VILLANOS SOBRE RUEDAS

Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

Pocos encarnan tan bien el papel de villano como los empresarios del transporte. Como toda generalización, es una injusticia. En realidad, hay de todo en el gremio, aunque es inevitable sospechar que la mayoría requiere poco esfuerzo para oficiar de malo. Como sea, vale la pena recordar cómo se originó la pesadilla que es hoy el transporte público, y especular sobre su futuro inmediato.
Como buena parte de los servicios públicos —aquellos que deben ser brindados o concesionados por el Estado—, el transporte público se organizó para garantizar negocios y privilegios a correligionarios, amigos y parientes, no para solucionar el problema de la gente.
Por eso, los primeros transportistas eran mayormente presidentes de seccional, militares o capitalistas de medio pelo vinculados con autoridades partidarias o burócratas a cargo de la concesión de itinerarios. La permisionaria podía ser un rejuntado de operadores con dos o tres colectivos cada uno; un cachivache empresarial que jamás podría explotar un servicio de calidad de manera rentable. Entonces lo que hacían —y en gran medida siguen haciendo— es explotar el servicio en pésimas condiciones de calidad para que sea rentable.
El segundo disparate a la hora de organizar el servicio fueron los itinerarios trazados de manera absolutamente arbitraria para garantizar transporte a determinadas personas, instituciones y hasta clubes deportivos privados. El intento de aplicar lógica y ciencia por parte de los técnicos del Estado (que los hubo y muy buenos) fracasó ante la decisión política de mantener el régimen de prebendas.
Con el tiempo, esos transportistas cobraron mayor poder e influencia porque de su flota dependía en gran medida la movilización de los votantes en las jornadas electorales. Pasaron a ser prácticamente intocables. Hubo varios intentos por reorganizar el servicio desde la década de los 90… y todos fracasaron. Las empresas a las que les retiraban la concesión de sus itinerarios conseguían un recurso de amparo del Poder Judicial y seguían operando ad eternum.
Ya en las últimas décadas se sumó el subsidio al transporte público (una figura que se aplica en casi todos los países del mundo), solo que —como todo en Paraguay— se ejecutó burdamente sobre la base de una especulación. Se hace una estimación de cuántos pasajeros estaría transportando cada colectivo, y sobre esa suposición arbitraria se le paga a cada compañía. Eso permite que aquellas que especulan sacando menos colectivos a la calle (regulada) cobren igual que las que usan la totalidad de sus buses.
Para corregir este entuerto se necesita, primero que nada, información veraz, verificable y en tiempo real. Cuántos pasajeros suben a cada colectivo, a qué hora y dónde. Luego cuánto cuesta ofrecer el servicio con la calidad requerida. Solo con esos datos se puede determinar cuánto debería costar un pasaje, para luego tomar la decisión de subsidiar o no a cada pasajero, en cuánto subsidiarlo y cómo pagar ese subsidio.
Los primeros datos ya están disponibles gracias a la aplicación del billetaje electrónico. Con respecto al costo real, en teoría este mes darán a conocer un estudio técnico con datos abiertos y verificables. Suponiendo que tengamos esos datos, y que sean fiables, quedará la tarea de trazar de nuevo los itinerarios y concesionar su explotación únicamente a las empresas con capacidad financiera para hacerlo. Menudo desafío.
Mientras, en el área metropolitana, solo 70.000 personas viajan en colectivo diariamente, según los datos del billetaje electrónico. ¿Cómo se moviliza entonces la gente? Fácil. Cerca del millón y medio usan motocicletas. Si el Estado no es capaz de garantizar el derecho al transporte público, los privados están obligados a encontrar alguna solución. Quizás es tiempo de pensar en vías exclusivas para motos, clases para motociclistas y fuertes campañas de seguridad vial.
Hasta tanto tengamos un servicio de colectivos decente y a precios razonables, los transportistas seguirán siendo los villanos y los biciclos la emancipación de pasajeros hartos de la tortura.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Domingo, 23 de Mayo de 2021

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