SI SE CALLA EL CANTOR - Letra y música: HORACIO GUARANY
SI SE CALLA EL CANTOR
UN ARMA CONTRA EL SILENCIO
Letra y música: HORACIO GUARANY
Buenos Aires. Un domingo tal vez. Quien luego elegiría como identidad de canto y de combate HORACIO GUARANY (por entonces su nombre de artista era HORACIO RODRÍGUEZ) camina cerca del balneario El ancla en Vicente López. Al oír una inconfundible melodía dirige sus pasos hacia el escenario de la fiesta popular.
- Che, aquel es nuestro amigo, el cantor-, dicen los hermanos Pilepich integrantes de la orquesta que actuaba en el lugar al verlo aproximarse.
Tras el saludo, lo invitan a cantar. Desde la garganta sonora del visitante inunda el espacio el Adiós pueblo, de GREGORIO CABRERA.
- ¿No quiere cantar en mi orquesta?- le pregunta un hombre de calvicie incipiente cuando baja del tablado.
- ¿Y quién es Ud?- responde interrogando Horacio.
- Yo soy Herminio Giménez...
"Casi me caigo de espaldas", expresa Guarany en su libro "Memorias de cantor"(1) donde dedica un capítulo entero al maestro HERMINIO GIMÉNEZ a quien admira y continúa recordando con entrañable cariño.
En unos días Horacio Rodríguez, la nueva voz del Paraguay, aprende hasta letras en guaraní. Estamos en 1949. Quien por esos días, tras salir de su pago de Las Garzas en el Chaco santafesino-allí nació el 15 de Mayo de 1925 con el nombre de HERACLIO CATALÍN RODRÍGUEZ, hijo del indígena guarani JOSÉ RODRÍGUEZ y la española FELICIANA CEREIJO DE RODRÍGUEZ-, desalentado, cantaba tangos, zambas, boleros y rumbas, vio que se le abría, por fin, el camino de sus sueños.
"¡No podía creerlo!. Cuando ya se apagaban mis esperanzas apareció ese hombre, gran músico, mandado quién sabe por qué dioses. ¿Acaso Ñandejára?
¿Acaso la sangre guarani de mi padre salió a buscarme? ¿Era el destino?", afirma y se pregunta Horacio.
El santafesino se hace amigo de JOSÉ ASUNCIÓN FLORES, FRANCISCO ALVARENGA, ELVIO ROMERO, DEMETRIO ORTIZ, SEVERO RODAS y otros.
Transcurre el tiempo y Horacio, luego de formar parte de la orquesta de Herminio Giménez durante cinco años, busca nuevos rumbos. Y empieza a grabar ya con el apelativo de HORACIO GUARANY. Escogió ese nombre en homenaje a su padre indígena, según le reveló un día su madre.
Dueño de su oficio de cantor, el artista pasa a otra etapa: la de componer en base a sus propias letras. El contenido de su poesía brota de sus inquietudes: quiere una sociedad libre, con justicia y equidad para todos.
En la década de 1970, con las dictaduras militares, se vivían tiempos difíciles en la Argentina. "En ese momento sentí que mi obligación de cantor popular era hablar por el pueblo que no podía hablar. Mi voz denunciaba las injusticias de entonces. Los amigos me decían que no hablara, que sólo cantara. Sin embargo, si el cantor posee un micrófono, está delante de mucha gente, en diversos lugares y alcanza hasta cierta inmunidad por el prestigio que tiene, está en la obligación de no callar", comenta.
Consciente de que el verbo del artista debía ser un arma contra el silencio, en 1972 compone Si se calla el cantor. El éxito del tema y las persecuciones originadas a raíz de esa obra son inmediatos. La canción, en el '74, se convierte en una película protagonizada por él. En el filme, el cantor muere, pero toma la guitarra su hijo para simbolizar que la bandera del canto es inmortal: siempre alguien toma la posta.
La persecución hacia su persona aumenta. Se salva de las bombas que pretenden devorar su carne y sus huesos. Sale al exilio: Venezuela primero, luego México y, finalmente, España. Regresa a su país en 1978 donde continúa al servicio del canto inclaudicable.
(1) Guarany, Horacio. Memorias del cantor, casi una biografía.