GUILLOTINA EN EL OLIMPO
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
En el mundo real, si metés la pata en el trabajo y se la hacés meter a tu jefe y a su jefe, y los dos terminan en la calle, correrás la misma suerte, es un axioma. Si renunciás por pudor antes de que te echen, te irás sin un guaraní; pero si te despiden y no alegan causa justificada, es posible que termines cobrando una indemnización. Son las reglas del juego.
Esas reglas, sin embargo, solo rigen para nosotros los comunes. En el universo de los dioses, ese que sostenemos pagando impuestos y malos servicios públicos, carecen de importancia. En el Olimpo de la burocracia, los empleados son deidades que se rigen por contratos suscritos a espaldas de la lógica, el sentido común y de las nuestras, los propietarios legítimos de la institución que los contrató.
Ellos viven una ficción gestada por administradores de turno y operadores políticos devenidos en sindicalistas.El mejor ejemplo es Itaipú; y el caso más reciente y notorio, el del ahora ex director técnico de la entidad, José Sánchez Tillería. El hombre fue la voz experta y autorizada en las negociaciones con el Brasil que dieron vida a la infame acta de entendimiento para la contratación de energía de Itaipú, explosivo documento cuya publicación terminó con la destitución del director paraguayo de la binacional, el embajador de Paraguay en Brasil y el canciller nacional y casi le cuesta el cargo al propio presidente de la República.
Si fuera en el Japón feudal, a la voz autorizada le entregaban la espada ceremonial y aguardaban a que pusiera fin a su vergüenza. En el Paraguay del siglo XXI, se le concedió la posibilidad de que renunciara a su cargo, lo cual supone que podía marcharse calladito a su casa, munido apenas de sus enseres personales. Pero, –repito– la lógica divina no opera así.
El contrato colectivo del Olimpo establece una indemnización por finalización de funciones. Así, Sánchez se llevó más del millón de dólares a su casa, unos 30.000 salarios mínimos.El absurdo, empero, no termina ahí. Nuestra voz autorizada también se acogió al beneficio de la jubilación en la caja particular de la previsional, asegurándose una mensualidad de 50 millones de guaraníes de por vida.
Y está en trámite una segunda jubilación a través del IPS. Solo falta que le impongan el gran collar Mariscal Francisco Solano López como condecoración de despedida. Lo más aberrante del caso es que rápidamente surgieron voces pretendiendo justificar este desmadre.
Los argumentos son los de siempre: Que es nomás luego lo que establece el contrato colectivo; que son todos técnicos de primer nivel; que es una indemnización acorde con su salario. Un verdadero festival de hipocresías para disfrazar la cuestión de fondo; que las binacionales son una construcción inmoral que permite a una clase política abyecta y a burócratas carentes del menor sentido de la ética vivir una ficción solventada por los consumidores brasileños y paraguayos que pagamos el delirio con nuestra factura de luz.
Esos técnicos no están ahí porque sean los mejores, están porque son parientes, amigos, queridas o correligionarios de los administradores políticos de turno. Ni la décima parte entró por concurso. Los Sánchez Tillería no ganan más de cien millones de guaraníes porque eso se pague en el mercado por sus servicios; cobran esas fortunas porque son salarios inventados entre delincuentes de turno. Lo peor es que estos caraduras se autoconvencieron de que pertenecen a una casta especial de paraguayos y paraguayas a los que debemos dar un trato excepcional porque es un privilegio para nosotros que ellos ocupen esos cargos.
Y no son uno o dos, son familias enteras que llevan décadas colgadas del dinero público.Es curioso. La misma convicción tenía la aristocracia parisina del siglo XVIII, hasta que la afilada hoja de la guillotina cortó de cuajo sus veleidades. También se creían dioses; el acero les reveló su mortalidad. Hoy nadie pretende decapitar a nadie, pero urge cortar estos absurdos e inmorales privilegios. Después de todo, la paciencia de los mortales no puede ser eterna.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 01 de Septiembre de 2019
