Portal Guaraní - PATRIOTAS - Por LUIS BAREIRO

Dos siglos y una década después de ganarnos el derecho de tomar decisiones sin depender de ninguna autoridad salvo la que nosotros mismos elijamos, seguimos sin hacer un uso eficiente de él.

La libertad es un valor en sí mismo, sin ninguna duda; pero nunca será completa si no la usamos para organizar un país que garantice a todos la oportunidad de construir una vida con ciertos parámetros aceptables de calidad.

Toda la liturgia y el simbolismo patriótico tienen por único objetivo desarrollar el sentido de pertenencia a un colectivo humano, un sentimiento que nos permita ir más allá de nuestros intereses particulares y que nos impulse a pensar en los otros.

La idea abstracta de la patria busca quebrar la actitud naturalmente egoísta del ser humano, estimulándolo a tomar decisiones que pueden no ser las mejores para él o para ella de manera inmediata, pero que suponen un beneficio para la colectividad.

Esto puede parecer lírico, pero en realidad es absolutamente práctico; probablemente el invento más relevante de la humanidad. Conseguimos construir en nuestro imaginario colectivo la convicción de que existe una figura que es más que la suma de quienes la componemos.

La patria aparece como un valor superior a los hombres y mujeres que vivimos en ella.

Su fuerza puede llegar a ser tal que los individuos somos capaces de llegar al extremo de dar la vida por ese ideal.

Pero, nunca hay que perder de vista que detrás de esa figura abstracta se encuentra la gente. El soldado que muere por su patria lo hace en realidad por los hombres y mujeres que viven y vivirán en ella. La intención última, repito, es derribar las fronteras naturales del egoísmo individual para anteponer el bienestar colectivo.

Toda esta reflexión vale solo para recordar que el patriotismo no es colgarse una escarapela en el pecho, ni entonar el Himno a voz en cuello. No es más patriota el que cultiva la guarania o se viste con los colores patrios. Patriota es el que pudiendo obtener un beneficio para sí a costa de los demás decide no hacerlo. No hay nada más hipócrita que el político que se escandaliza cuando alguien lesiona alguno de los símbolos patrios, pero llena de operadores las dependencias del Estado o negocia el amaño de licitaciones públicas, todo a costa del dinero público y, en definitiva, de la calidad de vida de sus compatriotas.

Es tan falso como el empresario que hace fortuna evadiendo impuestos, adjudicándose contratos del Estado mediante el pago de coimas o explotando a sus trabajadores. Tan cínico como el que critica los despilfarros públicos, pero a la menor oportunidad se cuelga del presupuesto del Estado merced a contactos o padrinazgos.

Patriota es el funcionario con vocación que hace del servicio a los demás la razón de ser de su vida. Patriota es el emprendedor cuya quimera empresarial genera puestos de trabajo; es el médico y la enfermera cuya motivación primera es salvar vidas; es el maestro que estimula la curiosidad en sus estudiantes y provoca en ellos el prodigio del aprendizaje.

Patriota es el trabajador y la trabajadora que se ganan honestamente cada guaraní.

Son los padres que hacen de la educación de sus hijos su prioridad absoluta.

Son la legión de parientes, amigos y vecinos que construyen a diario esa red de protección social que a fuerza de polladas y ollas populares llenan los vacíos atroces de la cobertura pública.

A 210 años de la gesta de mayo aún estamos lejos del sueño que motivó a los próceres. Mientras una minoría corrupta de políticos y empresarios siga controlando el poder es una grosería hablar de independencia. Sería más honesto celebrar con un desfile sobre la avenida Velazco, en honor de nuestro querido rey Felipe.

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