NUESTRO LUGAR EN EL MUNDO

Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

Aún en este mundo globalizado, Paraguay sigue siendo en gran medida un país desconocido. El ciudadano medio de Minsk, Manila, Mogadiscio o San Francisco ignora por completo nuestras guerras, nuestros mariscales, nuestro contrabando y nuestra corrupción endémica. No saben de la portentosa garra guaraní, de la Honorable Junta de Gobierno ni de nuestra sacrosanta chipa guasu. En el imaginario colectivo del planeta no existimos.

Eso no necesariamente es malo. Por el contrario, es una buena noticia porque hasta ahora nuestras acciones más relevantes, aquellas que podrían generarnos un perfil a escala universal, se parecen más a un prontuario que a un trabajo de márketing comercial o turístico. Si nos conocieran todos sería como el país contrabandista, el corredor de los narcos, un paraíso para la corrupción o el de la peor educación pública del planeta.

Y eso sería injusto porque no solamente somos eso, aunque, lamentablemente, sea lo que más resalte. Por eso mismo, que nos ignoren es en realidad una oportunidad. Todavía podemos dibujar nuestro perfil internacional, uno que nos haga destacar en lo que más valora el nuevo siglo, si tenemos la visión, la creatividad y la capacidad de trabajo que se necesita para lograrlo.

Paraguay tiene todas las condiciones para convertirse en el país de la energía limpia, en el que desarrolle tecnologías vinculadas con esa energía limpia, en el país que promociona la industria ecológicamente sustentable. Paraguay puede ser el país con el que hoy sueña el primer mundo.

No es lirismo, son hechos objetivos. En breve seremos el único país del planeta conectado en un ciento por ciento a una red de energía eléctrica obtenida de manera limpia, sin la generación de contaminantes. Nuestro excedente en la producción de energía sigue siendo tan alta que hasta el gigante tecnológico de Tesla ha propuesto a Itaipú trabajar de manera asociada en el desarrollo de tecnologías que permitan almacenar esos remanentes.

Hay una decena de propuestas de multinacionales para producir hidrógeno verde a partir de la aplicación de la electricidad.

Tenemos cuanto menos una década antes de que se agoten esos excedentes, una década en la que podemos desarrollar nuevas formas de generación de energía limpia, eólica, solar e incluso hidráulica con hidroeléctricas de menor porte.

Hay proyectos de conectar mediante corredores ambientales las reservas que nos quedan, esos pedazos sobrevivientes de lo que fue el Bosque Atlántico del Alto Paraná. Ese pulmón remendado puede revitalizar el paraíso que destruimos. Podemos seguir siendo un país verde.

Estamos a tiempo de crear una academia que produzca conocimiento. Las hidroeléctricas tienen las condiciones para convertirse en la base de una universidad de investigación e innovación. Es estúpido usar esos recursos en universidades irrelevantes para pagar el reparto de cartones vacíos de contenido. Allí podríamos estar formando a los genios que nos coloquen en el competitivo mercado de la tecnología de punta.

El primer paso para lograrlo es convencernos de que podemos hacerlo. El segundo es conectar a la gente que tiene el talento y la voluntad de dar cuerpo a estas ideas. Ellas existen, solo que están dispersas. Están en el Estado, en las empresas privadas, en la academia e incluso algunos en la política. Pero, para dar el primer paso necesitamos enterrar la idea de que nada es posible, de que la corrupción lo devora todo y que sencillamente Paraguay no es un país viable.

Hoy el gran debate sobre Itaipú se limita a la discusión sobre la tarifa y la posibilidad o no de venderle nuestra energía al Brasil. Necesitamos tener miras más ambiciosas. Las hidroeléctricas siguen siendo nuestra mejor oportunidad, pero no podemos seguir viéndolas como la maquinita para hacer dinero hoy, tenemos que verlas como la plataforma sobre la que podemos construir nuestro perfil para el mundo, nuestro lugar en el competitivo siglo XXI.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Domingo, 12 de Diciembre de 2021

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