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JUAN JOSÉ BENÍTEZ RICKMANN

  EL REENCUENTRO PARTIDARIO, 1955 - Por JUAN JOSÉ BENÍTEZ RICKMANN


EL REENCUENTRO PARTIDARIO, 1955 - Por JUAN JOSÉ BENÍTEZ RICKMANN

EL REENCUENTRO PARTIDARIO

27/MAYO/1955

Por JUAN JOSÉ BENÍTEZ RICKMANN

Asunción, 27 de Octubre de 2011

(99 páginas)

 

 

ESTIMADOS CORRELIGIONARIOS

He tomado la determinación de hacer reprimir los discursos pronunciados por distinguidos Jefes partidarios el día 27 de Octubre 1955, fecha histórica de nuestra Asociación Política. Creo yo que muchos correligionarios y la juventud colorada, tienen la obligación de conocer el proceso histórico partidario a fin de encontrar todos juntos la solución a los graves desencuentros que se producen y de esa forma adoptar lar medidas extremas de rectificación y de renunciamientos que no hagan peligrar el triunfo de un partido mayoritario como lo es la asociación nacionalRepublicana (Partido colorado)

Al leer las páginas de este trabajo y evaluar los conceptos emitidos, debemos tomar conciencia de que el Coloradismo histórico nos compromete aunar esfuerzos por lograr la unidad partidaria, unidad que no significa uniformidad, sino un sentido amplio de la conjunción de fuerzas y voluntades empeñadas en conseguir el destino que se le tiene reservado al Coloradismo en el Poder, el del Estado servidor del Hombre libre. En esos discursos, nuestros mayores los prominentes hombres del Coloradismo se propusieron a reagrupar los valores que por una u otra razón se hallaban momentáneamente alejados de la vida activa del Partido y lograr las condiciones necesarias para lograr la paz interna del Partido Colorado, con la presencia en el espectro partidario de todos los correligionarios, sin discriminaciones de ninguna clase para de esa forma fortalecer las condiciones necesarias para reagrupar nuestras fuerzas y conseguir la unidad de criterios con dirigentes comprometidos en un partido cada día mejor, abierto a las inquietudes de todos los correligionarios y bajo la enseña partidaria que nos legaran todos los dirigentes colorados. Ellos en su época aportaron su grano de arena para tener la consagración definitiva de un estado de derecho fundado en la democracia participativa de todos los que abrazamos la doctrina y la ideología de nuestro centenario Partido que nos pertenece a todos por igual con sus errores y sus aciertos sin beneficio de inventario.­

Salud Correligionarios

Escribano Juan José Benítez Rickmann


PALABRAS DEL ARQ. DON TOMÁS ROMERO PEREIRA

Estareunión de hombres prominentes del Partido Colorado, convocada por su Junta de Gobierno, tiene por fundamental objetivo, iniciar conversaciones que tiendan a la consolidación definitiva de sus cuadros directivos y la reagrupación de las masas del Coloradismo.

Nada tan adecuada como la hospitalidad de ésta nuestra casa partidaria, ni momento tan propicio como el actual, al cabo de ocho años de incomprensiones lamentables, de deambular por caminos divergentes y sin rumbo lógico, pero sí, amenazando las bases fundamentales de nuestra gloriosa Asociación política.

Como directores responsables de la suprema autoridad partidaria, estábamos obligados a constituirnos en diapasón de las vibraciones espirituales del pueblo colorado, en todas sus escalas. Y así desde hace algún tiempo, tuvimos la sensación de haberse producido el clima favorable para la reconciliación.

Las conversaciones para este magnífico acto, comenzaron varios meses atrás; pero, es solo ahora que logramos congregar en este histórico hogar partidario, los semblantes familiares, los viejos compañeros de tantas encrucijadas dramáticas del trajín partidario, momentáneamente alejados por causas inexplicables y que no podían atribuirse sino al virus universal de la malquerencia.

No era pues tolerable que, tal estado de cosas, pudiera continuar indefinidamente por intereses, siempre subalternos, cuando ellos son contrarios a la ética, a los principios y a la constructiva gravitación nacional de nuestro poderoso Partido.

No era posible seguir tolerando el estado latente de la dispersión de fuerzas considerables, por motivos irrisorios que, tarde o temprano, podría determinar la anemia y hasta el total aniquilamiento del acervo político de la familia colorada.

Y la función gubernamental rectora del Partido, exige valores ponderables, seleccionados y cuantiosos, con los cuales cuenta nuestra Asociación, siempre que concentre su potencial humano considerable en su conjunto.

Era pues imperativo, a toda costa, recuperar tan enorme fuerza política, y es al primer acto de tal determinación de vuestra Junta de Gobierno que, en este instante asistimos. Y esta Junta de Gobierno, cuya presidencia titular me honro en ejercer, se considera con suficiente personería, para plantear el problema ante esta calificada reunión, con plena conciencia de su trascendental responsabilidad.

Creemos oportuno aclarar, sin jactancia alguna, que Partido cuenta en la actualidad, con una directiva suprema homogénea disciplinada y en continuo a afán de realizaciones. Reorganizada la administración de la Junta sobre bases racionales, se ha procedido simultáneamente a la reorganización de las Seccionales de toda la República. El 80Þ éstas, han renovado sus autoridades y están en tren de sistematizar disciplinadamente su funcionamiento. Las afiliaciones continúan su        ritmo ascendente, en proporciones considerables y todos conocen la incorporación oficial a las partidarias de un calificado y numeroso contingente de colorados uniformados, antiguos y meritorios militantes en su mayoría.

Cabe señalar con particular complacencia, que la colaboración entre Partido y Gobierno, se realiza en completa armonía, mediante la más perfecta comprensión que reside las relacionesentre el Jefe de gobierno y la autoridad Partidaria imbuidos ambos, del mayor respeto de sus jurisdicciones y el riguroso y leal acatamiento al principio de autoridad.

Por estas consideraciones, creemos ineludible declarar en este solemne acto, nuestro profundo reconocimiento al Señor Presidente de la República, fervoroso correligionario General Stroessner, por su esfuerzo constante en pro del robustecimiento de la autoridad de esta Junta de Gobierno, a la que el Primer Magistrado "se honra pertenecer" según sus propias palabras.

Esta es pues, la autoridad partidaria que os ha convocado en esta hora, sin duda auspiciosa, para una vertical reconciliación de la familia colorada, sin asomo de sinuosidades, dispuesta a todos los sacrificios compatibles con nuestras convicciones, herederas del glorioso creador de los próceres del coloradismo.

Y quizás fuese justificado rememorar en este instante un episodio de nuestro historial político que hoy se repite... Corría el año 1931, preñado de profundas preocupaciones nacionales. A raíz de la siniestra tragedia del 23 de Octubre perpetrada por el Gobierno Liberal, cesó toda participación de los colorados eleccionista en el Parlamento, y la Comisión Central del Partido Colorado Eleccionista se declaró en "estado de rebelión"; su nueva

Comisión reorganizada, nos dispensó la insigne honra de llevarnos a la Presidencia.

Desdeel primer instante de nuestro mandato, buscamos el contacto del Presidente del Partido Colorado Abstencionista, Dr. Pedro Peña, quien de antiguo sabía, dispensarnos, afectuosa consideración. Y en ese clima iniciamos las conversaciones para producir la unión, porque entonces elColoradismo estaba dividido en dos fracciones con sus autoridades rectoras propias, con sus seccionalespartidarias propias, con su prensa propia, y con todo propio para la escisión  definitiva del coloradismo,  uno e indivisible que     nos legara el Geneeral Bernardino Caballero.

Las conversaciones iniciadas, se desarrollaron en un ambiente de mutua tolerancia y la unión se hubiera producido orgánicamente si la guerra, que estalló ha poco, no lo hubiese impedido. Pero algún tiempo después de terminada la tragedia, la unión quedó consumada.

Y hoy, a 24 años de distancia, de aquellos días tremendos, la historia si bien no se repite, se asemeja, puesto que si antes hubo división, hoy no lo hay, si antes hubieron dos directivas orgánicas, hoy todos los principios están intactos. Hoy no hay más que una disgregación superficial, o mejor aún, una dispersión. Y la prueba es que, al primer toque de reunión, habéis acudido hoy a la casa solariega del Coloradismo, que es la vuestra, que es la nuestra, que es la de todos los que alientan una visión mesiánica, al contemplar la estrella de nuestro escudo, madre amorosa de la estrella de nuestra insignia partidaria.

Invoco a los manes de estos próceres del Partido, que serenos nos observan desde la galería de retratos que dan solemnidad de templo a este recinto, y pido a Dios y a sus espíritus selectos, que iluminen nuestras mentes y ablanden las asperezas de nuestro corazón, para así, retornar a la fraternidad soñada por ellos y hacer, que la Asociación Nacional Republicana que tanta duración tuviera en el tiempo, adquiera los atributos de perennidad, para seguir laborando por la grandeza y felicidad de nuestra tierra mártir.

Sean estas palabras, humildes y sinceras, como las de los pobres sin pecado, las que sirvan para ofreceros, viejos luchadores de todas las batallas partidarias y jóvenes correligionarios amigos, para ofreceros, digo, nuestro brazo firme, y nuestra mano cordial, que podéis estrecharla, con la certeza de su absoluta lealtad.

 

PALABRAS DEL SR. DON VÍCTOR MORÍNIGO

Felicito al Sr. Presidente Romero Pereira por sus nobles palabras. Deseo expresar la inmensa satisfacción que me embarga al encontrarme de nuevo entre mis antiguos amigos y correligionarios en esta extraordinaria oportunidad que ha de tener su proyección correspondiente en la vida del Partido Colorado        

Por el sumario de circunstancias que ha suscitado esta asamblea y otras para prestigiarla, me place destacar por encima de todas, la radiante prevalencia del espíritu moral. Ello ha hecho posible la convergencia en este lugar y hora, en virtud de una noble y sabia decisión de la Junta de gobierno, de tan destacados correligionarios. Podemos verificar así un influjo esclarecedor, el de las sujeciones morales de nuestro credo nacionalista y cristiano, que obra como poderoso aglutinante de las expresiones del vínculo político que nos une. Esta influencia incontrastable, superando todas las contingencias que nos han mantenido alejados por espacio de unos años, se nos presenta hoy para indicarnos el camino a seguir: el de la concordia en pos de nuestros viejos ideales patrióticos.

Todo se desvanece en la existencia de los hombres. Sus i creaciones más orgullosas y sus más intensas pasiones se funde dentro de la obscura vastedad de los tiempos. Tan sólo el hombre en sí espermanente, eterno, con su tendencia innata a dignificarse por sus creencias, su fe y sus convicciones. De esta dignidad propia del hombre surge la necesidad de la tolerancia entre los hombres y se impone la respetuosa consideración de las opiniones de nuestros semejantes como básico fundamento de la convivencia social. Sabernos que democracia significa agitación permanente, choques de opiniones, divergencias siempre renovadas en eso versátil microcosmos que es el hombre. Pero nunca divergencias, choques, agitaciones, han de ser suficientes para poner términos definitivos e irrevocables en la vida de relación entre correligionarios y compatriotas. Al menos así debe ser. Ennuestra historia política pasada y reciente hemos comprobado que la falta de consideración respetuosa a la opinión ajena es la fuente más caudalosa de nuestros trastornos sociales y políticos. Esta experiencia debe servirnos de suficiente fundamento para ampliar y fortalecer las bases de nuestra convivencia. Creo que esta asamblea puede poner uno de los hitos iniciales en la necesaria transformación de nuestras costumbres políticas, para dar así cumplimiento a uno de los anhelos más entrañables del pueblo colorado, y a la función civilizadora que le corresponde a nuestra Asociación.

Es de nuestra competencia el civilizar nuestros actos y Procedimientos políticos, sin menoscabo de la noble energía con que sustentemos nuestras convicciones para que una cordial convivencia entre colorados ponga la pauta de la convivencia futura, fundada en la ley, de todos los paraguayos. Si esta Junta de Gobierno pone con determinación irrevocable los primeros sillares de este disderatum nacional, ha de consagrarse justicieramente ante l a posteridad. No ofrecería apreciable significación - el de entendernos entré colorados por encima de particularesdivergencias-, la noble finalidad que nos plantea la cabeza visible de nuestro Partido, si esta determinación de la junta de Gobierno no implicara que su objetivo magistral evalúa una necesidad insoslayable de entendernos entre todos los paraguayos, detrás de los grandes objetivos nacionales. Es cierto que en esta empresa es imprescindible la colaboración de nuestros adversarios, pero limpios de bajas ambiciones, y que no nos respondan más con la guerra civil, como en marzo de 1947, a la solicitud de cotejar nuestras fuerzas en las enaltecedoras lides del civismo.

Señores: nos proponemos cubrir los abismos del pasado para despejar las sendas del futuro. Los instrumentos precisos para la realización de esta obra son los principios constantes de la ética política. Que tales principios brillen sin pausas hasta en los más profundos arcanos de nuestras intenciones y voluntades.

De nuestra inteligencia, altruismo y serenidad, depende la calidad de la labor que hemos de realizar por la salud de nuestro pueblo, condición indispensable ésta para la paz y bienestar de la nacionalidad paraguaya.

 

PALABRAS DEL DR. DON JUAN MANUEL FRUTOS

Sr. Presidente, H. Miembros de la Junta de Gobierno, compañeros de causa: no se conoce en la historia, en los anales Partidarios, un caso como el que motiva esta reunión magnífica, pleno de alto valor patriótico. Por ello, Sres., tiene el aplauso, lleva la aceptación de todos los colorados especialmente del campesinado, y digo esto porque no obstante los pocos días transcurridos, he recibido varias cartas y telegramas de aplauso, de adhesión a la determinación justa y equitativa de la junta de Gobierno. ¡Qué cambio...! La alegría reina en todos los corazones, como se ha notado en las calles de la ciudad, en los estrados tribunalicios; Correligionarios nuestros, hasta ayer tristones, amargados, están ahora alegres, se abrazan, algunos hondamente emocionados lagrimean de satisfacción, por el paso dado por la Junta de Gobierno, llamando a la reconciliación al encuentro o llámesele como se quiera, a todos los correligionarios.

En cambio, se ha visto, se ha notado, cierta tristeza, cierta amargura en los adversarios políticos, que han creído levantar bandera, especulando con nuestra anarquía y dispersión de voluntades. ¡Cuán equivocados estaban!

Yo, Sres., sé decir de mí, que acudo a esta reunión, limpio el espíritu, alegre el corazón, con mis elevados sentimientos de solidaridad partidaria. Y creo interpretar el anhelo de todos los colorados, en decirles, señores Miembros de la Junta de Gobierno; habéis hecho obra no solode justicia, sino también de patriotismo porque esta resolución debe repercutir hondamente no sólo en bien de nuestro partido, sino también en el bienestar de nuestra querida paria.

Yo no veo llegar la hora, Sres. que lo prometido por nosotros en la llanura, lo que hemos pedido a los adversarios en las asambleas públicas, en el Parlamento y la prensa, la libertad, sea nuestra mejor conquista, porque la libertad es necesaria a los pueblos como el aire, al pulmón de la persona humana; sin la libertad envejece el pueblo y se envilecen los ciudadanos. No veo que llegue esa hora en que nuestro partido esté organizado en forma, en todos los rincones de la República, organizado civil y militarmente como estuvo desde 1917 al 32, en que cada manzana de la capital tenía sus comisionados que hacían lass veces de Oficiales; cada pueblo tenía sus Comisiones Departamentales; en las Compañías, había sub-comisiones, con sus Sargentos, sus hombres de comunicación para un momento dado. Estábamos organizados, sí, para cualquier emergencia. De esa organización habla elocuentemente, señores, la sorpresa, el susto mayúsculo que causamos entonces a los liberales, cuando ellos estaban entregados en un tren de odios y malquerencias entre Gondristas y Schaeristas, para las elecciones presidenciales de 1920. Para ellos no existía el Partido Colorado, que en tanto, se organizaba secretamente en toda la República con toda cautela; así, el día de las elecciones, se presentaron lo correligionarios en masa a votar, y hubiéramos triunfado en los seis departamentos electorales, en que estaba dividida la República, como triunfamos en el 5° Dpto., que componían los pueblos de las Misiones Con Maciel, Caazapá y otros. La primera vez que el partido sacó mayoría en un departamento; salimos perdiendo por una diferencia de 2.000 votos, por una imprudencia, una incomprensión, una ligereza del momento, se nos arrebató el triunfo. Es verdad que no hubieran entregado el poder, pero moralmente nuestro triunfo sería inobjetable; el triunfo moral es la base de todo triunfo material.

Y como digo señores, el partido organizado puede calar libertad en las elecciones, y hemos de afrontar a los adversarios políticos unidos, como los hemos afrontado y vencido en la revolución última, en que, tomándonos de sorpresa, y no obstante los sabotajes de los enemigos que de tarde en cuando se originaban en nuestras filas, hasta en plena Capital, aviadores que tomaban vuelo hasta los últimos días hacia campo revolucionario, nada pudo evitar nuestra victoria. Lo hemos de vencer de nuevo, con el renacimiento del fervor partidario, originado por la determinación de la Junta de Gobierno. El colorado campesino, señores, se agiganta cuando ve un adversario,

y esa vez triunfamos porque cada soldado colorado peleaba por un ideal, por una causa, y al defender a su gobierno defendía su hogar, defendía su bandera y sus ideales democráticos, cuya síntesis es una patria libre para todos los paraguayos. Y ya que viene al caso, no he de dejar de mencionar, la abnegación de nuestros soldados, jefes y oficiales de aquella revolución injusta del 47. Alguna vez ha de surgir una pluma que pueda describir la marcha heroica, la contramarcha estupenda, del Primer Cuerpo de Ejército de Concepción sobre Asunción, ante el desplazamiento de los revolucionarios sobre la capital. No Conozco, señores, un caso en la historia, igual, en que nuestros correligionarios, nuestros hijos, nuestros amigos todos, los jefes y Oficiales, se esforzaron en ser el primero en llegar; no querían saber nada de descanso ni de alimentación, sino llegar cuanto antes a retaguardia de los que atacaban Asunción. Yo he constatado, señores, al ir en busca de uno de mis hijos allá; he visto al entonces Mayor Clavel, descalzo, casi desnudo; al Mayor Vicente González, y otros, en la misma condición; tras de ellos el bravo Canata, y todos, soldados, oficiales y jefes procuraban ser el primero en llegar. Como digo, alguna vez alguno de nuestros intelectuales de pluma brillante ha de escribir este pasaje de nuestra historia partidaria, sólo comparable en la historia antigua con la retirada de los 10.000 atenienses, al mando de un soldado que resultó ser un poeta tuerto, Jenofonte; los persas habían invitado a un banquete a todos los oficiales griegos por que no podían superar sobre ellos en capacidad, y aprovecharon la oportunidad para matarlos a todos como medio de apoderarse de los 10.000 atenienses. Pero surgió del grupo un jefe improvisado, que encabezó la retirada, una de las más geniales que conoce la historia militar, igual al acto de sacrificio y heroísmo de nuestros soldados del Primer Cuerpo. Me consta de la anterior revolución, que el Cnel. Brizuela, quien era un militar bravo, realizó la misma maniobra en más de un mes, en cambio, nuestros jefes y Oficiales y Soldados, repitieron esa hazaña en menos de quince días.

Y bien señores, la resolución de la junta de Gobierno, llamando a colaborar a los correligionarios prominentes, a todos en fin, merece el bien de la Patria; aceptada calurosamente por todos, quiere decir que hay en todos los cerebros grandes ideas de libertad, de patria y que palpitan en todos los corazones nobles y elevados sentimientos.

¿Quién no ha de estar conforme con esta resolución de la junta? Yo creo, y lo digo con toda sinceridad, con la lealtad que suelo poner siempre en todos mis actos, que después de sellada esta unidad, el Partido se ha de afanar en trazar tan un programa de gobierno que labre la felicidad de nuestra patria. un medio de un régimen de paz y respeto a la ciudadanía paraguaya. Los adversarios quieren libertad y debemos de darle, el ejercicio de todas las libertades, si bien ellos, no nos dieron durante su largo período de gobierno, sino en los últimos años. Es verdad que me permitieron editar el Diario "General Caballero", que cerraron violentamente, en cuyas páginas se pueden encontrar datos y argumentos que han de ser útiles a nuestra causa en el futuro.

Y bien señores, deseo de todo corazón que esta resolución tomada por la junta de Gobierno, se lleve a feliz termino, y no creo que haya entre nosotros, después de todas las dolorosas experiencias que hemos pasado, la alta responsabilidad que tenemos ante la Patria, no quiero , creer que haya uno que pueda venir a perturbar con trabajos de zapa esta gran obra, por que ese, más que un traidor, sería un miserable.

Por llegar a esta conclusión señores, he pasado siete años, esperando que la luz de la verdad brillase alguna vez, como ahora. Durante ese período de tiempo he publicado muchos folletos y dirigidos muchas circulares; he buscado la oportunidad de limar asperezas en los correligionarios, y no me dirá nadie, absolutamente nadie, que yo en un párrafo haya zaherido, ofendido a ningún correligionario, ¡JAMAS! Por que sé muy bien que los distanciamientos, entre correligionarios es un fenómeno natural, -la experiencia me enseña- que apreciaciones de hecho separan en un momento dado a los componentes de un partido político, para más tarde, apreciaciones de otros hechos o intereses comunes, los vuelven a unir. Así es la democracia. Apreciaciones circunstanciales nos dividen, y nuevas apreciaciones de hechos nos vuelve a unir; por encima de todo eso, está y debe estar siempre el ideal que sustenta el coloradismo, el ideal de patria, justicia y libertad por cuyo triunfo definitivo hago fervientes votos, como viejo soldado del coloradismo.

 

PALABRAS DEL DR. DON FEDERICO CHAVES

Presidente, Señores Miembros de la Junta de Gobierno, Correligionarios:

Las inquietudes y los anhelos de este reencuentro han flotado dentro de nuestro partido sin distinción de grupos hace año. Seguramente al producirse una escisión existía ya de inmediato el anhelo de la unificación. Yo, señores, asisto con profunda emoción a este acto y felicito a laJunta de Gobierno en ejercicio que a ella se le haya brindado la oportunidad de escribir su nombre en una forma muy digna en el historial político del Partido. Me he informado detenidamente de todas las opiniones vertidas por el Presidente titular de la Junta y por cada uno de los miembros de la Junta de Gobierno y meditando en esas opiniones, señores, he encontrado que eran la expresión de sentimientos leales y sinceros respecto a nuestro gran problema del reencuentro. Por eso, como dijo el Dr. Frutos, no creo que ningún colorado pueda repudiar este abrazo que nos ofrece la Junta de Gobierno a nombre de todos los colorados.

Yo hablo, señores, en nombre exclusivamente personal. Ante esta invitación de la junta digo yo como el soldado: Presente al Partido. Sin odios ni rencores que nunca se han anidado en mi corazón, acepto la invitación y prometo: colaborar dentro de las posibilidades de mi capacidad para que las labores del Partido sean más fecundas que hasta ahora sin reticencias, sin reservas mentales ni espirituales de ninguna clase. En la década del 27 al 38 tuvimos también los colorados (seguramente la gente joven no recuerda) un episodio doloroso que llegó a una verdadera división del Partido como lo ha expuesto el Sr. Presidente titular de la Junta en su hermoso discurso. Pero esa vez como esta flotaba en el ambiente el anhelo irresistible de la unidad, y vino esa unidad, en la Convención del año 1.938. Ahí se selló esa unidad después de diez años de división. Se selló con sinceridad y con lealtad y esa unificación, señores, hizo posible que el año 1.946 empezara a conquistar el gobierno el Partido Colorado. Yo creo y tengo fe que este reencuentro de hoy, dando mayores fuerzas al Partido, ha de ser lo suficientemente poderoso para que el Partido se consolide democráticamente en el poder y resuelva todos los problemas políticos de carácter nacional.

Señor Presidente: mis últimas palabras: "Bienvenido este abrazo. Todo lo demás no tiene importancia".

 

PALABRAS DEL DR. DON MARTÍN CUEVAS

Señor Presidente, señores Miembros, Correligionarios.

Es con emocionado sentimiento patriótico que estoy de regreso a esta casa hogareña después de casi siete años de alejamiento, al encuentro del abrazo fraternal que volverá a reunir a los hijos dispersos en el regazode la madre común. No lo hago con exceso cuando al evocar a la madre común me refiero a la Asociación NacionalRepublicana, porque es en su seno donde se sustantivacon militancia el orgullo de nuestra prosapia de paraguayos, y desde donde se predica y debe predicarse el amor entre hermanos para bien y grandeza de la patria.

El temor a esa incontenible emoción que retiembla mi ánimo, señores, es lo que determina este mensaje escrito, no confiado a la contingencia de la improvisación oral, pues deseo expresarme en esta oportunidad lo más exactamente posible. Instrumento político, -en ningún caso finalidad política-, para la realización de los fines permanentes de la colectividad y del hombre, el Partido colorado en lo nacional no puede tener otra misión histórica que procurar la grandeza de esta Nación y la felicidad del hombre paraguayo o de otro origen que se ampare en sus instituciones y sus leyes. Siendo así, nuestro Partido es un medio para la realización de aquellos

principios tan expresivamente consagrados en su Acta de fundación y en la Declaración de Principios de 1947. La unidad y armonía de la familia paraguaya y la felicidad de los seres que habitan el territorio de la República constituyen los principios liminares de nuestra poderosa organización política. De ahí que fuera, y es, imperiosa la instrucción de un sistema de convivencia respetuosa entre correligionarios, como paso necesario para el establecimiento de una verdadera estructura democrática que haga posible la ulterior convivencia interpartidaria en nuestro país, que el Partido Colorado debe llevar a la práctica tan pronto como las circunstancias así lo permitan. Un Partido Colorado unido por los nexos de una consciente responsabilidad y disciplinada tolerancia de las ideas, dentro de la lealtad a las sentencias que informan su Declaración de Principios y Programa de Acción, no puede temer el cotejo de su posición rectora con ninguna organización democrática nacional. Organicémonos, pues, dé ahora en más con todo el potencial poderoso de nuestro número y la virtualidad extraordinaria de nuestros principios. No nos cabe duda de que este llamado de la Honorable Junta de Gobierno del Partido Colorado constituye el paso inicial que ha de conducir, a la instauración de un proceso legítimo, en virtud del cual el pueblo Colorado encontrará medios efectivos para proclamarsu auténtica voluntad política y su acendrada vocación democrática.

Para cooperar en esa tarea, sin reservasmentales, sin resentimientos, con absoluto desinterés personal o de círculo, es que estamos aquí con nuevos sentimientos fraternales, remozados y rejuvenecidos ante la expectativa del nuevo día que insurge en el historial magnífico de nuestro Partido, para honra y gloria de los hombres que sin retaceos hagan posible el reencuentro anhelado delos soldados de una misma causa. No buscaremos, señores, la eliminación de nadie, porque no combatimos a los hombres; atacaremos con tolerancia o defenderemos las ideas y procedimientos, orientados dentro del Partido en la búsqueda del renacimiento paraguayo. No nos inspira ambición de ninguna clase y asumimos la misión que nos depara este momento histórico con preocupación y con esperanza. Exhortamos a convocadores y convocados a la prudencia, a la ecuanimidad y a la honestidad de pensamientos, para así poder llevar a nuestros correligionarios y compatriotas la tranquilidad y felicidad a que tienen derecho. La actitud queasumamos en este emprendimiento nos ubicará ante el inicio de nuestro pueblo y de las generaciones venideras, en el sitial del artífice o en el escaño del traidor de un mandato multitudinario ineludible.

Cada cual está enfrentándose desde ahora con una suprema responsabilidad histórica. El Partido Colorado por su acción constructiva y pacifista debe crear las condiciones que promuevan el bienestar del ciudadano dentro de una sociedad jurídicamente organizada, que ofrezca estabilidad y seguridad para el trabajo fecundo y haga posible el ideal colorado del hombre libre.

Es necesario que el paraguayo, políticamente independiente dentro de las normas de la disciplina social y jurídica, esté al mismo tiempo económicamente emancipado en el seno de una familia asentada sobre los principios tradicionales y edificantes de la moral cristiana. Pongamos pues manos limpias en esta obra ineludible y emprendámosla con decisión y confianza. He dicho.

 

PALABRAS DEL DR. DON MANUEL GADEA

Correligionarios: Al igual que el Dr. Cuevas, para no traicionar mis sentimientos y para que la emoción no me haga decir palabras demás o de menos, me voy a permitir

leer líneas que dedico seguramente como última expresión en el ocaso de mi vida, ya que estoy en peligro de muerte y quizás sea la última oportunidad en que puedahablar a los correligionarios.

Consecuente con la línea de conducta que me he impuesto, desde hace 42 años y que mantengo sin claudicaciones en este largo transcurso de nuestra agitada vida cívica, cualquiera sea la alternativa, ya sea en las al celes o destierros o en el fugaz período de ser colaborador de un gobierno colorado o en las líneas de fuego, vengo desde el exilio a escuchar las palabras de los dirigentes oficialistas del Partido Colorado, que han tenido la gentileza, que agradezco, de invitarme a concurrir a esta sesión extraordinaria, con la esperanza de que en ella se reencontrará el camino leal para que los principios rectores de nuestra carta orgánica impreso en toda su amplitud con el apoyo sincero de todos los componentes de la gran familia colorada.

Vengo con el corazón limpio a este llamado para oír un serena altivez esta deliberación de cuyo acierto o desacierto depende la suerte futura de la República Y de la Asociación Nacional Republicana.

Confío que la cordura primará sobre cualquier otro sentimiento en este primer paso de cordialidad entre hermanos de la misma causa y pueda así volver ahora en el ocaso de mi vida a contemplar el panorama realizado de mis sueños juveniles de que la Nación, sea feliz por la reintegración total de sus hijos al patio solar, que se emularán en el noble empeño de hacer de esta patria, grande por el trabajo honrado, grande por las libertades reales y no de proclama, grande por el respeto recíproco de todos sus hijos entre sí y grande por el respeto y consideración en el concierto de las naciones libres, que será el resultado del abrazo leal de todos los colorados.

 

PALABRAS DEL DR. DON HERMENEGILDO OLMEDO

Señor Presidente: Haciendo mérito a la invitación y al objeto de esta reunión que la motiva, me honro en hacer actode presencia en este momento. Y digo que nos reunimospara sin titubeos ni ambages ratificar y confirmar amplia y vastamente este vivo anhelo del pueblo colorado que desea ver convertida en realidad la unificación partidaria que esta Honorable Junta la está encaminando e iniciando y que mucho le honra.

Vamos a hacer más, señor presidente. Vamos a convertir en realidad la ilusión y la esperanza que el pueblo une cifradas en este reencuentro de los colorados, vamos abrirlo con el prestigio y la autoridad que engendran los egos años de actuación honrada, fiel y leal en las filas partidarias, y es por eso que voy a permitirme decir que, para siempre, imitemos a Dios que bajo el calificativo de maldita condena a la improductiva higuera, condenemos también nosotros a ese odio improductivo que tantos males ha acarreado a nuestro Partido y a nuestro país.

Por estas razones, señor presidente, pido que la Junta de Gobierno expida un comunicado manifestando que la unificación partidaria se ha sellado con el férreo abrazo de los hermanos de causa, que creará la unificación, la unión y la concordia en el seno de la vasta

familia republicana. Vamos a despertar, señor presidente, la satisfacción espiritual de la concordia, de la confianza mutua y recíproca, del respeto, del aprecio y de la distinción con que antaño los viejos colorados sabían tratar a los hermanos de causa, sean cuales fuesen y pido señores que esta manifestación mía recoja la Junta y recojan los amigos aquí reunidos también. Hacer un comunicado manifestando que se ha sellado la unificación partidaria.

 

PALABRAS DEL GR. DON EULOGIO ESTIGARRIBIA

Señor Presidente, señores miembros de la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

Yo me encuentro en una situación especialísima como expulsado del Partido y como un acto de buena voluntad, he querido responder a la invitación generosa que me hizo esta Honorable autoridad de nuestro partido. Se ha dicho que este acto es uno los más trascendentales realizados en la vida partidaria, por su significación nacional y por las proyecciones políticas para nuestro partido.

En muchas etapas del Partido Colorado, ocurrieron disidencias, muchas de ellas muy serias. De alguna ha hecho reseñas el Señor Presidente, que fue una de las esciciones mas graves que registra la historia del Partido Colorado. Quienes asistimos a lucha de los dos bandos surgidos; quienes vimos la enconada lucha periodística, lucha enlas tribunas y hasta lucha personal de los correligionarios, nos formamos la idea de una imposible reconciliación entre los mismos. En 1928 surgieron dos corrientesideológicas dentro del Partido Colorado. Una corriente colaboracionista; otra anti-colaboracionistas. Y en torno a estas corrientes se formaron el grupo abstencionista y el grupo eleccionista; la lucha fue enconada y terrible; persecuciones de todas partes. Se batieron los soldados con todas las armas y en todos los terrenos; apresamientos, destierros y hasta atentados criminales. Por eso, decimos que creíamos imposible una reconciliación; pero en el fragor de la lucha se detuvieron los actores; miraron atrás, se miraron frente a frente y se encontraron que eran soldados de la misma causa. En 1936 se organizaron comisiones especiales de cada sector; del sector abstencionista concurrieron como delegados el finado Dr. Felipe Molas López, el Dr. Florentín Peña y el que hace uso de la palabra. Del otro sector concurrieron el nardo Dr. Juan Manuel Alvarez, Juan Natalicio González y un Víctor Morínigo. En la primera etapa de las conversaciones se tuvo que vencer algunas dificultades provenientes de la falta de confianza recíproca entre los dos grupos; pero, poco a poco, nació la confianza, nos creímos sinceros; nos sentirnos empujados por el mismo ideal y la unificación vino con el abrazo. Se fundieron las dos corrientes bajo la presidencia del Dr. Juan León Mallorquín y vino la unidad del Partido Colorado después de ocho años de cruenta lucha entre afiliados. Bien dijo el presidente: que entonces hubo una división orgánica, prensa, afiliados propios, asambleas libres en toda la república y una hostilidad abierta entre los dos bandos.

Traemos esto a la memoria nada más que para significar que la unión anhelada no es algo difícil, mucho menos imposible. últimamente, en 1947 ante incomprensiones del momento, el Partido Colorado volvió a dividir sus fuerzas; ocho años transcurrieron y ahora estamos queriendo cumplir la misma misión que cumpliéramos el año 1936 y suponemos que con la misma facilidad llegaremos al final deseado. Indudablemente, nos abocamos ahora a estudiar, a considerar, un asunto simple y sencillo, si es que no tratamos de dificultar la solución deliberadamente. Concurrimos acá, porque tenemos fe en la buena fe y en la sinceridad de todos, porque todos estamos animados del mismo ideal de unificar las fuerzas definitivamente y creemos que aquel gran abrazo de 1936 se repetirá en esta oportunidad y la lección aprendida ha de sugerirnos para que en el futuro hagamos todo lo posible por guardarcomo un tesoro la firme unidad del Partido Colorado.

Por lo mismo que creemos en la sinceridad y que es simple y sencillo el problema, nos parece que pocas –gestiones han de bastar para que sea una realidad este pensamiento unánime del Partido Colorado.

Si hay sinceridad en los actos de los hombres dirigentes y preside la sinceridad, el éxito está asegurado. Es claro, debemos preparar el ambiente i tratar de traer cuanto antes, el clima de tranquilidad para todos los correligionarios.      No quiero recordarme   de hechos concretos, pero recuerde que hay muchos correligionarios sobre quienes pesan algunas restricciones. Creemos que dada la magnanimidad de esta Junta de Gobierno, hará desaparecer inmediatamente esas restricciones para que todos los afiliados gocen de los mismos derechos y así tales medidas vendrán a ayudar y afianzar ese deseo colectivo del partido Colorado. Hay algunos desterrados, algunos confinados y presos en la cárcel. Creemos que dada la rama fe que preside este gran acto, sin ejemplo, podemos decir que ha de allanarse esa dificultad para que sea un hecho real y efectivo la unión y el abrazo dentro del Partido Colorado. Planteamos esto sin ningún propósito obstruccionista, sin ánimo de traer cuestiones extrañas a este momento, sino para facilitar, a que todos los correligionarios de la República sepan traducir ampliamente nuestra sinceridad y nuestro propósito noble y elevado. Señor Presidente: a pesar de las restricciones políticas en que me encuentro, no puedo negar mi aporte personal para que este gran propósito de la Junta de Gobierno, llegue a su término y vuelvan a renacer la paz, la tranquilidad y la felicidad en todos los hogares colorados.

 

PALABRAS DEL DR. DON ÁNGEL FLORENTÍN PEÑA

Sr. Presidente, Sres. Miembros de la Junta de Gobierno, correligionarios: hemos asistido a este acto, trascendental para la vida partidaria, despojados como siempre, de todas aquellas pequeñeces que desmienten la nobleza con que deben proceder los hombres que, de una u otra manera, tienen alguna responsabilidad social.

Hace muchos años, venimos actuando con vertical, dignidad y con pristina honestidad en defensa de los altos ideales partidarios. Hemos asistido a sucesos y acontecimientos que han llevada el dolor y la amargura al seno de la familia colorada, Aquí se ha recordado, empezando por el discurso del Sr. Presidente y de otros destacados miembros de este Partido, suceso del pasado; sucesos que deben servirnos de fuente, adonde cada uno y todos, particularmente los jóvenes, deben ir a buscar muchas cosasque les han de ser útiles para la vida de y convivencia dentro de este gran Partido.

No en el año 1928, y así exactamente en Diciembre de 1926produjo en las filas partidarias una escisión profunda, en la forma como indicaron o como recordaron el señor presidente y el Dr. Estigarribia. Esa lucha fue terrible. Hay aquí compañeros que fuimos hacia uno de los bandos y otros que fueron al otro bando. Esos compañeros que se encuentran presentes muchos de ellos en esta gran asamblea y otros que ya murieron, supieron de las amarguras, las penas, que hirieron nuestro espíritu en aquellos; sucesos que nunca podremos olvidar, no para aventar odios ni rencores entre compañeros, y sí como una experiencia necesaria a fin de         que la unidad       del coloradismo no vuelva a sufrir grietas en perjuicio, no sólo del partido, sino de la Nación toda, porque los hombres públicos, por sobre todas las cosas se deben, no a una parte de la sociedad sino a la sociedad entera, cuya causa deben servir con dignidad, honestidad y capacidad.

En 1936 fuimos, como dijo el Dr. Estigarribia, tres miembros de cada parte los que contribuimos para que pudieramos conseguir el abrazo entre todos los colorados después de muchos años de lucha tremenda. Si bien es cierto que cada uno fue animado del mejor espíritu para

lograr el objetivo que buscábamos, llevamos algún tiempo, porque como dijo el Sr. Presidente de la junta, los dos sectores estaban perfectamente organizados con una personalidad bien perfilada, y tomando como bandera la bandera del General Caballero. Felizmente, mediante la buena voluntad, la buena fe, la comprensión de los correligionarios de aquella época, se llegó a sellar esa unidad, y quién dijera que después de once años tuviéramos que incurrir en los mismos errores. No nos había servido de ejemplo, de escarmiento aquella terrible lucha de nueve a diez años anteriores. Y, nuevamente hoy, tenemos que abocarnos a la solución del mismo problema. Quiere decir señor Presidente y señores correligionarios, que es demasiado fácil olvidar el pasado. Y ahora, después de los trajines en que estuvimos empeñado, desgraciadamente no para cumplir nuestro programa como soñábamos, en aquellas largas luchas contra el adversario común, y si señores para destrozarnos los unos los otros, hemos comprobado, una vez más, que la formación de círculos y sectores ha venido a malograr en gran parte, el esfuerzo inmenso que habíamos realizado para llegar al Gobierno.

Pero de hoy en más, señor Presidente, tengo fe, de que con esta penosa experiencia, no hemos de volver a incurrir en esos errores y hemos de servir en forma impersonal, firme y digna, únicamente los altos ideales del Partido, y que en el futuro, no haya más "ismos" entre nosotros; que el coloradismo, Porque ninguna persona por más grande que sea, nadie, señor Presidente, se debe creer lo suficientemente grande como para llevar todas las cosas por delante. Solamente con la unidad, la solidaridad y el mancomunado esfuerzo de todos, podremos llegar a realizar los altos y nobles ideales de nuestro gran Partido.

Peor eso, yo que hablo en este acto trascendental, histórico, también en forma personal, creo a la par que otros miembros, que con un poco de buena voluntad de nulos, clon el renunciamiento de algo si es que a algo tenemos que renunciar, aunque yo no tengo nada que renunciar y si ofrecer ante el altar de nuestro Partido mis convicciones profundas por sus ideales, y dispuesto a poner siempre mi modesto grano de arena, podemos hacer algo trascendental y duradero. Y concurro para decir en este acto que estoy listo para este gran abrazo. Con un poco de buena voluntad, repito, creo que podemos llegar a eseabrazo fraterno, entre todos, como si abrazáramos la figura augusta del General Caballero, fundador del Partido colorado.

Entiendo yo que esta es una reunión preliminar parar los trabajos, las tareas que tenemos que realizar, para que este acto tan noblemente iniciado, tenga su consolidación, No creo yo que de aquí con lindos discursos solamente podemos llegar a realizar ese abrazo que todos anhelamos. Yo no pongo condiciones, pero entiendo que algo debe hacerse para que esto se consolide. Yo, señor Presidente, desearía que el Partido Colorado, no solamente cuente con el gran pueblo colorado, sino cuente también con una sólida y firme directiva. No desmedro la de nadie, pero entiendo que aquí faltan muchos hombres en torno a esa mesa. No es porque quiera disminuir la labor, la abnegación, el patriotismo de los que están, pero ene parece que por ese lado debemos llegar a realizar el anhelo común de todos los colorados; así señor Presidente, no sólo tendremos una directiva respetada y respetable, sin discusiones, sino tendremos también la certeza de que el Gobierno surgido del seno del coloradismo tendrá un franco y firme apoyo en la alta autoridad partidaria.

Porque debemos reconocer que actualmente somos muy débiles en lo interno; en lo extra partidario estamos muy mal, y creo también en lo internacional.

Debemos tener en cuenta que nuestro Gobierno necesita un apoyo firme de este gran Partido, porque estoy seguro que constituimos la masa mayoritaria del pueblo y siendo así, el paraguay tiene su genuina representación en el gobierno de nuestro partido.

Hemos proclamado en asambleas, en la prensa, en todas partes, de que somos afectos a los atributos de la democracia, que somos demócratas, y necesitamos llevar nuestras palabras de ayer, de hoy y de siempre, al terreno de la realidad. Necesitamos instaurar la verdadera democracia, porque ya está visto que no podremos gobernar solos, como hemos visto ocurrir lo propio entre los liberales. Necesitamos afianzar un Gobierno partidario en el menor más breve plazo posible para devolver a la República sus libertades, y puedan todos los ciudadanos participar de las discusiones y deliberaciones de todo cuanto atañe a los altos intereses de la Patria, porque todos los que nacimos en el Paraguay tenemos el derecho y la obligación de aportar nuestro grano de arena en beneficio de ella.

Al agradecer con estas breves y deshilvanadas palabras, la invitación que se me ha hecho llegar, reafirmo que he venido entre vosotros como he venido siempre, conla sonrisa en los labios y la fe profunda en el corazón, ,abrigando la esperanza de que alguna vez, el coloradismo realizará el sueño de nuestro mayores, más aún, el sueño de aquel gran paraguayo, prócer de nuestro Partido, que se llamó Bernardino Caballero.

 

PALABRAS DEL DR. DON OSVALDO CHAVES

Sr. Presidente. H. Miembros de la Junta de Gobierno, distinguidos correligionarios: Bienvenida para mí, señor Presidente, como para todos los oradores que me han precedido en el uso de la palabra, entre los cuales se cuentan ilustres jefes de nuestro Partido, esta histórica reunión, esta decisión de la Junta de Gobierno de promover bajo sus altos auspicios el reencuentro de la familia colorada. La unidad fue antes de ahora una vaga aspiración de nuestras masas partidarias; hoy puede decirse, y puede sentirse en este ambiente representativo, que es un clamor que llena la República. Muchos correligionarios ilustres o modestos, de la ciudad o del campo, lucharon y sufrieron por esta idea durante estos últimos años. La propia Junta de Gobierno se abocó antes, como bien sabemos al problema, pero infelizmente no pudo entonces arbitrar una solución satisfactoria. Ningún esfuerzo sin embargo ha sido en vano, todas esas tentativas, todos esos ensayos prepararon el camino para el histórico acuerdo en que esta Junta de Gobierno, con el voto unánime de sus miembros, ha convocado esta reunión, que el Arquitecto Romero Pereira ha inaugurado con palabras cuya nobleza traduce a mi juicio toda la fuerza y toda la grandeza moral del coloradismo.

De mí sé decir señor Presidente, que agradezco la honrosa invitación que se me ha formulado, y que llego a esta reunión después de este proceso de nuestra vida partidaria sin odios ni rencores, con la mente amplia el corazón abierto; no tengo agravios que liberar ni resentimientos que ventilar. Interpreto las querellas pasadas como un episodio doloroso pero casi necesario, inevitable, señor Presidente, en la vida de un Partido que actúa en una democracia insipiente, y que llegó al gobierno como sucedió con el nuestro, en medio de una inmensa anarquía nacional. Interpreto por lo tanto esas querellas, en términos absolutamente políticos e impersonales, y llego a esta reunión sin sentirme herido por nada ni por nadie, en paz conmigo mismo y con todos mis amigos.

Creo innecesario agregar señor Presidente, que no hacernos cuestión de posiciones personales. Los correligionarios que ocupan funciones de responsabilidad en el Gobierno, en el

gabinete y en la administración pública merecen y cuentan con todo nuestro aprecio y con todo nuestro apoyo. Pienso además señor Presidente que constituye un sano principio de política, el que el Presidente de la República mantenga siempre como hasta ahora la más amplia libertad para la selección de sus colaboradores inmediatos o mediatos, no hacemos cuestión de empleos ni de funciones públicas.

Tengo fe señor Presidente, que si todos estamos de acuerdo con los fines, con el fin, que perseguimos, que es hacer un Partido fuerte, sin personalismos y sin círculos, nos será muy

fácil arbitrar los procedimientos para ellos, la técnica para la ejecución: porque el que quiere el fin quiere los medios. A nadie escapa que para la división como nos han enseñado estos años, para la división y para las rencillas, hay muchos caminos; para la unidad hay uno sólo: la voluntad de cumplir con el programa del Partido.

Este Partido, este programa, como he tenido la inmensa satisfacción de oír proclamarlo por ilustres jefes de mi Partido en este acto, este programa es el de un Partido de hombres libres, de un pueblo que quiere y necesita la plena vigencia de la libertad y de las Instituciones democráticas para todos sus hijos. Si obramos de buena fe para cumplir este programa, señor Presidente, tendremos un Partido unido y fuerte y saldrá ganancioso todo el país, inclusive nuestros adversarios políticos. De lo contrario, si postergamos este anhelo, no hace falta ser profeta para saber que vendrá de nuevo el veneno de la discordia y el espectro de la anarquía.

Señor Presidente: al conjuro de vuestras hermosas y generosas palabras yo digo en este acto que una gran esperanza nos alienta pero nos esperan días difíciles de todo orden, económico y político. Podemos superarlo, podemos vencer y afrontar todas las tormentas y borrascas como hemos hecho antes, pero a condición de trabajar unidos. La unidad del Partido señor Presidente, puede ser indudablemente el comienzo de un acontecimiento trascendental en la historia contemporánea de nuestro país. Quiero decir, no son motivos de júbilo para el pueblo colorado sino un seguro de paz y de concordia para la familia paraguaya.

No pedimos nada; excepto él honor de trabajar en empresa.

 

PALABRAS DEL GR. DON CRISPÍN INSAURRALDE

Señor Presidente, señores Miembros de Junta de Gobierno, Correligionarios:

Llegamos a esta casa sin ninguna malicia, despojados de todo lo extraño que pueda presuponer un alejamiento. Aquí venimos con el corazón abierto y con la mente despejada para volver a robustecer a este inmenso árbol del Partido Colorado. ¿Cuál es, señor Presidente, la función de una Asociación política?

Fundamentalmente es la que busca la felicidad pública y el bienestar social. El Partido Colorado, un partido que se ha fundado después de una cruenta guerra sobre la ruina humeante de este país, por un ilustre guerrero del 65, tiene que cumplir esa misión dar felicidad al pueblo y bienestar social. ¿Por qué el Partido Colorado con más de medio siglo de vida aún sobrevive con pujanza? Porque sencillamente es un árbol robusto cuya savia está en la tierra, está en el hombre del agro, está su poderío en el campo, en esos humildes obreros de la tierra, en esos peones de estancia, en esos hombres que día y noche sueñan que alguna vez llegará en su hogar y en su corazón esa felicidad que nosotros estamos buscando. Este árbol robusto, como es el Partido Colorado, ha sido agitado por tormentas de pasiones, tormentas que no han podido desarraigar del pueblo la conciencia del Partido Colorado. Por esa razón es que el Partido aparentemente desunido, aparentemente en lucha, aparentemente en una pugna de ideas, de choques una contra otra, siempre después de la tormenta el árbol queda en pie, el árbol del Partido Colorado. Esa es la razón que viene a explicar de toda estas conjunciones armónicas como la que tenemos en este momento. Armonía que debemos de preservarla, que debemos tratar de acrecentarla para buscar el cumplimiento de los ideales de este poderoso Partido.

Hoy creo yo, señor Presidente, que abrimos un libro en blanco para inscribir lo que hacemos en el futuro y en el presente, no para escribir lo que ha pasado entre nosotros.

Este libro en blanco debe ser legado a la posteridad, a nuestros hijos, a las generaciones venideras para que en él puedan beber e inspirarse para que el Paraguay continúe su marcha ascendente hacia la vida del progreso. Yo personalmente, señor Presidente, agradezco a esta ilustre junta que nos ha invitado para este reencuentro afectuoso de los amigos, reencuentro que fortificará poderosamente a esta Asociación que ha tenido su claro-obscuro en más de cincuenta años pero nunca ha sido abatido ni vencido. He. dicho.

 

PALABRAS DEL DR. DON LEANDRO PRIETO

A igual que los demás compañeros que me precedieron en el uso de la palabra, yo también vengo contagiado de la alegría y el entusiasmo del pueblo republicano por la unificación partidaria; y la fe que tengo en los destinos del Partido es la misma, que tienen los colorados en todas las latitudes de la Patria. He oído a los distintos oradores con emoción y para enunciar mi pensamiento, quiero buscar inspiración, Señor Presidente, en las fecundas enseñanzas del manifiesto de 1887, dirigida al pueblo de la República.

La Asociación Nacional Republicana nació efectivamente para hacer la felicidad de la Nación Paraguaya, adoptando sus fundadores, como postulados esenciales: la libertad, la justicia y el derecho.

Adoptaron la forma republicana de gobierno, consagrando en un sublime código, los principios que deben regir nuestra organización política y enumeraron claramente los deberes y derechos del ciudadano.

Al término de la histórica declaración, aquellos próceres expresaron: "agrupemos todas nuestras fuerzas para que unidos todos bajo una misma enseña podamos realizar las santas aspiraciones de nuestro programa, en bien del pueblo a cuyas filas nos honramos de pertenecer". Señor Presidente: creo que por ese camino podemos llegar fácilmente a una solución, si nuestra sinceridad es realmente total, y, en nuestros corazones arde la llama de la vocación por la libertad.

No podemos actuar de otro modo, porque el problema que afronta el Partido Colorado, en los instantes que corren, es la defensa de su fuerza moral y política; de las normas tradicionales de la democracia, que constituyen la esencia de su existencia misma.

Creo que se cierra un capítulo de la historia partidaria, para abrirse otro. El Partido Colorado, con esta resolución que adoptamos de unir nuestras fuerzas, se afirma hoy en la línea tradicional de la idea de sus fundadores y del pensamiento de sus orientadores legítimos.

Si el Derecho no es más que el resultado de la vocación por la justicia y el amor a la libertad, bienaventurados los pueblos que sepan regirlo sobre sus módulos esenciales e inalienables. El Derecho es el ejercicio de la justicia, la expresión de la libertad y el mensajero de la fraternidad entre los hombres de buena voluntad.

Reafirmemos nuestra fe en los destinos históricos de nuestra gloriosa Asociación, robustezcamos el arraigado sentimiento del bien colectivo y de superación constante del ciudadano como factor social, para servir con abnegación y desinterés social los ideales permanentes del Coloradismo.

 

PALABRAS DEL GENERAL DON RAIMUNDO ROLÓN

Señor Presidente, Señores Miembros de la Honorable Junta. Correligionarios: He esperado en primer lugar escuchar las palabras de los ilustres jefes del Partido Colorado que me han precedido en la tribuna, para que después, y antes de cerrarse este histórico acto, también yo pudiera aportar mi emoción a la de todos, y proclamar que no cabía oportunidad más brillante que ésta para que se selle, para que se consolide definitivamente la reconciliación de la familia Colorada.

Algún derecho me han de dispensar, correligionarios, para ofrecerme la palabra. En este momento todos recuerdan que también yo podría haber estado distanciado de amigos de quienes nunca hubiera querido estarlo. Se podría creer que yo era insensible a las manifestaciones de fraternidad histórica en el Partido Colorado, pero, he estado esperando solamente el momento oportuno para felicitar calurosamente, en primer término a la Honorable Junta de Gobierno, que dirige actualmente nuestro Partido, y en segundo lugar a cada uno de los colorados que están presentes estrechándose en el común abrazo para honra de los próceres de nuestro partido.

Quién podría imaginarse después de aquellos días que yo olvidaba ya, pero que las circunstancias me obligan recordar, que más adelante habría sinceridad en los propósitos de reconciliación partidaria, cuando yo veo acá, algunos amigos que han de estar recordando igual que yo, como se trabajaba para la reconciliación en el mes de Febrero de 1949; pero, cuando falta la sinceridad, como entonces, cuando todavía no se maduran los propósitos, aún se puede considerar todo fuera de tiempo. No debemos recordar aquello sino como una lección necesaria, justamente para ocurran actos como el de hoy. A pesar de lo que ha pasado ayer, de lo que ha pasado mucho más antes, estamos recibiendo con júbilo, en este momento histórico, la oportunidad que se presenta por fin para el abrazo definitivo de los colorados sinceros.

Digo, señores, que es necesario recordar- lo pasado, porque la base de este acuerdo de caballeros es precisamente la sinceridad.

No es posible el saludo solamente; no es posible el abrazo solamente formulista, si detrás acecha la traición. De modo que, señores, de hoy en más, se desterrará de entre los Colorados, de los que jurarnos ser leales al partido, la insinceridad, y ya no habrá sino un profundo respeto a los principios que rigen al Partido Colorado.

Estos principios son, en primer término la honestidad de propósitos. Este sentimiento es la base para que de hoy en adelante todos sigamos hermanados en este fraterno abrazo. No cabe, citar otros principios de la convivencia partidaria, porque todos los saben mejor que yo. Mas, yo he recalcado lo primero, porque si no hay honestidad de propósitos, si no hay la generosidad y la sinceridad de las almas grandes, cuartos de hora como el que vivimos en este instante, serían imposibles, y no se podría pensar en el futuro, ese gran futuro del Partido Colorado que, en función de partido gobernante, hará la felicidad y la grandeza de la patria paraguaya.

Yo señalo, Señores, mi emoción como correligionario, como Colorado desde aquella época en que, joven oficial, había aprendido el historial del Partido Colorado a través de sus actitudes históricas, como la asumida durante la guerra del Chaco. He visto allí, sin haber todavía subscrito, mi lealtad al Partido Colorado, porque se nos había prohibido afiliarnos a los partidos políticos, que si alguna vez tenía que ser político después de la guerra, me afiliaría al Partido Colorado, porque se que el Partido Colorado es esencialmente nacionalista y se componía de los hombres más patriotas del Paraguay.

Antes de irse a la guerra, los colorados estuvieron defendiendo a la patria en todas partes, defendiéndola como conscriptos, porque era la masa Colorada la que más estaba anotada en los cuarteles. La reserva colorada era la más importante que tenía la Patria para la defensa del Chaco. Antes de la guerra, he visto cómo los colorados luchaban ya desde los balcones de los diarios que estaban clausurados por la Policía, tirando sus periódicos a la calle para de ese modo excitar el sentimiento nacional del pueblo paraguayo. Más de una vez, en los cuarteles, hemos pensado sobre los partidos políticos para encontrar que nunca ha desmentido el Partido Colorado antes y durante la guerra su patriotismo y su inmenso nacionalismo, porque así como concurrió siempre a los cuarteles para aprender el manejo de las armas, supo cumplir en la guerra, presentándose en primer término el Presidente de la Junta de Gobierno Mayor Romero Pereira.

El Mayor Ingeniero Romero Pereira, se presentó al frente de los Colorados para defender a su Patria. Eso demuestra que la prédica de los diarios, la lucha y la defensa en los Parlamentos, la campaña en todos los lugares donde el nacionalismo del Partido Colorado se hizo oír para confirmarse luego en el frente de batalla, eran pujantes realidades.

Ningún partido tiene mejor historial que el Partido Colorado para estar en el poder. Para estar en el poder un partido, también su historial debe apoyarlo, igual que sus méritos deben apoyar a las personas para ocupar cargos públicos. Por eso, señores, hoy, siento la emoción profunda de un soldado joven en el Partido Colorado, pero con bastante experiencia sobre el momento histórico que hoy se sella. Experiencia de la que no me arrepiento porque no me ha creado amargura alguna en el espíritu, por la cual, siempre he estado a las órdenes de la Junta de Gobierno, entendiendo que, hay que respetar la consigna que ha dejado el Gral. Bernardino Caballero al decirnos: "Dos cosas hay que respetar, la paz de la República y sus Instituciones"

Y como señores, en estos momentos de gran trascendencia, después de ver a este pueblo fervorosamente Colorado, con tantas esperanzas en las palabras de sus directores, cómo no sentirse profundamente emocionado. Hay dificultades para los que no son oradores, encontrar la palabra que pueda penetrar hasta el alma de los amigos, pero se es sincero Colorado, para decir sencillamente, que esta reunión es histórica y es expresión de la definición del historial del Partido, porque él tiene como ejemplo para los demás partidos, que ante todo está la patria, después la Asociación política, y por último están las personas. De manera que nada importa que ayer estuviéramos distanciados los unos de los otros, cuando hemos comprobado que cuando el partido y la Patria nos han llamado hemos depuesto, para ejemplo de todo el mundo nuestras rencillas y nos hemos abrazado sinceramente bajo la bandera augusta del Partido Colorado.

Finalmente: señor Presidente, este acto político es fecundo, por lo que estamos contemplando dentro y fuera del país. Y hay recordar, señores, que esto se produce en el momento en que estamos bajo la garantía de un Ejército que, como bien lo dijo el Presidente de la Junta de Gobierno, Partido y Ejército. La reserva marcha totalmente identificados en la común tarea de la defensa nacional en la defensa nacional como la entiende el Partido Colorado. Por eso, en este gran acto, es nuestro deber expresar fervorosamente nuestro profundo reconocimiento a la lealtad de las Fuerzas Armadas, con cuya solidaridad se pudo llegar a esta magnífica concreción.

Al mismo tiempo, mociono, Señor Presidente, que esta gran reunión de correligionarios que representa a los colorados de toda la República, se haga presente en manifestación hasta la residencia del General Stroessner. Y no nos cansemos de ir a pie, considerando que este

sacrificio es para demostrar la capacidad espiritual del Partido Colorado, demostrando en esta manifestación pública, lo que valen los líderes que dirigen la Junta de Gobierno bajo los auspicios de un Gobierno austero como el que dirige el General Stroessner.

 

PALABRAS DE DR. DON EDGAR L. INSFRÁN

Señor Presidente de la Honorable Junta de Gobierno; señores Miembros, distinguidos correligionarios: Es notorio que ningún colorado deje de sentir con alborozo el arrebato cordial de la hora del reencuentro. Sólo los corazones que se detuvieron mientras la lucha incubada el acercamiento que nos depara este momento, están ausentes; pero esos corazones tenían nombres y los nombres en nuestra memoria agradecida. De todos ellos que son muchos, porque los años transcurridos también lo son, escogemos los que representan una simbología y en la evocación conmovida esos nombres ilustres nos permitimos tributar un homenaje de cálida recordación a todos nuestros correligionarios desaparecidos. Si los vivos se reencuentran, reunamos a nuestros muertos a lo menos en la evocación. Que los manes de Manuel Talavera y Atanasio González, vigoricen nuestra fe en el campesino; que los del Dr. César Vasconsellos y del Dr. Bernardo Ocampo, iluminen la conciencia ilustrada de los hombres capitalinos; que los manes de Mario Ferrario y de Roberto L. Petit, guíen a la Juventud en la senda del valor y del sacrificio...

Pero si esta emocionada evocación fluye de un imperativo del sentimiento, hay también, un imperativo de la razón que nos impone la faena admirable del reencuentro, En torno de ese imperativo no creo que se suscite la más mínima discrepancia; fortalecer y engrandecer a nuestro Partido que es tanto como postular el fortalecimiento y el engrandecimiento de la patria misma.

El partido exige la unión de todas las voluntades que sabrán concurrir al esfuerzo común aligeradas de un generoso olvido. Si hemos de avizorar el pasado, hagámoslo para extraer de él las duras lecciones del error y del dolor común, nunca para recordar cuestiones susceptibles de germinar nuevos enconos en los corazones. Que la memoria del dolor sufrido ahuyente de nuestro animo el sentimiento de la revancha, porque si queremos hacer cadena en el odio, nunca estaremos seguros de haber elaborado el último eslabón. Que la cadena se haga en el amor que ha de fluir del indesmentido sentimiento cristiano que alienta la ética del buen colorado.

A partir del augural instante que está viviendo nuestra Asociación, podrá iniciarse una etapa partidariamente distinta, institucionalmente normativa y políticamente proyectada hacia la solución de los problemas nacionales. El Partido debe ser el instrumento con el cual se ha de ensayar la convivencia regular de todos los correligionarios en un plano de libertad, de iguales oportunidades y de decencia política.

Nuestra actividad debe estar constantemente normada por el respeto a las instituciones y un leal acatamiento a las formas jurídicas que estructuran los estatutos partidarios y las decisiones regulares de sus órganos competentes. Sólo por esta vía hemos de transitar, sin el temor que entenebrece el alma y sin los autoritarismos que envalentonan, hacia las formas superiores de la convivencia política; y por ella también, allegar a la ciudadanía los mismos medios que permitan repetir, en el ámbito nacional, esta misma etapa hacia la concordia de todos los paraguayos. En otro orden de ideas más particulares, no podemos dejar de expresar que la actitud de la Honorable Junta de Gobierno al promover esta importante reunión partidaria, denota una generosidad que aplaudimos sin reticencias y se brinda con ella a la ciudadanía colorada la oportunidad de hallar soluciones institucionales, orgánicas y normativas. Según las sabias referencias bíblicas, cuando Dios quiso crear el mundo, comenzó haciendo la luz. Y el hombre en cuya alma se reproducen los módulos del Divino Creador, cuando se halla en trance de hacer, enciende el chispazo sutil de su entendimiento para iluminar el camino de su factura; sólo después, de iluminado el camino, transita, hace. La encrucijada que vivimos se ha encendido con lampos de intención generosa y de buena voluntad, y se abre a nuestra vista el camino de un quehacer común. Si transitamos por ella con ecuanimidad y con sabiduría hemos de alcanzar el reducto cívico que nos preservará de las contingencias que hemos estado viviendo y que todos deseamos alejar de nuestro recuerdo.

Pero que la luz espléndida que vemos irradiar, no encandile nuestras pupilas.

Y que el color imperial de la amapola que alguien dijo que debía retoñar en el poncho, el pañuelo o la corbata, renazca en el corazón de   todos los correligionarios, hermanándolos en la esperanzada etapa que hoy iniciamos.

 

PALABRAS DE DR. DON FABIO DA SILVA

Señor Presidente. Distinguidos y estimados correligionarios. Acaba de encomendarme el Señor Presidente de nuestro Partido diera las gracias a los ilustres Jefes Partidarios que han respondido a la invitación que les formulara la Junta de Gobierno. Estamos muy contentos de tenerlos en esta reunión y de habernos traslucidos en sus palabras el espíritu que los anima el reencuentro de todos los colorados, impulsados con la finalidad de hacer factible el programa partidario en toda su amplitud. Tiene especial interés la Junta de Gobierno de contar con el concurso eficiente de todos y cada uno de los jefes del Partido, así como de la integridad de la masa partidaria, pues está convencida de que así se facilitaría la consecución de los altos fines jurídicos y económicos que persigue el coloradismo. Recogemos con gusto la moción formulada por el doctor Olmedo y también la moción que se deduce de la exposición del doctor Florentín Peña. En una reunión posterior se han de estudiar sus resultados para encaminarlos conforme al anhelo, hacia la concreción definitiva de la unidad y la armonía de todas las fuerzas partidarias. Así, pues señores, no me resta sino repetir la complacencia de la Junta de Gobierno al haber sido correspondida en forma tan voluntariosa invitación por los distinguidos correligionarios presentes, demostrando con el hecho de su presencia y con palabras las mismas inquietudes por el fortalecimiento de nuestro gran Partido y la realización gloriosa de su destino.


 

LA CONVENCIÓN DEL 4 DE MARZO DE 1956

 

Memoria del ejercicio fenecido, leída por el Presidente de la H. Junta de Gobierno Arq. Don Tomás Romero Pereira ante la Honorable Convención del 4 de Marzo.

 

HONORABLES CONVENCIONALES: La Convención Última celebrada en Junio de 1954, proclamó por unanimidad la candidatura del eminente correligionario General Alfredo Stroessner para Presidente Constitucional de la República por el periodo que expirará el 15 de Agosto de 1958. El veredicto del pueblo ratificó categóricamente la decisión de la Asamblea partidaria por una inmensa mayoría y el candidato del Partido, asumió con el beneplácito popular la Primera Magistratura de la Nación, el 15 de Agosto del mismo año.

El tiempo es e mejor juez de nuestros actos y, el transcurrido desde la asunción del mando por el General Stroessner, ha sido la mejor prueba, de la acertada determinación del Partido y del pueblo colorado.

Como tuviera la satisfacción de manifestar públicamente el General Presidente se ha mostrado, en el corto tiempo cumplido de su mandato, un estadista digno de la tradición partidaria de nuestros grandes soldados. Obrando siempre en contacto y en el más perfecto acuerdo con la autoridad partidaria, dentro de la más amplia libertad que como Jefe de Estado le corresponde, eligió sus colaboradores para la difícil responsabilidad del Gobierno, entre los colorados que consideró de límpida ejecutoria, de firmeza y probidad. Como leal y antiguo militante del Partido, nunca tomó decisiones de importancia para la vida política partidaria y nacional al margen del pensamiento y de la solidaria voluntad de la Honorable Junta de Gobierno de la gloriosa Asociación Nacional Republicana.

Extraño en absoluto a nuestro espíritu todo designio de halago personal, no podemos menos que cumplir con el deber de declarar una vez más, ante esta magna Asamblea, que el ilustre correligionario que asumiera la alta responsabilidad del Gobierno es un soldado intachable, gobernante sereno y ecuánime, en cuya persona se amalgaman la fe democrática y la indeclinable devoción por la causa de la Patria y el Partido, puestas de manifiesto en todas las ocasiones.

Ese ejemplar espíritu del General Presidente, y la inspiración patriótica y partidaria que le guía para actuar al servicio de la doctrina republicana ha permitido que una lealtad y una confianza reciprocas distinguieran a las relaciones normales existentes entre Gobierno y autoridad partidaria dándose de ese modo las bases para una convivencia armónica, de la que participan las Fuerzas Armadas de la Nación, como firmes colaboradores en la ejecución de los planes del Estado y fieles custodios de la estabilidad de nuestras instituciones.

La Junta de Gobierno es un organismo político de control y consulta, que no pretende en manera alguna atribuirse funciones Gubernativas; el Gobierno tampoco ejerce ni pretende ejercer presión alguna sobre la Junta. Y el Ejército, brazo armado de la Patria, vela celosamente por sus fines específicos, que son, la defensa de la seguridad interna y externa de la soberanía y el honor de la Nación. Los miembros de las Fuerzas Armadas no dependen más que de sus superiores jerárquicos y todos, de una autoridad única que es el Comando en jefe.

Atento al ideal de que las Fuerzas Armadas tengan toda la tranquilidad y garantía necesarias para dedicarse a sus tareas específicas, el Partido, no solamente no tolera sino que tiene previstas las sanciones consiguientes, que cualquier ciudadano civil o militar intervenga a crear situaciones que atenten contra el régimen normal paz, de orden y de trabajo que vive la República.

Sin propósitos de extendernos por ahora, sobre la obra de Gobierno del General Stroessner, no podernos dejar de referirnos, por su trascendencia, a algunas de ellas, tales como la red vial en ejecución. La carretera Coronel Oviedo-Presidente Franco, empalmando con la ruta brasileña de Foz de Yguázú al Atlántico, incorporará en forma efectiva a la vida económica de la nación la rica región del Alto Paraná, a la vez que, obteniendo otra salida al mar para nuestros productos de exportación, acrecerá nuestra independencia económica. La carretera que enlaza la Capital con la laboriosa región de Itapúa, ya utilizada por el tránsito público y próxima a terminarse; el camino a General Bruguez y la ruta Transchaco de incalculables proyecciones para el porvenir, que abrirá nuevas posibilidades económicas e impulsará el progreso de esa inmensa zona de nuestro territorio, son otras de las importantes realizaciones.

Asunción contará dentro de 28 meses, con un moderno servicio de aguas corrientes, gracias a las inteligentes y empeñosas gestiones del Gobierno del General Stroessner, y al valioso concurso técnico y financiero de los Estados Unidos de América que, cumplen así una efectiva política de fraternal cooperación interamericana.

En cuanto a las realizaciones de esta Junta de Gobierno, cuyo mandato hoy fenece nos permitimos Exponer a la consideración de los Honorables convencionales algunas de ellas:

El censo partidario levantado el año pasado en la capital, con máximo cuidado, después de una adecuada preparación, podemos afirmar que dicho trabajo fue coronado por el éxito, pues nos permite apreciar la extraordinaria potencia de las fuerzas coloradas de la Capital y su indudable superioridad numérica sobre las demás agrupaciones políticas. Este censo debe ser, sin duda, objeto de sucesivos perfeccionamientos y abarcar a toda la República, como se tiene ya planeado, para poseer así un exacto conocimiento de nuestra inmensa fuerza electoral, a la vez que un instrumento insuperable para la organización de las elecciones partidarias. El censo comprendió en la Capital a todos los correligionarios civiles y militares, sin que se hubiese ejercido coacción alguna corno pretende la insidia opositora. La inmensa mayoría de los miembros de nuestras Fuerzas Armadas, son colorados, de convicción y muchos que habían manifestado inequívocamente su adhesión al Partido conuna militancia activa, espontáneamente aprovecharon la ocasión para oficializar su afiliación inscribiéndose el censo partidario. Queda así desvirtuado, uno de los infundios que con mayor empeño hicieron circular los adversarios políticos, sobre supuestas presiones del Partido Colorado para incorporar a los integrantes de las Fuerzas Armadas. Los que no lo hicieron en esa oportunidad, continúan en el Ejército, gozando de los mismos derechos y prerrogativas de sus demás camaradas de armas. Una verdadera campaña de los adversarios se ha levantado desde el extranjero, censurando esta valiente y noble determinación de nuestros correligionarios de uniforme. Solamente, nos permitiríamos preguntar a los militares retirados que se nuclean con divisas verdes y azules, si repudiarían esas sus respectivas divisas, en el caso improbable que sus grupos políticos escalaran las gradas del Capitolio.

Ejército institucional ha pasado a la categoría de una farsa que los pueblos francos y valientes tienen el derecho de proscribir.

Paralelamente a la operación del Censo y como un indispensable complemento, la Junta de Gobierno actual ha procedido a preparar la cédula de identidad partidaria, que todos los colorados deben poseer. Las libretas se encuentran ya impresas y, creemos especialmente propicia mi a solemne oportunidad, para hacer entrega de la cédula de identidad partidaria número uno, al primer ciudadano de la República y miembro eminente de nuestra Asociación política, el correligionario General Alfredo Stroessner.

El curso libre de informaciones para Presidentes de Seccionales de toda la República, realizado en el local de la Junta de Gobierno constituyó una fructífera iniciativa. Los correligionarios asistieron asiduamente a los cursos con el mayor interés y, además de las informaciones sobre el programa y Estatuto partidarios, merecen citarse las visitas hechas a las principales instituciones y obras de la Capital, apreciando, por sí mismos las importantes realizaciones del constructivo Gobierno del General Stroessner y la empeñosa labor efectuada por la junta de Gobierno para el mejoramiento de la organización partidaria. Iniciativas como éstas, que fortalecen las convicciones y contribuyen a la formación política y al conocimiento recíproco de los correligionarios del país que ocupan funciones directivas, merecen el mas franco apoyo y hacen que miremos con optimismo el porvenir del Partido. Otra iniciativa de primordial importancia para la directiva partidaria fue, la relativa al local social. No obstante las importantes mejoras realizadas en el antiguo edificio, que duplicaron su capacidad, estamos lejos de colmar las exigencias esenciales del movimiento administrativo de la junta. De ahí el enérgico empeño que hemos puesto para acelerar la construcción del nuevo edificio de proporciones gigantescas, en cuyo ámbito podrá funcionar la gran organización que tenemos proyectada, indispensable para una eficaz administración.

El proyecto inicial fue comenzado bajo la Presidencia del Dr. José Zacarías Arza y terminado durante la Presidencia de don Rigoberto Caballero, en cuyo período se empezó con gran impulsó la importante obra. Desde entonces se mantiene el ritmo de trabajo y es gracias a tal esfuerzo, que podemos anunciaros la posibilidad de su pronta terminación de tal manera que la nueva Junta podrá ocuparla antes de finalizar el año en curso; y entonces, la próxima gran Asamblea de nuestro Partido podrá realizarse en un marco digno de su gloriosa tradición y ofrecer la mole monumental del hogar partidario, como un símbolo tangible de la pujanza, de la grandeza y de la capacidad realizadora, que aseguren la perennidad del Coloradismo.

Sin falsa modestia, nos atrevemos a declararos, ciudadanos convencionales, que si la autoridad suprema rectora de los destinos desde 1952, no hubiese concretado sito esta obra su sola realización constituiría suficiente titulo para recomendar a sus autores, a la consideración y respeto de las generaciones coloradas del porvenir.

El reencuentro. En las postrimerías del año pasado, tuvo lugar uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia política de nuestro Partido. Un hecho sin precedente en los anales partidarios que "merecen bien de la Patria", según la expresión de un viejo jefe del coloradismo: el reencuentro de la gran familia Colorada.

El vehemente anhelo de los buenos colorados de llegan a la concordia de todos los que practican nuestra misma religión política; el sentimiento poderoso de la ciudadanía republicana en pro de la unión efectiva de todos los correligionarios, pudo al fin concretarse un hecho positivo. Se ha cumplido así, la aspiración que hiciera pública el Presidente Stroessner, desde el momento en que aceptó la candidatura a la Primera Magistratura de la República por el Partido Colorado, al expresar que pondría "todo su empeño para arribar a un punto de confluencia que logre unificar las fuerzas políticas del Partido, para que esa fuerza sea una sola, sin disidencias internas y sin más ideal que el afán patriótico de lograr un Gobierno estable, de firme autoridad, sobre la ancha base del veredicto popular".

El objetivo político fundamental de la Junta de Gobierno fue, desde los primeros momentos, crear el clima propicio para el acercamiento de todos los colorados, para la unidad de la gran familia republicana, como paso preliminar, para intentar después la gran tarea de la hermandad de la familia paraguaya.

Largo y difícil fue el camino recorrido, Honorables Convencionales, porque no siempre se respondió con buena fe a la buena fe, ni siempre fue posible eliminar las pasiones personalistas y lo intereses de círculos, en aras de los altos intereses del Partido. Pero los obstáculos hallados en el camino, lejos de infundirnos desalientos, redoblaron nuestras energías para alcanzar el noble objetivo perseguido, Y es así que hoy, esa concepción de esta Junta de Gobierno se ha convertido en auspiciosa realidad y con hondo júbilo de colorado podemos expresar, Honorables Convencionales, que esa reconciliación de la familia republicana, ese abrazo fraterno se realizó felizmente y que pudimos reunir en el recinto del hogar partidario a viejos compañeros de causa y a jóvenes correligionarios de probados méritos, que por diversos motivos permanecían momentáneamente apartados de la política activa y que acudieron al llamado de la Junta de Gobierno, decidido en la sesión del 20 de Octubre próxima pasado, por unanimidad y aclamación. La histórica sesión extraordinaria del 27 de octubre, llamada del REENCUENTRO, reunió junto con los miembros de la Junta de Gobierno a prominentes personalidades de todos los matices del Partido. Y allí se proclamó por aclamación la integración total de la familia colorada y se cancelaron las medidas disciplinarias que, por motivos políticos, pesaban sobre algunos correligionarios, con cargo de dar cuenta a la Convención. Posteriormente, se llegó a un acuerdo sobre la fecha de convocatoria de esta Asamblea y se elaboró, conjuntamente con los amigos reencontrados, una lista de correligionarios para miembros de la Junta de Gobierno que debe substituir a la que, en el día de hoy, termina su mandato.

En dicha nómina están representadas las personalidades más eminentes del Partido y, jóvenes valores a quienes por sus méritos partidarios se considera justo honrar con tan alta investidura. Se cumplió así el anhelo de esta Junta de Gobierno, hecho público en diversas ocasiones cuando manifestábamos que las puertas del hogar partidario, permanecían abiertas de par en par, para todos los correligionarios dignos y de buena fe, que quisieran colaborar en la gran obra del progreso nacional y la consolidación partidaria, sin más condición que el acatamiento a los principios y normas del Partido y a su legítima autoridad.

La consolidación partidaria en el Gobierno ha sido respaldada por la gran unión partidaria. Esa consolidación y esa unión, que tanta molestia causa a los adversarios, es el resultado de las grandes fuerzas morales, encauzadas sabiamente por la política del Gobierno del General Stroessner y de la autoridad de la actual Junta de Gobierno, que así cumplieron, al unísono, una misión trascendental de fecunda influencia en la vida de la Nación.

El abrazo fraterno fue posible gracias al olvido recíproco de agravios y resentimientos, a la generosidad y desinterés puestos de manifiesto tanto por los miembros de esta Junta como por los preclaros hombres el Partido, especialmente invitados. Este abrazo fraterno fue posible, gracias a que prevalecieron los supremos intereses del Partido sobre las pasiones personales y de círculos y porque, al decir de uno de nuestros ilustres directores, había que "llenar los abismos del pasado para despejar las sendas del futuro".

Ahora debemos perseverar sin desmayos, sin desviaciones en el camino, para que esta magnífica obra siga adelante y se consolide cada vez más la reintegración total del coloradismo. Lealtad, sinceridad y fraternal cooperación entre todos los colorados para los trabajos de bien público y de interés partidario. Toda actividad contraria a esta fraternidad y a esta sagrada unión, debemos considerarla como una verdadera traición al partido.

La lista de candidatos para la futura junta de gobierno es la expresión de esa unidad total y por ello, es recomendada a esta Honorable Convención, tanto por la junta de Gobierno como por la Comisión Especial de reintegración partidaria, es decir, por los jefes de todas las tendencias o matices del coloradismo. No cabe pues esperar que alguien rechace esta lista, so pena de lastimar de nuevo el espíritu de unidad en que descansa la grandeza de nuestro Partido.

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En la segunda quincena de Diciembre pedo, como es del conocimiento público, ocurrieron en la Primera División de Caballería, algunos sucesos lamentables. Esa crisis militar fue satisfactoriamente resuelta por el señor Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación y la Junta de Gobierno que a invitación del mismo, intervino para la feliz solución de la crisis. Emergencia fue esa en que se comprobó, una vez más, la solidaridad existente entre el Gobierno Nacional, la Junta de Gobierno y las Fuerzas Armadas que, en tal ocasión, lejos de alterarse fueron fortalecidas.

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Un acontecimiento internacional, ocurrido el año pasado, creó a nuestro país una obligación especial en defensa del Derecho de Asilo. El Gobierno del General Stroessner, con la serenidad y firmeza habituales, dio una solución digna al delicado problema, granjeándose la admiración y el respeto de las naciones democráticas del mundo occidental, por la celosa defensa de la soberanía Patria y de los principios jurídicos que rigen la convivencia internacional.

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No podemos omitir de daros cuenta, de un ingrato episodio al que estuvo vinculado un correligionario, miembro de esta Junta de Gobierno. Nos referimos al secuestro y traslado ilegitimo de un ciudadano extranjero fuera del país, acto lamentable cuya investigación reveló la participación del General Quintín L. Parini, quien confesó su intervención en el hecho delictuoso. La Junta de Gobierno, considerando la gravedad del acto consumado con menosprecio a nuestra soberanía y la alta jerarquía del culpable después de oír al inculpado, dictó Resolución expulsando del Partido Colorado, al afiliado General Parini, sanción ejemplar que mereció la aprobación de la ciudadanía colorada.

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La Junta de Gobierno en su sesión del 27 de octubre próximo pasado resolvió levantar las medidas disciplinarias adoptadas contra los correligionarios señores J. Natalicio González, Víctor Morínigo, Leandro Prieto, Manuel Gadea, Odón Frutos y Mario Ferrario. Resolvió igualmente levantar la medida adoptada contra el correligionario Dr. J. Eulogio Estigarribia, así como la cancelación de la sanción adoptada contra un grupo de Parlamentarios Colorados.

La junta de Gobierno se permite recomendar a esta Soberana Convención, la aprobación del levantamiento de medidas disciplinarias.

Honorables Convencionales: querernos reiteraros una vez más, que el espíritu del 27 de Octubre, el espíritu de la buena fe que alentó en el corazón de todo buen colorado, el abrazo fraterno, ese espíritu que nos llevará por el sendero del engrandecimiento del Partido, ese espíritu noble y desinteresado debe presidir todas vuestras decisiones y las de nuestras seccionales, al renovar sus autoridades.

Os exhortamos, pues a que obréis siempre inspirados por ese espíritu del reencuentro, siguiendo el ejemplo trazado por las personalidades más prominentes del Partido, olvidando intereses y eliminando pasiones personales.

Honorables Convencionales: al someter a vuestro juicio la labor realizada y a vuestra aprobación la memoria y balance de la Junta de Gobierno que me honro en presidir, hago votos porque el más puro patriotismo y el más elevado ideal partidario inspiren vuestras deliberaciones. La hora política que vive nuestro Partido, reintegrados sus cuadros, recobrando la pujanza y el fervor de los mejores tiempos, hace que miremos con optimismo y confianza el porvenir.

Todos sabremos cumplir con nuestro deber; el Partido Colorado cumplirá la alta responsabilidad histórica que le corresponde y, el Gobierno que preside el primero de los colorados, General Alfredo Stroessner, dará cima, felizmente, a la segunda reconstrucción de la Patria, en un clima de libertad, de respeto y de trabajo fecundo de la totalidad de los paraguayos.­

 

 

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL EXCMO. SR. PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA GRAL. DE DIV. DON ALFREDO STROESSNER ANTE LA HONORABLE CONVENCIÓN DEL PARTIDO COLORADO.

"Honorables Convencionales: Como Jefe de Estado que tiene el origen de su mandato en el seno de una convención de la Asociación Nacional Republicana, y en la ratificación expresa de la voluntad de esa convención, por la voluntad soberana de su pueblo, vengo ante vosotros, honorables Señores Convencionales, para traeros el homenaje de mi respeto y mi palabra de fe en la misión sagrada que os toca cumplir, al servicio de la Patria y del partido.

Como ciudadano que recogió de la tradición del coloradismo, lo más puro que necesitó el hombre para alistarse entre los fieles servidores de los destinos de la Nación vengo ante vosotros, Honorables Convencionales, para sumar la voz de mi esperanza, a la esperanza de todos los colorados que hoy se han hecho cita en este recinto en el anhelo de trabajar unidos y sin descanso por la grandeza del Paraguay.

Como soldado que forjó el temple de su espíritu en las lecciones de honor de nuestro pasado, y se incorporó a la masa republicana por encontrar en ella la misma conciencia histórica de la Patria, vengo ante vosotros, Honorables Convencionales, para montar guardia ante la bandera junto a la presencia del espíritu inmortal, del jefe por excelencia, el General Bernardino Caballero.

Quiero deciros en este instante solemne que la misión de que me hice cargo en nombre de la Asociación Nacional Republicana para dar cumplimiento a sus ideales y programa desde el Gobierno, ha rendido, sus frutos en los hechos que hoy aseguran la paz y la justicia en la República, y marcan el avance de nuestro pueblo hacia el porvenir, por anchas y definitivas rutas de progreso.

Nos es honroso afirmar que para llegar a los días de paz y de concordia que vive la Nación, los afanes del Gobierno contaron con el decidido apoyo de la conciencia ciudadana, y que con ese apoyo hemos sorteado todas las dificultades, manteniendo indólume el prestigio de la Patria, con la bandera sin mancha de su soberanía, y con la potestad de un pueblo dueño absoluto de la grandeza de sus destinos.

Vivirnos en paz en lo interno y en paz y en armonía exterior, sin el más leve peligro de que se alteren las condiciones de vida de nuestros hogares, ni el juego normal de nuestras instituciones, desenvolviéndose nuestras relaciones con los pueblos hermanos y vecinos en un campo de alta comprensión y de solidaridad internacional, como corresponde al espíritu y a la doctrina de nuestra América.

Si ya nuestros ríos marcaron desde los orígenes de formación de nuestra nacionalidad, la ruta de la hermandad por la que nuestros antepasados fueron para Mandar y defender Ciudades en la Argentina y el Uruguay, también nuestras tierras esperan el camino de unión con Bolivia a través de nuestro Chaco y de unión con el Brasil por el Norte y por el Este, para dar a nuestra posición geográfica el valor territorial de una Nación, que vive con el alma propia y a la vez Continental. Cabe señalar, especialmente a este respecto, la fraterna cooperación de la República de los Estados Unidos del Brasil, a más de la cooperación internacional, tan lealmente cumplida por los Estados Unidos de Norte América con nosotros, y cuyos resultados, tan fecundos en todos los órdenes, aseguran la continuidad de nuestro progreso como fruto de nuestro esfuerzos y de la política de buena vecindad que lo distingue a nuestras relaciones con los demás pueblo hermanos.

Ya el señor Presidente de la Junta de Gobierno, ha dicho en resumen la obra cumplida en el breve tiempo de Gobierno transcurrido.

Quisiera agregar, Honorables Convencionales, a tan ilustradas palabras, en las qué, también se ha querido rendir un homenaje a la modestia de mi nombre, por lo que expreso, mi mas profundo reconocimiento, interpretando que tales palabras honran a todos los colaboradores de mi gobierno, quisiera agregar, repito, que si el Gobierno ha sido feliz en sus realizaciones y ha merecido un respeto ciudadano a su conducta, es porque nunca falto para el éxito de nuestros propósitos la colaboración total dula suprema autoridad partidaria.

Aun debo deciros, Honorables Convencionales, que así seguiremos siendo en el futuro, seguros de que las decisiones de esta Honorable Convención, la Patria y el Partido saldrán ganando con el alineamiento cada vez mejor y más efectivo de los hombres dispuestos a honrar con el aporte de su inteligencia y de su voluntad.

Al ser, en este instante, objeto de una distinción especial, al entregárseme el Carnet partidario, he de deciros, que me hago cargo del deber que significa no solamente el documento de la filiación sino el número uno con que inmerecidamente me honráis.

La Honorable Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana, ha tenido el honor de contar como un Jefe digno de sus expectables miembros, al Arquitecto don Tomás Romero Pereira, en quien el coloradismo, tiene la figura que corresponde a la historia del Partido, y la columna indestructible que se asienta sobre las virtudes de nuestro pueblo. Reconozco en él al colaborador y al jefe de Partido, con cuyo concurso espiritual, y con cuya intensa labor política, ha sido posible a que Gobierno y Partido arribaran a la altura desde donde puede dirigirse con satisfacción, con orgullo y con derecho a la Nación,

Honorables Convencionales: Acudid hoy, a esta cita, bajo el signo de la unión colorada. Es como si los colorados de ayer, de hoy y de siempre, formaran sus cuadros entusiastas para seguir a la bandera del General Bernardino Caballero, conscientes de que la batalla a ser ganada, será la conquista de una victoria para la Patria. Una de mis grandes satisfacciones de Gobernante, y acaso la mayor, es la de veros en esta Convención, sin odios que os separen, sin rencores que sobreviven, sin ambiciones personales, que se antepongan a los intereses de la comunidad. Se ha cumplido de esta manera, el ideal que sustentara y expresara desde la fecha de la aceptación de la proclamación de mi candidatura para regir los destinos de mi Patria.

Bien se que seréis los fieles cumplidores de tan patriótica consigna, que a más, de afirmar en los hechos la unidad ya inquebrantable de la familia republicana, equivale a un ejemplo y a un gran paso que hará factible la unidad de la gran familia paraguaya.

Podéis estar seguros, Honorables Convencionales, que en las virtudes que practicáis, sellando la unidad, como una expresión del más alto ideal patriótico, y de la mas noble vocación política, os acompaña la ciudadanía entera, y con ella, en modo especial y particular, las Fuerzas Armadas de la Nación, tan celosas como el Gobierno y como la Asociación Nacional Republicana, por mantener en alto el estandarte de los principios, y por sellar con su acción en el tiempo, el porvenir luminoso del Paraguay.

Honorables Convencionales: Que Dios y la Patria estén presentes en vuestros espíritus, para que vuestras deliberaciones y vuestras decisiones, tengan el inmenso mérito del pensamiento y de la voluntad de nuestros mayores. Que la sabiduría del patriotismo sea vuestra sabiduría. Que las generaciones del porvenir recojan como una lección de honor, las páginas que escribiréis en este instante, y que el Coloradismo, sea la conciencia de la Patria misma, como una proyección eterna y luminosa de los altos destinos del Paraguay",

 

 

DISCURSO IMPROVISADO POR EL CONVENCIONAL DR. DON OSVALDO CHAVES EN LA MAGNA REUNIÓN DEL 4 DE MARZO.

"Deseo expresar antes que nada el júbilo que llena mi corazón, y sin duda también el corazón de todos los colorados, en esta hora de la reconciliación y del reencuentro. Y quisiera comenzar pronunciando algunas palabras de justicia, no sin recordar, nada más que por un momento, al clarear esta mañana jubilosa para el Partido, la noche que dejamos atrás definitivamente.

En primer término, era el propio pueblo colorado, quien asistía con pena y amargura al espectáculo de una escisión dolorosa que había comenzado por sus cuadros dirigentes pero que poco a poco iba afectando todo el organismo partidario. Pero si el pueblo fue la primera víctima de la discordia, fue también, señor Presidente, el primero en reaccionar contra una situación que minaba en su base el poderío del Partido y que amenazaba convertirse en un grave factor de perturbación nacional.

Como ya he tenido ocasión de decirlo en la reunión del 27 de octubre ppdo., los miembros de la Junta de Gobierno y las personalidades partidarias convocadas a reencuentro, y que en media hora olvidaron sus agravios como si nunca hubiesen existido y se unieron en un abrazo cordial, no hicieron en el fondo otra cosa que interpreto venía desde hace rato venía empujando desde las entrañas del pueblo colorado.

Por eso, señor Presidente, yo creo que nuestro primer homenaje es para el pueblo, y yo lo rindo aquí con mi palabra emocionada en las personas de los señores convencionales; lo rindo a todos los colorados a los de una y otra parte sin distinción de sectores, de banderías ni de círculos; lo rindo a los viejos dirigentes encanecidos en la lucha para señalarnos un camino; a los jóvenes que supieron resistir sin corromperse las fáciles tentaciones de poder; a las mujeres coloradas -madres, esposas, hermanas- a quienes también pertenece este triunfo porque ellas lo buscaron y nos acompañaron con su aliento en los días de incertidumbre.

Pero el pueblo, señor Presidente, también necesita de hombres capaces de convertirse en un momento dado en fieles intérpretes y ejecutores de sus grandes voliciones. Nada es más desdichado, en las horas de crisis, que la presencia de hombres mezquinos de corazón y sentimiento. Felizmente nosotros tuvimos la fortuna de tener en la hora del reencuentro, en los puestos rectores del Gobierno y del Partido a dos hombres que supieron estar a la altura de las circunstancias. He nombrado señores al ciudadano Presidente de la República Gral. Alfredo

Stroessner y al Presidente de la Honorable Junta de Gobierno que hoy termina su mandato, Arq. don Tomás Romero Pereira.

No entra en mis costumbres señor Presidente la facilidad para el elogio y creo más bien que he preferido en mi vida política exponerme a pequeños grandes sinsabores antes que traicionar mis convicciones íntimas o acallar en algún momento las voces de mi corazón. Pero por eso mismo creo que tengo algún derecho y si se quiere hasta la obligación de pronunciar ahora estas palabras de justicia para los grandes gestores del reencuentro.

Al General Stroessner -cuyo discurso lleno de idealismo patriótico y de esperanza acabamos de escuchar- le corresponde sin lugar a dudas el inmenso mérito de haber tenido la comprensión exacta de lo que, para el Partido y para la Nación entera, significaba el poder contar con la base política de un Partido unido y fuerte sin querellas y sin círculos. Su devoción de colorado y su clara visión de estadista le permitieron interponer en el momento preciso la influencia de su alta investidura para impulsar la solución del reencuentro partidario. Además, señor Presidente, yo creo que el General Stroessner tuvo también el tacto y la prudencia que eran necesarios como ha indicado el Arq. Romero Pereira en su memoria, para no confundir la función del gobernante con la responsabilidad específicamente partidaria, y este tacto se tradujo en dejar a los miembros de la Junta de Gobierno y a las personalidades convocadas al reencuentro la más amplia libertad para acordar las bases, los detalles y la técnica de ejecución del magno pensamiento.

Permitidme, sin embargo, que agregue a la mención de este acontecimiento político -que es partidario pero que tiene proyección nacional al mismo tiempo- una referencia especial a otros aspectos de una labor gubernativa que se viene caracterizando pon su aliento dinámico, realizador y constructivo. Obras y planes de fomento económico -escuelas caminos, hospitales­surge o se hallan en marcha como otros tantos índices elocuentes de la noble preocupación de nuestro Primer Magistrado para poner en práctica el programa del Partido Colorado.

Pero todo esto, con ser mucho, no es todavía todo. Yo tengo además la esperanza de que bajo el Gobierno del General Stroessner, para honra de nuestro Partido y para bien de la República, han de adoptarse medidas básicas y decisivas para la reconciliación de la familia paraguaya en su conjunto la vigencia de las libertades públicas y el perfeccionamiento de nuestras instituciones democráticas.

Por todo ello, señor Presidente y señores Convencionales, por lo que está hecho y por lo que esperamos que se cumpla en función del Programa del Partido, por la función principalísima del Presidente Stroessner en la tarea del reencuentro, por las esperanzas que ciframos en su visión de los anchos caminos y de las grandes soluciones del futuro, yo creo interpretar el sentimiento unánime de la ciudadanía colorada al proponer que esta magna Convención, puesta de pie, aclame su nombre y le otorgue un voto de confianza y aplauso.

Señor Presidente: después de aprobado este voto, consideraría injusto dejar de decir algunas palabras sobre la función señera que para el reencuentro partidario correspondió a quien el destino quiso que fuese, en las horas inciertas que estamos superando, Presidente de la Junta de Gobierno de nuestro Partido. Sobre sus hombros de luchador infatigable de las viejas batallas por la libertad recayó el peso mayor de la tarea. Es cierto que la unificación era un clamor unánime y una voluntad irresistible, pero la ejecución requería talento, tacto, paciencia y desinterés, y estas son precisamente las virtudes que el Presidente de la Junta de Gobierno volcó al servicio de la gran idea. Por eso, señor Presidente y señores Convencionales, sea también para el ilustre

Correligionario  Arq.    Don Tomás Romero Pereira   la expresión de nuestra gratitud y de nuestro respeto.

Y aun desearía agregar algunos conceptos sobre el mismo tema. La buena fe es un requisito indispensable para que este acontecimiento jubiloso sea una realidad definitiva, fecunda y perdurable. Si no hay buena fe, quiere decir que aceptamos esta solución sólo como una táctica, guiñando el ojo a nuestro vecino o a nuestra claque para indicarles que en política el fin justifica los medios y que la única ventaja del reencuentro es ofrecernos una oportunidad para ganar posiciones, para infiltrarnos hasta donde nuestro mimetismo y nuestra perfidia nos permitan, esperando la hora de desplazar al otro grupo para sustituirlo por nuestro círculo, por nuestro caudillo o por nuestro hombre providencial, si es que lo tenemos. El Partido Colorado, señor Presidente, es demasiado grande, para tolerar semejantes bajezas, o para que nuestra suerte, nuestra libertad o nuestro destino dependan del arbitrio de nadie. Este no es un nido de víboras, de traidores ni de felones; es un partido democrático, un partido de hombres libres, Desechemos, pues, hasta la sombra de esas actitudes que suelen considerarse por algunos como muestras de sagacidad o sabiduría política y que en rigor no constituyen sino veneno para la discordia y para la anarquía, piedra de escándalos que terminan por perjudicar a todos, maquiavelismo torpe, mezquino y miserable.

Me he referido antes a las perspectivas que el reencuentro abre para el completo ordenamiento democrático del país. He aquí un problema sobre el cual necesitamos tener ideas claras y decisiones firmes. Permitidme por eso que me detenga en él por un momento. Somos un partido democrático y lo somos desde nuestros orígenes remotos. Los fundadores de nuestro Partido, reunidos bajo la jefatura ilustre del Gral. Bernardino Caballero, lo dijeron ya, en términos nítidos e intergiversables, en el memorable documento del 11 de setiembre de 1887. "Nuestro programa se resume en dos palabras -decían esos hombres-: paz y respeto a, nuestras instituciones". Y agregaban : "Para la consecución de estos propósitos mantendremos firme e inviolable la libertad del sufragio, de la palabra, de la prensa, de la reunión, como condiciones esenciales para asegurar el ejercicio tranquilo de los derechos políticos, en la esfera de la ley y del orden, para alcanzar a realizar la gran divisa republicana el Gobierno del pueblo por el pueblo".

Después de 1904 las grandes personalidades de nuestro Partido fueron también hombres de acendrada vocación democrática. Pensad en los nombres de Facundo Insfrán, Pedro P. Peña y Juan León Mallorquín, para no recordar sino a algunos muertos ilustres; y pensad en los que se formaron junto a aquellos, algunos de los cuales vuelven hoy aquí junto a nosotros en esta hora del reencuentro; y permitidme que de entre todos éstos, para rendir homenaje a todos, no cito sino dos hombres que son dos símbolos, Eulogio Estigarribia y Juan Manuel Frutos, maestros de decencia política, altivos luchadores sobre cuyas frentes soplaron las borrascas y cayeron los inviernos pero en cuyos corazones juveniles la fe en la libertad y en la democracia no dejó nunca de florecer como una primavera.

El ideario de nuestro Partido se inaugura con esta declaración fundamental que, aunque de todos conocida, me permitiré leer in extenso: "La Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) es una nucleación de hombres libres que busca promover el bienestar del pueblo paraguayo sobre la base de la igualdad, la justicia y la soberanía popular, manifestada en la forma republicana, democrática y representativa de gobierno". En los puntos 4 y 5 el Partido se declara por la "Libertad de organización de los partidos políticos como órganos necesarios de la democracia" y por la "Vigencia plena de las libertades: libertad política, de trabajo, de asociación, sindical, de reunión, de palabra, de prensa, de conciencia, de culto".

El reencuentro, señor Presidente, nos pone en una situación privilegiada para avanzar firme y decididamente a la consecución de esos objetivos. Hemos dominado la anarquía, hemos traído la pacificación de los espíritus, hemos realizado desde el Gobierno obras de aliento material y cultural. Pero nuestra labor sería trunca si no la completáramos acelerando el proceso de normalización institucional del país. Mientras no hagamos esto, la anarquía no habrá sido conjurada en sus raíces y en cualquier momento podrían surgir nuevos brotes de violencia. Además, la completa democratización del país es necesaria para nuestro propio Partido, para la cohesión de nuestras filas y para robustecer nuestra disciplina, para que no vuelvan a surgir en su seno querellas estériles que nos llevan a dilapidar energías que deberíamos reservar para enfrentar al adversario en las nobles lides democráticas. Por todo esto, señor Presidente, yo pienso que la junta de Gobierno próxima debe recoger los altos conceptos democráticos vertidos en la histórica reunión del 27 de octubre p.pdo. por nuestros dirigentes partidarios, cuyas palabras resuenan aun con un eco simpático en nuestro corazón. Todo el problema consiste en vencer el viejo escepticismo que nos roe y en tener fe en la capacidad de nuestro pueblo para crear aquí en el corazón del Continente, de donde surgieron los primeros gritos de libertad en el Río de la Plata, una democracia que sea el orgullo de América y prenda de concordia y bienestar para todos los hijos de esta tierra. Sólo así podríamos enfrentar serenos el juicio de la historia y poder decir con el noble orgullo del poeta: Exegi monumentum aeri perrennius (Levanté un monumento más perenne que el bronce).

Y al proponer que esta Convención apruebe por aclamación la lista del reencuentro para la Junta de Gobierno, permitidme terminar con las palabras del Manifiesto del reencuentro: "Por un Partido unido y fuerte, sin personalismos y sin círculos, de pie junto a la vieja bandera de nuestros amores, más firmes que nunca en nuestra decisión de realizar el ensueño pertinaz de una patria grande en la libertad y en la justicia. Este es el significado del reencuentro y nuestro compromiso de amor ante la historia; esa es la meta por la cual cobran sentido los sacrificios de nuestro pueblo, la sangre de nuestros mártires y las cenizas de nuestros muertos". He terminado".

 

 

PALABRAS PRONUNCIADAS POR ALGUNOS DE LOS MIEMBROS DE LA H. JUNTA DE GOBIERNO EN LA SESION DEL 6 DE MARZO, POSTULANDO AL ARQ. DON TOMAS ROMERO PEREIRA COMO CANDIDATO PARA PRESIDENTE DE LA ALTA AUTORIDAD PARTIDARIA

 

DEL DR. D. DOMINGO MONTANARO:

Señor Presidente: Yo creo que hay un hecho que no puede ser desconocido por la nueva Junta de Gobierno o por los hombres que componen esta alta autoridad partidaria, responsable de regir los destinos del Partido por dos años: y es la circunstancia que habiendo sido reelecto el que fue el Presidente de la Junta de Gobierno bajo cuyas gestiones pudo ser realizada tan auspiciosa, tan anhelada ansiedad del pueblo colorado, como es la unidad partidaria, no puede pensar en constituir como Presidente de la Junta de Gobierno a otra persona que no sea la misma que supo consagrar tan bellos ideales.

El título adquirido por el Arquitecto Romero Pereira que no puede desconocerse sin que ese desconocimiento no implique en cierto modo un agravio. Este es mi sentir profundo sincero, y estoy dispuesto a demostrarlo con la amplitud necesaria, en el caso que hubiera oposición a la moción que voy a formular, pero creo que con lo dicho basta: el arquitecto Romero Pereira, Presidente del Partido bajo cuya presidencia fue posible la unión, a pesar de las

terribles y grandes dificultades habidas y aún subsistente, un vísperas de su consagración definitiva en la última Convención no puede ser substituido por otro Presidente, para seguir conduciendo y realizando esa magna obra puesta en movimiento Por eso formulo la moción de que sea electo Presidente de la Junta de Gobierno el arquitecto Romero Pereira por aclamación y unanimidad.

 

DEL DR. D. FEDERICO CHAVES:

La Junta acaba de resolver se siga la norma establecida de que la votación sea secreta. Pero yo voy a apoyar la moción del Dr. Montanaro de que tratándose de la elección del Presidente de la Junta, se haga una excepción a esta regla. El cargo de Presidente es un cargo de extraordinaria importancia -siempre lo ha sido-, pero es mucho más importante, señor Presidente, en estos momentos.

Yo siento el orgullo de que han integrado la nueva Junta nacida de la Convención del domingo, distinguidas personalidades que con capacidad y con mérito suficiente pueden desempeñar el alto honor de ser Presidente del Partido. Pero, como el Dr. Montanaro, creo que el señor arquitecto Romero Pereira tiene títulos de sobra para ser reelecto en este cargo de distinción y de sacrificio. El ha sido, como se dijo por un orador, en la Convención, el arquitecto de la unidad; él fue el primero que inició este magnífico proceso que jubilosos todos aplaudimos, el de nuestra unidad espiritual y de acción, dentro del comité político de la Junta. Con su empuje y su tenacidad, él reencuentro del 27 de Octubre, que señala la primera etapa de esta unificación; -la segunda hizo triunfar -es virtud que hay que declarar- hizo triunfar, y pudimos asistir al glorioso día del arrancó desde el 27 de Octubre, y terminó en la Convención del domingo-.

Con mi actuación en la Comisión Especial yo he visto y he sentido que el señor Romero Pereira puso toda su capacidad, toda su sinceridad y su buena fe, para que el abrazo del 27 de Octubre fuese una realidad vivida. Trabajó sin descanso, trabajó sinceramente imparcialmente y así pudimos llegar a la segunda etapa que fue la Convención realizada el 4 de Marzo.

Ahora señor Presidente a esta Junta le toca iniciar la tercera etapa. Todos estamos anhelando que esta unificación sea una realidad. Pero es necesario seguir trabajando constantemente, con amor, con sinceridad, lealtad y buena fe. Y yo creo, como he dicho que a pesar que entre los miembros de la Junta de Gobierno tenemos a varios correligionarios que pueden ostentar este honor con legítima capacidad y mérito, creo, repito; que debemos imponerle al arquitecto Romero Pereira este nuevo sacrificio, el de que presida otra vez la Junta de Gobierno, durante el período de los dos años próximos, a fin de que pueda concluir su obra que, estoy seguro, ha de culminar con la colaboración de todos los colorados de buena fe y que no tenemos otros anhelos que ver cristalizada la unificación, que ella sea una realidad palpable. Pero, como digo, hay que seguir trabajando este anhelo con sinceridad, con buena fe, con tolerancia y con tenacidad. Por eso, señor Presidente, yo, adhiriéndome a la moción del Dr. Montanaro, propongo que la Junta resuelva, tratándose de la candidatura para Presidente, se haga por votación pública, y si no hay ninguno que se oponga, que se haga por aclamación, con referencia a la persona del arquitecto Tomás Romero Pereira. Nosotros necesitamos conferir a nuestro Presidente todo el prestigio necesario para que pueda cumplir la ímproba labor a que estará sometido en el futuro. Nada más.

 

DEL DR. D. HERMENEGILDO OLMEDO:

Hay normas y hay excepciones. Cada una de ellas tiene su razón de ser. La norma de nuestros Estatutos es que la votación sea secreta. Pero cuando, como en el caso que nos está ocupando, se presenta la oportunidad y la necesidad de dar un sentido relevante y de realizar un acto

de estricta justicia, la Junta tiene potestad estatutaria para establecer la excepción sobre la que estamos cambiando ideas en este momento. Señor Presidente: esta excepción tiene su sentido, el sentido de rendir un homenaje a uno de los miembros que ha conquistado mérito para ello. Este sentido es el de la excepción que establece nuestra norma general; y yo, señor Presidente, opino que se ponga a votación que esta designación en particular del Presidente de la Junta, sea hecha por aclamación. Esta es la manera de rendir homenaje.

 

DEL DR. D. JUAN MANUEL FRUTOS

Es para rendir una vez más homenaje a la verdad y la justicia. No hay duda que el arquitecto Romero Pereira ha sido un abanderado, un factor esencial para traer esta unificación, interpretando el anhelo del pueblo colorado. Aún más: nuestro amigo Romero Pereira ha sabido interpretar el anhelo generoso del Presidente de la República, General Stroessner, que en su primer discurso prometió traer la unificación de la familia colorada.

 

DEL DR. D. CRISPÍN INSAURRALDE:

Sea cual fuera la forma que esta Junta adopte para elegir al Presidente de la Junta, por vía secreta o por aclamación, nosotros apoyamos calurosamente la candidatura del arquitecto Tomás Romero Pereira. Creemosque él estuvo al frente de este Partido en un momento histórico muy difícil; lo ha sorteado con calma, con gran serenidad y con brillantez. Creo que la tarea que le espera por delante es una tarea sumamente pesada aún, porque esta unidad partidaria que se formuló el 27 de Octubre, fue trabajada a través, de tres o cuatro meses hasta llegar el 4 de Marzo, y debe seguir perfeccionándose. Nada en la vida se hace tan perfecta en forma rápida. La comprensión de los hombres tendrá que venir lentamente, poco a poco, no digo de los hombres cultos, cuya mente ha pasado a través de las universidades y cuya comprensión espiritual es más fácil: hablo de los hombres más numerosos, los que están más allá de la ciudad, los que viven en el campo, los humildes que están trabajando y no tienen sino su concepto mental del bien y el mal -y entre el bien y el mal tienen una laguna en sus mentes-. A esos hay que ir predicándoles el evangelio de la comprensión, de la unidad, de la hermandad. Porque tenemos una tarea mucho más importante, tenemos la tarea no de estar escudriñando nuestras ambiciones y la tarea de la patria por delante; está la Nación que hay que llevarla hacia la altura, este pueblo que tenemos que levantar, en que todos tenemos que empeñarnos. Por eso el arquitecto Romero Pereira, sea por aclamación o sea por vía secreta, él cuenta con nuestro apoyo. El va llevar la bandera de

este Partido, para que esa comprensión total de la unidad colorada, sea una realidad en carne viva y no de palabra que sale de los labios. He terminado.

 

DEL DR. D. MARTÍN CUEVAS:

El Dr. Chaves, con mucho acierto hizo la discriminación de las etapas de este proceso del entendimiento entre hermanos y soldados de una misma causa. Después de la primera etapa preparatoria, la etapa de las consagraciones; y ahora yo he de agregar que estamos entrando en la etapa de la consolidación, de la unificación de nuestro gran Partido. Como lo dijera en su bello discurso del domingo el Dr. Osvaldo Chaves, la voluntad, el anhelo, el sentimiento del pueblo colorado, es que las mentes dirigentes comprendan que deben deponer sus rencores, alejarse de los agravios que los tenían separados. También hubieron los artífices que supieron interpretar y realizar ese anhelo de pueblo. En aquella oportunidad se citaron nombres, el del Presidente de la República, Gral. De Div. Don Alfredo Stressner y así mismo el nombre ilustre de nuestro Presidente partidario don Tomás Romero Pereira. Existe en la mente, en el corazón, de todos los que constituimos esta nueva junta de Gobierno, la convicción de que el cargo de Presidente para esta nueva Junta de Gobierno le corresponde legítimamente a este varón que ha sabido conducir las dos primeras etapas de la unificación con tanto acierto. El arquitecto don Tomás Romero Pereira tiene méritos suficientes para ello. Por eso hago mía también la moción de que para que se cumpla el anhelo de todos los aquí reunidos en la forma más completa posible elijamos por aclamación y con aplauso, al arquitecto don Tomás Romero Pereira.

 

 

DISCURSO IMPROVISADO POR EL ARQ. D. TOMÁS ROMERO PEREIRA AL SER REELECTO, POR ACLAMACIÓN, PRESIDENTE DE LA N. JUNTA DE GOBIERNO.

"Señores miembros de la Junta de Gobierno del Partido Colorado: En 1908, en una modesta casa de un barrio tranquilo de la ciudad de Buenos Aires, vivía exiliado el fundador de nuestro Partido, el Gral. Caballero. Casi todos los que formaron parte de su gobierno lo acompañaban. Y entre estos grandes Directores del Partido de entonces, estábamos también los jóvenes que habíamos seguido por vocación a los viejos próceres del Coloradismo. En una de esas reuniones estaba el libro rojo, el histórico libro rojo que todavía poseemos y que lo hemos salvado de la incuria del tiempo, estaba digo sobre la mesa. Y el viejo patriarca de nuestro Partido presidía la reunión. Yo me acerqué con timidez, porque apenas tenía 20 años, y le dije al Gral. Caballero: "Yo voy a firmar, mi general, en este libro". Y él me dijo: "Fírmelo; su padre, extranjero, fue mi compañero en todas las batallas que hemos librado desde que comenzamos las luchas políticas y la fundación de nuestro Partido; Ud. tiene el derecho de firmar en este libro". Y lo firmé. Nunca creí en aquel momento, compañeros, que yo, alguna vez, podría merecer la suerte insigne de ocupar el sillón que aquel prócer ocupaba por derecho propio. Las circunstancias de mi actuación política, me depararon la suerte de ocupar también la Presidencia del Partido, infelizmente fraccionado en aquella época, 1.931, en momentos terribles para la patria. El Partido Colorado, llamado eleccionista, había retirado toda su colaboración al gobierno liberal a consecuencia del 23 de Octubre. Se llamó a una Convención y esta Convención me acordó el insigne honor de presidir esa Junta, que resolvió declararse en estado de rebelión contra el Gobierno. Y luego corrió el tiempo, y los acontecimientos; el destino -como bien dijo el Dr. Osvaldo Chaves-, me llevó otra vez en el camino que debía tocarme este nuevo inmenso honor, que es todavía poco llamarle así, para un ciudadano que no tenía más aspiración que servir a su Partido y que servir a su patria, siguiendo el ejemplo con que habíamos visto que lo había servido el Gral. Caballero, que nos asignó el honor de recibir nuestra firma en el libro histórico.

Y en un momento también crítico para el Partido y para la Patria, se me llamó por segunda vez a presidir la Junta de Gobierno en la Convención del 13 de Junio de 1954. Era un momento como Uds. conocen, crucial para el Partido. Pero la estrella del Gral. Caballero había sido recogida por un brazo fuerte, por un brazo firme, por un brazo que no debía arriar nunca, sino por el contrario izarla cada vez más alto, hacia el cenit de la gloria partidaria, la bandera del Gral. Caballero. Ahí tuve la honra, tuve la suerte de que mi gestión fuese secundada con una eficacia sin ejemplo, con una eficacia que consistió en prestigiar cada vez más la autoridad partidaria, a fin de contar con un Partido fuerte, con un Partido que pudiera verdaderamente constituir la base fundamental de un Gobierno Nacional de todos los paraguayos. Ese hombre que me hizo la tarea fácil, la tarea agradable, con quien jamás he tenido una sombra, no digo una discusión, sino de una disparidad de criterio en todas las cuestiones partidarias y del Gobierno, tenemos nosotros la fortuna de contarlo desde entonces en esta Honorable junta, y ese hombre es el Presidente de la República, Gral. deDiv. don Alfredo Stroessner, aquí presente que es realmente la encarnación del Gral. Caballero, y que puede abrirle el libro rojo para que lo firme, a cualquiera de los jóvenes, porque él, necesariamente, será el numen tutelar de los jóvenes luchadores de la vida partidaria.

De ahí es que, señores, sin poseer sino muy escasos méritos fuera del sentido perfecto de la verticalidad en la vida pública y privada, he tenido la suerte de ser el que recogió el milagro, pero no el que lo hizo. Y el factor fundamental, como bien acaba de decirlo el Dr. Juan Manuel Frutos, fue el Presidente de la República, que creó el ambiente donde tenía que moverse el Partido, y gracias a eso pudo cristalizarse este anhelo que vibraba en todos los corazones, que existía en todos los espíritus y del que yo no fui sino el modesto diapasón que recogió todas esas vibraciones y pudo cristalizarlas en el pentagrama de la realidad, gracias a la aparición señera del Gral. Stroessner en el panorama de nuestro país y de nuestro Partido.

Ahora, señores, obrado este milagro que es la acción de todos, puesto que no somos, como digo, sino más que el diapasón de esas vibraciones, los Directores partidarios, los amigos con quienes nos hemos encontrado en todos los caminos del civismo desde el 1.908 a esta parte -en todos los caminos en que se defendía el derecho del Partido y la libertad de los paraguayos- los que con los mas jóvenes, vuelven a dispensarme este honor invalorable de ungirme Presidente de esta nueva Junta de Gobierno de todo el Partido convertido en un bloque único, en un bloque que solamente de nosotros depende hacerlo inconmovible, granítico y que ninguna fuerza pueda destruirlo jamás.

Si me he atrevido a aceptar esta inmensa responsabilidad, es porque cuento, en primer termino, con la colaboración que nunca me fue retaceada del Excmo. Señor Presidente de la República, Gral. De Div. Don Alfredo Stroessner, que siente el coloradismo a la manera de los viejos próceres de nuestro Partido, a pesar de su juventud. Es el hombre que siempre pregunta antes de tomar cualquier resolución gubernativa de alguna importancia, cual es el sentimiento del Partido, cuál es el espíritu partidario, el concepto partidario sobre tal o cual cuestión. Gracias a eso, creo, señores, que podemos continuar esta obra de consolidación de la unidad que, como bien dijo el Dr. Insaurralde, gracias a todos estos factores ha de llegar a convertirse en un cristal transparente e irrompible dentro de la concepción que ha empezado a ser una realidad desde el 27 de Octubre".

No tengo palabras para agradecerles, señores miembros de la Junta de Gobierno, este honor inmenso que se me ha dispensado. Pero es necesario que esta responsabilidad que se vuelve a echar sobre mis débiles espaldas, sea compartida por todos Uds., sea compartida, en primer término, por el señor Presidente de la República, de cuyo concurso estoy íntegramente seguro, y sea compartida por todos los viejos, medianos y jóvenes directores partidarios que, también estoy seguro, han de dispensarme toda su colaboración para poder llevar a término y hacer prosperar esta consolidación tan indispensable, no solo para el Partido, sino también para la Patria"


JUNTA DE GOBIERNO DEL PARTIDO COLORADO

PRESIDENTE

Arq. Tomás Romero Pereira

VICEPRESIDENTE 1°

Dr. J. Bernardino Gorostiaga

VICEPRESIDENTE 2°

Dr. Crispin Insaurralde

VICEPRESIDENTE 3°

Dr. Angel Florentín Peña

SECRETARIOS

Dr. Leandro P. Prieto

Dr. E. González Alsina

Ing. Gustavo F. A. Storm

TESORERO

Gral. Marcial Samaniego

PRO TESORERO

Dr. Carlos R. Velilla

TITULARES

Gral. Alfredo Stroessner

Dr. J. Manuel Frutos

Dr. Federico Chaves

Dr. Eulogio Estigarribia

Dr. José Zacarías Arza

Dn Rigoberto Caballero

Dr. Guillermo Enciso Velloso

Dr. Fabio Da Silva

Dn. Pastor Filartiga

Dr. H. Sánchez Quell

Dr. Ramón Méndez Paiva

Dr. Hermenegildo Olmedo

Dn. Victor Morínigo

Dr. Martín Cuevas

Dr. Domingo Montanaro

Gral. Herminio Morínigo

Dr. Raúl Peña

Dr. Enrique Zacarías Arza

SUPLENTES

Dr. Osvaldo Chaves

Dr. Luis Martínez Miltos

Dn. Teodosio Zayas

Gral. César Barrientos

Dr. Augusto Saldiva

Dr. Pedro Hugo Peña

Dr. Francisco Giménez y Núñez

Dr. Waldino Ramón Lovera

 

 

 

 

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