fue reparado muchos años después, cuando Ticio Escobar era Director de Cultura de la Municipalidad en tiempos en que era intendente Filizzola. Ahí me dieron trabajo de nuevo. Volví a enseñar, como profesor y también como asesor del IMA (Instituto Municipal de Arte) y también en Oñondivepa (Centro Municipal Comunitarios del Barrio de Trinidad) Gracias a eso, pude volver a trabajar.
Durante largos años, don Alejandro estuvo fuera de la O.S.CA y de cualquier trabajo en la Municipalidad u otra dependencia o institución. "Fue en 1992, creo cuando me hizo llamar Ticio, (Escobar) que le había preguntado a Arturo Pereyra, quienes podían ocupar el cargo del Director del Conservatorio y él le dio mi nombre. Eligieron a otro muy buen músico, como director, Carlos Dos Santos. Un muy buen músico también". "A mi me llevó al comienzo como Asesor Técnico de la Banda
Municipal. Después, pasé al Conservatorio a enseñar fagot. Había muchos ,alumnos. Al mismo tiempo, fui nombrado como Asesor de la Dirección de Cultura en el IMA (Instituto Municipal de Arte). Y yo, para no estar de balde ahí, pedí que me permitieran formar un grupo de saxos, porque había muchos saxos hermosos que habían sido donados por los japoneses.
EL "SAXO CLUB"
ENAMORADOS DEL SAXOFÓN
Con los instrumentos donados por los japoneses y haciendo un recuento de los mismos, don Alejandro encuentra valiosos saxofones. "Había una buena variedad de saxos: altos, tenores, barítonos ... de todo. Entonces empecé a pensar cómo darle vida a ésos instrumentos que estaban callados"
Y no tuvo mejor idea que abrir las puertas a todos los amantes del saxo. Con un pequeño grupo de entusiastas músicos que tocaban saxo, don Alejandro forma un grupo de Saxofones, al que llamaron "Saxo Club", con músicos de adentro y afuera de la institución. "Invitamos a todos los saxofonistas que quisieran participar. Llegamos a juntarnos como cuarenta saxofonistas. Muchos de ellos jóvenes, otros mayores, fue muy lindo. Mire, le puedo decir que esa fue una de las mejores épocas de mi vida, porque en ese Saxo Club, yo pude transmitir todo lo que yo sabía"
Con ese grupo de ejecutantes de saxo, hicieron muchas actuaciones, tanto en Asunción como en otras localidades del interior del país. Me muestra un disco grabado en vivo en una actuación realizada en la ciudad de Itá, con el grupo de cuarenta ejecutantes del saxofón.
El disco, grabado en forma rudimentaria "en vivo", gracias al trabajo voluntario de un disc jockey que puso su equipo de grabación en directo para captar el sonido de los saxos en la noche itera, muestra una calidad interpretativa superior. Pero no le conforma al maestro, que nos dice: "Yo quisiera juntarme con ellos y grabar unos buenos temas, pero en un estudio de grabación, en mejores condiciones técnicas, porque así no se aprecia nada... "
De la grabación, participaron bajo la dirección de Alejandro Cubilla: David Rodríguez Núñez; Cecilia Aquino, Luis Vera, Roque Espínola, Nahemy Moreno de Fehv, Lourdes Galeano, Guadalupe Duré, Agustín Leguizamón, Nimio Cubilla (su hijo), en percusión Alex Núñez en teclado e Inocencio (Ino) Cubilla (su hermano), en voz.
El repertorio ofrecido esa noche fue variado: "Viena ciudad de ensueños", "Ñasaidype", "Brindissi", "Recuerdo de Ypacarai", "Tiempo Tormentoso", "La Viuda Alegre..."
La voz que canta los temas es de Inocencio Cubilla, su hermano inseparable en largos años de carrera artística.
Sin embargo, no deja de mencionar que con los amantes del saxo, formó, además del grupo musical, un buen equipo de amigos y compañeros con quienes le gusta pasar el tiempo, conversar y reunirse para comentar las novedades e improvisar un poco con el instrumento.
"Cuando yo salí del grupo, por cuestiones de salud, eso quedó un poco abandonado, pero algunos siguen. Justamente hace unos días vinieron algunos a buscarme para contarme que tienen una actuación, que quieren tocar juntos de nuevo... Yo creo que voy a ir a reunirme con ellos este domingo para comer algo, recordar viejos tiempos y ver si podemos organizarnos nuevamente. Es muy lindo eso, vale la pena reflotarlo y estoy trabajando porque hay mucho talento que hay que rescatar. Además, como quiero tanto al instrumento, me da gusto compartir con los que lo quieren también..".
Entonces me cuenta que tocaban todo tipo de música, desde el amado jazz hasta la música paraguaya y temas internacionales de todas las procedencias.
Pero, insiste con esa costumbre que tienen todos los saxistas del mundo: "Nos encanta improvisar, sacar nuevos sonidos ... probar nuevas técnicas ... El saxo es un instrumento maravilloso y es muy bueno que haya gente que nunca deja de apreciarlo..."
En ese tiempo, el maestro trabajaba con intensidad en la Municipalidad en la formación de estudiantes primero y como asesor. "Hasta ahora estoy en la Municipalidad - aclara el maestro- "Si. Ya no estoy como docente, pero sí estoy como Asesor de la Manzana de la Rivera", dependiente de la Municipalidad de Asunción.
Igual, sueña todavía con poder seguir transmitiendo todo lo que sabe a las nuevas generaciones de músicos. "Allá arriba- dice señalando la habitación en levantada en su segundo piso, en el patio de su casa-, "es el lugar en donde yo enseñé siempre ... Ahí están los recuerdos de tantos y tantos alumnos que pasaron por aquí. Muchos jóvenes vinieron con sus saxos y puedo decir con orgullo que salieron todos buenos músicos de acá".
Don Alejandro insiste en que su vocación de maestro es muy fuerte. "A mí me gusta mucho transmitir a otros los conocimientos y tengo la suerte de que todos mis ex alumnos, o alumnos como yo digo, se han destacado mucho.. por ejemplo David Rodríguez, que viajó al extranjero contratado y hace poco volvió y dio un Concierto, con otros músicos de jazz en el Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA), al que yo fui con mi hija. El hizo un solo de saxo alto, acompañado con un pianista argentino. Me gustó mucho que al día siguiente en "Ultima Hora" y en "ABC", dijeron que el Concierto fue muy bueno, pero el que se lució más fue David Rodríguez con su solo ... Justo ayer vino a visitarme David, y me trajo de regalo dos "cañas para saxo", que son de madera, para ejecutar. Son franceses, muy buenos"
Lo maravilloso, según cuenta el maestro, es que ésos alumnos que pasaron por su casa, no lo olvidan y siempre le agradecen las enseñanzas. "Eso vale mucho más que cualquier dinero", dice. "Y eso me da fuerzas también para seguir ensayando y esperando ponerme bien pronto, para grabar de nuevo"
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