¿CRISIS?
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
En 26 años de ejercer el periodismo me ha tocado reportar sobre los peores momentos de la economía, incluyendo la caída de los bancos y el colapso institucional de comienzos del milenio.
He vivido también el boom de los precios de nuestros principales rubros de exportación –la soja y la carne– y la furia compradora de argentinos y brasileños cuando diferencias cambiarias y arancelarias nos convirtieron en el paraíso de turistas.
He reportado sobre la invasión del contrabando cuando los vaivenes monetarios de nuestros vecinos daban vuelta la tortilla y sus productos perforaban nuestras fronteras, y he presenciado cómo el Estado mejoraba sustancialmente sus ingresos y los derrochaba en abultar el gasto del personal.
Vi un Paraguay generando una riqueza anual de 7.000 millones de dólares y una situación de virtual cesación de pagos de deuda y salarios públicos; y ahora contemplo un país de 40.000 millones de dólares y un crecimiento promedio del cuatro por ciento anual.
He visto demasiado para que me corran con la vaina de la crisis ante una simple desaceleración del crecimiento, producto de uno de los típicos ciclos de la economía mundial y regional que deprime los precios de nuestros rubros de exportación –algunos golpeados también por problemas climáticos– por un lado, y reduce la fiebre de los turistas compradores de Argentina y Brasil, por el otro.
No es un buen año, es cierto, pero son problemas coyunturales que se seguirán presentando cada cierto tiempo.
En general, se busca paliar sus efectos con la fórmula tradicional de aumentar el gasto en obras públicas. Tengo mis dudas sobre que eso funcione realmente, pero al parecer tiene un cierto efecto placebo en los gremios, por eso todos los gobiernos se apresuran a anunciar el mismo paquete de inversiones presupuestadas, pero con algún agregado para que parezca nuevo.
Creo, sin embargo, que el ruido exagerado que están haciendo algunos empresarios tiene más que ver con el temor que les provoca el tímido anuncio de un proyecto de reforma tributaria que ni siquiera se presentó aún al Congreso. Creo, además, que a ese ruido le harán coro los burócratas y políticos que tampoco quieren que se toque la estructura del gasto público donde los beneficiarios son quienes integran la clientela política.
Todos quieren la reforma, siempre que empiecen por otro lado.
Paraguay no tiene una crisis económica, tiene una vieja y vergonzosa crisis institucional y social.
Solo por citar: Tiene un modelo tributario que, proporcionalmente, hace pagar más a quienes ganan menos; un Estado que remunera mejor a funcionarios que no les sirven más que a los que les son necesarios; un plan de inversión social que destina el 1% del presupuesto a niños de entre cero y cinco años y un sistema previsional que deja fuera a 80% de los trabajadores y obliga a los contribuyentes a cubrir la sangría de la Caja Fiscal.
Es en esos escenarios donde se están gestando las verdaderas crisis, y cuando estallen, estas coyunturas nos parecerán un recreo.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 10 de Marzo de 2019
