FERNANDO DE LA MORA
Nacido en Asunción, en el año 1785, hizo sus estudios en el Colegio San Carlos de Buenos Aires y en la Universidad de Córdoba. Se sabe que actuó en la defensa de la capital del Virreinato del Río de la Plata contra las invasiones inglesas de 1807 y 1809. La historia no ha recogido la fecha de su regreso a la capital paraguaya, pero ya se encontraba en ella algún tiempo antes de la revolución emancipadora porque su nombre figura entre los regidores del Cabildo asunceno, a fines del año 1810.
Cuando se formó la primera Junta de Gobierno, presidida por Fulgencio Yegros, don Fernando de la Mora fue elegido vocal secretario. Contra él dirigió Francia su inicial acción eliminatoria, quizá porque la presencia de otro hombre de derecho en la Junta evitaba que el futuro dictador fuera considerado de todo punto indispensable en ese gobierno colegiado. Debe admitirse también la hipótesis de que Fernando de la Mora se mostrase partidario de la idea de confederación, debido a sus múltiples vínculos con Buenos Aires; pero ningún documento conocido lo comprueba y nunca fue acusado por Francia de sustentar esa ideología.
En 1811, pocos meses después de constituida la Junta, Mora fue comisionado por el gobierno del cual formaba parte a una expedición de castigo contra los mbayáes y no puede menos que llamar la atención que precisamente el miembro civil, a cuyo cargo estaba la función burocrática de la Junta, fuese el elegido para tal cometido. A comienzos del mes de noviembre de 1812, lo destacaron nuevamente a la Villa Real de Concepción para organizar allí la recuperación del fuerte de Borbón, que los portugueses habían ocupado sorpresivamente. En aquella oportunidad, el vocal debía presidir también el primer Cabildo concepcionero, creado por decreto de la Junta con fecha 12 de noviembre de 1812.
Cuando Mora llegó a la Villa Real de Concepción ya no eran necesarios los aprestos bélicos para cumplimiento de la comisión guerrera que llevaba, pues los vecinos de la población del Norte habían desalojado a los portugueses del fuerte con sus solos medios; pero don Fernando de la Mora se demoró en la ciudad para las ceremonias inaugurales del flamante municipio y partió luego al pueblo de Belén y al paso del Ypané, donde estaban establecidos los indios guaraníes. Durante su ausencia de Asunción, el doctor Francia se reintegró a la Junta, luego de su segundo retiro, para enfrentar a la misión Herrera. Inmediatamente de reintegrado, maniobró para la eliminación del vocal ausente, acusándolo de llevar vida indigna del alto cargo que investía, y del extravío del documento que registraba, por separado, el artículo adicional del Tratado del 12 de octubre de 1811, con Buenos Aires. Tal disposición, mantenida en secreto, acordaba que la Junta de Buenos Aires sólo podría imponer un moderado impuesto "de un real y medio por tercio de yerba mate y otro real y medio por arroba de tabaco, y no más, hasta tanto que en el Congreso General de las provincias, sin perjuicio de los derechos del Paraguay, se arregle la imposición que por razón de dicha entrada debe pertenecer en lo sucesivo". Pero el gobierno porteño, desconociendo la cláusula secreta del tratado, acababa de imponer al tabaco paraguayo un impuesto de tres pesos por arroba; y la Junta, abocada a la tarea de formular la correspondiente protesta, no encontraba el documento que debía sustentarla.
Don Fernando de la Mora regresó enfermo y, por imposición de Francia, fue suspendido en el ejercicio de su cargo. El sancionado empleaba como amanuense y secretario a su compadre el procurador judicial don Gregorio de la Cerda, un cordobés llegado a la Asunción como secretario y criado del doctor Pedro Vicente Cañete. Tal circunstancia, que ocasionó más tarde la expulsión del país de Gregorio de la Cerda con toda su familia, alentaba la sospecha de que el documento fuera sustraído por descuido de Mora y remitido a Buenos Aires.
El acta original del artículo adicional apareció más tarde; pero su recuperación no salvó ya al vocal que Francia deseaba eliminar. En comunicación del 21 de agosto de 1813, la Junta significaba que el suspenso "don Fernando de la Mora ha procedido bajo un concepto equivocado; pues, aunque la pérdida del Tratado secreto por una circunstancia que también se tuvo presente, no ha sido la causa única y principal de la disposición verbal que se tomó de común acuerdo". Se le mantuvo suspenso hasta que, por acuerdo tomado el 18 de setiembre de 1813, la Junta de Gobierno expulsó de su seno a don Fernando de la Mora.
Desde ese momento, el distinguido hombre de letras que ocupara señera posición en los acontecimientos de mayo y fuera cerebro de la Junta durante los dos retiros temporales del doctor Francia, desapareció del escenario político.
Implicado más tarde en la conspiración del año 1820, fue encarcelado con sus antiguos camaradas revolucionarios. Su suerte final no está comprobada. Algunos historiadores sostienen que falleció en Asunción, en 1830, dos años después de alcanzar la libertad. Pero Manuel Gondra, que poseía documentación inédita referente a Fernando de la Mora, afirmaba que éste murió en su prisión el año señalado.
BIBLIOGRAFÍA
Cecilio Báez: Historia diplomática del Paraguay.
Justo Pastor Benítez: La vida solitaria del doctor J G. de Francia.
Julio César Chaves: El Supremo Dictador.
Fulgencio R. Moreno: Estudio sobre la Independencia del Paraguay.
Carlos R. Centurión: Historia de las letras paraguayas.
Fuente: CIEN VIDAS PARAGUAYAS Por CARLOS ZUBIZARRETA. Prólogo a esta edición CARLOS VILLAGRA MARSAL. Prólogo a la 2ª edición de 1985 ALFREDO M. SEIFERHELD. Comisión Nacional de Conmemoración del Bicentenario de la Independencia del Paraguay. Biblioteca Bicentenario Nº 6. EDITORIAL SERVILIBRO. Asunción – Paraguay. 2011 (240 páginas)
DE LA MORA. FERNANDO
Abogado y miembro del Triunvirato gubernativo. Nació en Tapúa, en 1785, hijo de Ana del Cazal y Fernando de la Mora. Cursó sus estudios en el Colegio de San Carlos de Buenos Aires y en la Universidad de Córdoba, en la cual se recibió en Derecho.
Actuó con el grado de alférez en la Defensa de Montevideo, en contra de la invasiones inglesas en los años 1806/ 1807. Figuraba hacia 1810 como regidor del Cabildo asunceno.
Mantuvo una activa militancia conspirativa prerrevolucionaria y teniendo en cuenta su cultura y preparación intelectual no es difícil entender, el que haya sido propuesto y elegido vocal secretario de la Junta Superior Gubernativa.
Pocos meses después fue comisionado para dirigir una expedición contra los mbayá (1811) y en noviembre de 1812 lo destacaron a la Villa Real de Concepción para recuperar el fuerte de Borbón (tomado por los portugueses), y de organizar el Cabildo de Concepción, creado por decreto de la Junta (12-XI-1812).
En ausencia, en la Junta, del Dr. Francia casi todo el año 1812, fue el numen de la misma. Produjo dos importantes documentos: el Bando del 6-I-1812 y la Instrucción para el Maestro de Escuela. Reintegrado a la Junta el Dr. Francia, usó como excusa la pérdida de un documento secreto (el artículo adicional secreto, del Tratado del 12-X-1811, con Buenos Aires), para eliminar al vocal ausente De la Mora.
Al regresar a Asunción fue suspendido en el cargo, mas al aparecer dicho documento no produjo la recuperación de su función.
Esta suspensión fue mantenida hasta el 18-IX-1813, en que la Junta expulsó definitivamente a don Fernando de la Mora con cargos que la historia, considera fútiles.
Desde ese momento, De la Mora abandonó la escena política. Estaba casado con Josefa Antonia Coene y sus hijos se llamaban: Ana Josefa, Saturnina Rosa, Jovita Beatriz, Fernando y Rafael.
Fuente: FORJADORES DEL PARAGUAY – DICCIONARIO BIOGRÁFICO. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL. Coordinación General: Ricardo Servín Gauto. Dirección de la obra: Oscar del Carmen Quevedo. Tel.: 595-21 373.594 – correo: arami@rieder.net.py– Asunción-Paraguay 2001 (716 páginas).
FERNANDO DE LA MORA (1775/1835)
Nacido en Limpio, Fernando de la Mora, destacado político, desempeñó varias funciones relevantes en la etapa final de la colonia e hizo parte de la Junta Superior Gubernativa, de la que fue definitivamente expulsado el 21 de agosto de 1813, ya en el marco de fuertes pugnas internas entre los conductores del proceso independentista. Casado con Josefa Antonia Cohene, fue padre de cinco hijos.
1820 – Semana Santa. Con el argumento de que había participado de la conspiración para terminar con el poder de José Gaspar Rodríguez de Francia, fue detenido y arrojado a un lúgubre calabozo, del que apenas saldría 15 años después, convertido en cadáver.
Mucho de fantasía se tejió sobre su estado mental, pero lo cierto es que se mantuvo lúcido a lo largo de su extendido encierro. Muy raras veces, por cierto, Fernando pudo encontrarse con Josefa, lo que apenas daba para intercambiar un sentido abrazo, y enterarse de cómo estaban los chicos. Un día, Josefa le comentó que estaban pasando necesidades, por lo que Fernando se puso a tejer en la prisión ropas para sus pequeños. Enterado de esto, Rodríguez de Francia ordenó que se lo mantuviese engrillado.
Fernando resistió al imponerse una dura rutina. De mañana, tomaba mate de acuerdo al humor del guardia de turno, por lo que cuando entraba Alberto Mendoza, se mostraba especialmente alegre, pues además de un delicioso mate, comería frutas a la media mañana y almorzaría lo mismo que los guardias. A la siesta, si se daban las condiciones, sentiría el calor del sol en su piel.
Y fue precisamente Alberto Mendoza el que le advertiría al preso, primero, y al director de la cárcel, después, sobre que la piel lacerada del preso no era una buena señal. Nadie le hizo caso. En realidad, Fernando se sentía partir, pero nada dijo. Un día, durante el crudo invierno de 1835, se lo encontró muerto. Esa misma tarde, se lo puso en un ataúd y se le convocó a la esposa. Josefa miró al cielo y agradeció por que se le había dado descanso al sufrido marido.
Fuente: 200 MUERTES 200 AÑOS. Texto: ROBERTO PAREDES. Ilustración de JUAN DE DIOS VALDÉZ BARBOZA y RAQUEL ROJAS PEÑA. Asunción – Paraguay 2011.