Portal Guaraní - PROGRAMA DE GOBIERNO, 1898

EMILIO ACEVAL MARÍN (+)

PROGRAMA DE GOBIERNO, 1898 - Por EMILIO ACEVAL

PROGRAMA DE GOBIERNO, 1898

Por EMILIO ACEVAL

PROGRAMA DE GOBIERNO DE EMILIO ACEVAL, CANDIDATO DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL REPUBLICANA A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA PARA EL OCTAVO PERIODO CONSTITUCIONAL

CONCIUDADANOS

El 27 del mes de Marzo último, la Comisión Directiva del Partido Nacional Republicano, ha proclamado mi candidatura a la Presidencia de la República para el octavo periodo Constitucional.

Resuelto a aceptar tan señalada distinción, en estos momentos en que para dirigir los trabajos electorales he dejado de formar parte de la presente Administración, cumplo con el deber de exponeros mi programa de gobierno.

Comienzo por declarar que si mi nombre sale triunfante en las próximas luchas electorales, iré al poder firmemente resuelto a gobernar con todos mis compatriotas íntegros, capaces y de buena voluntad, sin fijarme en su bandera política.

Quien todavía hoy rige los destinos de la República ha dado el ejemplo de una política amplia y generosa y ciertamente no seré yo quien la contraríe. Muy al contrario, la continuaré de buen grado por creerla inspirada en el verdadero patriotismo, por creerla basada en los principios de la justicia y por juzgarla la única adecuada a la situación porque cruza el país. Tengo por axioma, y no sin fundamento, que la obra de la reconstrucción nacional, requiere la mayor suma posible de energía intelectual, la mayor prudencia en la elección de los medios y un esfuerzo común del patriotismo.

Mi administración comunicará un fuerte impulso a la producción agrícola, protegiendo su desarrollo y multiplicando los medios de mejorar su calidad. Nuestro fértil territorio ofrece ancho campo a la actividad agrícola y mi gobierno llamará con predilecto interés al colono que le cultive y le haga producir. No hemos de olvidar que el asombroso adelanto de algunos pueblos de América, que parecen estar llamados a prodigiosos destinos, debese al concurso del extranjero.

El secreto de nuestra fuerza material está en la colonización. Es el inmigrante quien levantará al Paraguay, regenerado y potente, de la postración en que cayó.

Convencido de esta verdad, mi administración ofrecerá segura vía, a la corriente de la inmigración europea.

Y si tengo por cierto que sin la colonización al Paraguay le será harto difícil levantarse de su ruina, no tengo por menos que nuestra fuerza intelectual debemos buscarla en las escuelas.

Mi gobierno mejorará la instrucción primaria y completará la superior. Aquella es obligatoria por la Constitución y me propongo difundirla por tal manera que haya escuelas hasta en los últimos rincones de la República.

Cuadruplicaré, si cabe, el número de las escuelas normales y no vacilare en llamar del extranjero a maestros que enseñen en esos establecimientos los últimos adelantos de la ciencia pedagógica.

El niño de hoy es el ciudadano del porvenir y el Paraguay no será libre de verdad mientras no salga de la ignorancia. En una palabra, seguiré resueltamente y sin perdonar sacrificios, en orden al punto en que me ocupo, el rumbo trazado por el gobierno de que he tenido el honor de formar parte.

Mi gobierno dedicará especial estudio al modo de multiplicar y mejorar las vías de comunicación por donde circula la riqueza y haga posible su consumo. El enemigo de la civilización es el desierto. Civilizar es ahorrar las distancias y suprimir el tiempo. La actividad industrial y agrícola opera sus milagros a condición de que los productos lleguen con facilidad al consumidor. Estos principios elementales de la economía guiarán la conducta de mi administración y servirán de complemento necesario al impulso que dará a nuestra fuerza productora. Igual interés mostraré en conseguir a nuestras materias de exportación, mercado en el extranjero.

Las garantías que ofrece la Constitución en gran parte dependen de la conveniente organización de los tribunales de la República. El respeto de la propiedad, de la vida y del honor, lo hace efectivo el poder encargado de aplicar las leyes. La justicia es la fuerza moral poderosísima sin la cual no es posible el orden progresivo y penetrado de esta verdad organizaré convenientemente los Tribunales contando con el apoyo del Congreso. Los numerosos jóvenes que todos los años terminan sus carreras en la Universidad facilitarán la formación de un personal ilustrado y activo.

Los laudables propósitos del actual gobierno en orden a la moral administrativa, son también los míos y ciertamente no los olvidará quien ha creído y sigue creyendo que sin ellos todo esfuerzo sería inútil. Economía, orden y moralidad en la administración, han de ser mi divisa como gobernante. Mantendrá mi gobierno cordiales relaciones con todos los pueblos de la comunidad internacional. Cultivará las existentes y contraerá otras por tratados de amistad, navegación y comercio. Trabajará con persistencia por levantar el crédito exterior e interior de la República.

La libertad electoral, sin la que no se conciben las instituciones democráticas, no encontrará oposiciones en mi administración. Antes bien, la respetaré y la garantizaré rindiendo el debido homenaje a los derechos del ciudadano y a la Constitución que los reconoce. Es el modo de alcanzar la educación política del pueblo siempre difícil de adquirirse, y la manera única de hacerse efectiva la soberanía popular. En mi gobierno tendrán sus legítimos representantes todas las opiniones partidistas, cualesquiera que fueren, por considerarlo necesario así por razones de justicia como por razones de conveniencia nacional. Mi política, colocándose por encima de las miras estrechas y egoístas será amplia y generosa.

Con estas ideas y con este programa entraré a regir los destinos de la República, caso de que el éxito corone los trabajos electorales que voy a emprender y a los cuales doy comienzo con el presente manifiesto. Cuento con el apoyo del poderoso partido político que ha enarbolado mi modesto nombre como bandera en la lucha comicial por iniciarse y con el concurso de cuantos creen que podré hacer yo algún bien a mi patria.

Emilio Aceval

Asunción, junio 12 de 1898

Aceval, Emilio. "Programa de gobierno." La Opinión, 13 junio 1898.

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