PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
LUIS BAREIRO

  COMO LIRIO ACUÁTICO... - Por LUIS BAREIRO - Domingo, 17 de Abril de 2022


COMO LIRIO ACUÁTICO... - Por LUIS BAREIRO - Domingo, 17 de Abril de 2022

COMO LIRIO ACUÁTICO...

 

  Por LUIS BAREIRO

 

lbareiro@uhora.com.py

Es Domingo de Pascuas y dudo de que haya espíritu para profundizar sobre lo que sea, así que intentaré entretenerlos con uno de los relatos que vengo escribiendo, basándome en publicaciones de la prensa criolla; perlitas que prueban que, incluso en el gremio, hay chispazos de genialidad dignos de registro.

La crónica en cuestión coloca la historia en una comisaría de pueblo, título ostentoso para aquella construcción de adobe y paja donde se cocían sin apuro tres solitarios inquilinos; el comisario, su ayudante y un solitario preso que llevaba dos semanas en el calabozo. La celda no era más que una extensión de la oficina del comisario, separada por ladrillos de canto y una puerta de rejas que jamás tuvo cerrojo. Adentro había espacio para un colchón y un cántaro con agua que se renovaba en Navidad o Año Nuevo.

El mobiliario de la comisaría se limitaba a una mesa que oficiaba de escritorio, un par de sillas, una escopeta y un descolorido mapa del Paraguay.

A un costado, cerca de la puerta de entrada, habían acomodado además una mesita alta y dos taburetes que desentonaban por completo con el resto del ajuar.

Era el rincón donde el comisario y su asistente se pasaban la mayor parte del tiempo concentrados en una afición infrecuente en aquella esquina olvidada de la patria: el ajedrez.

Nunca se supo quién inició a quién en esa exigente actividad lúdica, ni cómo habían adquirido la habilidad necesaria para convertir cada duelo en una notable exhibición de razonamiento y estrategia. Lo cierto es que cada tarde, el comisario y su asistente se trenzaban en un desafío intelectual que echaba por tierra la imagen estereotipada del policía rural.

Una partida podía durar varias horas y no pocas terminaban en tablas.

En su primer día de encerrona, el preso los importunó temerariamente preguntando qué diablos estaban jugando. Esa noche no hubo cena para él.

El hambre es buen maestro. Para la siguiente sesión, se limitó a observar. Luego de unos días se animó a celebrar algunas jugadas asintiendo con la cabeza, como si entendiera lo que estaba pasando. Descubrió que oficiar de público, aunque fuera en el más absoluto silencio, ejercía un efecto notable en el humor de sus carceleros; y decidió aprovecharse de ello.

Cada tarde, cuando los contendientes se acomodaban en sus lugares, el preso se acercaba para tener una mejor vista de la acción. En algún momento empujó la reja y se quedó de pie, en el umbral de la celda, concentrado en cada jugada, como si le fuera la vida en ello. Hizo lo mismo por varios días. Al poco tiempo, el comisario y su ayudante se habían acostumbrado a ese solitario espectador.

Una tarde en particular, el preso fue acercándose de manera algo más osada, aunque casi imperceptible.

En un momento estaba fuera de la celda y media hora más tarde a menos de un metro de sus carceleros. Dio otro paso de costado justo cuando caía un alfil. La partida estaba acercándose a una fase peligrosa para el comisario. El día agonizaba y llenaba de sombras la comisaría, obligando a los jugadores a concentrarse en aquellas piezas diminutas que empezaban a fundirse en un mismo tono gris.

El preso seguía deslizándose, como en esas escenas ralentizadas del cine. Ahora estaba más cerca de la puerta de salida.

Para el comisario y su ayudante, sin embargo, el recluso permanecía inmóvil. La visión periférica no captaba movimientos, salvo el cambio de posición de una torre, luego de un peón y finalmente el de un rey en retirada.

–¡Jaque mate!, exclamó el ayudante.

El comisario, abochornado, levantó instintivamente la vista para ver el impacto de su derrota en el rostro del único testigo.

El ayudante hizo lo mismo. Ambos quedaron petrificados. El preso había desaparecido.

Ninguno pudo dar una explicación coherente en el sumario que les abrieron.

–Él estaba en la celda… luego cerca de nuestra mesa… después un poco más lejos y de repente ya no estaba, relató el comisario.

La crónica tenía solo quince líneas y ocupaba un humilde rincón a pie de página; pero, el título hacía imposible pasarla por alto: “Huyó como un camalote”.

¡Felices Pascuas!

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Domingo, 17 de Abril de 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)




 









Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA