EL DEBATE SOÑADO Y EL DEBATE POSIBLE

Por ALBERTO ACOSTA GARBARINO

En una democracia representativa como la que tenemos en el Paraguay, la decisión más importante que debemos tomar los ciudadanos es la elección de los representantes que nos gobernarán.

Para realizar esta elección en forma inteligente es imprescindible que los ciudadanos, antes de emitir el voto, tengamos la mayor información posible sobre los candidatos y sobre sus propuestas.

Buscando contribuir a ese voto informado, Desarrollo en Democracia (Dende) ha soñado desde hace mucho tiempo con la realización de los llamados grandes debates, que son aquellos transmitidos por todos los medios de comunicación, y que permiten a los electores escuchar y contrastar las propuestas de los candidatos presidenciales con mayor intención de votos.

Ese sueño se hizo realidad en el 2013 y volverá a hacerse realidad el día de hoy, cuando en un hecho inédito en el mundo, todos los canales de televisión del país –los privados y los públicos, los abiertos y los de cable– y más de 500 radios, transmitirán en directo el debate entre Mario Abdo Benítez y Efraín Alegre.

Si se repiten los mismos datos del 2013, más de 2 millones de personas observarán o escucharán el gran debate, y 71% de ellos escucharán por primera vez las propuestas de los candidatos.

Si bien este tipo de eventos son tradicionales en las democracias maduras y consolidadas, no lo son en las jóvenes democracias latinoamericanas.

En nuestros países, generalmente, los candidatos mejor posicionados en las encuestas son reacios a debatir, por el riesgo, que según sus asesores, implica enfrentarse públicamente a sus opositores.

Además en nuestra región, muchos candidatos fueron o son autócratas como Cristina Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia y Nicolás Maduro en Venezuela, que están muy dispuestos a pronunciar largos discursos o a esconderse detrás de grandes campañas publicitarias, pero son muy reacios a debatir cara a cara con sus adversarios políticos.

Por eso tenemos que valorar la predisposición de Mario Abdo Benítez y de Efraín Alegre de discutir los grandes temas nacionales frente a millones de votantes que acompañarán el debate a través de los diferentes medios de comunicación.

Un debate que será programático, es decir, se contrastarán las propuestas de cada candidato sobre temas como la educación, la salud, el medioambiente, la seguridad y la economía, por citar algunos.

Pero donde no estará permitido realizar ataques personales. Aunque reconocemos la importancia que tiene el conocimiento de la trayectoria personal de cada uno de ellos, creemos que existen otros espacios –en la televisión, en la radio, en la prensa escrita y en las redes sociales–, donde el mayor destaque es... justamente lo personal.

Por este motivo, a algunas personas el debate podrá parecerles aburrido, pero su objetivo no es divertir para tener un alto ráting, sino informar y formar a la ciudadanía, para que podamos ejercer nuestro derecho a votar, con una mejor información.

Un debate de estas características tampoco gustará a muchos, ya sea porque no se tocarán determinados temas o porque faltará profundidad en otros, debido a que el escaso tiempo de la televisión no permite tratar a fondo los numerosos problemas del país.

Una encuesta realizada en el 2013 indicó con un 17% de los televidentes expresaron que pudieron definir mejor por quién votar después de haber asistido al debate.

Si el debate de hoy ayuda a muchos electores a tener mejor información para emitir su voto, podremos decir que este ha cumplido su objetivo.

Por supuesto que no será el debate soñado por todos, pero es el debate posible y es un paso importante en la consolidación de nuestra democracia.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Domingo, 15 de Abril de 2018

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