PRUEBA DE AMOR
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
Soy de los que creen que sí hay que hacer una reforma tributaria. Que quienes ganan más dinero deben pagar más impuestos, que hay que gravar con tasas más altas el alcohol, los cigarrillos y las bebidas azucaradas, y que quienes hacen uso rentable de nuestro recurso más valioso, la tierra –ya sea para plantar soja o engordar vacas–, tienen que tributar más.
Hecha esta aclaración debo decir que también estoy entre quienes afirman que ya no podemos aceptar un aumento generoso del dinero que aportamos compulsivamente al Estado si no tenemos antes una prueba convincente de que sus administradores empezarán a gastar mejor.
Esta vez necesitamos una verdadera prueba de amor.
Ya no sirven los poemas ni las flores ni las promesas de fidelidad. Cualquier discurso político es un cheque girado contra la cuenta vacía y cancelada de la credibilidad. En este culebrón público, la confianza solo se recupera haciendo sangrar el presupuesto, enterrando el bisturí de la austeridad en el cuerpo gordo y fofo de la burocracia. Es así de simple; si quieren nuestra sangre deberán extirpar su grasa.
Y no estoy hablando de medidas cosméticas ni de una dieta coyuntural para calmar la crítica efímera y díscola de las redes sociales. Si quieren reestablecer la fe se deberán manchar las manos. Solo volveremos a creer cuando veamos a los legisladores –los mismos que definen cada año el rumbo del gasto público– hundiendo el escalpelo en su propia carne; por ejemplo, arrancando del presupuesto a sus hermanos parásitos.
Esa sí sería una verdadera prueba de amor.
No hablo de cualquier planillero, sino de aquellos a quienes nos obligaron a elegir en las urnas, esos 18 desempleados políticos que nos cuestan más de 7.000 millones de guaraníes por año, esos hombres y mujeres a los que les pagamos dieta, viáticos, combustibles y medio centenar de asesores para que les ayuden a hacer nada. Me refiero a los parlasurianos, ese alegre grupo de excursionistas al Uruguay que derrochan cada año 100 millones de guaraníes en pasajes aéreos, alrededor de G. 325 millones en seguro médico VIP, cerca de G. 11 millones en maletines de cuero y casi G. 55 millones en pines de oro.
No se trata de que sean buenas o malas personas, sino de que integran un órgano político equiparable al apéndice o a las muelas del juicio, no tienen utilidad alguna y pueden provocar –en su caso, provocan– terribles sangrías presupuestarias.
Por supuesto, la obesa contracara del Congreso también debe dar una señal irrefutable de moderación, y debe hacerlo donde más le duela. El Ejecutivo, si pretende convencernos, tiene que aplicar el torniquete en su propio paraíso, ese pedazo de realismo mágico que son Itaipú y Yacyretá.
Lógicamente, vendrán con la cantinela de que son binacionales, que sus salarios se establecen de común acuerdo entre los Estados Partes, que ese ahorro no cambiará en nada el presupuesto público, que no es luego parte del presupuesto nacional y otros cientos de peros más.
¡Patrañas!
Si hay decisión política los ingresos más escandalosos se pueden recortar a la mitad. Hay mil formas de hacerlo. Crear un fondo con la “donación voluntaria” de quienes ocupen los “cargos de confianza” en ambas binacionales, por ejemplo. No me refiero a los técnicos, obviamente, sino a los consejeros, ciudadanos y ciudadanas que suman más de 100 millones de guaraníes de ingresos por mes, sin incluir seguro médico, viáticos, triple aguinaldo, combustible, vale de súper y vaya a saber qué más.
Sabemos que estas medidas no supondrán un cambio radical en el presupuesto, pero sí en los niveles de confianza de quienes lo aprueban y ejecutan. Es difícil convencer a un donador de sangre de que ceda otro litro cuando, del otro lado de la camilla, ve a un pelotón de hematófagos repartiendo morcillas entre operadores, parientes y queridas.
Ofrézcannos un sacrificio, una verdadera prueba de amor. Por decir, la cabeza de los 18 parlasurianos y medidas radicales de austeridad en las binacionales... y puede que empecemos a recuperar la fe.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 31 de Marzo de 2019
