PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
ALBERTO RODAS
  LA ERA DEL MIEDO - EL FIN DEL TUNEL - Por ALBERTO RODAS


LA ERA DEL MIEDO - EL FIN DEL TUNEL - Por ALBERTO RODAS

LA ERA DEL MIEDO - EL FIN DEL TUNEL

ALBERTO RODAS

 

 

PRÓLOGO

 

            El presente material, no fue concebido con las técnicas literarias, ni científicas que se emplean usualmente. No pretendo que los argumentos expuestos sean categóricos, ni rigurosos. Ni que tajantemente demuestren su validez o superioridad ante otras ideas o enfoques que hay sobre estas cuestiones. Más bien este librito pretende ser un desencadenante de objeciones, críticas, autocríticas, aportes y comentarios, etc. Más que la adhesión u oposición, que pueden generar estas ideas, me motiva el deseo de colaborar para que resurja la voluntad de discutir utopías.

            Puedo ser tachado con los más variados epítetos y no voy a decir que esto me agrade, pero si el miedo al "qué dirán" o al "qué harán" calla nuestras verdades; si solo tuviéramos que repetir una y otra vez las estériles fórmulas conocidas, por miedo a ser centro de críticas, entonces sí, no habrían esperanzas para nadie.

            Creo que es hora de reflexionar más allá de nuestros miedos y poner la mano en el fuego por algo; ese "algo", para mí, es el amor. No importa el color, posición social, cultura o religión. Nuestra condición humana nos hace iguales en aspiraciones espirituales y derechos en cualquier lugar del planeta.

            Espero que entre todos construyamos nuestro destino. Si así fuera, sería justicia.

            El autor   



ÍNDICE

 

Prólogo

El boomerang del miedo

La era del miedo, genética de la torre

El hombre crea su dios

El amor no castiga

El tal infierno, come del miedo

Los dominios de un monstruo de papel

Con violencia no podremos

El monstruo sigue pisoteando

La verdad nos hará libres

Primeros pasos de la nueva era

La estabilización de la nave



EL BOOMERANG DEL MIEDO


Cuando se sospecha la infidelidad de la pareja, el socio; el amigo, etc.

Cuando alguien nos mira de mala manera.

Cuando escuchamos ruidos extraños.

Cuando caminamos con alguien que se viste "raro"

Cuando creemos que nuestra casa, ropa, o lenguaje no es "normal".

Cuando nos surge una idea difícil de practicar o explicar.

Cuando cambiamos nuestro hábitat.

Cuando tenemos que conseguir empleo.

Cuando nuestros hermanos tienen actitudes extrañas.

Cuando aparece un síntoma de enfermedad.

Cuando la policía hace requisas.

Cuando se habla en otro idioma acerca nuestro.

Cuando leemos noticias alarmantes o escalofriantes.

Cuando se fue víctima de un asalto, violación, etc.

Cuando el éxito declina.

Cuando nos difaman o difamamos.

Cuando aparece el miedo ajeno.

Cuando nuestro miedo se vuelve pánico o fobia.

Y en muchos otros casos cotidianos, en que la situación nos hace creer que estamos en peligro de algún sufrimiento o malestar, la actitud de entrega al miedo, y nuestra inseguridad moral, hacen que la angustia y el pesimismo que generamos, ayuden al desenlace negativo de algo que, tal vez, visto de otra manera, pudo ser positivo.

Es importante enfrentar las adversidades con amor propio, que no es pedantería ni orgullo vano; el optimismo y la serenidad serán nuestros mejores aliados en los momentos difíciles. En base a este principio de autoafirmación es que tantos terapeutas pedagogos, etc., ofrecen un calmante a los males de esta sociedad. Abundan libros con títulos como: "Aprenda a ser feliz ", "Recetas para el éxito", "Domine el mundo", etc., planteando el camino de la autovaloración y autoestima, como paso previo para enfrentarse a los problemas cotidianos, e incluso dolencias espirituales de pesada marca. Y no dudo de tales métodos, pero, ¿quién puede sentirse del todo triunfador en una sociedad derrotada?; ¿es posible construir con dinero un dique de contención de la pobreza espiritual?; ¿garantiza el poder nuestra seguridad?; ¿hasta dónde?; ¿y hasta cuándo? El futuro ¿qué promete por el camino de la mera competencia? Violencia, miseria, autodestrucción, o sea toneladas de miedo. Un mundo de perros guardianes, policías, rejas, muros, alarmas, complejos, prejuicios, amenazas y armas de todo calibre.

Los sistemas jurídicos, políticos, militares y canónicos, con los que hasta ahora la colectividad humana se desenvolvió, ya no sirven para detener los más grandes flagelos que amenazan la vida. Las teorías penales quebraron, las estrategias de paz armada fracasaron, las hipótesis de conflicto controlado y toda ambición de resolver los problemas sociales á través de la coacción sucumbieron. La amenaza y la represión quedaron al desnudo en su inutilidad. Hoy por hoy, no se discute una solución plena o una sanación real, sino cuál de los malos caminos es mejor. Se discuten opciones de agonía, no una esperanza de liberación; la más razonable mentira, no la más honesta verdad.

Y no nos damos cuenta de que la oscuridad es más densa porque se acerca la claridad. Y que esta claridad no será un regalo, sino una conquista de la voluntad humana.

Tomemos como ejemplo a un grupo de personas que transitan por un túnel largo y obscuro, lleno de trampas, obstáculos y alimañas. Una parte de ellos se darán por derrotados desde el comienzo, y los tragará su miedo. Renunciarán al camino, o caminarán sembrando el desaliento. Otro grupo se distraerá culpándose mutuamente de la situación, generando tensiones y agresiones inútiles, algunos caminarán por una fe mística, otros confiarán en principios del razonamiento. Estos dos últimos pueden aunar sus esfuerzos y dar aliento y apoyo al resto, para que el camino sea menos penoso. Pues bien, llegan finalmente a la salida del túnel, poco antes de desfallecer de hambre y sed. Y se encuentran con un valle pleno de abundancias y riquezas naturales. En ese momento, la más cruda lección que tendrán será el recuerdo de aquellos que, faltando pocos metros para llegar a la luz, se quitaron la vida, por ahorrarse sufrimientos y por renunciar a la lucha. Por eso, sólo es libre aquel que lucha por la libertad, y feliz el que busca la felicidad; quien amándose aprende a amar.

Ninguna riqueza material garantiza la paz del alma como lo hace la justicia del amor. Y ya no es hora de encontrar enemigos ni culpables. No es hora de pesimismo, ni de desilusiones. Es hora de valor y autoconfianza; es hora de lucha, fe, convicción y compromiso; hora de jugarse por la vida, toda la vida de una buena vez.



LE ERA DEL MIEDO, GENETICA DE LA TORRE


Cuando la primera pareja semihumana experimentó el primer síntoma de lo que conocemos como "conciencia", o sea cuando las facultades de asociación y abstracción del cerebro dieron sus primeros pasos, nacieron también la voluntad y el miedo humanos. El miedo humano, heredado del miedo mono, era distinto al miedo de los demás animales. Esta característica estuvo dada por cuanto el mono era el único animal que no sólo agredía a una especie en especial, por motivos de alimentación, sino agredía a cualquiera, a veces sin aparente razón. Esta agresividad indiscriminada le llevó a tener miedo de todas las demás criaturas, por el "efecto boomerang» que esta agresividad produjo. La sabiduría china, atribuye a este animal la cualidad de poseer al mismo tiempo los dos signos de la evolución, "el ying y el yang". Al mismo tiempo es el animal que más desarrolló paralelamente a sus miedos y agresividad, el sentido de la culpa y la voluntad. Este mecanismo lo hizo el animal más expuesto a la agresión, y lo obligó a desarrollar más que ningún otro la capacidad de huida, de resistencia al medio, y de su propia organización.

Posteriormente, el desarrollo de la locomoción erguida liberó sus ya ágiles manos, y las dejó listas para su utilización como arma, como instrumento de defensa, etc. Las manos del hombre se hicieron así las mejores herramientas existentes; incluso tal vez sirvieron ya para dirigir determinados mensajes a sus pares, a través de la gesticulación.

Ese mecanismo de miedo, agresividad, culpa y evolución de la conciencia, le posibilitó, al cabo de milenios, llegar a las herramientas, armas, etc. La agresividad entre ellos mismos, los dividió en grupos que se fueron diseminando por la tierra, que en ese entonces era un solo continente, hoy llamado por los científicos “Pangea”. Algunas comunidades hallaron zonas de abundancia y riquezas naturales exuberantes, con climas propicios para desarrollarse más holgadamente, y con menos miedo a la agresión de quien ya era su principal enemigo, "el hombre.

Otros grupos tuvieron menos éxito con la elección de su hábitat, encontrándose en zonas que daban frutos y material de caza en determinadas épocas del año, y en otras no, por lo que se desenvolvieron con más miedo y agresividad, como también mayor tenacidad y organización para vencer los obstáculos que la naturaleza les presentó, ayudando esto al desarrollo de la conciencia.

Así, la habilidad con el uso de las armas les hizo protagonizar las primeras guerras, violencia organizada que es la mejor escuela de miedo conocida.

En los primeros tiempos, las guerras tenían por objeto, por ejemplo, el robo de alimentos almacenados por otras comunidades, o ataques preventivos, por la peligrosa presencia cercana de grupos hostiles. Pero donde se produce un vuelco en esta dinámica de la guerra, incidiendo radicalmente en el relacionamiento de las comunidades contendientes, es cuando, a raíz de la aparición de la agricultura, un grupo atacó a otro, y no sólo les robó sus productos, sino que obligó a sus miembros a seguir trabajando para ellos, mediante la violencia. Esta agresiva forma de ganarse el pan, que se conoce como esclavitud, trajo también nuevos miedos: el miedo a las clases altas, y por el otro lado, el miedo a la rebelión de los esclavos. Este miedo a la rebelión trajo el reforzamiento de la vigilancia y más adelante la creación de grupos especializados en la represión de los primeros luchadores de la libertad. Además, las enseñanzas impartidas a los agredidos, minimizándolos, destruyéndolos síquicamente y destruyendo sus lazos afectivos, con el afán de transformarlos en meras máquinas de obediencia y trabajo, tarea imposible, borrar de la naturaleza humana, por la fuerza, el miedo, el amor, y el deseo de libertad. Así aparecieron los primeros estados, fronteras, ejércitos, religiones y filosofías de justificación, el culto a los líderes de la guerra, los imperios, etc.

El miedo multiplicó sus secuelas y efectos, y empezó a invadir todos los órdenes de la vida de opresores y oprimidos. Ese proceso dura hasta hoy, y se puede verificar con un estudio minucioso de la historia humana de los distintos continentes. O sea que el miedo natural que poseen todos los animales, y que sirve al equilibrio ecológico, fue roto desde el principio por el hombre. La conciencia humana necesita ver o sentir para creer, por eso agredió esos esquemas, y la evolución inevitable de esta experimentación llevó a lo largo de miles y miles de años, a expandir los efectos del miedo, multiplicando la culpa, la agresividad y el rencor. Todo esto al punto que hoy por hoy, a la especie humana, ya no le queda nada del planeta que destruir, salvo sus propias ataduras de miedo.

Ya la maduración de la conciencia tiene de sobra muestras concretas, de que la irracionalidad del sistema que llegamos a erigir, no puede más servirnos para soñar con ningún tipo de futuro.

¿Y de qué sirve lo real, cuando ya no se tienen sueños?



EL HOMBRE CREA SU DIOS


Las riquezas que generaron, la mano de obra barata de los esclavos, se multiplicaron y de la forma habitual de intercambio, que era el trueque, los llamados "propietarios" de las mercancías, establecieron una unidad de medida del valor de las cosas que se dio en llamar "la moneda". Esa medida de valor fue regulada por los intereses del propietario. Tomando en cuenta factores como la disponibilidad del producto, capacidad adquisitiva del comprador o grado de demanda del producto dado, etc. En otros términos, así apareció la sociedad del mercado, donde nada importa más que el lucro y el culto al dios dinero. Todo lo que es vendible es considerado bueno, y lo que no tiene compradores, es absurdo y hasta aborrecible santos y demonios, armas y obras de arte; la flora y la fauna, etc. Cotizan en el mercado. Y son vendidos al mejor postor el honor y la moral, el romance y la amistad, por igual. En todas las religiones y doctrinas hay prohombres, genios, pastores, profetas, testigos, jueces, magos y adivinos. Semidiablos y semidioses, que hablan del bien y del mal hasta el hartazgo. Pero a la hora en que hace su aparición el dios dinero la mayoría de ellos, se arrodillan de igual manera y practican el mismo culto y los mismos rituales: cheques, pagarés, demandas, ultimátums, créditos, etc.

Un ejemplo claro es que el propio Jesús tuvo entre sus apóstoles, uno que aun viendo y reconociendo la grandeza de su Maestro, no pudo negarse a venderlo por unas monedas.

Pero volviendo a que las riquezas se generan en el trabajo ("con el sudor de tu frente...") encontramos que al irse perfeccionando, con el correr de los siglos, la capacidad productiva del trabajo, también evolucionaron los sistemas monetarios, y ante todo, el valor generado creció y creció sin parar. La ola industrial produjo luego una aceleración de este proceso, con características culturales, políticas y estratégicas más definidas conceptualmente. El culto al dios dinero ha refinado y multiplicado su organicidad religiosa. "La Torre de Babel" en pleno apogeo, la expansión de los imperios choques de intereses de clases, saltos de cantidad y calidad. Las maquinarias y complejos burocráticos, empequeñecieron aún más el papel del individuo. La publicidad requiere mentes dóciles y maleables. La producción requiere cuerpos fuertes y disciplinados pero desechables. La cultura del miedo se desarrolló y expandió hasta ocupar todo el globo terráqueo con una sola consigna: "Sálvese quien pueda".

El reino de los cielos del dios dinero sólo habilita la entrada a unos pocos que tampoco están seguros de estar en un paraíso.

El mercado cada vez tiene más cosas que vender y menos quienes puedan comprarlas. Todos tenemos o tuvimos miedo al mañana. Especialmente quienes siguen aspirando puestos en la "nomenklatura" sagrada del dólar. Los empresarios, políticos y trabajadores informados de los acontecimientos, y del rumbo de las cosas en el mundo viven presionados y acechados por las fluctuaciones de la Bolsa, el humor de la economía, etc. y se creen que la única manera de garantizar un lugarcito en el futuro es reforzando la vigilancia, acumulando riquezas materiales. Pero... ¿cuántos pisos más subirá la torre?...



EL AMOR NO CASTIGA


En pleno apogeo del Imperio Romano, se produjo el nacimiento de Cristo. Su prédica, su obra, su legado calaron profundo en la civilización del miedo. El vino a plantear que el camino de la libertades la verdad y que donde hay amor no hay nada que temer.

Enseñó que todos los hombres somos iguales ante un mismo Dios, y que Dios no impide lo que el hombre decide hacer, sino aconseja y orienta a través de su poderosa energía, que es el amor.

Decía que las injusticias son necesarias, pero - ¡ay! de quien las cometa. Necesarias para la evolución de la conciencia, pero quien las comete sufre ya en vida el peso de sus consecuencias ("quien a hierro mata, a hierro muere"...). Cristo predicó el miedo a la falsedad, a la agresividad, a la soberbia, al egoísmo y al pesimismo ("Tu fe moverá montañas" ... ), pero su prédica de paz entre los hombres no fue aceptada por los poderosos intereses en juego, y por una colectividad humana esparcida en varios continentes, incomunicada entre sí, y carente de la experiencia y la ciencia necesarias para comprender el alcance y validez de semejantes planteamientos. Hubo seguidores fieles, traidores, escépticos, instigadores, jueces, verdugos, tergiversadores, etc. Pero la leyenda viva del Mesías, se expandió de una u otra manera a lo largo y ancho de la tierra, de la mano, paradójicamente, de la cultura occidental, que fuera la que le crucificó. Movida tal vez, también, por el sentimiento de culpa y el miedo a la "Ira de Dios".

La doctrina cristiana fue tergiversada por la propia Iglesia Católica, durante siglos. Hoy, en su propio seno se oye esta autocrítica. Cristo no predicó miedo al clero, ni a hombre alguno. Sin embargo, no hace mucho, todavía los tribunales de la Inquisición, se encargaban de echar por tierra a sangre y fuego sus enseñanzas.

La característica esencial de Jesús, a pesar de su naturaleza humana, fue que al estar tocado por la energía del amor, en grado superlativo, a través de un proceso de aprendizaje en la tierra, que duró tres décadas, llegó a una madurez tal de la incapacidad de miedo que adquirió el valor y el poder para desafiar, con su verdad, todas las barreras de prejuicios, tentaciones de corrupción, imposiciones políticas, militares, etc., quedando así, habilitado ante el Dios Amor, para transmitir su mensaje a la humanidad de su tiempo, y de los tiempos que vendrían.

En esencia, tenemos fundamentos para pensar qué él amor no amenaza con castigos físicos, pero el desobedecer sus reglas básicas, nos hace sentir un miedo que se vuelve contra nosotros, generando nuestro propio castigo. Su prédica, sirve hoy para reflexionar en cómo sustituir el miedo por el amor, y ganar la batalla por la vida. Su convicción, ante los sufrimientos padecidos, así lo atestiguan.



EL TAL INFIERNO, COME DEL MIEDO


Por otro lado, el miedo, a su vez, genera energías agresivas que asustan y se alimentan de más miedo. Todas las religiones del mundo crearon imágenes, rituales, e ídolos de barro a los que debieron tener miedo. El miedo humano genera una imagen de Dios, a semejanza de sí mismo: imperfecto, agresivo, rencoroso, caprichoso, arbitrario, inmisericorde y hasta brutal; que no difiere mucho de su "opuesto" "Satanás" o todas las formas de diablos, conjuros y brujerías que el miedo fue capaz de crear y alimentar. Los rituales, y símbolos, que por "buenos" o "malos", que quieran ser, alimentan el miedo provocan desdoblamientos energéticos en el cuerpo humano y lo predisponen a enfermedades físicas y síquicas, como también al sometimiento y dependencia hacia personas o energías de bajas vibraciones. La medicina moderna sabe ya que la mayoría de las enfermedades conocidas son de origen sicosomático, el miedo es el elemento detonante, presentándose en sus diferentes modalidades.

Las manifestaciones paranormales que el miedo posibilita, son tomadas como elementos de prueba del poder de tales o cuales supersticiones.

Aunque por otro lado, la energía del amor hizo que todos los pueblos y culturas del mundo, hayan obtenido éxitos impresionantes en el conocimiento de las reglas y mecanismos de la naturaleza, en campos como la salud, biología, astronomía, etc., lo que da la pauta que este Dios Amor, no selecciona a sus hijos por haber nacido en tal o cual lugar, condición social, color, religión, etc.

Vale decir que el miedo humano, en grado avanzado de evolución, es lo que generó el verdadero infierno en que vivimos hoy. O sea que cuanto más mentirnos más tenemos miedo a la verdad, cuanto más agredimos, más tememos ser agredidos, etc.

La colectividad humana ha llegado a evolucionar, mediante estos mecanismos sicológicos y físicos, la potencialidad de la autodestrucción como especie y la propia destrucción del planeta, lo que generaría un daño irreparable al equilibrio ecológico de esta zona del universo.

Pero así también, la tecnología que el hombre ha desarrollado, puesta al servicio de la vida, está ya en condiciones de abrir otros horizontes a su crecimiento espiritual. Las distintas creencias religiosas de la tierra deben comprender ahora que es hora de salvar y elevar la vida sobre la tierra y no anteponer a esto el salvataje de dogmas y preceptos que dividen la voluntad humana de vivir en paz, justicia y libertad. En una nueva civilización donde las reglas se inspiren en el amor, nadie proscribirá ninguna creencia, el respeto sustituirá al fanatismo y la solidaridad a la expiación.



LOS DOMINIOS DE UN MONSTRUO DE PAPEL


Esta es la primera vez en la historia de la humanidad, que un mismo dios falso gobierna las vidas de todas las personas del planeta. Directa o indirectamente, querámoslo o no, estamos expuestos a sus caprichos y devaneos. Este dios nuevo es el dólar, una moneda que se fue imponiendo a las demás, por efecto del expansionismo industrial y comercial, posterior a la primera y segunda guerras mundiales. Logró, por la esencia centralizadora del capital, ubicarse como patrón obligado, en cuanto a medida de valor de los productos del mercado mundial, sean manufacturas o materia prima; bienes o servicios, etc.

Irónicamente, este símbolo de la sociedad consumista lleva inscrito en una de sus caras "In God We Trust" (En Dios Confiamos). Pero pensándolo mejor, bien podrían poner "In blod we trust" (En sangre confiamos), por la cantidad de víctimas que amenaza cobrar su sostenimiento aún.

Hacia los años setenta, el "boom petrolero" de Oriente Medio hizo saltar los fusibles del sistema financiero mundial, haciendo sonar las alarmas de peligro. Por cuanto la masiva aparición en el mercado de dicho mineral, hizo elevarse peligrosamente, para el mecanismo bursátil, la cantidad de valor existente. No obstante, la habilidad de los "jeques de las finanzas", redistribuyó todo ese dinero, en lo que se conoció como la década de los grandes préstamos, dando lugar a lo que hoy llamamos "impagable deuda externa", o mejor "deuda eterna".

El miedo a nuevos desequilibrios imprevistos, obligó a las potencias a establecer acuerdos para proteger y reglar mejor dicho sistema monetario. Se impusieron métodos artificiales de fijación de precios a los principales productos del mercado, que diariamente regulan dichos valores, en concordancia con el movimiento de las principales empresas que operan en el planeta. Estos "brujos y profetas" son quienes realmente establecen los indultos, penitencias, expiaciones, bautismos y excomuniones en el santuario del dios dinero.

Cabe tener en cuenta que, aunque el antiguo conflicto ideológico entre las potencias del Este y el Oeste, parecía verdaderamente irresoluble, en cuanto a reglas del mercado, y métodos de expansionismo y desarrollo, siempre estuvieron de acuerdo. Los criterios de renta, productividad, competencia, especialización, concentración de capitales, coacción laboral, fijación de precios, etc. eran, salvo toques particulares, los mismos. Pero al caer los muros del autoritarismo la inoperancia competitiva del capitalismo de Estado, quedó visible en toda su desnudez. No es raro ver a ex "camaradas" metidos a "empresaurios". Hay que verlos usando el látigo de la libre empresa, con qué facilidad pasaron de un bando a otro sin perder las mañas autoritarias. Todos los que alguna vez creímos en cuestiones como: "Centralismo democrático", "Dictadura del proletariado", "Guerra popular prolongada", "Huelga insurreccional", "Redistribución de la plusvalía", etc., experimentamos cambios en nuestro humor y nuestro "optimismo revolucionario". Algunos, por honestidad, sólo callamos y nos dedicamos a buscar nuevas respuestas. Otros resistieron luchando por reivindicaciones sociales concretas, y otros siguieron recitando las viejas oraciones en sus pequeños templos, y ante los pocos devotos que les quedaron. Pero lo cierto es que el debilitamiento de la "vía socialista" de desarrollo, y su caída como proyecto mundial, dejó muchos saldos positivos y negativos en el proceso de la conciencia y las luchas sociales. Teóricos, dirigentes y activistas del socialismo aportaron de una u otra manera, muchos elementos de juicio indispensables para seguir anhelando y creando tiempos de justicia.

El fin de la "guerra fría" trajo aparejadas nuevas reglas y actitudes en la sociedad del mercado. La desaparición del "cuco malo", obligó a buscar nuevos enemigos de quienes defenderse, para justificar todo el aparato bélico y militar existente. Lo de los ovnis no camina, lo de las drogas tiene su costo político y lo de las guerras tribales puede resultar incontrolable, las "alarmas" vuelven a sonar... Por otro lado, la competencia de las grandes compañías se hace cada vez más encarnizada, porque ya no hay otro parámetro que la mera ley del más fuerte.

Esa competencia obliga a reducir costos y abrir nuevos mercados, a mantener a toda costa las áreas de hegemonía.

La gran industria invirtió poderosas divisas en países pobres de Oriente, fundamentalmente por el bajo costo laboral y la posibilidad de aplicar sin impedimentos políticos ni sindicales, la tecnología robótica. Los robots, son los soldados perfectos de la producción. No cuestionan las políticas de la empresa, ni del Estado; no hacen huelgas, no cobran salarios ni aguinaldos; producen mucho más sin fijarse en horarios; no tienen vacaciones, feriados ni ideales revolucionarios. Pero tienen una terrible falla: su defecto innato es que no comprarán los productos que fabricaron y dejan sin trabajo a millones y millones de compradores que tendrán que contentarse con esperar algún milagro. Así, el problema del desempleo ya no es un problema de los países "subdesarrollados" sino que se acrecienta día a día también en los países de la "desarrollada" Europa, EE.UU., etc., alentando la crisis social y el descalabro.

En el mundo agrario, la mecanización, sustitución de materias primas y otros fenómenos; dan como resultado que aumente el volumen de la producción agrícola, sin que aumente la demanda. Más bien aumentando la miseria en el campo. Estas cosas repercuten directamente sobre los precios de tales productos, haciendo que bajen constantemente las cotizaciones del agro en el mercado mundial; atacando los ingresos y el poder adquisitivo de millones y millones de agricultores en todo el mundo.

A esto se suma la concentración de tierras en poder de pocos propietarios, fenómeno relacionado fundamentalmente a la especulación financiera. O sea que la gran mayoría de las tierras cautivas e incultas, sólo sirven como garantías para conseguir créditos, etc., por parte de los señores latifundistas. Pero jamás serán racionalmente explotados dentro de la sociedad del mercado. Porque no hay interés y porque si aumenta mucho la producción bajan los precios y porque nadie sabe si estuvo primero "el huevo o la gallina", ni se dignarán en investigarlo.

El deterioro constante de la salud, la educación, y la calidad de vida de los campesinos pobres del mundo, se torna cada día más angustiante y cada año millones de campesinos de todos los continentes pasan a abultar la marea del desempleo y emigran a las ciudades en pos de un sueño que ya se vuelve pesadilla de color macabro.

Surgen combates por reivindicaciones parciales, pero a mediano y largo plazo no hay buenas perspectivas, por lo que los estallidos sociales en este sector, también se multiplicarán constantemente.

El tumor creció demasiado, todo el cuerpo del sistema está afectado. Aunque el enfermo no conozca bien lo que le enferma, la enfermedad terminara por derribarlo.

 

 

 

CON VIOLENCIA NO PODREMOS

 

Por todo el mundo se desatan guerras tribales, religiosas y explosiones sociales a causa de la miseria y la agresividad que genera la crisis en las capas marginadas. Aumenta la delincuencia juvenil, violaciones, violencia en el hogar y atentados a los derechos humanos por parte de los cuerpos represores, etc.

El éxodo rural también se acrecienta, pero ya no es bien visto en las anteriormente exitosas ciudades industriales, en que hizo falta esa mano de obra barata y sacrificada. Hoy, estas migraciones son vistas por sectores autoritaristas como la causa de los males, alentando la xenofobia o miedo enfermizo y agresivo hacia otra comunidad cultural. Revitalizando el racismo, las confrontaciones religiosas, etc.

Al mismo tiempo, como la deuda externa se reconoce impagable existe subrepticiamente una política de regalo de capitales, que preferentemente busca evitar o controlar estallidos sociales. Estas "donaciones" van acompañadas de políticas represivas, de índole más o menos selectiva, donde lo que verdaderamente interesa es desarticular organizaciones que surgen en defensa de derechos fundamentales.

Cuando el entusiasmo, la ignorancia o el rencor de los dirigentes populares, no les permite ver que ya por el camino de la fuerza no conseguirán la solución real de los problemas, se entrechocan las posiciones más duras de ambos bandos y esto termina invariablemente, en represión violenta, burocracia, terrorismo, cárcel, desapariciones, miedo, miedo y más miedo por todos lados.

Otras movilizaciones populares comprenden mejor la situación y ejercitan presiones pacificas que desatan el miedo de las autoridades obligándolas a negociar las demandas, pero ni bien conceden una parte de lo requerido, proceden a hacer lo imposible para que estas conquistas se transformen en derrotas, sobornando líderes, saboteando proyectos, desmoralizando a los activistas, despidiéndolos de sus lugares de trabajo, calumniándolos, etc.

No obstante, una perspectiva de cambio esperanzadora y global puede brindar cobertura y mística a todas estas luchas concretas que además son necesarias para ir gestando la auto organización de la sociedad, único garante para soportar con éxito los temporales que vendrán.

Los pueblos que se organicen y luchen para defender sus derechos, son los que pueden esperar algo nuevo. "Bienaventurados los que luchan y sean perseguidos por buscar justicia, porque de ellos será el reino de los cielos"... Cuando la tierra se integre a este reino de los cielos, el amor a la vida de los que se sacrificaron por sus hermanos, será el tesoro mejor invertido de todos. La justicia es un bien que empieza en cada persona, en cada casa. Para que cuando su reino venga, no hayan poder, ni armas que puedan doblegarlo.

 

 

 

EL MOSTRUO SIGUE PISOTEANDO

 

Entonces tenemos que por un lado el sistema tiene en estos momentos la capacidad de contención de las luchas aisladas que se desatan por efecto de la crisis. Dólares hay, en grandes cantidades sobrantes. No es problema dar pan y circo y calmar a las fieras con látigo para continuar el show por más tiempo.

Pero lo que este orden no puede ya contener es la creciente decadencia moral y espiritual que afecta de distintas maneras a todos los estratos de la sociedad del miedo.

Millones y millones de desocupados entregados a la depresión y el auto abandono, jóvenes adictos a la agresividad con un mundo que no les promete nada; ídolos de barro acosados por un éxito vacío, etc., etc. El amor a la vida suena torpe en los oídos de esta generación.

Tomando un ejemplo cualquiera de los ídolos actuales de la mayor parte de los jóvenes del mundo vemos que sus parámetros de escepticismo hacia el futuro, hacia la solidaridad, etc. los lleva a malgastar el producto de sus éxitos en lujos excéntricos, drogas, despilfarro, promoción personal y una vida de plástico que a ellos mismos les hace mal. Esto también los hace promotores y los mejores vendedores de esa fantasía de felicidad. Consciente o inconscientemente, los ídolos actuales del rock, por ejemplo, están transmitiendo sus rencores personales, su pesimismo, negatividad y auto destructividad a millones de sus seguidores. No se trata de culparlos, pero conviene distinguir el trigo de la cizaña. Sin caer en puritanismos, es necesario que el talento artístico armonice con la vida, que es su eterna musa inspiradora. De nada sirve una canción de amor, cuando el que la canta sólo cree en el dinero, la fama y el pesimismo.

Millones de adictos a sustancias psicoactivas de poderosa destructividad se adhieren a esta cadena de bajones. En todo el mundo moderno, deambula por doquier un ejército incontable de locos imitadores de alegría artificial como flores de plástico. Cocaína, vértigo, emoción, elegancia, confort, noche, jet-set, miradas de flúor, erotismo   prefabricada, sábanas sin sudar y amaneceres desechables. Hay para todos los gustos y paladares. Drogas para la hiperviolencia y para no saber ni de sí mismo, ni de nadie. Para sentirse el más fuerte de todos o para escaparse por el aire. El después no importa, todo vale. Agredir a la sociedad que fue encontrada culpable, es el veredicto del jurado y su fallo es inapelable. Habrá quienes disparen sus armas por la calle o quienes exhibirán su martirio como desaire.

Hay sustancias como el cannabis, la planta de la coca, peyote, etc., que en su utilización tradicional nunca fueron problema, por generaciones y generaciones. Hoy con el toque de gracia de esta sociedad derrotada, se convierten en pasaportes a la evasión, o a drogas pesadas. En vez de estimular la creatividad y la profundidad reflexiva con fines bellos, sirven para alentar rencores familiares o sociales, etc. Es el miedo a la vida lo que daña realmente, el pesimismo y la incomprensión de los fenómenos sociales. Estas sustancias naturales dependen, en síntesis, de quien las use para ser inofensivas o perjudiciales.

A este tema se relacionan además los clanes y redes mundiales de mafia, violencia y corrupción que se generan en el tráfico y producción de la droga, donde están metidos gansters, "camellos", jueces, diputados, generales, bancos, etc. La ilegalidad es la mejor aliada. Ninguna forma de represión o legislación o tratamiento sicológico aislado pueden frenar este fenómeno dentro de la sociedad del miedo. Los adictos se liberarán de sus adicciones, con esperanza, libertad, amor propio, amor a la vida y por supuesto, con el afecto y la tolerancia de los que nos "creemos" sanos.

Mirada preferencial tenemos que darle a la principal adicción de nuestro tiempo: el alcoholismo. La sustancia legal más barata y que más estragos está causando es el alcohol; basta ver los periódicos, las cárceles y los hospitales del mundo para darse cuenta. Pero el problema nuevamente no está en la bebida, sino en la sicología de miedos de los que la consumen.

Además se mueven intereses multimillonarios que involucran a los gobiernos, medíos de comunicación, etc.

Este negocio es uno de los más rentables del mundo y está en constante crecimiento. Razones no faltan cuando la alegría no es natural, con algo hay que conformarse. La falta de amor propio es la pieza clave. Desempleo, rupturas afectivas y frustraciones de todo tipo se suman a la lista de justificantes.

Por esta vía, los efectos nocivos del consumo de alcohol, para la familia, las relaciones laborales, etc., seguirán empeorando y haciéndose cada día más insoportables. Nadie está a salvo de un ebrio agresivo con un arma en la mano, aunque el arma sea sólo un volante.

El paisaje de la niñez se ve aterrador si tenemos en cuenta que son los niños las principales víctimas de nuestra decadencia. Ellos reciben sin ton ni son, la carga de nuestras angustias, agresividad y soberbia. La sociedad del "dios dólar" les inculca miedo a sus propias facultades desde el primer día. Sólo les enseñamos pensamientos y no a pensar, a reproducir lo creado y no a crear, a comprar productos enlatados no a imaginar. No hay límites a la violencia y cosificación a la qué están expuestos como pasivos espectadores, discípulos del desastre.

Sentados frente a las pantallas de televisión, echados por la miseria a las calles, presenciando la agresividad de sus padres, recibiendo los sanos consejos de la publicidad, consumir y competir siempre y a cualquier costo es lo que vale.

Les enseñamos a que nos respeten por miedo a un castigo; a elegir sus amigos por miedo; a tener miedo a los animales, personas extrañas, fantasmas, a su propio cuerpo. Miedo a los vivos, miedo a los muertos. Pero sobre todo estamos seguros de quererlos y de desearles lo "mejor".

La era del miedo, por su lógica bravucona siempre rindió culto a los conquistadores, guerreros, héroes de cartón, etc. Al coraje y la fuerza de enfrentar a los "enemigos". La encarnación de esta agresividad justificada, siempre recayó más en los hombres, por su fortaleza y su predisposición a la aventura. Por ende, fueron hombres los que crearon las leyes que rigen también a las mujeres. Los códigos éticos y estéticos, religiosos y filosóficos se basaron casi siempre en los miedos del hombre hacia la emancipación de la mujer. Dándoles a lo sumo la categoría de bellos adornos y artefactos hogareños, para brindar confort y asegurar la reproducción de la especie.

La sociedad del consumo revirtió levemente los papeles en los mecanismos de la producción, pero siempre dentro de "roles" creados en función de los caprichos y antojos masculinos. En la era del miedo, el hombre teme no ser hombre si no somete a la mujer. Teme a la equidad y a la inteligencia de la mujer. Teme no ser entendido de otra manera. Esos temores son ejercitados por hombres y mujeres a través de un relacionamiento afectivamente limitado, con autocensuras, prejuicios, falsedades, inhibiciones, etc. El machismo, tanto en las sociedades industriales, como en la periferia agrícola, quita al hombre y a la mujer la posibilidad de un autodescubrimiento más profundo, resta espacios de afectividad y lo que es peor, se transmiten las frustraciones que generan, a los hijos, como polea de miedos. A los varones, miedo a la "impotencia, la "homosexualidad", la "pequeñez del miembro", etc.; mientras que a las niñas se les enseña a temer a ser "putas", "solteronas", etc.

Hasta cuándo los prejuicios encarcelarán el alma humana, hombres y mujeres son mutuamente necesarios pero independientemente dignos de igual respeto.

El miedo a no poder entablar relaciones afectivas sanas y estables, empuja al sexoplástico, donde la persona y el objeto se confunden. La situación económica alienta estas circunstancias, prostituyendo a miles de mujeres y hombres por día, poniéndolos en la vitrina del comercio y culpándolos luego de inmoralidad y otras etiquetas. Algunos juntan dinero por un tiempo y luego se retiran a una vida más afectiva. Pero la gran mayoría, por éxito o por fracaso económico, caen en un encadenamiento de rencores, inseguridades, falta de autoestima y desilusión que los va consumiendo poco a poco. Con muchos artistas pasa algo similar. Es que el mercado los quiere para el show, no para escuchar sus lamentos. Aquí todos somos descartables.

La represión sexual que ejercen las religiones sólo ayuda a complicar las cosas; sus prejuicios ancestrales no les permiten ver que el sexo es necesario y natural como el agua. Arte cotidiano del ingenio, pasión y ternura. El Dios del Amor no pone la sed sino pone los manantiales. No siempre se encuentra en la vida la pareja ideal, pero siempre habrán personas con quienes compartir y aprender con el alma y con el cuerpo, los caminos del afecto.

Pero el miedo más común a todos, el más ponzoñoso y traidor, el más "justificado", reglamentado y defendido es el miedo a no tener dinero. Hemos visto muchas veces a personas con arranques neuróticos, agrediendo a otros bestialmente; pero se pone difícil ver a alguien, por más alterado que esté, que sea capaz de quemar su dinero, por poco que sea. Mas, sí vemos que por acumular cifras increíbles, se pisotean principios, se destruye la naturaleza, se fabrican guerras una y otra vez, superando nuestra capacidad de asombro. La salud de los enfermos se vende y se cotiza, como si se trataran de bolsas de papa. La creatividad y el conocimiento científico se ejercitan por encargo del dios dinero, bajo las recetas de la Santa Iglesia del Mercado; y llamamos locos a quienes no se ajustan a estas dulzuras de la vida, y los encerramos en manicomios, cárceles y orfelinatos. Ellos están locos, pero nosotros comemos vidrio...

Citar todos los ejemplos concretos de la presencia del miedo en la mentada crisis social, podría llevar más páginas de las imaginables, y de ninguna manera pretende el autor acabar cada punto de los anteriormente abordados. Por ello dejo para después la tarea de analizar e interpretar los fenómenos negativos y angustiantes que nos rodean en nuestras casas, lugares de trabajo, etc., y planteándonos la pregunta: ¿qué papel puede estar jugando el miedo para que el problema no se solucione?

Partiendo de esa base, ubicar nuestros miedos ahí donde estén agazapados, ejerciendo su papel inmovilizador y antinatural; controlándolos en lo posible a partir de nosotros mismos, pero en la seguridad de que el mejor antídoto es el amor. No temamos al amor, temamos al temor.

Es preciso asumir y cultivar el amor propio, el amor a los demás, el amor de los demás y el amor al amor, que es la mejor manera de amar a Dios, o como quieran llamarlo.

El miedo huye del amor, porque el amor es un ser supremo. El miedo divide a las personas, el amor las hace solidarias. El miedo dice: "Ojo por ojo", el amor dice: "perdonarse". El miedo encarcela; el amor libera. El miedo ordena; el amor aconseja. El miedo gobierna; el amor orienta. El miedo es soberbio; el amor es humilde y sereno. El miedo ya lo "sabe todo"; el amor aprende siempre. El miedo llama a la muerte; el amor, toda la vida, da una oportunidad a la vida.

Démosle ahora nosotros, una oportunidad al amor. Al miedo ya le dimos demasiado tiempo y comida.

 

 

LA VERDAD NOS HARA LIBRES

 

La sociedad del consumo coronó al dios dólar y puso bajo sus dominios al arte, el afecto, la ciencia y las religiones. Pero este seudo-dios que más bien es un monstruo, está enfermo de una enfermedad incurable, que es producto de su excesivo crecimiento:  El peso de su demencia agresiva y egomaniaca lo tumbará y se clavara con su espada, el miedo.

Está sabido ya, por los expertos en materia económica, que la capacidad de compra de la demanda mundial se reduce por efecto de la crisis económica; por lo tanto, la lógica común indica que llegará un momento en que la capacidad de oferta quebrará.

En estos momentos, el mercado mundial, en términos estratégicos, ya está empatando y la demanda seguirá mermando. ¿Quién comprará todo lo que ofrece la propaganda cuando estemos todos desempleados? Pero el mecanismo del miedo también asiste y condiciona los procesos económicos. El sistema quebrará antes que la demanda se agote.

Esto puede suceder porque la agresividad humana se vuelve demasiado incontrolable. Y de un momento a otro, si por efecto de una gran conmoción social se altera sensiblemente el volumen de consumo en algún área importante del comercio mundial. El miedo de los inversores hará que retiren sus divisas, haciendo quebrar los bancos y produciendo la caída del coloso, como si se tratara de un castillo de naipes.

Este miedo es lógico, puesto que antes que ver cómo sus cuentas bancarias ya no tienen ningún valor, de un día para otro, estas personas creerán que es mejor invertir ese dinero rápidamente en algo más seguro, o más importante para sí mismos, por ejemplo: oro, bienes inmuebles, etc.

Pero el principal miedo que deben tener los ricos que no empiecen ya a obrar con humanismo es al peligroso rencor desatado de quienes hoy son sus siervos sumisos, cuando desaparezca repentinamente la opresión económica a que están sujetos.

Por eso ¡basta de abuso y prepotencia con los humildes e indefensos! ¡Basta de adoración al dinero! Ya no acumulen tesoros en los bancos. Los bancos quebrarán, ¡la vida no! ¡INVIERTAN EN LA VIDA! Financien libros, centros de salud, de desarrollo infantil, de investigación científica, de artes y creatividad, infraestructura para el futuro, etc.

Por otro lado, no hay que esperar que una guerra descontrolada, de las que siguen habiendo, o una información alarmante desaten el shock imprevistamente, haciendo que el peso del monstruo caiga sobre más espaldas que las inevitables, provocando efectos desastrosos.

Los sucesos inmediatos de una ruptura y quiebre del sistema financiero internacional podrían ser devastadores si no existiera la preparación moral de las colectividades del planeta, para rediseñar la vida sobre nuevos cimientos.

Es hora ya de que gobernantes y gobernados nos preocupemos de gobernarnos a nosotros mismos, y preparamos para que nadie más nos gobierne, excepto el amor. Dijo un sabio: "Nadie libera a nadie y nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión"...

 

 

PRIMEROS PASOS DE LA NUEVA ERA

 

Desde el mismo momento en que se declare nulo el valor de la moneda, todos pasaremos a ser iguales ante nosotros mismos y ante Dios. Las propiedades terrenales dejarán de tener otro sentido que no sea la legítima utilidad. Quedarán sin efecto los pagarés, los recibos, los créditos, préstamos, deudas, latifundios, etc. Las grandes organizaciones empresariales quedarán paralizadas por la nulidad. Toneladas y toneladas de papel moneda podrán ser usadas como adorno o reciclados para utilidades varias.

El territorio para ocupar será inconmensurable y vital para descentralizar las atestadas ciudades. Los campos serán el lugar más seguro para sobrellevar esos momentos.

Las fábricas deben pasar a administraciones comunitarias que reorienten la producción con criterios nuevos, de beneficio social. No tendrán efecto los cargos y puestos de poder burocráticos. No tendrán sentido los ejércitos, ni las fronteras, ni las primitivas formas de organización jurídicas y políticas. La guerra pasará a los museos del horror, para que nunca más vuelva entre nosotros.

Sin embargo, habrá quienes por orgullo, miedo a la nueva situación y pérdida de privilegios querrán reconstruir sus feudos, usando tal vez, la coacción de armas de alto poder destructivo. Otros, tal vez, recurran a la rapiña o saqueo de lo que antes no pudieron tener, creando situaciones de zozobra y pánico. Habrá quienes quieran cobrar venganza de anteriores pendencias y rencores, aprovechando la confusión que podría reinar en determinadas regiones, etc. Suicidios, ultrajes, desesperación y prepotencia podrían ser en esos momentos los dueños de las calles en las ciudades o lugares donde menos preparación espiritual haya, pero todo será inútil; la humanidad ya está en condiciones de controlar la situación. La tecnología de hoy pone al alcance la posibilidad de una comunicación masiva y rápida de los pasos a seguir, para que estos desbordes y acontecimientos nefastos no afecten el proceso general de la gran revolución humana.

Lo primero a tenerse en cuenta, cuando esto suceda, es que nadie merecerá más respeto que nadie sino por sus aptitudes humanas de solidaridad, humildad, templanza y coraje para afrontar con firmeza el momento. "Astutos como serpientes y humildes como palomas"...; y que por otro lado, nadie tiene potestad de enjuiciar y castigar a nadie, pues nadie está limpio de conciencia para tirar piedras a nadie.

Dijo también Jesús: "Los escándalos sucederán pues es menester que sucedan, pero ¡ay! de quien los cometa".

Para que el gran parto sea lo menos doloroso posible, hay que pasar a constituir inmediatamente organismos multisectoriales y democráticos, que se encargarán de organizar las provisiones alimenticias y energéticas fundamentales, como las comunicaciones, el transporte, etc., que puedan servir para sortear los primeros obstáculos, con optimismo y alegría.

Se deberá poner énfasis en la coordinación de acciones de solidaridad a través de una red de comunicaciones a nivel mundial. Es importante no imponer la fuerza bruta sino que, hasta las últimas consecuencias, luchar por convencer a los incrédulos y violentos de que la Nueva Era es inevitable, y que el infierno que les espera empezará en sus propias conciencias si se anteponen, esta vez, a los mandatos de la naturaleza.

No sabemos cuánto falta exactamente para que esto suceda, pero teniendo en cuenta todo lo que hay que hacer para preparar nuestras conciencias y nuestros corazones, sería mejor no esperar más.

Probablemente ya no quede tanto tiempo.

 

 

LA ESTABILIZACIÓN DE LA NAVE

 

La forma de organización política primaria será la democracia plena, expresada en Asambleas representativas-participativas que se encadenarán hasta un Congreso Mundial de Naciones, donde se atenderá la manera más eficaz de poner la ciencia y la fe del amor al servicio de la nueva civilización. Los cargos públicos serán revocables y la característica fundamental que tendrán los conductores electos libremente, será su capacidad, humildad y deseo de servicio a la comunidad.

Todas las personas responsables deberán interesarse del manejo de la cosa pública y participar conscientemente en la toma de decisiones que afecten fundamentalmente a la sociedad.

Se proclamará un estatuto mundial de principios y normas que garanticen los derechos del hombre y la naturaleza. Estas serán divulgadas de tal manera que ninguna persona en la tierra las ignore. Gradualmente, las conductas antisociales y antinaturales se irán abandonando por propia conciencia y la coacción, en cualquiera de sus formas, irá desapareciendo, dando paso a una forma de libertad mucho más rica que la que hasta ahora conocemos.

El nuevo sistema monetario será edificado y constituido en función de que la riqueza producida socialmente, vuelva a la sociedad garantizando el goce de sus beneficios a todos los que la produjeron y las generaciones que vendrán.

Los Congresos Mundiales establecerán las valoraciones de cambio y el patrón de medida del valor-trabajo. Esto será fundamentalmente resultado del reconocimiento de las necesidades básicas de las personas: alimentación, vestido, vivienda, descanso, recreación, arte, salud, información, etc.

Los mecanismos de computación serán idóneos para generar la nueva moneda que serán como tarjetas personales, con memoria digital, que los trabajadores tendrán a disposición para recibir automatizadamente lo que su trabajo generó como riqueza. Este patrón de medida es conocido como "moneda telemática" y hace años se discute sus posibles formas de aplicación concreta.

Los organismos democráticos regularán el trabajo social en proyectos de alcance público.

Paso a paso, la comunidad humana se irá readaptando a las nuevas circunstancias y reencontrándose a sí misma por medio del Dios Amor, único capaz de inspirar alegría y libertad verdaderos.

Asimismo, la elevación de la calidad de vida y la gradual pérdida del miedo, sustituirán la preocupación por la ocupación. Los principias de amor potenciarán la conciencia y permitirán conocer nuevos horizontes que hasta hoy parecen inalcanzables. Aprenderemos a vivir en armonía con la naturaleza, respetando el equilibrio ecológico y cultivando una civilización de abundancia, para que nadie más limite sus facultades espirituales, físicas y mentales por razones materiales.

Volveremos a tener la alegría de contemplar el universo y nos iremos comunicando cada día más con él. Volveremos a sentir la importancia de aprender, y aprenderemos todos de todos sin perder identidad y ganando el dominio de fuerzas ocultas que poseemos. Así tendrá que ser.

Está ahora en nuestras manos, nuestro corazón y nuestras conciencias el camino a seguir cada uno de nosotros, la decisión de seguir con nuestro infierno y nuestros miedos absurdos o partir ya mismo al mayor vuelo de nuestra historia sobre la tierra: LA ERA DEL AMOR.

 

 






Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA