Alrededor de 1955 Germán Bogado —nacido en Coronel Bogado, ex-Ka’i Puente, Dpto. de Itapúa, el 11 de octubre de 1919—, en Encarnación, compuso una melodía en su bandoneón. La música, aún sin título, era muy solicitada.
Una tarde, cuando la orquesta de Bogado estaba a punto de entrar a actuar en Radio Encarnación, el director de la emisora, Artemio Vera, le emplazó al autor a ponerle un nombre. Urgido, le pidió socorro a sus compañeros. A nadie le auxilió, en ese momento, la inspiración. Germán, desalentado, salió de la radio y miró que el sol se sumergía hacia el poniente, sobre el Paraná. “Kuarahy reike se va a llamar”, resolvió en ese afortunado golpe de vista.
Como no tenía letra, Dionisio Cáceres Ojeda, un locutor de Radio Encarnación, le pidió permiso a Germán Bogado para escribir la poesía. El músico le dio la venia. Un tiempo después, sin embargo, llegó a la capital del Itapúa su amigo Luna Martínez, guitarrista y poeta paraguayo —actualmente vive en Tablada Nueva, Asunción—, que residía en Posadas. Le dijo que tenía la letra de Kuarahy reike y que se estaba yendo a Buenos Aires a grabarla.
—Eso no va a ser posible, porque Dionisio Cáceres ya la escribió—, le contó Germán.
—Ya sé, pero eso no importa— le replicó Martínez— él no es artista, no es músico, no es nada.
—Me vas a meter en un lío—, le advirtió el compositor.
Dicho y hecho. Dionisio Cáceres se ofendió y, en una de sus audiciones, le dedicó los adjetivos condenatorios más duros del idioma español al que consideraba un atrevido y un usurpador.
“En realidad, nada pude hacer para atajarle a mi amigo que, un tiempo después, registró la obra en Autores Paraguayos Asociados, APA, y la grabó, como había dicho”, recordó Germán Bogado en su domicilio de Villarrica. Allí, en la Municipalidad, desde 1998, enseñaba violín.
“Me gustaría, alguna vez, grabar también la melodía con la letra de Dionisio Cáceres. Es también muy hermosa”, dijo, al rememorar las peripecias de Kuarahy reike, cuyas dos letras incluimos en esta página.